miércoles, 9 de noviembre de 2016

MIGUEL SÁNCHEZ ROBLES [19.515]


Miguel Sánchez Robles

Miguel Sánchez Robles, nacido el 25 de junio de 1957 en Caravaca de la Cruz (Murcia, España). Catedrático de Geografía e Historia y escritor. Autor de una importante obra literaria original y lírica por la que ha obtenido reconocimientos literarios a nivel nacional e internacional tanto en novela como en relato corto, poesía y ensayo. Premios como el Premio Internacional de Novela "Javier Tomeo" de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, el "Fray Luis de León" a la Creación Literaria o el "Gabriel Celaya" y "Claudio Rodríguez" de poesía. Su obra, fundamentalmente poética, ha sido reconocida como singular y existencial dentro del panorama de la literatura actual en castellano, a pesar de que sus textos, como indican algunas revistas y críticos literarios, no han tenido aún el reconocimiento que hubieran debido por su original estilo, por su crudeza a ras de suelo y, especialmente, por su alto grado poético.

Obras:

La voz en los espejos (Cádiz, 1988)
Un hábito de vida (Almería, 1989)
Síndrome de tanto esperar tanto (San Sebastián, 1992)
¿Dónde andará la vida? (Murcia, 1993)
Como la noche que nunca amaneciese (Alicante, 1994)
La perra diecinueve (Alcalá de Henares, 1997)
El Tiempo y la Sustancia (Barcarola, Albacete 1999)
Palabras para un tiempo sin respuesta (A Coruña1999)
La tristeza del barro (Valladolid 2000)
Cuento cosas del huésped que me habita (Toledo 2001)
Plomo en el corazón (Madrid 2002)
Desecación de la Alegría ( A Coruña, Esquío, 2004) 
Tantos ángeles rotos (Gollarín, Caravaca de la Cruz 2006)
Donde empieza la nada (Algaida 2008)
El Sentido del Mundo (Diputación Foral de Álava, 2008)
La vida que nos vive (Universidad de Murcia, 2010)
Instrucciones para reiniciar un cerebro (Diputación de Soria, 2011)
Treinta maneras de mirar la lluvia (Editorial Bermhingan”, 2012)
Corazones de cordero (Ediciones Gens, 2012)
La soledad de los gregarios (El Brocense, Cáceres, 2012)
Materia Predilecta (Coleción Julio Nombela, AAEE, 2013)
Las Palabras Oscuras (Editorial Hiperión, 2015)
Nunca la Vida es Nuestra (Fundación Siglo, 2015)

Premios y reconocimientos:

Su trayectoria poética está jalonada de galardones y reconocimientos literarios de primer orden.

Premios de poesía: "Gabriel Celaya", “Miguel Hernández”, "Leonor", "Bienal de León", “Esquío”, “Barcarola” , “Ciudad de Irún”, "Ciudad de Zaragoza", “Bahía”, “Antonio Oliver Belmás”, “Fundación Colegio del Rey”, "Claudio Rodríguez", “Julio Tovar”, “Rafael Morales”, "Blas de Otero" y el "Premio Ciudad de Alcalá de Poesía 2013".

En narrativa: "José Nogales" de la Diputación de Huelva, "Hemingway" (Francia), “Alberto Lista”, “Camilo José Cela (Premios del Tren)”, “Julio Cortázar”, “Fernández Lema”, “Ignacio Aldecoa”, "Concurso Literario de La Felguera", "Gabriel Miró". Recientemente la Institución cultural el Brocense ha editado su libro de relatos "La soledad de los gregarios", premio de libro de cuentos "Ciudad de Coria".

En novela: el “Fray Luis de León” a la Creación Literaria dos veces por “La tristeza del barro” y por "Nunca la vida es nuestra", el premio de novela de la Diputación de Córdoba por "Donde empieza la Nada" Editorial Algaida 2008, el Premio Internacional "Javier Tomeo" de la Universidad Rey Juan Carlos por "Corazones de cordero" y ha sido finalista del “Ateneo de Valladolid” y del “Torrente Ballester”.

En ensayo: el premio "Becerro de Bengoa" de la Diputación Foral de Álava por su libro: "El sentido del mundo".




Miguel Sánchez Robles

Habitaciones de Existir
(Antología personal)


(Vinimos a la vida para que algo doliera de verdad
y estos poemas son mis habitaciones de existir,
son lo que ya no somos cuando todos se marchan
y sentimos por dentro cómo todo se acaba,
cómo todo nos duele tibiamente llorando en nuestras habitaciones de existir,
y escribimos entonces devolviendo a la vida el daño que nos hace,
 hasta hacérsenos sangre la alegría)



I (De La vida que nos vive)


Muchachas

                     “La belleza es verdad sólo si duele”

                       Carlos Marzal


No recuerdo otra cosa que muchachas
con sus brazos con vello, sus sonrisas
o sus tobillos de bibliotecaria.
Muchas dulces muchachas de mi vida
que no pude amar nunca ni besarlas
y una ansiedad de pájaros cumplida.
Muchachas que producen en el alma
sólo desilusiones y alegría,
muchachas y crepúsculos que tienen
el color de la sangre casi hervida,
muchachas en la calle como el agua,
el agua de la lluvia tan libérrima
golpeando en los cristales de los taxis,
muchachas junto a un vaso de tequila
y una ciudad con bares en la playa,
astros que son verdad, jueves que duelen
y siempre el esplendor de una muchacha,
muchachas con chalecos o con piercing
hermosas como el sueño de los pumas,
cierto desmayo suave y las muchachas,
muchachas que pasaron por mi vida,
muchachas con zapatos y con libros
camino del algún piso o de academias
a esas horas profundas de la tarde
en que un ruido de pájaros muy vivos
sube de las palmeras al cielo de Alicante.

No recuerdo otra cosa que muchachas,
mientras pueda pensarlas no hay olvido,
muchachas y aparatos en los dientes,
los ojos amarillos de los peces,
muchachas viendo Dumbo o Taxi Driver,
os quiero como un perro bocarriba.

Bebo martini y pienso en las muchachas,
muchachas que se pierden a lo lejos,
las huellas de los carros, las muchachas,
y la tristeza, siempre esa tristeza,
de no poder besar todos los labios,
de haber dejado bocas sin besarlas.



Canibalismo de vivir

Dicen 
que cuando llegas a lo más alto 
                                                   te sientes solo,
que un dolor invisible va endulzando los ojos
y entonces te la sudan todos esos consejos
sobre alargar la vida útil de las bragas
o estar viendo el récord de comer salchichas a toda velocidad
o en la televisión alguien que hace muy bien el maricón temprano;
incluso puede aburrirte ver:
“Quiero una verga negra en mi boca”.

Y entonces existe el riesgo
de que llegues a ahorcarte
del cinturón de tu albornoz
en un hotel muy caro.

Dicen 
que cuando llegas a lo más alto
es como si pusieses tus labios sobre el mármol,
que entonces eres dueño
                                       de ese espacio que hay
entre el dolor de haber amado mucho
y el otro dolor de no haber amado nunca nada.
Es como una tristísima falta de entusiasmo
o diferente herida de una misma sangre.

Dicen
que se vomitan potajes masticados.
Si estás en lo más alto,
                                    tu existencia a lo mejor se parece
a imágenes de alta resolución de la vida en un bosque templado
o a esa ebriedad que es como un derrame. 
Entonces te das cuenta,
entonces se comprende:
Hay un derrame inmóvil.
Siempre hay ese derrame.
Está en todas las cosas.
No poseemos nada.
Sólo hay ese derrame.
Si un corazón no late, 
hasta una estrella es nada.
Todo es canibalismo vivir.



Ánforas 

Hubiéramos querido no saber,
hubiéramos querido una alegría de viernes sin tristeza,
vivir como las ánforas tranquilas.
Hubiéramos querido no los perros nerviosos,
ni el futuro imperfecto de los verbos,
ni la culpa de amar la cocaína.
Hubiéramos querido, como Woody Allen,
reencarnarnos en las yemas de los dedos de Warren Beatty
o volar sin escafandra sobre la curvatura inmensa de la Tierra.
Hubiéramos querido mirar todas las cosas
con los ojos de aquellos que ya no pueden verlas,
vivir de otra manera,
no ver el infinito,
no ver todas las cosas
con los ojos de piedra de una estatua de Apolo en algún sitio.
Hubiéramos querido no morir.
Hubiéramos querido ese sueño precioso
que se ha hundido despacio
en los blandos relojes que nunca pintó nadie.



Nitroglicevida

La vida nos lastima,
pero somos la vida.
La vida es exactamente
lo que sientes al llorar
escuchando por el hilo musical
de un hotel en Reinosa
una tarde de octubre
la banda sonora de “Carros de fuego”.
Entonces comprendes
que el otoño está hecho
para olvidar poco a poco
la alegría de la carne, 
que la vida está hecha
para olvidar poco a poco
la alegría de la carne
y que la muerte es sólo
el hilo que sutura la alegría del mundo
y que todo es del Tiempo
y el Tiempo tiene sed como el abismo.

La vida es este instante,
es nitroglicevida
y no es eterna.




II (De Instrucciones para reiniciar un cerebro)



Instrucciones para reiniciar un cerebro

Si alguna vez despiertas
con la pena en tu sangre de que todo haya sido
o que nada haya sido
o cabalgue hacia nunca
una muchacha muerta encima de un caballo,
si despiertas así
y no sabes quién eres
y no sabes quién eres
y la vida te tiembla debajo de tus ojos
y no sabes más nada
y no sabes más nada
ni hay la eterna mentira vacía en tu cabeza,
si despiertas así,
como cuando la sed se abisma en el basalto
o hay un loco que tiene unas tijeras,
piensa siempre despacio 
                               que somos mucho más que ciega biología,
que surcamos el puente de la luz cada día,
que hacia qué nada vamos
que hacia qué nada vamos.
Piensa muy lentamente
cómo será el lugar donde ya no haya nadie
y algún hijo despierto nos mire tan desnudos.
Asume que estás dentro del lento premorir de las especies,
que ahora siempre es hoy lo que ayer fue mañana,
que una estrella brillando anuncia: “No hay destino”
y el principio del Tiempo era no respirar,
que todo es inalámbrico y sin significado:
Trajines, taquicardias, una flor en el horno
o esa manera humana de desear que alguien haga
el trabajo más puro que han logrado unos labios.
Siente que eres un huésped que sale del océano,
que la gente es brutal y odia siempre al que sueña,
que la vida es ya antigua y aún sabe agradecer 
a quien no la desprecia demasiado.
Comprende que un propósito sacude todo esto
o unas manos abriendo cajas chinas
(Es lo único que sabe hacer el Universo
perdiendo esa partida de ajedrez con la muerte,
hundiendo un pulmón de agua
en un cieno de sangre intransitiva).
Si despiertas así y has hecho todo eso
y eres ese pulmón
y has movido esas piezas de ajedrez con la muerte
y has visto cajas chinas
y esperas que unos labios puedan hacer contigo ese trabajo,
el trabajo más puro que hayan hechos unos labios,
escribe en tu memoria, escribe, escribe, escribe,
escribe en algún sitio:
“Lo que mata es la Nada
o animales vacíos para un siglo sin rabia
o esa ilusión que muere para siempre”.
Y luego abre los ojos, 
abre mucho los ojos,
igual que un perro ciego
en el fondo de un bar oscuro y silencioso.
Y si lo has hecho bien 
                                     verás cómo de pronto
todas las hebras giran en el azul del ansia,
tú te sigues moviendo 
                                     y a tu lado está el mundo.
Te dirás a ti mismo, 
descubrirás entonces
- y eso tal vez te salve:
¿Habrá algo más hermoso que existir en la luz,
ser azul en un sueño, 
                                      estar triste si llueve
o andar ebrio en la nieve?



Habitación para sangrar despacio

Lo peor es sentir cómo uno es mentira.
Todo llega a los labios aunque todo es vacío
y las cosas ocurren 
                        como queriendo exprimirnos un poco el corazón, 
pero lo peor es sentir cómo somos mentira.
A cierta edad y en ciertas condiciones
la noche entra en nosotros
                          y es la espuma que embriaga 
                          como el jugo confuso de la muerte.
A cierta edad y en ciertas condiciones
la vida se convierte en un tren bala
y los minutos arden lo mismo que el deseo
y lo peor es sentir cómo somos mentira
y hay gente en todas partes,
haciendo tapón en los pasillos de la Arrixaca,
haciendo tapón en sótanos para pagar el parking.
haciendo tapón en google para buscar “mamada”,
y luego están esos extraterrestres por la tele
que tienen un mecanismo en el pecho
para darse cuerda con las manos
y la tristeza silenciosa e íntima
de las madres que están solas y viudas
y uno siente despacio cómo todo es mentira
y quisiera que hubiese botellas de anestesia
para los seres rotos que mueren mientras viven
y todo eso sucede lo mismo que el carmín fuera del labio
mientras tú eres mentira
y en los carnavales
las niñas tristes
se pintan lágrimas negras que producen ternura
y los perros lamen las piernas desnudas de los yonkis
y la gente hace tapón
y la gente son niños de grandes ojos muertos
y sabe, la gente sabe,
que el hijo de Britnhey Speers se llama Preston,
tú eres mentira, pero la gente sabe
que el hijo de Britnhey Speers se llama Preston,
la gente  somos una monstruosa célula infinita
y han talado árboles altísimos.
¿Hasta cuándo habrá futuro?
¿Hasta cuándo esta jerga universal afectada de idiocia?
¿Hasta cuándo algunos padres odiarán a esos hijos
a los que ni siquiera darle a veces patadas en el vientre
                                                                         sirve para algo?
¿Hasta cuándo ese útero de látex?
¿Y por qué estamos hechos para sangrar despacio?
¿Y por qué estamos hechos para ser mentira?
Y sobre todo por qué,
alguien como yo mismo,
piensa estas cosas, 
escribe estas preguntas en sus habitaciones de existir,
sabe que estamos hechos para sangrar despacio,
sabe que lo peor es que somos mentira,
y que muchos hombres importantes
no son más que trozos de estiércol
repartidos por el mundo y los aeropuertos,
sabe, lo ha leído hoy en el periódico,
que las personas más sinceras,
como las ratas más osadas,
son también más vulnerables a la adicción a la morfina,
y sabe también que la mayoría de los secretos son aburridos
y que es necesario soñar otra vez todo,
volver,
huir del polvo nuestro de cada día,
prepararse para saber qué hacer
si se tragan una parte de ti,
vivir,
como cuando juntas pureza con desolación,
como cuando vas en bicicleta
y los caminos están deliciosamente desiertos,
amar,
estar en vilo
hasta hacérsenos sangre la alegría.



Semilla para dormir a un perro ciego

La vida entera sólo dura un rato
y hay siempre una respuesta de ceniza en el aire
mientras siguen ardiendo todas las estrellas
y ante la afasia tétrica del mundo
los tristes se preguntan:
¿Si Dios es bueno por qué existe la culpa?
¿Si Dios existe por qué sufren los cerdos?
Y esta nieve que cae no quiere decir nada
y alabamos la luz,
                                soñamos todavía,
tenemos un acuario con tristes peces fucsia
y todo cuanto somos
devuelve su mirada a lo que fuimos
porque nos gusta la tristeza,
ver el instante mismo
en que a Miguel Strogoff le quemaron los ojos con un ascua,
o ver la mirada de un subnormal mudo
sonriendo en cuclillas sobre una baldosa…
Siguen ardiendo todas las estrellas,
Y, las estatuas,
esas piedras inmóviles,
                                          aún esperan por siempre
una noche tras otra
y todo lo que hacemos cada día
parece haberse cartografiado previamente
y tal vez somos felices,
hemos comprado un coche,
el piso está pagado,
vemos Ally McBeal
y es como una osamenta de papel el mundo
y las películas se han bebido toda nuestra sangre,
Charlotte Rampling nos mostraba sus pechos
y nos manchaba el alma…
Siguen ardiendo todas las estrellas.
y las víboras viven
junto a niños que juegan en el césped.
No cesa de dormir un perro ciego
y se adentra sin dicha
la nieve en nuestras venas.



III (De Treinta maneras de mirar la lluvia)


Metástasis

(La vida es un lugar lleno de lluvia
que te llega despacio al corazón
a la zona del pecho
donde nacen las ganas de estar vivo
mientras viene a tu boca o a tus labios
ese sabor del agua 
que arrastra lo que fue)



El brillo de los vasos

Acaba de llover.
Brilla el sol en los vasos
con la especial tristeza
de la luz de un domingo de otoño por la tarde,
y hace que piense en mí mientras te espero
igual que una pequeña multitud callada.
Es
como cuando de pronto nos importa la vida.
Y el frío, de repente,
la lluvia, de repente,
esta lluvia de octubre en las aceras
incita a que recuerde
las líneas generales del mapa de mí mismo, 
esas cosas que son y se comportan
igual que las esquinas que recuerdan los perros
o el ansia de llorar,
el ansia de unas lágrimas
que pudieran salvarme
de algo que nos engaña
diciéndonos que todo es siempre así.

Brilla el sol en los vasos
y sólo pasa el tiempo,
el tiempo que dibuja una congoja suave
difícil de explicar como los sueños,
una congoja dulce de sueño recordado,
de sueño que equivale a no morir;
y la tarde, tan lenta,
deja un sabor de escarcha en mi saliva, 
mientras que pienso en mí,
mientras te espero
o esta guerra perdida es nuestra vida.

Brilla el sol de repente
en vasos de martini que he bebido despacio, 
el sol como una herida que no puede cerrarse
o un sentimiento raro
mezcla de soledad y de alegría.
Entonces me pregunto,
yo también me pregunto
si es que toda la vida hemos estado aquí,
agotados de algo,
extraviados de algo,
amputados de algo,
o rezándole a Dios
para que haga de nosotros un feliz niño blanco.

Brilla el sol y te espero
con un libro en la mano
(toda mi vida no he hecho otra cosa
más que llevar libros en las manos)
Brilla el sol y comprendo
el desgarro de un útero vacío.

Si estuvieras aquí 
te besaría en la boca con los ojos abiertos,
mientras que brilla el sol,
mientras comprendo,
y te diría despacio,
con mis ojos abiertos mirándose en tus ojos:
Vivir es corromperse en la amargura.
Vivir es solamente el aire en las botellas,
todos los bares tristes y vacíos
y el sabor que la lluvia
y el silencio
dejan siempre en la boca del que espera.



Las máquinas de diálisis

Con la vida en los ojos
camino por ahí mientras me llueve encima.
El mundo ha ido adquiriendo
el aspecto por dentro
de las enfermedades que curan las pomadas.
Me recuerda los sábados
a esos insectos cárdenos
que viven en los muslos de los cerdos,
me recuerda también
la tristeza que tienen 
las máquinas de diálisis.
Quisiera preguntar:
¿Por qué todo es mediocre, Jesucristo,
y por qué algunas cosas
son pequeñas y tristes, Jesucristo,
por qué los catedráticos y los reyes
sonríen con una especie de sonrisa
que parece muerta,
por qué los días de lluvia,
Jesucristo,
viene una sierpe lenta
y se acuesta en los ojos de la gente sencilla,
por qué la dicha ahora,
Jesucristo,
es una rosa enferma en nuestros corazones?

Vivir es recordar.
Vivir es verter lágrimas.
Vivir es sobredosis.
¿Por qué todo es mediocre, 
Jesucristo?



IV (De Las palabras oscuras)


OSCURO

                “Nosotros, los oscuros, no tenemos ya tiempo”
                   
                  Dolors Alberola 


Los puentes aún existen,
pero la luz ha muerto.
Un sarcoma voraz seca la vida
y hace del mundo ahora
una pequeña y triste habitación sin puertas.

Todo parece dicho.
Llueven lágrimas agrias de Dios.
Están vacías las naves catedralicias.
Mezclan genes de hombres y ratones.
Hay máquinas de hacer que ocurran cosas
y un minuto parece como un siglo de lluvia.



BELLEZA

                 “La belleza es verdad solo si duele”  
                   
                   Carlos Marzal


Te veo
y sé que podría llegar a amarte como a nadie.

Te veo
y amo tus lágrimas que todavía no han sido,
el hueco entre tus muslos,
tu bicicleta blanca,
tu pulsera de plata en el tobillo,
el ruido que te debe hacer el corazón,
amo tus piernas blancas mojadas por la lluvia
y la comisura de tus labios tristes.

Te veo
y mis ojos te miran 
igual que los de un loco
que lo soñó ya todo.



REALIDAD

     “La realidad, al igual que cualquier otra religión, necesita de una                    multitud considerable de fieles para seguir en pie”  
       
       Javier Moreno


La realidad es como un tema de Leonard Cohen,
bella y triste a la vez 
como los esqueletos de los edificios inacabados
o como todos esos niños arrodillados 
y rezando con las manos juntas
de las tumbas renacentistas en mármol blanco.
Y también como el sol cuando entra en los aviones.
Incluso como el oro 
que las familias guardan en las gavetas de la cómoda.
Incluso como saltar el muro de Melilla cada día.
Incluso como “el falso orden que disimula el caos”.
Incluso como esa golondrina “que está nadando el aire”.
Y luego están todas esas personas medicadas 
que arrastran los pies por los pasillos
exactamente igual que hacen los zombis,
y los azucarillos con el papel roto,
y las ancianas negras con cocaína en el monedero
y las pastillas que impiden 
que el cerebro te diga que estás triste
y las muchachas en flor 
que nos adelantan deprisa andando por la acera
y que todavía escriben diarios de amor a mano
y en sus ojos llevan tiritas para vendarse las heridas del alma
y las heridas del alma
y los gays que se reúnen por las noches 
bajo los puentes de las autopistas
y seres “nacidos por azar 
que se pasan la vida entera buscándole explicación a todo,
incluso haciendo de ello un sistema de pensamiento”
y el tontismo vigente,
y ese dolor que deja el tontismo vigente,
la ortodoxia callada
y el tontismo vigente.

El mundo ya no es mágico,
pero a ratos parece de verdad.



NORIA

                   “Desde hace muchos años nadie puede vivir y nadie vive,
                     pero la vida continúa,
                     la noria sigue andando con su caballo muerto”

                     Luis Rosales


¿Qué es todo esto que pasa:
las aceras, las putas, los bares, los suicidios,
y después de la lluvia
las estatuas que brillan tranquilas para nadie?

¿Qué es, qué significa, por qué vive, qué busca
esa mujer que se saca la cartilla del banco de las tetas
o esa niña rumana que llora sola en un descampado de Alcobendas?

¿Por qué gritan así los pájaros oscuros?
¿Por qué la carne de tus pómulos tiene la densidad de las cerezas
o “el dolor es un siglo y la muerte un momento”?

¿Quién se olvidó en la calle un compás de madera?
¿Qué es todo este silencio de las cosas vividas,
hundirse en el silencio de las cosas vividas?

¿Qué significa este planeta dando vueltas y vueltas
cargado con un bullicio tétrico de hombres y animales
que se devoran a sí mismos
mientras que el sol esmalta con belleza
las varices de las piernas de alguien?

¿Por qué son tan hermosos todos esos dormitorios
llenos de animales de peluche 
y mucho olor a esmalte de las uñas,
mucho olor a aspirinas y a muchacha dormida?








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