José Antonio Pizarro de Hoyos
José Antonio Pizarro de Hoyos (Medina de Rioseco -Valladolid- 1933 / Vitoria -Álava- 2009) fue un escritor y médico español que consideraba a la poesía –junto a su familia– la razón de vivir y el elemento para recobrar aquellas vivencias ya perdidas en el flujo del tiempo.
Su poética abarca cuatro temáticas esenciales: el paisaje castellano, la plenitud o la pérdida del amor, las dudas religiosas y la presencia de la muerte.
Estéticamente, aunque no niega el verso libre, es con el metro tradicional donde el poeta se siente más cómodo y mejor expresa su pulso lírico.
Y este latido lírico Pizarro de Hoyos lo encauza en dos direcciones: la introspectiva, a través de un autoanálisis sentimental, y la impresionista –no menos sentimental-, a través de un asumido -el conocía de sobra el anacronismo- ruralismo naturalista.
Los motivos primordiales de su obra narrativa –menos abundante– es la presencia del elemento fantástico (siempre tuvo presentes a H. P. Lovecraft y al G. A. Bécquer de las Leyendas) y los ambientes rurales (Miguel Delibes, en contrapunto, fue otra clara referencia) que conocía y disfrutaba a la perfección.
Obras publicadas:
(Editorial Estío -Burgos-, Diputación de Álava -Vitoria-, Editorial Fuente de la Fama -Valladolid-).
Poesía:
-Sonetos de la medianoche (Premio Internacional de Poesía Miranda de Ebro, 1995).
-Vaivenes. Incluye los poemarios:
Reclamo la palabra
Las nostalgias del alcor
Debajo de las horas
El amor y los ayeres
Siluetas ardidas.
-Pétalos y ayeres. Incluye el poemario y el libro de relatos y de prosas poéticas:
Ayeres
Relatos del horizonte.
Prosa:
-Rocamundo (Novela). Prólogo de Manu Leguineche
-Donde ayer hubo rosas (Relatos). Prólogo de Gustavo Martín Garzo.
TÚ SIEMPRE
Quiero tu mar, Amor, y navegarte
En el vértigo azul de mi velero.
Verde y azul del viento venturero
En remos y caricias transportarte.
Conozco tus confines parte a parte
En horas de grumete y marinero,
Bonancible y dulces, y te quiero
Desde antes de saberte y esperarte.
Has sido mi principio en los albores
Ociosos de otros vientos y otros mares,
La flor inmarcesible entre las flores
Y el ara de los místicos altares.
Tú siempre el gran amor de mis amores
Y siempre el gran pesar de mis pesares.
A CARLOS
Hoy he de estar allí, donde solía
Hablar contigo afable y sonriente,
A sentarme otra vez junto a la fuente
En el cénit puntual del mediodía.
Oiré el trina, la misma algarabía
Del jilguero feliz, de la corriente
Del cauce del arroyo transparente
Con el son de su eterna melodía.
Pero no estarás tú para contarte,
No tu voz tan querida para oírte
Palabras que nos rompen parte a parte…
Hoy he de estar allí para decirte
Silencios resignados y llorarte…
¡Ah, si pudiera hermano repetirte!
TIEMPOS
Los tiempos tienen su nombre:
Las edades.
Yo tengo un tiempo íntimo
Al que llamo
La nostalgia.
Se fue como van todos,
Insumiso,
Al campo espiritual
Donde apacienta el sueño.
¿Y QUÉ?
¿Y qué
Le diré
A mi sombra
En esas horas
Remotas,
Sin viento, tal vez
Sin viento
Capaz de mover las hojas
Del calendario en un tiempo
Dejado de la zozobra?
¿Y qué
Le diré
A mi sombra?
QUISE
Yo tendría que deciros
Muchas cosas
Antes de hacerme olvido,
Las que no pude contaros
Por no prestarme el oído
–nadie, nadie, nunca, nunca–
A mis palabras de amigo. ¡Todo se me fue en silencios
Desolados y rendidos!
Lamento de un hermano lacerante
¡No bajéis más el paso, que me muero!
La carga lancinante me convierte
en un soplo de vida y tanta muerte
que soy de las angustias prisionero.
¡No bajéis más el paso! Su madero
domina colosal mi cuerpo inerte
y este brazo avezado, duro y fuerte
trocóse en pluma de ave siendo acero.
¡Vientos de los luceros vespertinos:
Temblad en el azul de vuestra hoguera
y cededme el vigor de los molinos…!
Soy hombre de gario y purridera
y estoy viendo con ojos de Longinos
el cielo, Nicomeno, en tu escalera…
¡Apartaos de mí, miedos cansinos…!
¡Y abajo, más abajo…, aunque me muera!
Publicado en la Revista Semana Santa 2000
Recordando cariños
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