MARIO RAZZETO
Poeta, filólogo, periodista y docente universitario, Nacido en Lima en 1937 - Falleció en Diciembre 2012. Recordando al poeta amigo, excelente compañero de labor universitaria en los años que compartimos la docencia en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, dejo aquí estos poemas de quien mereciera el segundo premio en la primera edición del concurso El Poeta joven del Perú (1960). En aquella ocasión, en primer premio lo compartieron Javier Heraud y César Calvo.
En el año 1963, Razzeto obtuvo una mención honrosa en el Premio Casa de las Américas con su libro En alas de la paz y en 1972 publico la antología Poesía quechua, con prólogo, selección y notas de su autoría. Como periodista tuvo destacada labor como jefe de prensa en el corto periodo de la presidencia del d doctor Valentín Paniagua, durante el gobierno de transición al caer la dictadura de los años 90’.
Un ejemplo de la poesía intelectual de Mario Razzeto:
“Bertolt Brecht, el poeta, en la noche estrellada, viene a hablar conmigo.
Tenemos muchos planes. Lo primero: cantar a plena voz.
Después, ya se verá. El siglo está rodando todavía.” (2007:54-55)
LA VIDA
Caminantes han sido mis hermanos,
Hallándose en la sombra,
Burilando con arcos y martirios
El ávido camino, a la intemperie.
Yo establezco las reglas. Todo ha sido
Raídos ornamentos, mustias hilachas.
Y sin embargo,
Las piedras que anduvieron conmigo
Bailan aún, se presumen lagos, sabias mariposas.
Son sólo piedras, lo repito
Quien hable de la vida
Que tire la primera.
De: Creación &Crítica Nº 15 S/p (En Antología de la Poesía peruana de A. Escobar, Lima, Peisa, 1973 T.II, p. 17)
A VECES
A veces
En las altas ventanas
Mi corazón se asoma
A recibir sonrisas desplegadas.
Yacen tristes palomas.
ERES LA CANCIÓN EXACTA
Eres la canción exacta
Que le hace falta a la tarde.
Mis labios para buscarte
Suben al aire y su rama.
Desde el palomar vacío
Alzan su vuelo mis voces
Y cuando cruzan tu sombra
Sueltan plumas de colores.
Pero crece la distancia.
Silencio dice tu nombre.
Sigues siendo la canción
Que buscan mis ruiseñores.
De: Las palomas y la fuente, Lima 1961 (En Curso de Realidad. Proceso poético 1945.1980 de Ricardo Falla Barreda y Sonia Luz Carrillo, Lima, Concytec, 1988 T.II, p. 114)
OTOÑO
Himnos enlutados entonándose bajo un sol de ámbar muerto
ante los muros derruidos del otoño, manifiesto amigo
de la soledad, hoy que la patria es una palabra
guardada en el corazón, el amor una página borroneada
y la vida
un juego macabro, un barco carenado, una sentina
de espejos empañados. Los antiguos
incineraban bestias a sus dioses, solían negociar con salmos
su futuro. Yo solo tengo algunas cartas, viejos poemas,
una foto descolorida
en donde una delgada muchacha parece sonreir. Si yo pudiese
incinerar a la melancolía, si al menos yo pudiese destruir
los rumores rondándome el pecho por las noches
como un cascabel de barro, si pudiese empujar un poco el tiempo,
hacerle camino al invierno, expulsar las trenzas del otoño,
romper sus alas renegridas, desterrar su largo deterioro,
cogerlo por las astas, invariablemente desterrarlo
a la frontera del sueño.
Tu modorra, voraz otoño, tu mórbida modorra
ha varado medusas por las orillas de este día, detritus
fatigado, conversaciones en voz baja, sombras desteñidas.
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