Isabel Navarro
(Petrer, 1977)
Es poeta, periodista y redactora jefe del suplemento semanal Mujer hoy.
Ha sido profesora de Comunicación y redacción periodística en la Universidad Anáhuac de México, y sus reportajes sobre infancia y discapacidad han sido galardonados con los premios Tiflos (dos veces), UNICEF de periodismo y el premio de la Asociación de la Prensa de Madrid, “Derechos de la Infancia y Periodismo”.
En 2007, coordinó el libro de varios autores “De los que aman: el cine de Isabel Coixet”,
editado por el Ayuntamiento de Madrid.
En 2008, publicó “Inane”, su primer libro de poesía, galardonado con el Premio Blas de Otero de la Universidad Complutense y elegido por el colectivo de críticos Addison de Witt como uno de sus “Secretos de poesía”.
En 2010, su poema “Los amantes” (de “Inane”) fue elegido por el festival de poesía Nosomostanraros, de Elche, para que el estudio de diseño Demokratica realizara una intervención en el espacio público de una plaza.
En 2012, nuevos poemas inéditos de “Parto”, un libro en preparación, aparecieron en la antología “2012: generación del fin del mundo”, editado por Huerga y Fierro.
En 2014, fue elegida por el colectivo NOPHOTO como autora del proyecto Dúo 2, con una crónica, poético-periodística, sobre los accidentes de tráfico.
Profesora visitante en la Universidad Anáhuac de Xalapa (México), sus reportajes han sido galardonados con los premios Tiflos, UNICEF y la Asociación de la Prensa de Madrid. En 2007, coordinó el libro de varios autores De los que aman: el cine de Isabel Coixet (Ed. Ayuntamiento de Madrid).
De su literatura ha dicho el crítico Ángel Luis Luján que está “escrita con una brillantez hiriente de hoja de cuchillo […] y es sólo apta para hambrientos de una oscura, desoladora verdad”.
Inane, Isabel Navarro
Premio Blas de Otero de Poesía 2007. Editorial Complutense, Madrid, 2008.
Inane, la fea, perfuma sus muñecas con ajo frito.
Inane, la diosa, irrumpe en la cornisa
y pregunta por las manzanas.
Inane, la gula, ama las fresas y la compota.
Inane, la ebria, sueña barcos de arroz en los anuncios por palabras.
Inane, el ansia, acecha Ítaca en la cocina.
Inane, la ciega, escribe menú en la cuadrícula.
Inane, personaje de harina - vieja y párvula -
tiene vientre de hogaza,
mirada de olla y cuchara de madera.
*
Tras el donut
la muerte.
El mismo agujero.
*
El pecado venial de las azadas
es cavar la tierra para sepultar un credo.
Es el penúltimo dogma de los cínicos:
sembrar la era con hortalizas invisibles.
La fe desgastada, como el bajo de los vaqueros.
*
Las manos te olían a cebolla
y en cada suspiro repetías la palabra
hambre.
Alguien me dijo que nunca pudiste evitar
estudiar en la misma mesa
donde tu madre degollaba a los conejos.
*
Se aceptan pupilas
con fines médicos y proféticos
Se necesitan.
Se pagan.
*
Los padres sucumben arrugados
en una bolsa de plástico con cremallera.
Escamotean a los mortales y regresan como hijos
para jugar con la pelota
que golpea o hacina.
En la región de la genealogía
los dioses buscan una fricción
que travista su memoria calva.
La caricia del padre puede ser incesto o privación.
Nadie nos ha enseñado la diferencia.
*
Dices que restas porque no sabes sumar,
y que te persigue el sueño de ser otra.
Envidias a la zurcidora de puntillas antiguas,
al burócrata de legajos mugrientos
y a la maestra sonrosada con tiza en las uñas.
Quieres ser la bailarina que imita el gesto de una hoja,
otra escritora estéril, a lo Virginia Woolf,
o una madre generosa que lee novelas
mientras los niños duermen.
*
El atrezo del insomnio
es el ángulo de una puerta
donde se clava cada empeño
(o cuatro esquinitas tiene mi cama, ¿cuál se hinca más?)
La escena,
una orquídea en el regazo
agarrotando el tiempo.
El cuerpo diurno que muta
en el umbral de los placeres feroces.
*
Los versos con agallas habitan en la charca,
se hunden, donde Inane
y su gemela, Grieta, salpican y danzan
vestidas de algodón.
En la superficie, las niñas ilustran el cuadro
de una caja de bombones.
Por debajo, los versos afilados
mordisquean sus tobillos y hacen sangre.
Secretos de poesía: Inane, de Isabel Navarro
Sólo la casualidad ha llevado a este libro a nuestras páginas. La casualidad de una buena librería cuidada por un buen poeta en la que, encima de la mesa, nos encontramos con una portada que llamó la atención a nuestros ojos. Todo ello gracias, en buena parte, a las excelentes ilustraciones de Quique Krause. Casualidad también porque hablamos de un libro editado a comienzos de 2008, y que encontramos hace un mes, de una editorial no muy concurrida en las librerías, Editorial Complutense, y de un premio, Blas de Otero, que tiene otro premio a su nombre bastante más previsible (con los defectos habituales que solemos señalar en los premios). En este caso, todo lo que rodea al premio parece un esfuerzo digno de principio a fin aunque sería interesante que cada edición indicara los miembros del jurado.
No es tampoco demasiado sencillo que traigamos un primer libro. Un primer libro no significa que la poeta, como parece apuntar en su biografía, no lleve ya unos años perfilando su oficio de poeta. Pero en cualquier caso, es un primer libro publicado a los 31 años, edad en la que si uno ha leído lo suficiente, y parece que es el caso de Isabel, las posibilidades de arrepentirse de lo escrito años después, ese clásico de nuestros primeros poemarios, se reducen.
Lo cual no quiere decir que no hayan detalles que lleven a pensar que es un primer libro. Pero con todo, nos ha parecido un poemario lo suficientemente bueno como para entrar en nuestra lista de secretos de poesía. A un libro por cada cien leídos, aproximadamente, algo de mérito tendrá la poeta.
"Inane" es el título del poemario, y es el nombre, de referencias alegóricas, de la protagonista. En general es la tercera persona la que, de manera omnisciente, nos describe a este personaje hermético y claro a la vez, apenas descrito, pero de cuyos sentimientos nos sentimos partícipes casi desde el comienzo.
A nivel de estructura el libro se divide en diez partes, comenzando por la número diez y reduciéndose progresivamente hasta la parte número uno. Cada parte contiene poemas con el mismo número de versos que le corresponden por título. Se va, en consecuencia, desde el poema de tamaño medio, complejo, hasta el epigrama apenas sugerido por un único verso.
Inane tiene definición de hambre en la poeta, un hambre que será hilo conductor de buena parte de la sugerida trama narrativa del poemario, en dónde brilla la cebolla, el arroz hecho al sarmiento, el pimiento rojo o el ajo, cuando la poesía en más clara, o la metáfora que trasciende el significado sustantivo en otros casos.
Pero el libro no es sólo la historia de Inane. También aparece la propia narradora, que se mezcla con la historia de Inane, en una historia en primera persona, urbana, sexual, maldita e insomne.
El narrador establece un diálogo ficticio con la protagonista, sea preguntándole, "Dime inane, ¿a qué crees ser inmune?" o bien recibiendo una afirmación que oímos a través del narrador: "Dices que te negaron la belleza." En otras ocasiones se escucha la voz de la narradora, intercambiándose poemas y planos de tiempo.
Inane es "la fea", "la gula", "la ebria", la que "acecha Itaca desde la cocina", la estéril ("se recriminan a esputos / tu esterilidad"), la que quiere ser otra, la de las malas noticias y la hambruna. Si bien, aparentemente, el marco temporal en el que se mueve Inane podría ser el de comienzos de siglo XX, ligado quizá a las hambrunas, sus ecos llevan hasta los problemas alimentarios de la sociedad actual y sus consecuencia sobre la preocupación por la imagen (preocupación sobre la importancia de la imagen femenina versus la masculina que se ve muy clara en el poema sobre la virgen y la peluca). La preocupación alimenticia volverá hacia el final del poemario, como una herencia de abuelas a nietas, vasos comunicantes, con un origen muy distinto y un tratamiento poético también distinto, y menos efectivo por el cliché, y la búsqueda del mensaje a costa de la forma:"El mismo donut, ahora con menos calorías"
Es una mezcla extraña, en el sentido positivo del adjetivo, de herencias, genéticas y mundos, en la que tiene mucho que ver el lenguaje que utiliza la poeta. Y es precisamente el uso del lenguaje uno de los aciertos principales de este libro. El léxico que utiliza Isabel es muy rico pero en casi ningún momento parece fuera de lugar, ni aparenta rebuscado. En ocasiones el lenguaje desciende a lo más cotidiano y en otras roza el cultismo o el arcaísmo ("y de trova vieja"). En otras ocasiones verbaliza un sustantivo ("de una ciudad que se extrarradia") o tuerce la sintaxis para acomodar el verso a la circunstancia.
También iguala hambre y poesía. Isabel introduce y mezcla ambos conceptos, como hace en el segundo poema del libro:
"La palabra del maestro es el calostro del poeta,
una teta con miel y calendario,
la electricidad de un niño de juguete."
Es justo cuando la poeta habla de poesía cuando su verbo se maligniza, como cuando presenta a la gemela de Inane:
"Los versos con agallas habitan en la charca,
se hunden, con Inane
y su gemela, Grieta..."
En general hay una desconfianza hacia la palabra: "Puta palabra, / jamás debiste escapar de la nana."
El discurso está marcado por un substrato pesimista, que suele cerrar el final de algunos poemas, como es el caso del anterior: "La leche del maestro es tan efímera como la destrucción del día."
El sexo aparece también en ocasiones sea como una referencia familiar, "La caricia del padre puede ser incesto o privación", como observación, " la sabia lascivia de perros y gatos", o como parte de una historia corta: "Hablar por hablar / para después gemir. / Casi uno de esos romances a las 5 de la mañana." El deseo también se traslada a Inane: "En la despensa de tu abuela / un cerdo se ahorca /ajeno al deseo lúbrico / de Inane."
El lenguaje se extrema en algunos casos buscando un malditismo, a veces tremendista, que suena un poco fuera de lugar y demasiado fácil: "En el gozo limítrofe / de la amputación", "Cada día un poco más puta, / lucha contra las sábanas / para dejar de ser fea.", "Alguien me dijo que nunca pudiste evitar / estudiar en la misma mesa / donde tu madre degollaba los conejos", "Reconozco a la boca por su coprofagia / y mi parentesco".
Como suele ocurrir, y no sólo en primeros libros, es en la parte metafórica y metonímica donde a veces la poeta necesitar pulir más su oficio: "En el ring de tu vientre...", "cuando manchas las hojas / del recuerdo inmaculado.", "arrastras una trenza de deseos obstruidos", "y su entereza salta / como el mercurio / de un termómetro roto.", "A cucharadas el tiempo se cae / sobre la boca.", o el poema completo de la paella del domingo.
Pensamos que es también mejorable el cuidado rítmico del verso. Se tiende a confundir en buena parte de la poesía que estamos leyendo el verso libre con el descuido rítmico. En este sentido, "Inane" no es una excepción. No hay que trabajar sólo la sintaxis, semántica y léxico de los poemas. Hace falta un estudio detallado del ritmo de cada poema, estudio del que parecen ajenos la mayoría de libros que leemos.
También nos parece que conforme el número de versos de los poemas va disminuyendo, la calidad de éstos se va reduciendo: "Si grita el miedo / tengo Cabrales / para abrumar su boca.", "Tras el donut / la muerte. / El mismo agujero".
Aún siendo consciente de sus defectos, estamos ante un libro con bastantes poemas muy encima de la media habitual:
"Inane en la ciudad
con el esqueje en las manos.
Sin saber a dónde."
Los hallazgos no son desde luego menores, algunas veces recordando giros surrealistas, "La utopía huyó de tu lado / como una biblioteca prestada". Otras veces son una descripción cruda de Inane:
"Ronca y famélica,
con el dolor viejo
que nos enseña a cazar
donde sólo hay otros hombres que se arrastran."
Algunos poemas se complementan de principio a fin:
"Si estuviese en París
y fuese jueves,
pediría al Dios de la creación
unos ojos de animal nocturno
para gatear a tientas entre
la belleza y los deshechos."
Otros, que avanzan de manera excelente, dejan una extraña sensación en la parte final, que podría haber sido resuelta mejor:
"El pecado venial de las azadas
es cavar la tierra para sepultar un credo.
Es el penúltimo dogma de los cínicos:
sembrar la era con hortalizas invisibles.
La fe desgastada, como el bajo de los vaqueros."
La poeta, en uno de los últimos poemas, define a la narradora: "pero sospecho que soy hambre". "Inane" es un poemario original, bien escrito y estructurado, con voz propia y personal desde ya, atrevido en su forma, escrito por una persona con talento para el verso y con una imaginación potente. Un primer poemario bueno de una poeta a seguir.
http://criticadepoesia.blogspot.com.es/2009/05/secretos-de-poesia-inane-de-isabel.html
Poemas de "PARTO" , libro inédito
CAPILLA ARDIENTE
La noche que murió Fernando Fernán Gómez
hicimos el amor en el sofá.
Caminamos cogidos de la mano sobre los adoquines de Juanelo
y nos acercamos excitados al Teatro Español.
Los famosos pululaban en el escenario
y nosotros nos quedamos en la platea,
esperando,
con la dócil costumbre del espectador.
Un hombre, otro desconocido, como tú y como yo
leyó un poema en una fotocopia.
No escribí nada en el libro de condolencias,
¿qué iba a decir?, ¿que era feliz?
MULTITUD
Cuando duermo contigo no te veo.
Debajo de las sábanas está todo borroso
y la cama se inunda
con otros hombres y mujeres
que vienen del musgo,
como los saurios.
Sin preguntas,
como una maleta en tu mandíbula,
me depositas en el andén
de una pornografía que te excluye.
Cierro los ojos y no eres tú
-o no soy yo-
y mi cuerpo de cerca
se aleja,
hacia una escena clásica
por su cochambre.
PARTO II
Te sajaron el vientre.
Te encharcaron el cuerpo.
Te crujieron el útero.
Te aumentaron la dosis de benzocaína.
Te preguntaron sobre apellidos
y tú balbuceaste sobre geografía.
Para sentir difuso,
(como en los autos de choque)
cerraste los ojos
y esperaste el impacto.
Nacer no es una metáfora,
es un estrépito.
PARTO III
Has parido detrás de la sábana.
Has parido sin parir:
sin expulsivo, sin catarsis, sin desagarro.
Como llegan al mundo los conejos de las chisteras.
EL MENSAJE
Del cielo cae una lluvia de confeti
con pequeñas cruces doradas.
Podría ser la meta de una competición deportiva.
Podría ser Viena, 1939.
Podría ser un extraño fenómeno meteorológico.
Podría ser Dios,
pero lo más probable es que sea propaganda.
Algunas cruces se amontonan a los pies de la gente.
Otras se enredan en el pelo
o se enganchan a los tejidos sintéticos
de la ropa mala.
Se hace un silencio en la calle,
como antes de la nieve,
y abro mi cruz
con terror y esperanza.
http://aliciagallegospoeta.blogspot.com.es/2014/03/fernando-lopez-guisado-aqui-el-hombre.html
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