Alejandro Reyes Juárez
(México, D.F).
Reside desde hace más de una década en Ixtapaluca, Estado de México. Doctor en Investigación en Ciencias Sociales (FLACSO-México). Diplomado en Creación Literaria (INBA).
Ha publicado Ecos y silencios (Eterno femenino, 2011), Al filo (Tintanueva, 2013), además de libros de textos y reportes de investigación, entre los que se encuentran: Adolescencias entre muros. La escuela secundaria como espacio de construcción de identidades juveniles (FLACSO, 2009) y Más allá de los muros. Adolescencias rurales y experiencias estudiantiles en telesecundarias (COMIE, 2011).
Compiló A contraolvido. Poemas para la evocación de los ausentes (Alja, 2015). Poemas y cuentos suyos han sido incluidos en diversas antologías y revistas, entre las que se encuentran: De Neza York a Nueva York/ From Neza York to New York (Cofradía de Coyotes, 2015); A contraolvido; Nacidos en los 70´s (Fides Ediciones, 2014); Cuarenta esquirlas al aire (Verso Destierro; Endora, 2011); Sobre la brecha (Colectivo entrópico, 2014); Ríspida Introspección. Antología de cuento intimista (ALJA, 2014); Alas de lluvia (Cofradía de Coyotes, 2010); Sueños al viento (Cofradía de Coyotes, 2010); Coyotes sin corazón (Cofradía de Coyotes, 2011); Caracoles extraviados (Cofradía de Coyotes, 2012); Cuentos del Sótano II y III (Endora, 2010; 2011).
Dentro de sus logros se encuentran el Primer lugar en el Tercer Certamen de Poesía Francisco Javier Estrada, en 2011; Premio Nacional de Poesía Tintanueva 2013; finalista en el II Certamen de Creación Literaria UNAM-San Antonio-Letras en la Frontera 2014 en la modalidad de cuento.
Contacto: alerejus@hotmail.com.
PROFETA DEL SILENCIO
Soy el profeta del silencio. Mi lengua izada en la punta de un maguey; emblema de celebraciones multitudinarias de dolor. De guerras sangrientas por la paz, de peregrinaciones al centro del desierto e inmolaciones en crepúsculos ciegos.
Cortada la soga que sujeta mi piragua a este vértice celeste, lanzo los peces que aún guardo en mis bolsillos.
Ya sin máscaras que produzcan asombro en los carnavales de Babel. Ya sin pájaros bajo el sombrero ni lágrimas ni cenizas de evangelios, no me quedó otra opción que abrazar el vacío.
Pararme en esta cornisa de sal, sentir una ráfaga en mi rostro y tirar de nuevo del gatillo.
SOBRE TU HOMBRO EL INVIERNO
Miro sobre tu hombro el invierno.
Los dioses fueron sacrificados bajo una lluvia pequeña.
Saqué mi corazón,
carbonizado lo colgué a mi cuello para presumir mi vacío.
Danzamos sobre sus sepulcros;
me sentía reptil anarquista que escala la niebla.
Tanta libertad fue insoportable;
a escondidas llevo flores cada viernes de solsticio.
Ahora soy un lobo ateo buscando la fe
en tiempos que regresan revueltos.
¿Dónde quedarían aquellos ojos
que adivinaban aleteos de colibrí
y percibían sus melodías de primavera?
Ya no encuentro mis manos
y los tallos de las rosas aún sangran.
Mi pies se quedaron en aquel fango
del que resurgí del destierro.
Tampoco hallo
la nube que guardé en el bolsillo,
los chaneques contadores de historias
que extraían de sacos polvo de estrellas,
ni la escalera que escondía bajo mi almohada
para subir a mis sueños en noches sin rejas.
Los senderos se oxidan en atardeceres púrpuras.
La luna exiliada desciende del taxi,
rescato las luciérnagas que sonaban en el cántaro
para hacerme un traje y seguirla
ignorado como perro callejero.
El cansancio de jornadas de fastidio
me tiró en una de tantas aceras
de vagabundos y malabaristas del destino.
Dormido di vuelta a la esquina,
no supe cuándo me desvié a tu sueño.
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