Santiago López Triana
Nace en Bogotá, Colombia el 5 de Agosto de 1994.
Acompaña el proceso de siembra y permacultura de la Finca Las Raíces en Sopó, Cundinamarca, desde hace algunos años. Participa en iniciativas de la cultura autogestiva. Funda y edita entre 2011 y 2013 la revista Aneurisma, de circulación gratuita y convocatoria abierta. Ven la luz del día nueve números entre Bogotá y Pereira, con más de 1000 ejemplares en la última edición. En el 2012 publica Cuántos bombillos nos durará el relámpago independientemente, cincuenta ejemplares con portadas originales de varios artistas bogotanos. En el 2013 publica en Bogotá Hálito y rumbo (Senderos editores). Este mismo año participa en las Jornadas Universitarias del Festival de Poesía de Bogotá y publica en el número 49 de la revista Ulrika. En 2014 comienza un viaje por Suramérica, abandonando los estudios de Filología Clásica en la Universidad Nacional. Regresa a Colombia a finales de Abril de este año. En Junio de este año participa en la fundación de la editorial Pie de Monte, en Bogotá.
Tiple
Desde mi íntimo penar
Ay mis hermanitos
Esta tristura del dieciséis así
Que vino a desmadrarme
Hasta las hendiduras
Vagarán mis pies por su consuelo
Y haréme hijo nuevamente
Entero en mi dolor
Repoblaré su ausencia
Yo sin mí
Y me resuelvo en mínimo miserable ademán
En toda mi acritud
Aquellos días no quieren ceder
Y no terminarán de abandonarme nunca
Que duelan al menos suficiente para morirse
Para dejarme solo
La soledad es un exceso de mí mismo
Rotundo en el más íntimo cansancio
Lü
Que estos días destrocen y me devuelvan la andadura
Todo lo que perdí en miserias mínimas y constantes aguaceros
A una distancia inmensa de mí mismo
Que sólo el aire colma
Y sólo al aire lleva
Te fundirás en otros dolor mío
Abandonar esta tristura es recular
Pues nunca halla el andariego
Sino sombras precisas como inconstante abrigo
6.5.16
El íntimo dolor de estas pequeñas cosas
Tirando casi a transparencia
A desaparición forzosa
El olvido esta otra lengua en la garganta
Y estas malezas tristes
Solas
Los paredones callan
Qué van a morirse
A la comunidad de Paz de San José de Apartadó
El más extremo límite de la derrota
Desnuda tierra mojada entre los dientes
Rostros
De los condenados a su perpetua infancia
No seremos nunca más escudos
De los señores de la guerra
Dicen
Este rigor no secará nunca más los aguacates
El cacao de mi madre sigue ahí en el monte
No vivirán más niños en este día amortajados
Que el día exceda
Extienda mi memoria
Estas manos hurguen la tierra para habitarla
Y no buscar más muertos más olvidos entre el fango
Esta semilla es nuestra memoria
Nuestros días
Sueños en estas tierras juntos
No podrán mutilarnos la esperanza
De la misma manera que hacen con nosotros
Tenemos nombres como para revestir los cielos
Cada uno es un estandarte
Su edad su rostro su estatura
A Rosa la mataron una tarde a machetazos
Venía del cerro con el cesto al hombro
Venía
De sembrar y con sus hijos
A María la vistieron después de ser violada
Como guerrillera anónima
Le quitaron todos los años de su nombre en un instante
Otra tarde cayó Bernardo
Cayeron otros antes de poder coger una pala un fusil
De odiar la guerra
De ser lanzados a ella
Despojos
De decir mamá cacao mandarino
Noche cerrada por la pena
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario