María del Pilar Contreras y Alba de Rodríguez
(1861-1930).
Poetisa y dramaturga española, nacida en Alcalá la Real (Jaén) el 12 de octubre de 1861, y fallecida en Madrid en 1930. Aunque destacó también como compositora musical, fue sobre todo una de las escritoras españolas más prolíficas de finales del siglo XIX y comienzos del XX, tanto en el género dramático como en el cultivo de la poesía. En algunos repertorios y catálogos de su época aparece citada sin su segundo apellido (Alba), que ella misma suprimió en la firma de sus escritos después de haber contraído matrimonio con el vicecónsul del Perú en España, don Agustín Rodríguez.
Vida
Alentada desde muy temprana edad por una acusada vocación literaria, se dio al cultivo del género poético desde que era una niña, al tiempo que se iba ejercitando también en la composición de piezas musicales de variada naturaleza. Así, comenzó a publicar sus primeros poemas en el diario jiennense La Verdad, y poco después compuso el vals Cástor y Pólux, por el que fue galardonada en la Exposición Provincial organizada en Jaén por la Sociedad Económica. Contaba, a la sazón, diecisiete años de edad, y ya por aquel entonces era conocida y celebrada en su entorno geo-cultural por sus dotes poéticos y musicales. A lo largo de su vida como creadora musical, Pilar Contreras compuso también los libretos musicales de la zarzuela Entrecastañas (con letra de Pérez Giralde y J. Vázquez) y de la ópera La Virgen del Torrente, así como los himnos titulados "A la Caridad", "A la Patria", "A Cervantes", "Al trabajo" y "A Villacarrillo". Precisamente fue uno de sus himnos el elegido para que los niños de la Escuela Modelo conmemoraran, en la madrileña Plaza del Dos de Mayo, el I Centenario de la Guerra de la Independencia.
Sin embargo -como ya se ha advertido al comienzo de estas líneas-, la autora jiennense fue mucho más conocida por su faceta de escritora, de la que comenzó dejando numerosas muestras impresas en diferentes medios de comunicación. A partir de 1890, ya instalada en la capital de España, Pilar Contreras se hizo cargo de la dirección del periódico El Amigo del Hogar, y posteriormente pasó a colaborar también con otros rotativos y revistas tan señalados como La Moda Elegante (de Madrid), La Regeneración (de Jaén), El Pueblo Católico (también jiennense), Feminal (de Barcelona) y Mundo Gráfico (de Madrid). En todos ellos dejó impresos artículos y, sobre todo, poemas, e incluso llegó a estampar algunas canciones (como en el número de Feminal del 23 de febrero de 1908, en el que publicó la letra y música de una composición titulada "Crepuscular").
Un apresurado recorrido por los títulos y primeros versos de algunos de estos trabajos periodísticos servirá para ofrecer una muestra significativa de los contenidos tratados por María del Pilar Contreras en el conjunto de su producción literaria, así como de la corriente estética en que se inscriben y del aliento ideológico que los sostienen. En La Moda Elegante, la escritora de Jaén publicó "A la encantadora niña Gloria Pérez" (1899); en La Regeneración, las composiciones poéticas tituladas "Contrastes" ("Entraban con placer los niños ricos...", 24 de diciembre de 1907), "¡Cómo trabaja!" ("La veo tan juiciosa...", 27 de febrero de 1908), "Canto a S. M. la Reina Dª Victoria Eugenia, Augusta Presidenta de la Cruz Roja Española" ("Grande os vio vuestro pueblo, gran Señora...", 6 de febrero de 1917) y, entre otros muchos poemas, dos piezas dedicadas a las provincias andaluzas de Granada ("A este rincón querido..", 3 de julio de 1909) y Jaén ("Fue tierra de Jaén mi cuna amada...", 14 de octubre de 1922); y en El Pueblo Católico dejó estampadas algunas poesías tan variadas entre sí como las tituladas "María al pie de la Cruz" ("Anegada de amor y de amargura...", 15 de abril de 1908), "Consejos" ("Niña de dulces ojos...", 16 de junio de 1908), "Las dos visitas..." ("Pasaba por mi puerta la alegría...", 5 de marzo de 1910) y "Mater Dolorosa" ("En el cuadro sombrío de terror y agonía...", 23 de marzo de 1910).
Naturalmente, esta constante presencia en los principales periódicos y revistas de su tiempo reportó a María del Pilar Contreras una extensa fama como escritora, que se vio acrecentada merced a su participación en algunas de esas obras colectivas que tanto auge y difusión alcanzaron a finales del siglo XIX y comienzos de la siguiente centuria. Entre ellas, resulta obligado citar las tituladas Las españolas, americanas y lusitanas pintadas por sí mismas, donde publicó sendas semblanzas sobre las figuras de la solterona y la poetisa de pueblo; Poetas y Poesías (Jaén, 1911), de Alfredo Cabazán, donde quedó impresa su autobiografía en verso "Fue tierra de Jaén mi cuna amada..."; y Rosario Monumental (Virgen de la Cabeza) (Jaén, 1928), en el que incluyó un poema acerca de "La venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles" ("El milagro asombroso lo ha iniciado..."). Asimismo, muchos de sus poemas sirvieron para acompañar, en diferentes convocatorias, los Programas de la Virgen, de Alcalá la Real; y una opinión suya acerca del divorcio quedó incluida también en el libro El divorcio en España, de Carmen de Burgos Seguí.
Si la suma de todos estos escritos auparon a María del Pilar Contreras y Alba de Rodríguez a uno de los lugares cimeros entre las escritoras españolas de su tiempo, su consagración definitiva como literata vino de la mano de la publicación de su magna obra teatral, exclusivamente dedicada al público infantil. Escrita en colaboración con la dramaturga Carolina Soto, la mayor parte de esta producción dramática de la escritora jiennense estaba destinada a la conmemoración de efemérides y aniversarios que celebraban los escolares (cumpleaños, onomásticas de los maestros, etc.), lo cual hizo que su nombre fuera extremadamente popular entre los niños de su época. Se trata de un teatro didáctico y moralizante, en ocasiones rayano con la cursilería y la mojigatería, y siempre anclado en unos presupuestos ideológicos católicos, conservadores y, en ocasiones, reaccionarios. Sin embargo, tuvieron enorme aceptación dentro de las escuelas donde se representaban (casi siempre instituciones religiosas, como el Colegio María Inmaculada de Madrid, donde se pusieron en escena la mayor parte de las piezas de María del Pilar Contreras), lo que permitió a la autora promocionar también dentro el mundo escolar el resto de su producción literaria.
En definitiva, María del Pilar Contreras y Alba se convirtió en una de las figuras intelectuales de su época, como queda patente en la gran cantidad de premios y distinciones que recibió (entre otros, los galardones concedidos por el Centro Artístico de Granada -en 1910-, de Córdoba -en 1915- y de Cartagena -en 1916-). Ya a comienzos del siglo XX -concretamente, en marzo de 1906-, en atención al prestigio cultural de que gozaba, había sido invitada por la Unión Iberoamericana para pronunciar en su sede madrileña una conferencia sobre sus saberes musicales ("La música: su influencia en la educación popular; su importancia en nuestras relaciones con los pueblos ibero-americanos"), circunstancia que demuestra también sus buenas relaciones con las principales instituciones políticas y culturales del país. El mayor reconocimiento que le llegó por parte de las instancias oficiales fue la concesión de la Cruz de Alfonso XII, distinción que recibió en 1919, cuando su capacidad creativa ya se había visto considerablemente mermada a causa de sus muchos años y las graves dolencias que padecía. En efecto, la incorregible miopía que sufría desde muy temprana edad se había ido acentuando hasta el extremo de causarle la pérdida total de la visión, por lo que durante los últimos años de su vida quedó sumida en la ceguera absoluta, estado en el que la sorprendió la muerte en 1930.
Obra
Teatro
A pesar de la escasa -o nula- importancia que, desde un punto de vista estrictamente literario o dramático, puede revestir la obra teatral de María del Pilar Contreras, resulta obligado dedicar una especial atención a estas piezas infantiles que, desde la pretensión de educar moralmente a los escolares de comienzos de siglo, se convierten realmente en poderosos instrumentos de propaganda de los ideales más retrógrados de la clases dominantes. No es de extrañar que el valor sociológico de estas breves composiciones escénicas de María del Pilar Contreras y Carolina Soto no haya pasado inadvertido para los estudiosos del teatro español contemporáneo, a los que ha arrancado juicios tan significativos como el siguiente:
"La mayor parte de estas obras son 'apropósitos' y 'cumplimientos' (felicitaciones a la Madre Superiora) para ser representadas en festividades escolares [...]. Ello motiva que en cada una de las obras intervenga un grupo numeroso de escolares, representando personajes, casi siempre femeninos. Es siempre un teatro didáctico, repleto de moralinas en las que se comunican lecciones de rancia moral católica. En ellas la mujer perfecta debe ser sumisa, piadosa, dulce, recatada, callada, laboriosa, que goza sacrificándose por los demás y muy española. La mayor parte de las veces son obras tremendamente cursis, carentes de valor dramático y literario. Su mayor interés radica en que son auténticos manuales de costumbres para señoritas de la época. Las virtuosas niñas de Pilar Contreras representan lo que se esperaba de la mujer a principios de siglo en los sectores más conservadores" (vid. infra, en "Bibliografía", Juan Antonio Hormigón).
En esta línea, la autora no se conformó con introducir en sus piezas teatrales mensajes doctrinales de índole meramente religiosa o moral, sino que también utilizó su capacidad de penetración en el proceso de formación escolar para difundir un ideario político ultraconservador, en ocasiones muy atento a la actualidad política en que vivía la nación. Así, v. gr., en la obrita titulada En la hora del recreo dejó impresa una apasionada apología de la lectura del catecismo en las escuelas, en clara oposición a una reciente ley aprobada por el gobierno de Canalejas, por vía de la cual esta práctica piadosa quedaba desterrada de los planes de estudio. Asimismo, en la pieza La Huelga del Abecedario se condena la actitud liberal de los escritores españoles modernistas y los pertenecientes a la Generación del 98, "caterva de escritores -en opinión de la Contreras- [...] que no vendrá nunca a inficionar el ambiente sano de la escuela cristiana". En esta misma obra -donde se asegura que "por todas partes están las calles plagadas de libertinos que cometen toda clase de libertades"-, las letras del Abecedario y los elementos de la Gramática que se habían puesto en huelga resuelven sus conflictos con el baile y cante de la jota siguiente: "Todas las huelgas de España / debieran siempre acabar / cantándole una jotica / a la virgen del Pilar".
El conjunto de estas obritas infantiles de María del Pilar Contreras vio la luz en una recopilación que, bajo el título de Teatro para niños, salió a la calle en seis tomos a lo largo de siete años (Madrid: Imprenta de Antonio Álvarez, 1910-1917). El tomo I (1910) constaba de los títulos siguientes: Año Nuevo (apropósito en un actor y en verso), La pequeña artista (monólogo en verso), El espárrago y la fresa (diálogo en verso), El paso del cometa (apropósito astronómico en verso, centrado en la contemplación del cometa Halley desde la Tierra en 1909), La fiesta de la alegría (apropósito en un acto y en verso) y El concurso de las flores (apropósito en un acto y en verso).
El tomo II (Madrid: Viuda de Antonio Álvarez, 1912) incluía las piezas tituladas La huelga del abecedario (revista cómico-crítica en prosa y verso), ¡Lo que hace el pelaje! (monólogo semihumorístico en verso), La alborada de las flores (juguete en verso con música), La Charlatana (diálogo con música en verso) y La consulta (paso de comedia).
El tomo III (Madrid: Viuda de Antonio Álvarez, 1913) daba cabida a las siguientes composiciones teatrales y poéticas: "Poesía a la Santísima Virgen ofreciéndole las flores de mayo", escrita para el Colegio de Esclavas Concepcionistas del S. C. de J. de Málaga ("Yo te ofrezco gozosa, Señora y Madre mía..."); "Cumplimiento al Ilmo. Sr. Obispo de... M.", escrito para el Asilo de San Antón, de Cartagena ("Gozando la intensa ventura inefables..."); "Cumplimiento a la Reverenda Madre Superiora (Colegio de Santa Susana)"; "Cumplimiento a la Junta del Protectorado de la Infancia (Colegio de Religiosas del C. de J.)" ("Es obra incomparable, de amor y de clemencia..."; "Cumplimiento. Para el solemne acto del reparto de premios (Colegio de Niñas Pobres dirigido por Religiosas y protegido por Señoras Católicas)" ("Al terminar el acto..."); "Cumplimiento a la Reverenda M. S. (Colegio de María Inmaculada)" ("Somos almas dichosas, niñas agradecidas..."); "Cumplimiento a las Protectoras de los Colegios Católicos ("En medio del bullicio..."); Ofrenda de Ángeles (cumplimiento en verso, para el solemne acto del reparto de premios), Capricho de color (fantasía humorística en un acto, en prosa y en verso); y Las distracciones de Laura (paso de comedia).
El tomo IV (Madrid: Imprenta de la Viuda de Antonio Álvarez, 1914), recoge las obritas La niña pobre (diálogo infantil), Redimida (monólogo en prosa), En la hora del recreo (conversación infantil), La niña preguntona (diálogo), Una vecina de la corte y Alegoría del Año Nuevo (monólogo en verso) y Silencio..., que no se entere (juguete de felicitación).
En el tomo V (Madrid: Imprenta de la Viuda de Antonio Álvarez, 1915) vieron la luz las piezas tituladas Saludo preliminar (monólogo), Diálogo de fin de curso (escena única en verso), La oración de los niños (escena de colegio representable para doce niñas), Ofrenda regia (fantasía brillante en un acto y en verso), Ejercicios de gimnasia (juguete escolar) y Cantos religiosos.
Finalmente, la aparición del sexto y último tomo (Madrid: Imprenta de la Viuda de Antonio Álvarez, 1917) de este Teatro infantil supuso la difusión impresa de El cuento de la abuelita (monólogo en verso), Las tres Marías (apropósito), Corona de amor (ofrecimiento a la virgen, en verso), El mejor empleo (ofrecimiento en verso), En la fiesta del árbol (discurso poético en verso) y La entrada en el gran mundo (zarzuelita en un acto, en prosa y verso).
Además de esta amplia recopilación en seis volúmenes, la dramaturga jiennense dio a la imprenta otras muchas composiciones escénicas salidas de su pluma, entre las que conviene recordar el sainete lírico El ensayo general (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1911); el triálogo cómico-crítico, en prosa y verso, con música, titulado Pasado, presente y futuro (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1912); la zarzuelita en un acto y en verso, para párvulos, Niños y flores (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1914); el sainete en un acto Los pícaros intereses (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1914); la comedia lírica en tres actos Los caprichos o Las tres apariciones (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1917); el sainete en un acto y en prosa Domésticas... y sin domesticar (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1917); la zarzuela en un acto y en verso Muñecos y muñecas o Las niñas en el bazar (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1917); el juguete cómico-lírico ¡Qué cosas tienes, Benita! (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1917); el juguete cómico La voz de la Gratitud o Doña Pereza en acción (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1917), y el apropósito en un acto en prosa y verso La caja dotal (Madrid: Imprenta de Izquierdo y Vera, [s.a.]).
Poesía
María del Pilar Contreras recopiló también su producción poética en diferentes poemarios que fue dando a la imprenta a lo largo de su dilatada carrera literaria. He aquí una somera relación de estos títulos poéticos de la escritora de Alcalá la Real:
- Páginas sueltas (Madrid: Imprenta de Álvarez, 1903).
- Álbum musical de Canciones Escolares (Madrid: Casa Dotesio, 1905). Contreras es autora de la letra y la música de estas composiciones.
- Entre mis muros (Madrid: Imprenta de Antonio Álvarez, 1907). Colección de ochenta y tres poemas, de cuyo tono y contenido da buena idea el subtítulo que los encabeza: "De mi hogar y de mi vida".
- Romance descriptivo de la Romería anual al Santuario de la Virgen de la Cabeza (Madrid: Imprenta de Antonio Álvarez, 1909). Es una larga composición, recogida en más de cuarenta páginas, que comienza por el verso "Para gloria de tu nombre...".
- Mis distracciones (poesías) (Madrid: Imprenta de Antonio Álvarez, 1910). Colección de noventa y un poemas.
- A través de mis lentes (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1911). Se trata de una recopilación de escritos en verso y prosa.
- La Cruz Roja Española (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1916). Es un folleto de quince páginas, en el que María del Pilar Contreras recogió -según reza el subtítulo- sus "poesías premiadas en el Certamen Científico-Literario, organizado por la Comisión Departamental de la Cruz Roja de Cartagena y celebrado en dicha ciudad el 10 de agosto de 1916".
Otros escritos
Además de todos los títulos reseñados bajo los epígrafes dedicados a los géneros dramático y lírico, la escritora jiennense publicó otras obras que hemos de clasificar en un apartado diferente, bien por su pertenencia a un género distinto, o bien debido a que, en la actualidad, se desconoce su paradero y se ignora también su contenido. Así, v. gr., la obra titulada De mis recuerdos (Madrid: Imprenta de la Viuda de A. Álvarez, 1915) está compuesta por una serie de prosas que, bajo el subtítulo de "Apuntes de mi vida", la autora dedicó a don Antonio Guardia Castellano, quien a su vez las incluyó en su obra Leyendas y notas para la historia de Alcalá la Real. En el interior de estos apuntes, María del Pilar Contreras engarzó algunos de sus poemas.
Además, publicó un libro titulado Impresiones del veraneo en El Escorial. Tipos, costumbres y paisajes (Madrid: Antonio Álvarez, 1920), y una serie de obras que en nuestros días se consideran desaparecidas (De mi sano humorismo, La insurrección de la huerta, El encuentro, El capitán Veneno, Los barquilleros y Cuadro militar).
AUTOBIOGRAFÍA
Fue tierra de Jaén mí cuna amada;
nací poeta por rigor del hado;
y si el cielo esa gracia me ha otorgado
no me sirvió en la vida para nada.
Siempre tuve muy alta la mirada;
jamás la vil linsoja he mendigado;
y el arte a que con fe me he dedicado
, fue la alegría de mi vida honrada.
Aún ignorada sigue la obra mía;
me agito en un ambiente de poesía;
me llama el arte con divinas voces;
y hallé, tras mi trabajo harto infecundo,
todas las injusticia.... en el mundo;
y dentro de mi hogar.. ¡todos los goces!
(Obra poética, Mis distracciones, op. Cit, p.11).
IMPRESIÓN DE VIAJE
Cruzo en un tren ligero y en una noche obscura
los campos silenciosos en tierra de Castilla;
y en alas de un ensueño, desde una ventanilla,
por los campos desiertos mi mente se aventura.
Entre la sombra densa de la noche...perdura
como una estrella errante...movible lucecilla,
que a intervalos se pierde, y a intervalos brilla
conforme el tren avanza en la inmensa llanura.
Es la humilde vivienda que bordea un camino;
Su interior limpio y pobre...más que veo, adivino
del tren el raudo paso, desde el fondo del coche.
Yo recuerdo las luchas de la vida agitada...
y envidio una ventura humilde y sosegada
hundida en el grandioso misterio de la noche.
[Soneto premiado en los juegos florales de Pontevedra]
“Impresión de viaje” en Los poetas de 1929.
MARÍA PILAR CONTRERAS Y ALBA DE RODRÍGUEZ
[Tomado de: LA IMAGEN DE LA MUJER EN LA LITERATUTA GIENNENSE
DECIMONÓNICA por Mª Isabel Sancho Rodríguez - misancho@ujaen.es]
DECIMONÓNICA por Mª Isabel Sancho Rodríguez - misancho@ujaen.es]
Otra mujer de Jaén que podemos considerar entre las precursoras feministas fue María Pilar Contreras y Alba de Rodríguez.
Su vocación fue muy temprana y fue premiada en diversas ocasiones, pero, si se quiere repasar la lista de sus obras, podemos comprobarla en el trabajo Escritoras andaluzas en la prensa de Andalucía del siglo XIX de Ángeles Carmona González (Cádiz, 1999), en el Diccionario Biobibliográfico de Manuel Caballero Venzalá31, y en el artículo de Manuel Urbano Pérez Ortega (1993) publicado en el IEG.
Es preferible cerrar estas notas sobre su biografía con sus propias palabras:
Fue tierra de Jaén mi cuna amada;
nací poeta, por rigor del hado,
y si el cielo con gracia me ha otorgado,
no me sirvió en la vida para nada.
Aún está pendiente su obra de un estudio completo, pero, en general, la
autora se muestra muy cercana a los temas populares, como podemos ver en sus zarzuelas y en su vertiente poética. En general, realiza una poesía intimista en donde se nos muestra callada, laboriosa, piadosa, recatada, sumisa.
A ella se debe el capítulo «La poetisa de pueblo» del libro Las mujeres españolas, americanas y lusitanas pintadas por sí mismas. Según ella, la mujer que escribe poesías en un pueblo se ve en peores condiciones aún que la de ciudad:
La poetisa de pueblo, en tanto, se ve precisada a vivir en una pequeña población; se agita en reducida órbita, y no sólo está privada del fino y delicado trato de distinguida sociedad, sino que no hay quien estime sus trabajos, ni quien comprenda sus afanes; en ella se juzga como malo, lo que en sí tiene de relevante mérito; y como mediano, lo que es verdaderamente grande […].
En los pueblos, donde se conservan antiguas preocupaciones, las señoras de cierta edad, fieles a sus doctrinas, censuran amargamente a la joven que escribe versos y tiene decidida afición a las letras; porque a su modo de ver, la mujer sólo debe preocuparse de los quehaceres domésticos, y no de asuntos de pluma, propios del hombre; así es que sin premeditar en la injusticia de su aserto la llaman despreocupada.
Critica la situación de la mujer que ha quedado arrinconada por culpa de los hombres:
¡Cuántas y cuántas mujeres fueron dotadas por el Hacedor con tan elevadas prendas, y sin embargo, la injusticia de los hombres, la negligencia de la educación de aquellas son causa de que pasen desapercibidas, pudiendo llegar a ser gloria de su sexo, y acaso de su patria!
También hay en el citado libro otro capítulo de Pilar Contreras «La solterona» a la que define tal como se la ve en la sociedad de la época:
La solterona es un ser exclusivo, único […] la verdadera solterona, no sólo se diferencia de las mujeres en general, sí que también de aquellas otras que como ella lamentan la pérdida de sus encantos, de sus ilusiones seductoras y seductoras esperanzas; de aquellas en fin que visten imágenes, llevan la palma y peinan a Santa Cecilia pues haciendo uso de estas y otras frases, la sociedad que siempre adolece de los mismos defectos, ridiculiza y escarnece, sin admitir excepciones, a la mujer que no se casa […] La solterona es la mujer que busca marido, cuando no hay marido que la busque a ella; esperar es el destino de la mujer sobre la tierra […].
Igualmente se opone al matrimonio como único destino de la mujer:
[…] Seguramente que no temeríamos tanto el celibato, ni nos horrorizaríamos ante la idea de no encontrar marido, máxime cuando el matrimonio, si bien es la aspiración de la mujer sobre la tierra, porque no de otro modo podría llenar la noble misión que le está confiada, es bien mirado, la más vulgar, lo más prosaico de la vida; pero naturalmente, desde nuestra más temprana edad, se nos ha hecho creer que no casarse es vestir santos, es llevar la palma, y he aquí por qué en nuestro corazón se despiertan prematuramente, sentimientos que dormir debían velados por la inocencia, he aquí la razón que en parte justifica la conducta de algunas mujeres, que olvidando el deber de la modestia y hasta su propia dignidad, hacen un papel en verdad poco lisonjero, desplegando antes de tiempo toda la astucia y perspicacia por ... casarse.
Con respecto a la educación de la mujer, se muestra muy conservadora aunque se queje de las pocas posibilidades que tiene esta para formarse:
Resta bastante aún para que en la patria de Cervantes sea la educación de la mujer lo que debiera; sin embargo que hay opiniones -reminiscencias de otros tiempos- para que se reprimiera en aquella, esa parte de adorno que tanto las embellece y que consiste en la música, pintura, baile y algo de poesía; adornos que si no constituyen el valor intrínseco de una completa educación son al menos sus bellezas exteriores y que conducen a formar en la mujer su ángel, un ser sobrenatural.
Por último, lo repito con profundo pesar; la mujer no se considera como es debido, pues privándola de la educación, base la más firme de su felicidad, se le niegan sus justos derechos.
Las relaciones que esta mujer de Jaén mantuvo con muchas intelectuales del momento son conocidas. Relevantes, desde mi punto de vista, son las opiniones vertidas sobre cuestiones palpitantes como el divorcio o el voto de la mujer. Figura destacada es Carmen de Burgos, conocida como «Colombine» que desde las páginas de El Heraldo de Madrid en 1906 había planteado la cuestión. En 1906 esta periodista pregunta a Pilar Contreras su opinión sobre el sufragio femenino a lo que con gracia e ironía contesta negativamente, como, por otra parte harían muchas otras importantes mujeres como Concepción Arenal, Margarita Nelken o Victoria Kent.
Su opinión la muestra en un poema «El voto de la mujer» contestando a
Carmen de Burgos:
Mi voto no puede ser
un voto de calidad;
pero con sinceridad,
mi opinión he de exponer,
ya que usted se ha interesado
en la presente cuestión
que tan grande expectación
en nosotras ha causado.
Nuestro voto es anormal
en España, lo confieso;
desde el hogar al Congreso…,
¡si eso es un salto mortal!
…………………………………
Si no nos dejan pensar,
si no nos dejan sentir,
¿hay quién pueda presumir
que nos permitan votar?
Aquí donde se censura
toda levantada idea;
donde se nos regatea
educación y cultura…
¡Ser la mujer electora
donde con burla indiscreta
censúrase si es poeta
si es música o escritora!
Aquí…donde es importuna
la mujer que ama el progreso…
¡tener puesto en el Congreso
cuando estorba en la tribuna!
¿Cómo queréis –por mi vida–
que ella alterne en las sesiones
ni que entienda de elecciones,
si nació para elegida?
¿Votar? Si es nuestra misión:
doloridas nos hallamos
a tal punto, que votamos
de pena y de indignación.
Logren en las sociedades
prestigios, lauros, trofeos;
¡Abridla los Ateneos
y las Universidades!
..................................
Cuando la bella mitad
del hombre –que en dudas crece–
el puesto que se merece
ocupe en la sociedad;
Cuando consiga envolverse
en otras investiduras,
y el medio de prevalerse
con desdichas futuras
La del hombre, sin demora
la mujer sea elevada
hasta el cargo de electora,
senadora y diputada.
Su voto será anormal
mientras no consiga eso;
pues del hogar al Congreso
casi es un salto mortal.
..............................................
Aunque la gresca me armen
esto opino en conclusión;
que España no está en sazón
para que votemos, Carmen.
Sobre esta razón no escasa,
hay otra de mucho peso;
si todos van al Congreso...
¡quién cuida el cocido en casa?
Pilar Contreras, en las regiones de lo bello
Admirada por Carmen de Burgos y Cansinos Assens, esta autora jiennense fue una precursora de la mujer moderna en el viraje entre los siglos XIX y XX
Por ELENA MEDEL
30 Agosto, 2015 - 05:00h
"La señorita Pilar Contreras es un genio: es un espíritu privilegiado por el supremo hacedor, y si hoy vive su pensamiento encerrado en los límites de una pequeña ciudad, aunque ella haya dado días de gloria, llegará un tiempo no lejano en que su genio se abra paso por el camino de las letras elevándose a las altas regiones de lo bello mereciendo un nombre ilustre en la querida patria". Lo deseó Juan Fermín de Collava y Serrato, el secretario del Ayuntamiento de Alcalá la Real, en una semblanza sobre los primeros pasos de Pilar Contreras: Collava se extiende en las virtudes de la joven artista -inteligente y modesta-, alude a sus libros como "encantos" y califica sus composiciones musicales de "delicias". No dañan ni zarandean, sí amansan y dulcifican: los adjetivos los colocaba la costumbre.
El genio, "la señorita Pilar Contreras", había nacido en la localidad jiennense veinte años antes de aquel texto, en 1861; estudia Magisterio en la Normal de la capital de la provincia, y ya compone en música y en verso. En aquellos años se le conocen artículos de opinión en el periódico La Verdad de Jaén y El Eco de Alcalá, así como en el semanario madrileño Blanco y Negro, y dramas -Esclava de la ambición, al menos- que se han representado con éxito en "noches de verdadero entusiasmo". Hoy apenas se recuerda a Pilar Contreras, como a tantas, salvo en recuentos generales y estudios de género, pero en vida sí conquistó aquellas "altas regiones de lo bello" soñadas en los inicios de su carrera. Collava y Serrato trazó su promesa en una revista del ámbito iberoamericano, centrada en divulgar la obra de escritoras en español y portugués.
Se llamaba María del Pilar Contreras y Alba, en ocasiones reduciendo su nombre de pila hasta Pilar Contreras -con el apellido de la madre, como mucho-, otras veces -más tarde- como Pilar Contreras de Rodríguez, con el apellido de su esposo. Ese cambio en el nombre con el que firma sus composiciones señala al mismo tiempo un cambio en su vida: el traslado a la capital de "la querida patria", la edad adulta y el despegue. Allí se casó, allí dirigió el periódico El amigo del hogar -en el año 1890, antes de cumplir los treinta años-, desde allí colaboró con revistas de todo el país: en ellas, en Feminal (Barcelona), La Moda Elegante (Madrid) o La Regeneración (Jaén), Pilar Contreras difunde sus artículos y sus poemas. En casi todos se analiza la situación de la mujer desde una perspectiva ultraconservadora, y todos resumen los muchos intereses de Contreras: hemos mencionado la música y la escritura, pero también se vinculó a la pedagogía por sus estudios, por los contenidos de El amigo del hogar y por su teatro infantil.
Durante la década de los diez, Pilar Contreras publica seis tomos de Teatro para niños: una serie amparada por la imprenta de la Viuda de Antonio Álvarez, y en la que comparte espacio -cada una aporta sus propios textos- con la escritora sevillana Carolina de Soto y Corro. El compendio Autoras en la Historia del Teatro Español (1500-1994) destruye su propuesta teatral; en el ensayo, que coordinó Juan Antonio Hormigón y que publicó la Asociación de Directores de Escena de España en el año 2000, se cuenta que el de Pilar Contreras "es siempre un teatro didáctico, repleto de moralinas en las que se comunican lecciones de rancia moral católica". El fervor religioso o la sumisión de la mujer centran sus argumentos: su trabajo -insisten- es "tremendamente cursi", y esas obras destinadas al ámbito escolar -quizá escritas por encargo- apenas se aprovechan hoy como "manual de costumbres para señoritas de la época".
Esta definición choca con el testimonio de Carmen de Burgos. La combativa escritora y periodista -coetánea de la alcalaína-, habitante también de estos Claros del bosque, consideró a Pilar Contreras una amiga fiel y la admiró como escritora. Para Carmen de Burgos, Contreras es "una de las mujeres españolas que más méritos reúnen y que a pesar de su encantadora modestia, está llamada a ocupar uno de los primeros lugares, que sin duda corresponden en el mundo intelectual femenino, a su talento y genio artístico". De hecho, la menciona en su recuerdo de la escritora peruana Clorinda Matto de Turner. Subversiva y comprometida, Matto de Turner imparte una conferencia en el Ateneo de Madrid, entre otras actividades que organiza Carmen de Burgos; después se encuentra con ella, Sofía Casanova y Pilar Contreras, a quien escuchará recitar poemas durante un homenaje en el Hotel Inglés. Las mujeres del entorno de Pilar Contreras destacan por su independencia, plantean nuevos roles en lo que escriben y en lo que viven. Contreras no actuó así: lució su apellido de casada, se mostró en contra del divorcio y del voto femenino en las encuestas que Carmen de Burgos realizó en Heraldo de Madrid, asumió en cierto modo la voz del ángel del hogar en sus artículos periodísticos... y en cambio, desde esa diferencia, apoyó y se apoyó en De Burgos o Casanova, con quienes se embarcó en numerosos proyectos.
Esa imagen actual de la Contreras dramaturga contrasta -de nuevo- con el reconocimiento que obtuvo su trabajo en épocas pasadas, y en otros géneros menos comerciales. ¿Por qué nos interesa, entonces, la obra de Pilar Contreras? ¿Por el valor testimonial de su actitud y de la sociedad que le tocó, como apuntarían los especialistas en su teatro? ¿Por el valor literario, si atendemos a los críticos del siglo pasado y si nos centramos en su poesía? "(...) Nací poeta por rigor del hado", anunciaba en una Autobiografía de 1910. "Y si el cielo esa gracia me ha entregado/ no me sirvió en la vida para nada", seguía confesando, aunque en 1919 el rey le concediera la Cruz de Alfonso XII. Amado Nervo la incluyó en su extenso artículo de 1921 sobre las escritoras españolas de entonces, y Rafael Cansinos Assens destacó sus poemas en La nueva literatura, donde la calificó de "escritora ilustre". Aun así, Contreras desplaza del foco a su producción poética, y sitúa sus textos más personales en un segundo plano. Ocurre desde el título: Páginas sueltas, Entre mis muros o Mis distracciones.
Nombres secundarios, porque una misma -y lo que una misma significa- no importa: la poesía, el género que trata de sí, no sirve. Mª Dolores Ramírez Almazán, que ha estudiado su obra, encuadra a Pilar Contreras en ese grupo de precursoras de la "mujer moderna", la que coincide con el viraje entre siglos, y define su actitud como cercana al "primer feminismo o feminismo católico". Los poemas de Pilar Contreras suceden en el ambiente cerrado de la casa. Esposa y madre, Contreras salva la tensión entre ser porque otros son, y ser porque una misma quiere. Hay en ellos una música hermosa, la de la frase medida, y al mismo tiempo oscura, resignada. ¿Qué sería de la obra de Pilar Contreras si hubiera priorizado aquello secundario? ¿Si frente al teatro y las colaboraciones en prensa, alimenticias y más visibles, se hubiese centrado en la poesía, más personal? ¿Se mantendría hoy "en las altas regiones de lo bello"?
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