Israel Pinkas
Nació en Sofía, Bulgaria, en 1935. Perdió a su padre a los seis años de edad. Emigró a la Palestina del Mandato en 1944, siendo aún niño, junto a su madre. Vive en Tel Aviv. Publicó su primer poemario en 1961. Muchos de sus poemas fueron publicados, tras sufrir por años por la falta de reconocimiento, en la revista Exclamation Point. Ha publicado ocho libros de poesía. En 2005 obtuvo el premio Israel de poesía.
Obras publicadas
Pincas publicó su primer libro de poesía Poemas 14 en 1961. Su poema más famoso es Ilmale ("no lo eran") [1] Sus poemas fueron publicados en diversos círculos, en los literarios suplementos de diarios y revistas. Muchos de sus poemas fueron publicados en la revista Signo de exclamación, después de muchos años de no reconocimiento. Ha publicado ocho libros de poesía, hasta la fecha, muchos por la editorial Exclamation Point. También trabajó como editor para la oficina local de la United Press la agencia de noticias.
No visité tu tumba
No visité tu tumba porque no creo que te encuentres allí.
Estás en otro sitio, vagas quizá con tu valijita
por países cuyos idiomas desconoces.
Tras tu partida sólo me quedó una cicatriz
a la que tuve que habituarme, como a una renguera.
Qué bueno fue vivir contigo, envejecer juntos.
Traducción: Gerardo Lewin
Cine mudo
El film documental que versa sobre mí está por concluir
y algunos, entre el público, han comenzado a salir:
los finales son siempre intrascendentes y sabidos de antemano.
Queda ya claro, ahora, que no lograré cruzar el Amazonas,
que no llegaré a ese encuentro en Almagro
y que no bailaré otro tango cantado por Gardel.
La mujer, golpeada por las drogas y el amor,
caerá en la depresión y se suicidará esa misma noche
en su habitación, en el hotel.
Su carta póstuma sólo despertará sospecha y nuevas dudas.
Queda ya claro, ahora, que habría sido preferible
que todo este asunto no hubiera comenzado
del modo en el que, ciertamente, comenzó.
No hubo en esta vida, para los demás, nada de interesante o ejemplar.
Se extendió a lo largo de tres continentes y por un tiempo
tan breve que resulta imposible delinear un retrato acabado.
Quedan en ella grabados los despegues y aterrizajes imprevistos
que fueron, en general, a dar en nada.
Antes de terminar, pueden aún observarse
los gestos espasmódicos de quien parece exigir algo:
voces y murmullos que no han dejado registros.
Traducción: Gerardo Lewin
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