miércoles, 2 de noviembre de 2016

DANIELA EUGENIA [19.442]


Daniela Eugenia

Mérida, México 1980. Profesora de literatura a nivel bachillerato. Columnista en el portal de noticias Encuentro Digital. Practicante de yoga, y aprendiz de fotógrafa, escritora y editora. Ha publicado narraciones y poemas en portales y revistas electrónicas delatripa: narrativa y algo más; en la revista Arché (Colima); Diario del Sureste (Mérida, Yucatán), Blanco Móvil y Xilote (Ciudad de México), Agitadoras y Almiar (de España).


NUBES DE TRISTEZA

No, mis ojos no lo han visto todo
pero han visto lujuria, pobreza, tristeza y locura
Como la del que se masturba
frente los niños
o la de ese hombre niño,
que hurga entre basura
y ríe a carcajadas sin sentido

Sí, mis ojos han visto lo suficiente
como para no querer mirar más
a aquella mujer arrastrarse con su hijo en brazos
o al niño que en su espalda lleva
la labor de un hombre

Levanto la mirada al cielo,
las nubes pasan
cargadas de tristeza
descargando su fría llovizna sobre mis ojos



LA CARICIA A LA AUSENCIA

Yo lo sé
eso de no sentir nada, tener en vez de corazón,
sombras, rumores
olvidar el beso de despedida
qué más da.

No tiene sentido prolongar la caricia
la mañana empieza a clarear y las sabanas
 son frías

Yo lo sé
algo en la noche nos miente
nos hace pensar en un vago sentimiento olvidado
pero nuestras espaldas lo dicen todo
tan cerca y un abismo entre ellas

Yo lo sé
cuando todo es metódico, sombrío
y se besa la caricia sin sentir nada
Una noche quédate en la soledad de mi océano
seamos uno,
uno con la caricia, con el beso, actuemos,
y después, al despertar,
vivamos desde el abismo del olvido
vivamos sin saber el uno del otro
así, tan lejanos,
que si sabemos más morimos
que si leo en tus ojos un poco de luz, me pierdo.

Yo lo sé
es aún noche, mi ombligo cobija tus dedos complacido
hagamos,
hagamos como que somos uno
como que es lo cotidiano mi cuello sobre tu brazo
mi pelo haciéndote cosquillas en la nariz.

Ahora lo sé
lo siento, el palpitar de un corazón gris
perdido sobre unos pasos que hacen eco
en una calle vacía
de una mañana como todas.




UN SUEÑO CUALQUIERA

Sabes, el cuchillo que me regalaste
aquel para cortar nuestros medios días
ése de las tardes de asado
apareció en mi sueño.

Lo vi brillar entre algunos dedos largos
gastado y sin su poder común.
Doblado y tan suave cual hoja seca
se deshizo entre mis manos.

No pude detener las lágrimas.
¿Qué tonta soy verdad?
llorar por un cuchillo

Si, ése del pastel de cumpleaños
el que cortaba alguna flor violeta.
Que ojos tan cobardes los míos ¿verdad?
Pero sentí que te perdía
que te esfumabas
en ese polvillo de hoja seca.




NOTA SIN SENTIDO

Era navidad, quería dormir
me tome uno, dos, tres…
cuarenta y cinco somníferos
Todos celebraban y bebían
Pero yo,
no podía dejar de pensar en sus palabras
solo quería dormir.

Cuarenta y cinco somníferos…

Salí a la fiesta con la familia
tomé la guitarra, comencé a improvisar
dejando libre una nota vacía
sin sentido
Los recuerdos se disipan
como brisa cargada de tristeza

Era veinticuatro…

Me llevaron a tiempo
metieron tubos por todos lados
me lavaron el estómago
una enfermera dijo
¿Por qué lo hiciste?
mientras inyectaba
me quedé dormido





AL DESPERTAR TODO ES SILENCIO

Mis ojos brillan en la obscuridad de este cuarto, lentamente la luz que filtraba  por la ventana ha cambiado de tonos hasta ser noche. Tú duermes, no importa; eres secundario en este momento. Sin embargo te acaricio la espalda con la yema de los dedos, pero no existes, solo estás. Somos mi mente y yo en una guerra continua por mantener la cordura. Cierro los ojos, intento dormir, pero uno tras otro los pensamientos agitan la memoria.

Hilitos de sudor corren por mi cuello. Me fumo un cigarro. Es la una, madrugada ya; el ruido de la calle perturba mis recuerdos. Música, voces, yo solo observo esa ventana y pienso: las noches eran diferentes contigo. Podía decir te quiero, los sentimientos manaban de mí. He recibido contigo las mil dosis contra el dolor y mi ser es tan obscuro, como esta noche ruidosa y sin sentido, como mis frágiles dedos fríos acariciando una espalda irreconocible.




ANTES DE LAS TRES

La imagen de tu rostro tocó mi memoria
una noche de arremolinadas nubes grises,
cerré los ojos para abrazar con mis párpados
el sublime movimiento de tus labios.
Entre sueños te besé
y me hice pequeñita entre tus brazos.

Despierta estaba
más nunca abrí los ojos
gocé el suspiro anhelado en que ofreciste
alma, corazón, piel.
No importa el silencio de la madrugada
ni el viento húmedo de las tres.
No estoy sola
te tengo entre mis párpados.




UNA MUJER

Esa mujer de falda blanca
a la que el viento le acaricia las piernas
y le despeina el cabello.
Entre palomas atraviesa la plaza
con paso suave y de prisa
huyendo del ruido de la tarde naranja
como queriendo ocultar un recuerdo
entre los pliegues de la falda
y en cada hebra de cabello
al viento.




UNA NOCHE QUE NO EXISTÍ

En la densa niebla
de un bosque sin sol
mi yo estuvo vagando
y la obscuridad me hizo rehén

Por algún tiempo
existí para la extinción de mi carne
lo negué todo
sueños, auroras, fantasías

Me encontré sola
con las pupilas dilatadas apuntando un cielo negro
las imágenes grises, deformes
como la mancha de una obscuridad perpetua
llegaron a mí
señalando al fantasma de mi abismo

Cerré los ojos,
mi interior no es incoloro
es infinito e irrepetible.

Obscura mancha fantasmal
mira al espejo,
y se vio,
se vio triste, opaca, deforme
Se volvió sobre la bruma abismal
de mis recuerdos.

Sonreí,
y de ahí no saldrá por algún tiempo.




MATICES

Un edifico alto, vigoroso
asoma a la distancia
y los matices de la ciudad me abruman
Tanto sufrimiento, tanta miseria
me pregunto ¿seré parte de ello?
¿alguien me mirará con pena?

En cada esquina las flores se marchitan
el niño con la caja de chicles y cigarros
ese anciano que todas las mañanas
me pide una moneda
la mujer del bastón mastica un pan
y lo ciegos agitan sus canastas.

Todas las mañanas los mismos caminos
la pobreza desprendiéndose
y el ruido de mis tacones
hacen eco a cada paso.




ES VIERNES

las gotas de lluvia golpean la ventana
la humedad danza entre mis piernas
como tus dedos lo hicieron alguna vez

¿Recuerdas?
días de agua interminables
de aquella mujer limpiando la azotea
y tus manos trémulas recorriendo
los espacios de mi cuerpo.

Es viernes y llueve,
 Recuerdo…
nuestra existencia se unía en el sofá
y el ruido de las goteras
se perdían con los suspiros,
aquella casa sus filtraciones
y los libros a salvo sobre la mesa.

Esta mañana gris
tú no comprendes la tristeza de mi alma
que se dibuja con cada gota que cae
no es martes, ni jueves…
y mi multiplicado amor evoca tus sentidos
cerraré los ojos y pensaré…
Es viernes y sólo llueve.





TOCARTE ES LO QUE SE NECESITA

Podría dejarte morir al declinar el día
Olvidarte sobre una banca en una noche de abril.
tan frío y tan lejano como te siento ahora
¡qué importa¡

Tocarte es lo que se necesita
fumarnos un cigarrillo a las diez de la noche
o mirar dilatadas tus pupilas cada mañana

Tocarte es lo que se necesita
sentir en mis manos el bullir de tu sangre
y preparar el café de las siete

Son las nueve y me río de mí
me fumo el cigarro y me bebo el café
podría dejarte morir
pero te envuelvo con el calor
de mis piernas
y el dolor de las horas caídas
de ausencia.




COMO ME PUDRE EL ALMA QUERERTE

Si pudiera tener tu corazón en mis manos
y como el guerrero blandirlo por la victoria
Pararme sobre tus puños y reírme de ti
¡Oh! sórdida carcajada
Ver tu sangre correr por mis brazos
y escupirte sobre el rostro
cada una de tus dulces palabras
que están clavadas aquí
como torbellino
atormentando mis sueños

¡Cuchillos, navajas me pudren el alma!
calcinar tu recuerdo como hoja de papel
que me devuelvas la ternura
la calma dada
Mi rostro clavado en tu memoria
la desnudez de mi cuerpo en tus pupilas.
Si pudiera
hundir tu rostro entre mis piernas
y no dejarte respirar nunca más.




MAR EN CALMA

Entre lo negro del mar te busco
mi piel salada reclama tu nombre
como la bruma que se diluye en cada brisa.

Pensé olvidarte
que las suaves olas se llevarían lo dulce de tu boca
o ese abismo negro se enclavara en mi recuerdo.

Pero acá las sombras cabalgan libres
en las nubes negras que cubren la luna
y se llevan la luz que me acaricia

No sé,
pero mi cuerpo
es como ese mar que canta ebrio de melancolía
a la estrella fugaz que se hace trizas.
y acá en el silencio
de esta orilla
sus cálidas aguas te traen a mí





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