Sergio Artero Pérez
Nació en Madrid, 1980.
Poeta asesino en zigzag, obrador sin límite desde las grafías aparentes hasta los malabarismos en el alambre de la ruptura, acercándose al abismo de las formas donde hace nadar retruécanos, calambures con sudokus y caligramas. Poeta sin rostro, tributo vocacional de sombra, ha publicado los poemarios Briznas de Acanto (J-M Bernal Ediciones, 1999), Oversitura (Ediciones Encendidas 2008) y Autopsia de X (Junta de Castilla y León, 2010, 2º Premio Fray Luis de León). Ha publicado con LCK15 el poemario Trilogía de Alamut, 2012.
ELIGE EL FINAL DEL SONETO
Lea cuidadosamente el soneto y siga las instrucciones.
Luz de cristal de botella de vino
serpentea por las mesas pobladas
de duendes, de enanos, de magos y hadas,
mercando plata de tueste argentino.
Hecha la presentación del espacio, en el segundo cuarteto aparece el héroe. Si le interesa continúe leyendo.
Llega centauro, tango clandestino
su caminar pausado, las espadas
arriban por doquier, desafiadas
por su navaja de corte platino.
Parece que va a haber pelea. Los tercetos tienen carácter cruento.
Trotando encima de platos y alcuzas
cíclopes vuelve a dos o tres aquiles
en número menor de escaramuzas.
Pelea más limpia de lo esperado, en el último terceto se desvela la razón de tanta sangre. Si le interesa siga leyendo.
Elige corazón tras los mandiles
que al instante se rompe y desmenuza
pues cuenta ésta no más de veinte abriles.
El poema podría terminar aquí. Pero si el lector desea algún dato que aclare mejor el final, continúe leyendo el estrambote. Decida según sus preferencias si quiere final feliz (opción a), o prefiere un final trágico (opción b).
Opción a
La besa, la engancha, la rapta presto.
Amor fugitivo hecho manifiesto.
Opción b
La besa, la engancha y la mata presto.
¡A partir de aquí imaginen el resto!
FRAGMENTOS DE OVERSITURA
....coloréate y planta tu pensamiento azul
Como la esperanza porque al cabo
y al soldado
recién graduado
la miopía difumina los contornos
y no se sabe lo que habrá a lo lejos
Todo andar es divagar
y tal vez
tal vez tal vez tal vez
llegues muy lejos....
ESCENA IX
Toma nota
y dame un fa
Mejor un sol
como algoritmo – algo-rritmo y albur ritmo
Un tam-tam
latido y latente
tan viejo
Tam-año no importa,
tic-tacaño del reloj
para nuestra orquesta afónica.
Cada verso es un peldaño
Una tecla Una fuga de Bach
para escapar del barro esbirro
de lo mundaño y lo cotidaño-en-año
para librarse de los clavos que esclavizan
con una verónica al tiempo
La muerte tiene astas y olé
La muerte tiene aristas que cortan
como dos lunas menguantes
Tienen nombres: minutero y segundero
Dos estoques en continua lidia
que te llevan por delante
Su tic-tac es un tam-tam
Un tam-tam vetusto y vestido de muerte
Contumaz, vestido con disfraz falaz
porque la muerte no suena
La muerte sólo es silencio
Por eso dame una nota y no te quedes callado,
mudo de miedo
FRAGMENTOS DE ANHELO DE MIOPÍA
La miopía es un exceso de potencia de los medios transparentes del ojo con respecto a su longitud por lo que los rayos luminosos procedentes de objetos situados a cierta distancia del ojo convergen hacia un punto anterior a la retina. Una persona con miopía tiene dificultades para enfocar bien los objetos distantes, y es el problema visual más común en el mundo. Etimológicamente viene del griego myops, formado por ops (ojo) y myein, a su vez derivación de myo, que significa “cerrado” o “recogido sobre sí mismo”, y que forma también la raíz de mysterion, “misterio” o “secreto”.
...operé
y sané la voluntad herida
quedé ahí tened coraje
y guardaos de violar con comentarios
la pureza y dolor del exterminio
porque unidos estamos en la ausencia
y al menos nos quedará este enlace
sentirnos en la falta
estar de menos
seguros de ocupar esos lugares
donde habitan las cosas que no son
y sin embargo eternamente existen...
Este libro contiene dos poemarios, con prólogos de Álvaro Tato y Betsabé Gallego; Oversitura es una sinestesia personal sobre la música del pianista Chano Domínguez, y como ésta, constituye una invitación a la libre interpretación de la realidad. Anhelo de miopía es una reflexión sobre la búsqueda de lo inefable. Son por tanto dos poemarios independientes pero complementarios. Comparten temas inevitables como el tiempo, la muerte, la comunicación y, sobre todo, la voluntad de que la poesía represente un vehículo para interrogarse sobre la existencia.
Si en el primero encontramos un poeta que incita, en el segundo recapacita. Si en uno hay humor, en otro hay amor. En ambos hay lo mismo entonces: sea por medio del lenguaje malabarista, o del juego de conceptos, encontramos la necesidad de un lector activo con la última palabra.
Oversitura y Anhelo son cromosomas de la misma moneda. Dos caras de la misma moneda: el lector y el poeta. ¿Y qué es la moneda? ¿Poesía? ¿Amor? ¿Lo divino?... Léase X, pero léase Y léase Y léase Y léase…
Poemas de "Anhelo de miopía", de Sergio Artero Pérez, poemario incluido en el libro Oversitura
Nota del bloguero: el verso final de cada poema es el inicial del siguiente, así hasta que el verso final de un poema es el inicial del poemario ("de siempre hay un reloj") y este concluye. Mi selección es amplia pero no total, por eso este detalle puede perderse y aquí lo remarco, y por eso, también, decido publicar mi selección de una vez. [Publicado por Jesús Malia]
de siempre hay un reloj
a todas horas
y lugares
pero acabo el día fuera
del cónclave de tiempos
donde lo real confluye
voy más lento
más cansado
y llego a duras penas
a ocupar el instante
mío
que el presente revive
donde todo el universo
sólo para mí
se empasta y armoniza
se empasta y armoniza
tu risa de tormenta con la lluvia
cuando intacta
no ha rozado todavía
con su duro teclear el suelo
reverencio
de qué forma natural
sabes hacer
de ese instante tan exacto
tu más doblegado cómplice
y nuestra doméstica eternidad
se cristaliza
como las heces de un misterio
nos hemos hecho palabra
protegida cerrada por miedo
a un devenir ventoso
que va desmadejando mitos
y esparciéndolos
como hojas secas
no no no no
nunca se entenderá nuestra grandeza
nunca se ha saber
nuestro secreto:
nuestro secreto:
mirar la tarde caer sin sensación de ocaso
mirar al otro sin perplejidad ni incógnita
o quizás corrijo
contemplar la finitud o al otro
constantemente asombrados y perplejos
diariamente deshabituados
en lo incierto asomados al abismo
me desdigo: hay una certeza
al fin:
estamos juntos
muera la sombra en los pliegues
de otra mañana extendida
por mi parte aquí
un círculo he trazado ahora mismo
o ayer o en un futuro
alrededor de ambos
un círculo de amor que nos conserve
que nos mantenga intactos
a salvo de la luz y de las horas
ya que por fin llegué
aquí
no sé a dónde
pero sé que es algo
pues de la nada vengo
o de la sombra
o de espejismos de este algo
sin más
y al menos tengo eso: la convicción
de haber llegado a dónde
a este aquí y ahora para siempre
a este círculo pequeño
a este círculo
a éste
a
a
tientas y entre palpos
reconocemos materias sólo
fuera de los senos secretos de la luz
ciegos por el canto
de lo siempre perdido inalcanzable
coraje
deseo parece a veces
que llegamos a apresar el fuego
un breve instante
pero entonces sólo en nuestras manos
queda un triste rastro de ceniza
ceniza de polisemia
que ya no está
se vuela
se vuela
no sé a dónde pero posa
su sombra en lugares muy dispares
como señuelos en luces
pistas en una nube
una manzana un río
un aire una canción
persigo esas huellas testimonio
de algo en un cuadro una pestaña
pistas que va dejando sospecho bajo el asfalto
o sobre la cúspide curvada de tus pezones
desvanecidas si al fin se alcanzan
si llego encuentro
sólo la busca y mi fracaso
sólo la busca
¡zas!
donde la verdad parecía verdad
y aún creíble la existencia
a ese espacio intransitable he de volver
pero nunca:
he olvidado las escalas al medir
el vuelo
las respuestas las caricias
dejo atrás los espejismos
del fragor de la ternura en pompa
yo quisiera pero nunca
sólo sé medir en noes:
no estoy
no soy
éste es mi secreto ahora: nunca
mi cuerpo
no: yo absoluto
en esfuerzo por ser
lo que de siempre he sido:
un anhelo primero
un devenir después:
mi entendimiento
no: yo sensible
a la luz y al dolor
de habitar la carencia:
con ser lo concluyente
de siempre hay un reloj
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