jueves, 3 de noviembre de 2016

JULIÁN PORTILLO [19.453]


JULIÁN PORTILLO

Julián Portillo Barrios (Olivenza, Badajoz 1984)

La obra de Julián Portillo Barrios (Olivenza, 1984) se encuentra dispersa en un número creciente de antologías y revistas, destacando entre otras “Tropos” y “Quijote de papel” (Buenos Aires, 2009), “Bukowski Club” (Ediciones Escalera, 2008), o más recientemente “Per-versos Dehesarios” (Cuadern@ Maestr@, 2013). 

Le han sido otorgados los premios Manuel Pacheco (2004) y San Isidoro de Sevilla (2011) ambos en la modalidad de poesía. En el blog  Aullido recoge textos breves en prosa y artículos de opinión.

Poemarios: 

Ligero como una tumba (Cuadern@ Maestr@, 2014) ilustrado por Carmelo Vera para la colección Wahrnehmen de poesía e imagen, es una pieza editorial realizada en tres actos. Tres épocas diferentes de un mismo periplo vital documentado sistemáticamente con la morfología gráfica del poema escrito.

De RESISTENCIA AL FUEGO (Próxima publicación con Zoográfico Ediciones).

Julián Portillo asegura que escribe exclusivamente cuando las musas, siempre caprichosas, le tocan las castañuelas, o se le incrusta de pronto una tuerca en los intestinos. Afirma sin tapujos que no lo hace para nadie y que no tiene en absoluto pretensiones literarias, pero tal vez, los hechos dejen en evidencia la vaguedad de tales declaraciones. ¿Acaso no somos todos el producto resultante de nuestras propias contradicciones? 




*De LIGERO COMO UNA TUMBA (Cuadern@ Mestr@, 2014).


MARCHA FÚNEBRE

Allí donde habitan los muertos
suena sin tregua
una orquesta distante.

 al oeste
la llanura es como un atrio
donde los cuerpos danzan
andan, copulan, se desgarran
firman manifiestos, escrituras
defunciones arbitrarias.

asisten a fiestas infames
funerales clamorosos

ocupan las calles
en su rutina de muertos
saludan, se desairan
se mesan los ralos cabellos
con sus manos de muertos

pretéritos cadáveres
procesionan estandartes oscuros
con lemas indescifrables

cierran los bares
los clubes de alterne
las góticas catedrales

toman drogas oscuras
que marean y envilecen

conducen automóviles inciertos
conspiran entre ellos crímenes píos
delitos inconfesados

saben o presienten
que están muertos
que llevan instalada la muerte
en las entrañas

difuntos perfectos
vagan penando por la villa
trasiegan el valle

la villa y el valle
como un mausoleo inmenso
de escombros ancestrales

saben o presienten
que están muertos

pero la música no cesa
y los muertos que no paran
porque la muerte no pesa.


PANDÉMICA & MARRÓN

Ahí van, como fantasmas
como perseguidos
envueltos en una aura mortecina
inmersos en sus propias nieblas
siempre corriendo
de un lado para otro
perseguidos, siempre perseguidos
por sus propias ansias o el demonio.

Se les ve por la medina de Tánger
Casal Ventoso, callejones inmundos
de Granada
que huelen a ripio y orín.

Alucinados, destruidos
haciendo ostentación  de su cadáver
en las plazas públicas
en los centros comerciales, jactanciosos
en la miseria de su abandono, devorados
por la enfermedad y la abstinencia.

Muchachos que fueron bellos
vagan por laberintos insanos
con las piernas cansadas
y la psique hecha cristal molido.

Cruzando las fronteras del mundo
viendo atardecer intoxicados
a bordo de coches deplorables.

Ajenos a todo, incluso a ellos mismos
viven olvidando los nombres
y los cumpleaños familiares
durmiendo al sol en los parques de Manhattan
en los duros escalones del Alto Paceño
con el hígado reventado y sangrando por la nariz.

Negros de Brooklyn que tocan y no negro jazz
hijos impolutos de Lords Británicos
estudiantes de las clases medias europeas
bajo el influjo de la calavera
odiando al mundo por una u otra razón

padeciendo de frío, de soledad, de incomprensión
sudando la fiebre del pony amarillo, van
cargando la cruz de su martirio entre los edificios
arrastrando sanguinolentas llagas
por inmensas avenidas de hormigón.

Desastrados, repugnantes
temerosos siempre del mono y de la bofia
sabiéndose sin futuro, sin pasado, sin esperanza
buscan sólo unas monedas
que poder convertir en arena.


III.

Los grillos afónicos
de recitar plegaria
no pudieron teñirme de luto.

Era suficiente con el negro
de las noches de plutonio
al refugio luminosos de los bares
contra los dientes afilados de la nada.

Pero hace ya semanas
que no escucho el clarinete
la fiebre del sábado noche
se ha convertido en una tarde tranquila
de domingo, que se repite.

Entre el resto de habitantes de la ciudad
y yo, existe un espeso cristal blindado
que nos separa.

Sus conversaciones son para mí
un murmullo lejano, estéril.

Palabras sin más que se intercambian
y que no significan nada.

Sus miradas juiciosas, vacías de pasión
disparan continuas incomprensiones
sobre mi daguerrotipo de poeta.

Los espejos se han empeñado
en reflejar de mí tan solo el esqueleto.

Los libros releídos de mi pequeña estantería
bostezan estruendosamente
al mínimo contacto de mis dedos.

Una cantidad de seres inanimados
me señalan constantemente la salida:

como si yo no desease emigrar al sur en invierno
desde una vista de pájaro
o compartir el calor de una madriguera
bajo la tierra.



"LIGERO COMO UNA TUMBA" de JULIÁN PORTILLO

Por Samuel Jara 
http://www.lagallaciencia.com/2014/10/ligero-como-una-tumba-de-julian-portillo.html

Cuando vi el libro de Julián Portillo, la portada negra captó toda mi atención. La silueta de un ataúd con una calavera dibujada por un finísimo hilo. El hilo entra por el lateral derecho de la portada, dibuja su calavera y termina enhebrado en una púa, un hilo gris que apenas se ve sobre el fondo negro. La portada oscura, siniestra, gótica y romántica a la vez no tiene desperdicio. Abro el libro y me dedico a pasar las hojas contemplando las ilustraciones y detalles de cada página sin darme cuenta de que  hay palabras escritas junto a las imágenes. Por eso, lo primero que quiero hacer es quitarme el sombrero ante Carmelo Vera Trujillo por el trabajo de diseño, maquetación y sus ilustraciones que casan y se fusionan de una manera genial con los poemas de Julián Portillo. Quien tenga la suerte de tener el libro en sus manos podrá comprobar que el libro es una unión perfecta entre poesía e ilustración, donde cada una participa al cincuenta por ciento sobre la obra final. La ilustración no ocupa un segundo plano con respecto al texto, sino que consigue estar al mismo nivel y enriquecerlo como en pocas ediciones ilustradas he visto. De tal modo que el libro no sería lo mismo sin la parte gráfica, así como las ilustraciones se quedarían cojas sin el texto. 
            
El oscuro poemario se divide en tres partes. Tres partes de un viaje que comienza en la tumba (Ligero como una tumba) con poemas escritos entre 2006 y 2009.  En este inicio del viaje hay algunos poemas geniales como Fiesta Rave

[…]
he olvidado 
las normas básicas 
del habla 
y la geometría


veo la danza
de los cuerpos 
que se elevan sobre el polvo 


unos punk´s vendiendo anfetas
y bailando como apaches 
del infierno


no queremos escuchar
necios sermones
la vida de afuera
ya poco nos importa


aquí flotamos como helio 
en una atmósfera más densa.

o el caso del número VII, un poema negro sobre fondo negro:


Delirios de Grandeza es un poema con una fina ironía, no puedo evitar reírme cada vez que lo veo y la risa es una de las cosas que más admiro en literatura porque siempre me sorprenderá que un escritor me arranque una carcajada. La primera parte termina con una Canción para el fin del Mundo (Poema interpretable o performativo).
La siguiente parte se titula Poemas desde el otro lado (poemas entre el 2009 y 2010). Desde el otro lado de la tumba vienen poemas más variados en cuanto a temática y composición. El hilo de la portada continúa dibujando sombras y algún que otro perro que orina sobre un poema lo suficientemente vertical como parecer una farola.



VII

¡Perros!
Nos llaman perros
porque dicen
que rabiamos
que en las noches sin luna
aullamos solitarios
en colinas
alejadas
Perros nos llaman
¡Perros!
porque dicen
que mordemos
Que vagamos 
por las calles 
irredentos
ahuyentamos
a los amos
entre dientes
y a nuestro paso 
lastimero
ensuciamos 
sus ciudades 
con orines 
y excremento
Perros
nos gritan
desde lejos 
los cobardes
y nosotros
como perros 
aguardamos 
a que pasen.


Julián Portillo también es músico y se nota. Maneja muy bien el ritmo en todos los poemas y la rima aparece sin chirriar. Parece que no tengo nada malo que decir del libro, pero es la verdad. Me gusta tanto el contenido como el continente y todos los poemas me parecen muy buenos y muy acertados. No hay ninguna falla que destacar, aunque supongo que no todo el mundo coincidirá conmigo. Se puede apreciar que estamos ante un poemario realizado a lo largo de 7 años (no sé quién dijo que la media para realizar un buen poemario es 5 años) al que se le ha aplicado la lima necesaria, que elimine las asperezas y los poemas más rudos. El buen trabajo requiere su tiempo, especialmente en poesía.

La tercera parte se llama Los Restos de la Exhumación, con poemas en su mayoría numerados y más breves que los anteriores, (supongo que tras la exhumación los poetas son más parcos en palabras). Escritos entre el 2011 y 2013 muestran la reflexión y la duda que muchas veces nos asalta. El poemario cierra con uno de los mejores poemas y una ilustración que choca con el resto porque está llena de color. No quiero poner en esta reseña el último poema porque no me gustan los spoilers, pero para terminar dejo aquél que da nombre a esta parte:


Los restos de la exhumación

Algún día vendrás
pálida y hermosa
en b

usca de consuelo
a sacarme del cajón


Pero allí sólo hallarás
mis huesos
y el vacío de los días 
que nos restaron por vivir.



*De RESISTENCIA AL FUEGO (Próxima publicación con Zoográfico Ediciones).


CALL CENTER

Sentados en largas filas
de mesas contiguas 
separados por cristales

como adosados 
en pequeñas cabinas 
a un ordenador
con micrófono
y auriculares

te obligan 
durante ocho horas
a vender mierdas
que la gente no necesita
y que en muchos casos
ni siquiera 
puede pagar

pero eso da lo mismo
aquí
de nada valen 
tus buenos sentimientos
ni tus títulos

esto no es una ONG
ni la puta universidad 

hay que pagar el piso
y meter 
alguna cosa
comestible
en la nevera

si pescas a un jubilado 
tanto mejor
son una víctima
propiciatoria 
para estos fines

ya sabes
tienes que alcanzar 
los objetivos 
no sé cuántas 
líneas telefónicas
cuatro o cinco aparatejos 
conexiones fraudulentas 
a internet...

puedes hacerlo 
como quieras
pero no te salgas
del guión

pon mucho cuidado
en pronunciar 
las palabras 
prohibidas

nunca cuelgues
el primero
y jamás, jamás
se te ocurra
dejar mal
a la empresa

hay otros tipos
expiando
tus llamadas
y están tan desesperados
como tú.


PORNO

Una colcha
de horrendos
estampados florales
algunas botellas
a medio beber
junto a la cama
una absurda tabla
de planchar
en una esquina

debe ser
un vídeo de esos
que llaman
amateur
la habitación
es tan patética 
que no puede ser 
un decorado

hay una mujer
que a todas luces
está borracha 
o ciega
porque es imposible
fingir 
esa manera
de entrecerrar
los ojos
esa forma 
de empujar
buscando el roce
como un animal
en celo...

sí, los enfermos
de este mundo
gozamos
con su escuálida figura
a ratos desenfocada
nos corremos
con su dignidad
hecha pedazos
filmada 
con un iPhone

mientras todos
esos cerdos
de diabólicas sonrisas
le rellenan los orificios
y ella gime inmóvil
pálida y ausente.



PUNTO DE INFLEXIÓN

A veces es necesario
llegar hasta el fondo
y besar el cieno
para alcanzar
ese punto de inflexión
en el que ya solo es posible
asumir el fracaso
consumar
de una vez por todas
la derrota

o apretar los dientes
reunir las fuerzas
por pocas
que te queden
e intentar emerger
obstinadamente
de nuevo
hacia la vida.







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