Poesía anónima africana
Selección, traducción y notas de
Rogelio Martínez Furé
De la poesía yorubá (1)
Vivir con una persona humilde refresca la mente.
Proverbio yorubá
Muchas palabras no llenan un cesto.
Proverbio yorubá
Los yorubá
Los yorubá son un pueblo de más de siete millones de personas que habita principalmente en el sudoeste de Nigeria, Dahomey, Togo y Ghana.
Creadores de una alta cultura urbana medieval cuyo centro se desarrolló, a partir del siglo XIII, en la ciudad de Ilé Ifè –considerada por las leyendas como escenario de la Creación Universal–, este pueblo de agricultores, guerreros y comerciantes se constituyó en un verdadero foco clásico de civilización africana al sur del Sajara por el alto nivel alcanzado en el desarrollo de las fuerzas productivas, las técnicas, la organización política, cosmogonía, usos y costumbres, y por haber creado uno de los estilos artísticos más refinados e importantes de África y del mundo: los “bronces” y terracotas de Ifè.
A partir del siglo XV se inició la expansión militar de Óyó sobre los pueblos vecinos. “Posiblemente Shàngó, el Alãfin deificado, el inventor y estratega que pereció por su propio hubris, pueda ser asociado con esta fase de la historia de Óyó”.
Durante el siglo XVII el imperio yorubá de Óyó llegó a dominar a los otros subgrupos del mismo origen étnico, ejerciendo su poder sobre gran parte de lo que hoy es Nigeria Occidental y partes del Dahomey. “De acuerdo con la tradición de Óyó, hacia fines del siglo diecisiete las fronteras imperiales se extendían hasta el Níger por el norte y el este, e incluían el Dahomey por el Oeste”. Ilé Ifè se mantuvo como capital religiosa, pero Óyó se convirtió en el gran centro político, donde residía el Alãfin, monarca supremo, considerado por las tradiciones como descendiente del Dios (orisha) del rayo Shàngó.
Maestros en el trabajo de los metales, de la madera, de la piedra dura y la terracota, fueron un pueblo músico y poeta; poseyeron una filosofía profunda y humana. El tráfico negrero que alteró la economía de la Costa de Guinea, las guerras civiles interminables, las luchas fratricidas por la sucesión al trono, la subsiguiente sublevación de los pueblos vecinos sojuzgados y la derrota militar frente a los ejércitos musulmanes de Usmán dan Fodio –el gran conquistador fulani–, determinaron la decadencia de las glorias guerreras y artísticas de los yorubá y el hundimiento del imperio de Óyó a principios del siglo XIX.
Su antigua capital, el viejo Óyó o Katunga, se encontraba mucho más al norte del actual emplazamiento del Óyó nuevo, pero fue abandonada después de ser saqueada por los fulani de Ilorin en 1835, fundándose una nueva capital cien millas más al sur en un territorio más protegido de los ataques de los enemigos norteños.
En la actualidad, la mayoría de los yorubá forman parte del estado africano con más habitantes en el continente, Nigeria –alrededor de 75 millones–, y constituyen uno de los tres grupos étnicos principales del país. Los elementos
característicos de su cultura secular, cuyo origen es situado por algunos historiadores entre los siglos VII y XII d.n.e.1 , se conservan hasta el presente, de la misma forma que su religión ha logrado sobrevivir en tierras americanas a los siglos de régimen esclavista.
Entre los yorubá, la poesía cumple una función social de primera importancia e interviene en todas las manifestaciones de la vida de ese pueblo. En las ceremonias religiosas o estaTales, en las bodas, en los ritos funerarios, siempre estarán presentes los bardos profesionales que cantarán el tipo de poema apropiado.
Mientras en la cultura occidental burguesa la poesía ha dejado de desempeñar esta función social para convertirse en goce de minorías, entre los yorubá, tanto los cánticos de alabanza a los dioses (orisha) como los comentarios sarcásticos sobre los sucesos de actualidad dan lugar a la expresión poética. Y no está reservada sólo para las ocasiones solemnes o festivas, sino que forma parte de la vida cotidiana.
Los vendedores poseen poemas especiales para anunciar sus productos en el mercado; los cazadores para cantar mientras marchan por los senderos del intrincado monte o en sus reuniones nocturnas; los niños para acompañar sus
juegos. Mientras los campesinos cultivan sus campos o los herreros ejecutan sus diversas labores, ahuyentarán la fatiga entonando fragmentos de ìjálá; una recién casada camino de su nuevo hogar cantará un rárà; al despertar los niños en la mañana se inclinarán frente a sus mayores y los saludarán con algún oríkì en honor de los antepasados familiares. En los momentos de sosiego y descanso, en medio de las conversaciones, de las risas y la ingestión de bebidas, también estará presente la poesía.
Oríkì,
la poesía de los dioses y los hombres
1. ORÍKÌ DE ÈSHÙ
Cuando está enojado
golpea una piedra hasta hacerla sangrar.
Cuando está enojado
se sienta en la piel de una hormiga.
Cuando está enojado
llora lágrimas de sangre.
Èshù, confundidor de hombres.
El dueño de veinte esclavos está sacrificando,
para que Èshù no pueda confundirlo.
El dueño de treinta ìwòfà1
está sacrificando,
para que Èshù no pueda confundirlo.
Èshù trastornó a la esposa recién casada.
Cuando ella robó los cauríes
del adoratorio sagrado de Oya,2
dijo que no se había dado cuenta
De que coger doscientos cauríes era robar.
Èshù trastornó la cabeza de la reina,
que empezó a salir desnuda.
Luego la golpeó para hacerla llorar.
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1 Ìwòfà: Hombre que da su trabajo como crédito a quien le ha prestado
dinero a él o a sus familiares. Deberá trabajar para su acreedor hasta
que el dinero sea devuelto.
2 Oya: Diosa del río Níger, esposa de Shàngó, se la considera orisha de
las centellas, del cementerio y del viento.
¡Èshù, no me confundas!
¡Èshù, no confundas la carga sobre mi cabeza!3
Èshù, amante de los perros.
Si una cabra se pierde en Ogbe,
no me pregunten.
¿Creen que soy ladrón de cabras?
Si una enorme oveja se pierde en Ogbe,
no me pregunten.
¿Creen que soy ladrón de ovejas?
Si algún ave se pierde en Ogbe,
no me pregunten.
¿Creen que soy ladrón de aves?
Pero si un perro negro se pierde en Ogbe,
¡pregúntenme!
¡Me encontrarán comiendo el sacrificio de Èshù
en una bandeja de madera!
Èshù durmió en la casa,
pero la casa era demasiado pequeña para él.
Èshù durmió en la galería,
pero la galería era demasiado pequeña para él.
Èshù durmió en una nuez,
¡al fin pudo estirarse!
Èshù caminó a través del plantío de maní.
Su copete de pelo era apenas visible.
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3 “La carga sobre mi cabeza” es una metáfora que se refiere a los
familiares.
De no haber sido por su enorme tamaño,
no hubiera sido visible en absoluto.
Habiendo tirado una piedra ayer,
mata un pájaro hoy.
Acostado, su cabeza da en el techo.
De pie, no puede mirar dentro de la cazuela.
Èshù cambia lo correcto en incorrecto,
y lo incorrecto en correcto.4
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4 Esta naturaleza voluble de Elegba o Èshù lo hace el dios más
peligroso y temible. Las ceremonias de la Regla de Osha se inician
siempre con ofrendas y cánticos rituales en su honor, para aplacarlo y
atraerse su favor; también se le invoca para terminarlas.
2. ORÍKÌ DE ÒGÚN
Ògún mata a su diestra y destruye a su diestra.
Ògún mata a su siniestra y destruye a su siniestra.
Ògún mata de repente en la casa y de repente
en el campo.
Ògún mata al niño con el hierro con que juega.
Ògún mata en silencio.
Ògún mata al ladrón
y al dueño de los bienes robados.
Ògún mata al dueño del esclavo,
y el esclavo se escapa.
Ògún mata al dueño de treinta ìwòfà,
y su dinero, opulencia e hijos desaparecen.
Ògún mata al dueño de la casa
y pinta el hogar con su sangre.
Ògún es la muerte que persigue al niño
hasta que corre a la selva.
Ògún es la aguja que pincha por ambos extremos.
Ògún tiene agua, pero se baña en sangre.
Ògún, no me combatas. Te pertenezco sólo a ti.
La esposa de Ògún es como un tìmtìm:5
No le gusta que dos personas descansen sobre ella.
Ògún tiene muchos trajes. Se los da a los mendigos.
Le da uno a la chocha, la chocha lo tiñe índigo.
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5 El tìmtìm es un cojín de cuero repujado.
Le da uno al cuco, el cuco lo tiñe de rojo.
Le da uno al airón, el airón lo deja blanco.
Ògún no es como el ñame machacado:
¿Crees que puedes amasarlo en tu mano
Y comer hasta hartarte?
Ògún no es como la harina de maíz:
¿Crees que puedes amasarlo en tu mano
Y comer hasta hartarte?
Ògún no es como algo que puedas echar en tu gorro:
¿Crees que puedes ponerte tu gorro y marcharte con él?
Ògún dispersa a sus enemigos.
Cuando las mariposas llegan
donde excreta el leopardo,
se dispersan en todas direcciones.
La luz que brilla en el rostro de Ògún
no es fácil de contemplar.
¡Ògún, no me dejes ver el rojo de tus ojos!
Ògún le sacrifica un elefante a su cabeza.6
Dueño del hierro, jefe de los guerreros,
Ògún, gran jefe de los ladrones.
Ògún lleva un gorro sangriento.
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6 Todos le sacrifican a su cabeza o buena fortuna.
Ògún tiene cuatrocientas esposas
y mil cuatrocientos hijos.
Ògún, el fuego que barre la selva.
No es broma su risa.
Ògún come doscientas lombrices de tierra
y no vomita.
¡Ògún es un orisha loco que aún hace preguntas
después de 780 años!
¡Si puedo responder o si no puedo,
Ògún, no me preguntes nada!
El león nunca deja jugar con su cachorro.
Ògún nunca permitirá el castigo de sus hijos.
¡Ògún, no me rechaces!
¿Acaso la mujer que hila rechaza un huso?
¿Acaso la mujer que tiñe rechaza un paño?
¿Acaso el ojo que ve rechaza una mirada?
¡Ògún, no me rechaces!7
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7 Aunque Ògún es un dios temible necesita también adoradores. Ya
que todo dios es producto de la imaginación humana, un dios sin
adoradores desaparece. Su culto lo considera dueño del monte, de los
metales y de la fragua. Es agricultor y guerrero.
3. ORÍKÌ DE ERINLÈ
Es firme y fuerte como una roca antigua.
Claro como la mirada de Dios,
que no hace crecer yerba alguna.
Como la tierra, nunca cambiará.
Apaga la lámpara y deja que sus ojos
brillen como fuego.
Hará de la mujer estéril una que cargue niños.
Es padre de nuestro rey.
Es quien vela por mi hijo.
Desde lo profundo del río nos llama a la guerra.
En el matorral y en la tupida selva halla su sustento.
Pisa por caminos peligrosos,
pero su pie no vacila.
Puede destruir, como las lombrices en el estómago.
Curará la cabeza confundida.
Mezcla las cabezas de los buitres
con las de otras aves.8
El antílope no puede moverse.
La vaca salvaje está hechizada.
No será amistoso con el leopardo
sino por su oreja moteada.
Él conoce los lugares secos de la tierra,
conoce donde los ríos fluyen,
de la pesca y un gran médico.
Donde la yerba es abundante,
donde los grandes árboles sombrean la corriente
Y el aire es fresco como el harmatán.9
Posee algo que no puede hallarse
ni en la casa del rey:
¡Su traje lleno de piojos 10
Rehúsa pagar la cerveza,
rehúsa pagar la kola,
Pero no le pedimos el dinero.
Erinlè repara la olla, como repara la cabeza.11
¡Te ruego vengas y repares mi cabeza!
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8 Este verso y los siguientes describen los poderes mágicos atribuidos
a Erinlè. También se le denomina Inle y es considerado como orisha
9 Harmatán: Viento del desierto
10 En sentido de burla
11 La cabeza significa la buena suerte o fortuna. Es corriente oír
hablar sobre “rogaciones de cabeza”, “darle de comer a la cabeza”
y otras expresiones por el estilo para referirse a ciertas ceremonias
encaminadas a cambiar la suerte de las personas y atraerles la buena
fortuna.
4. ORÍKÌ DE OBÀTÁLÁ
Él es paciente, no se enoja.
Se sienta en silencio a juzgar.
Nos ve aunque no esté mirando.
Permanece en un lugar lejano,
pero sus ojos están sobre el pueblo.
El granero del cielo nunca podrá ser llenado.
El anciano lleno de fuerza vital.
Mata al novicio,
y lo despierta para hacerle oír sus palabras.12
Dejamos el mundo al dueño del mundo.
La muerte obra traviesa, hasta que él
se lleva al niño.13
Él cabalga sobre un jorobado.14
Tiende su mano derecha.
Tiende su mano izquierda.
Se yergue junto a sus hijos y les deja triunfar.
Los hace reír, y ellos ríen.15
Ojojo, el padre de la risa.16
Su mirada está llena de júbilo,
reposa en el cielo como un enjambre de abejas.
Les bailamos a nuestros dieciséis tambores
que suenan “yinguin, yinguin”.
A ocho de los tambores les bailamos doblados,
a ocho de los tambores les bailamos erectos.
Meneamos nuestros hombros, meneamos
nuestras caderas,
munusi, munusi, munusi,
Les bailamos a tus dieciséis tambores.
Aquellos que son ricos le deben sus bienes
a él.
Aquellos que son pobres le deben sus bienes
a él.
Le quita al rico y lo da al pobre.
¡Siempre que quites a los ricos,
ven y dámelo a mí!
Obàtálá, que conviertes la sangre en niños. 17
Tengo tan sólo un vestido que teñir
con índigo.
Tengo tan sólo un tocado que teñir
de rojo.
¡Pero sé que guardas veinte o treinta hijos
para mí,
a los que pariré!
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12 En la mayoría de los cultos a los orisha, los iniciados atraviesan un
rito de muerte y resurrección simbólicas. El ìyawó o iniciado renace
libre de las impurezas de su vida anterior. Durante un período de
tiempo (un año) deberá vestir de blanco, el color de Obàtálá, estando
bajo la protección de este Dios.
13 Obàtálá es el más bondadoso de los orisha, pero también puede
matar.
14 Obàtálá es el orisha creador de la tierra y los hombres. Según los
mitos, un día se emborrachó con vino de palma y creó a los jorobados,
los albinos y los ciegos. Desde entonces son sagrados para él.
15 “Les obliga a reír y ellos ríen”: Se refiere a que él le concedió el hálito
vital al hombre después de crearlo con arcilla.
16 Ojojo: Onomatopeya de la risa.
17 Este orisha crea a los niños en el vientre de sus madres
5. ORÍKÌ DE SHÀNGÓ
Cuando el elefante despierta en la mañana,
debe ofrecer respetos a su nueva esposa.
Cuando la guinea despierta en la mañana,
debe postrarse ante el Señor del Bosque.
Si deja de saludarlo,
será muerta por el cazador,
que se la llevará a su casa
sobre la espalda,
la venderá en el mercado
Y usará el dinero
para hacerse resguardos.
Si el antílope despierta en la mañana
Y no se inclina ante el Señor del Bosque,
el cazador vendrá y comerá su cabeza
con ñame machacado.
Shàngó, yo me postro ante ti cada mañana,
antes de partir para hacer algo.
El perro permanece en la casa de su amo,
pero no conoce sus intenciones.
La oveja no conoce las intenciones
Del hombre que la alimenta.
Nosotros mismos seguimos a Shàngó
Aunque ignoramos las suyas.
No es fácil vivir en compañía de Shàngó.
Las patas de los cangrejos son la confusión.
Las patas de las cotorras son torcidas.
Cuando el cangrejo abandona su hueco,
no sabemos qué dirección está tomando.
Shàngó salió para Ìbàdàn...
y llegó a Ilorín.18
La lluvia golpea al enmascarado Egúngún,
porque no puede encontrar refugio.
Él grita:
¡Ayúdenme, muertos del cielo, ayúdenme!
Pero la lluvia no puede golpear a Shàngó,
dicen que el fuego mata al agua.19
Él monta sobre el fuego como sobre un corcel
Relámpago, ¿con qué clase de paño
cubres tu cuerpo?
Con el paño de la muerte.
Shàngó es la muerte que gotea to, to, to,
como el índigo goteando de una tela.
Shàngó es la muerte que mata al dinero
con un gran palo.
El hombre que miente morirá en su casa.
Shàngó le pega al estúpido
Arruga el ceño y el mentiroso echa a correr.20
Aun cuando no lucha, le tememos;
Pero cuando la guerra brilla en sus ojos,
sus enemigos y adoradores corren
todos por igual.
Fuego en la mirada, fuego en la boca,
fuego en el techo.
Camina a solas, pero entra en el pueblo
como un enjambre de langostas.
El leopardo que mató al carnero y se bañó
en su sangre.
El hombre que murió en el mercado
y despertó en la casa.
Cuando tienes dolores de estómago,
comes siete cazuelas de maíz tostado.
Cuando te duele el hígado,
comes seis cazuelas de harina de ñame
con sopa de frijoles.
Tu cuerpo no es fuerte, tu cuerpo no es suave,
aunque comes doce nueces de kola.
Su vientre está redondo por la harina
de maíz caliente,
como el vientre de una mujer preñada.21
Si no compartes tu harina con él,
Se deslizará bajo tu uña
y tomará su parte.
¡Shàngó coge a la fuerza!
¡Si no le ofreces un asiento,
se sentará en la punta de tu nariz!
Él coge los techos de sus vecinos
y se cubre la cabeza.
Presta dinero y no pide que le paguen.
Su ropa es harapienta como la de una viuda.
Shàngó hace lo que quiere.
Si le place, puede hacer harina de maíz
de las bananas.
Si le place, puede usar su traje roto.
El rey que conoce el presente y el futuro.22
El que sabe lo que el blanco habla en secreto.
El que convierte una mala cabeza en buena.
El que da hijos a la mujer de pelo blanco.
Te lo ruego, dame una hija también.
El hombre que se casó sin pagar dote.
Yo pagué mi propia dote antes de casarme con él.
El hombre que compró la vagina a crédito
Y le pidió al jefe que pagara.
Yo sola soy su esposa favorita.
Cuando él duerme con una mujer,
le imparte su belleza.
Shàngó es un animal como el gorila.
Un raro animal en el bosque,
tan raro como el mono curandero.
Shàngó, no me des poco de tu medicina,
¡dámela toda! Para que pueda untarla
sobre mi rostro y mi boca.
Cualquiera que espera el elefante,
espera por la muerte.
Cualquiera que espera el búfalo,
espera por la muerte.
Cualquiera que espera el ferrocarril,
espera por molestias.
Él dice que debemos evitar
lo que habrá de matarnos.
Dice que debemos evitar las molestias.
Él es quien espera las cosas de que huimos.
Se arrodilla como un recolector de vegetales.
Shàngó no recolecta vegetales,
sólo busca la cabeza del campesino.
El campesino fue engañado.
Marchó a la granja sólo para ser muerto.
¡Mi señor, no me sacrifiques a tu ser interior!23
No veneraré a nadie sino a ti mientras viva.
Shàngó, te lo ruego, deja que mi vida sea buena.
Deseo lo que está en tu mano.
Deseo algo bueno de ti.
Entrégame hoy mi presente.
Sólo a ti veneraré.
Lo ruego, lo ruego,
no tengo a nadie más que a ti.
No me pelees.
¡Dame un hijo!
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18 Ciudades de Nigeria que se encuentran en direcciones opuestas.
19 Se cree entre los yorubá que los adoradores de Shàngó controlan la
lluvia. Si los enmascarados de la sociedad secreta Egúngún, dedicada
al culto de los muertos, no mantienen buenas relaciones con ellos,
pueden estropearles sus celebraciones.
20 Aunque los orisha no son arquetipos morales, a la manera de los
santos católicos, por ejemplo, éstas son características de Shàngó: le
disgustan los mentirosos y los estúpidos.
21 La utilización del sentido humorístico es corriente en los oríkì a los
orisha. Las relaciones entre los adoradores y el Dios son complejas,
envolviendo el amor, el miedo, la amistad y hasta el resentimiento.
Un ejemplo lo constituyen los cantos de puyas, en los que hasta
se llega a insultar al Dios para obligarlo a manifestarse entre los
adoradores, “montando” a uno de los creyentes, a quien se considera
como el orisha mismo mientras permanece en estado de posesión,
“subido”.
22 En la Regla de Osha también se considera a Shàngó como un gran
adivino. Según un mito muy extendido, le cambió a Orula su tablero
de adivinación por los tambores, prefiriendo las fiestas y las aventuras
a la vida sedentaria.
23 “Ser interior”: La esencia de su personalidad, a la que el creyente
hace sacrificios propiciatorios.
Una forma sencilla y respetuosa de ver la vida en un entorno de creencias muy enraizadas a los pueblos, pero no obstante hay también esa realidad de lo cercano y doméstico en que se mueven las necesidades más elementales. Me ha gustado esta aportación, pues es la esencia de un pueblo.
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