Francisco Javier Solé Ribas
Francisco Javier Solé Ribas (Barcelona, 1961) Nací en Barcelona y vivo en L’Hospitalet de Llobregat (Catalunya).
Creo que he partido y sé que todavía no he llegado.
No sé si busco o huyo. Es probable que ni tan siquiera me esté moviendo (y permanezca agazapado en el borde de los caminos).
Es normal. Pateixo una bicefalía que es debat constantment entre anar a la babalà i lligar caps. En qualsevol cas, li poso fil a l’agulla.
Obsesionado siempre por no equivocarme he evitado tener que lamentarme de los errores pero sólo he conseguido así dejar de hacer muchas cosas que ahora añoro.
Me sobran algunos kilos y me falta muncha experiencia.
Conozco mucha gente pero tengo menos amigos de los que quisiera.
Va néixer a un barri obrer, quan en els camps de cultiu s’aixecaven habitatges menuts pels treballadors immigrants.
Va estudiar dret laboral i és tècnic superior en PRL especialitat Ergonomia/Psicosociologia. Viu a la ciutat de l' Hospitalet, al barri de Bellvitge, amb la dona i dues filles des de l’any de les Olimpíades.
La seva primera publicació Rehén de la memoria (2013) és un llibre de relats, on combina realitat i ficció amb un to autobiogràfic. La seva darrera publicació, el poemari El cementerio que habitan los vivos (2014) és un recull de versos socials i polítics, d'amor i de mort, sense oblidar el territori i la gent del seu barri que pot veure cada dia des de la finestra del seu pis de L’Hospitalet.
A Bombyx mori (2014) poemes i relats del pare que perd una filla després d'una curta però devastadora malaltia donen lloc, juntament amb altres testimonis, a un llibre homenatge a Laia però també una reflexió sobre la pèrdua d'una filla adolescent.
L'any 2014 posa en marxa juntament amb un grup d'amics el racó poètic l'Hospitalet projecte que programa amb regularitat esdeveniments de format diferent en llocs diferents on les sales, els poetes, els artistes i el públic guanyin sempre.
BAR ALEGRÍA
“…si no fos que un de nosaltres
encara respira
i l’altre ja no”
(Gemma Gorga)
Una tarde en la taberna
escribiendo tres cuartillas
repletas de tachaduras.
Un vaso vacío,
los ojos verdes de una mujer,
descubro en la ventana
sentido a la palabra
retorno.
La algarabía de los niños
Festejarán nuestros cuerpos
afrontando cada encuentro
como si fuese el último
y recuerde el primero.
Y el júbilo de nuestro orgasmo mudo
será largo e intenso
como la algarabía
de los niños en el parque,
aunque la mañana
-y el despertador que olvidamos apagar-
nos devolverá al mundo,
a la miseria de vivir sin tu amor.
NAUFRAGIO OTOÑAL
Despojada de la vida
anhela
el viento o el sol
huir o renacer
lo aprendió de los vencejos
cuando era sólo lecho
donde preparan el vuelo.
LOS SAUCES ESTABAN TRISTES,
LOS OLMOS TAMBIÉN
La sombra de la colina
reflejada en la alcoba,
los platos desordenados
los recuerdos alineados.
Hay árboles doblegados
que tienen las manos tristes
sus lágrimas una manta
incuban un cuerpo yermo.
Un ovillo infecundo
espera la primavera.
EL VUELO DE LOS PÁJAROS
En las naves de los polígonos
los pájaros anidan
a salvo
de las piedras de los operarios.
la fábrica deja de bombear
humo negro,
entre los escombros
esparcidos en el suelo
brillan sortijas
de un botín mal repartido,
Con la primavera
cientos de pájaros
sobrevuelan la metrópolis
a la caza
de los pocos asalariados
que deambulan
camino del trabajo,
la mirada triste,
la sonrisa helada.
VIENTRE HUECO
Aquella mujer
mira distante
durante horas
el vaivén de la marea
abrazando
un útero negro
mientras un pescador
recoge las redes vacías.
Esta mujer
en la vigilia
puede enseñarte
a caminar erguido
sobre la desolación,
con la templanza
de un equilibrista
en el filamento
que anuda dos cornisas
de una próspera ciudad
unidas por el uranio.
Hablas tan bajito
Hay un hombre infeliz
que traza una panorámica
en la ciudad donde viviste
desde el lugar más alto del cementerio.
Es un día cualquiera, a una hora inoportuna
cuando los jóvenes de tu edad asisten a clase.
No estás riendo con tus amigos a la hora del recreo.
Permaneces callada,
haciendo compañía
al hombre infeliz.
Le hablas tan bajito
que casi no te oye.
Me temo hija
que has heredado demasiado pronto,
y de la peor de las maneras,
mi gusto por el silencio.
de El cementerio que habitan los vivos
PLEAMAR
Un instante
fugaz
con las olas
de pleamar
que escriben
la nada.
En las manos
la arena
que dibujaba
tus sueños.
AVES MIGRATORIAS
Cada vez que
las aves migratorias
sobrevuelan
el tejado
de la casa
del pescador
el viejo es más joven.
Ninguna de las
nubes negras
pintadas en el cielo
podrán devolverle
la tristeza de la senectud.
LA SOLEDAD DEL MUNDO
El oráculo
de Delfos
predijo
que en el desolado paraje
en el que te encuentras
serás condenado
Irremediable
-y definitivamente-
si persistes
en tu inmisericorde
soledad.
EL REGRESO DEL HIJO
El vuelo del albatros
precede a los buques.
El hijo no regresa
en ese barcovictor-peryakin
que entra en la ensenada.
Es un buen augurio,
mujer e hijos en tierra extraña.
En el camposanto
de la iglesia
de la colina
vela el padre
la llegada de Ulises,
su nuera Penélope
-a la que nunca vio-,
y la riada de nietos
a los que no acunará.
de La casa del silencio
EL COLUMPIO
columpio vacíoNunca imaginaste
acabarías escuchando
el ruido de los goznes
del columpio
mientras los niños
asisten atónitos
la protesta silenciada
por sus padres
al ver como
empujas un columpio
que se balancea
vacío
durante horas.
A ESTE PUZZLE LE FALTA UNA PIEZA
Me ha parecido ver tu sonrisa
aunque todo está oscuro
ninguna luz ilumina la estancia.
Creo oír tu voz
pero todo permanece en silencio
ningún ruido mutila este sigilo.
Regresamos de la playa
con un helado de fresa,
el verano comienza a declinar
mas este año el curso no comenzará en septiembre.
Hay
una coreografía que espera bailarina
una novela sin lector
un rostro que aguarda ser besado.
Hay
una casa vacía
un puzzle sin terminar.
CAPERUCITA NO QUIERE TRABAJAR
EN LA OFICINA
La mujer recoge
los objetos personales
de la mesa de trabajo.
la sentencia es firme,
no cabe ya recurso alguno.
A la euforia del cándido abogado
que ha ganado la demanda
ella superpone la experiencia
de saber ciertas
sus peores pesadillas.
La asediada se va,
la cuantía con la que la empresa
le indemniza es inmensa,
pero el hostigador sonríe
desde su despacho
antes de reclamar
a la joven secretaria
para el dictado de una carta.
En los ojos del acosador
se refleja la ignorancia
de la inexperta nueva víctima.
CAUSAS
Un operario
en lo alto del andamio
vigila a los vecinos,
hormigas inquietas,
que mueren sepultadas
por el cuerpo que cae.
El informe
refiere
las medidas no adoptadas
la calculada avaricia del empresario
la tutela vaga del mayoral.
Una línea no escrita
bien pudiera
descubrir
de una puta vez
que el hombre estaba triste,
que en toda tragedia
hay más de una causa.
El interior del hombre
esparcido en el asfalto
es lamido por un perro.
EL POETA SUICIDA MIRA DE FRENTE
LA MUERTE
La sala
medio llena
donde los acólitos
del poeta suicida
asisten a la presentación
del último poemario
de este excelso trovador.
Una madre colérica
irrumpe en el auditorio
descargando
todas las balas
del mismo revólver
con el que su hijo
se despojo ayer de la vida
enamorado del rapsoda
y embelesado por sus
elegías fúnebres.
En la mueca
del cuerpo sin pulso
del poeta suicida
no se dibuja gozo alguno
en su deseado encuentro con la Muerte,
sólo la desazón de saberse exánime
descubriendo ahora
lo falso que fueron todos sus poemas.
***
EUROPA
Lacrad la puerta principal
Que no sea atendida,
La tristeza de los hombres.
La fatiga del exilio.
La soledad de las madres.
Cerrad la ventana al mundo.
Que no se escuchado,
El dolor de los heridos.
El llanto de los huérfanos.
El silencio de los muertos
Sólo
oír la sinfonía
del nuevo mísero mundo.
CRUCES
En todos los pueblos hay cruces.
una por cada desaparecida
dos si fue asesinada
tres en los casos de tortura
cinco si acabó descuartizada.
Demasiadas cruces y poca justicia.
Bosques enteros talados hasta la médula.
Las cruces veladas por familiares y amigos.
Las exequias, misas y homilías
sufragadas por los culpables.
,
VADÉMECUM
Una madre mexicana
sigue llorando a su hijo
sobre las páginas del libro
que el estudiante olvidó en casa
antes de encarar la Nada.
No viajaba solo.
Iba con cuarenta y dos compañeros
y los asesinos se reían.
UN DÍA LOS POEMAS DE BUKOWSKI
ONDEARÁN EN TODA LA CALLE
Viví en la Verneda
-rebautizado Sant Marti
por los acomplejados-
con dos referencias ineludibles.
La primera,
las chabolas de la Perona
-el hambre y la pobreza-.
La segunda,
el cuartel de la policía nacional
-el orden y el miedo-.
A los chabolistas
el mago Maragall los hizo desaparecer
unos meses antes de las Olimpiadas.
A los polis
no pudieron
-o no quisieron-
y sólo les cambiaron
nombre y objetivo
de cuartel a comisaría
de obreros a inmigrantes.
Los maderos no son perros
ladra un ministro en funciones
-familiar de un concejal
a quien le disgustan las parodias religiosas-.
Molesta un poema a los policías,
la alcaldesa obediente lo retira.
En el resto de los versos
instalados en la calle
los perros levantan la pierna
y orinan.
Sus amos ríen la gracia.
Son viejos militares mutilados
-del bando sublevado, aclaro-
padres de los policías
a los que la lírica irrita.
Bukowski bebe y sonríe
indiferente a la ignorancia
de estos guardias.
Pero alguna vez tendremos
que poner firmes a estas bestias de uniforme.
Poemas que se incluyen en el libro de relatos “Golondrinas suicidas”
ESTAMPAS DEL BARRIO
I
A las cuatro de la madrugada,
la luz en la casa del poeta
redactando un poema
como si fuera el testamento,
el aroma del café
que prepara una puta
de regreso a casa sin dinero,
el tintineo que produce asesinar
los polluelos del almuerzo
del último obrero con empleo.
II
Viejas vestidas de luto
por unos muertos
fallecidos hace lustros
la mayoría ancianos, unos pocos demasiado pronto
conversan con apatía
junto a los columpios
en un terraplén
donde la infancia
simula estar a salvo de la pobreza y de la muerte.
Una de ellas
que no habla nunca
con nadie
escondida en el banco
más lejano
con las manos temblorosas
por el vino no bebido
desmenuza una barra de pan duro
que palomas grises enfermas
picotean en una disputa callera fratricida
contemplada desde su garita
por el ciego que vende lotería
consumido en horas siempre iguales
de una jornada casi idéntica a las anteriores
salvo quizás algo distinta por esa nube
que reconoce quieta
en la azotea desde la que
un hombre sin futuro
con una montaña de facturas sin pagar
se lanza hasta el suelo
donde el charco formado con las lluvias de anteayer
lo abraza en silencio
ofreciendo al desdichado un consuelo póstumo
tan hermoso como inútil.
III
Una pareja joven
de inmigrantes
a los que la crisis
no les ha obligado a regresar
en el escaparate de la pastelería
eligen la cigüeña
con la que celebrarán
el nacimiento de su primer hijo
ignorando que la chabola donde viven
será asaltado unos años más tarde
por una turba de fascistas desocupados.
Golpearán al padre
abofetearán a la madre
el hijo morirá en el hospital tras el incendio
la cigüeña ennegrecida derramará una lágrima de fuego.
ESCALERA DE SERVICIO
Desciende
por estas escaleras
una peruana
que piensa mientras labora en sus hijos
limpiando el dormitorio
de la cita clandestina
entre un político corrupto
y una mujer sin escrúpulos;
hacen una pareja perfecta
y follan tan bien acoplados.
Asciende
por las mismas escaleras
una prostituta
con el sexo todavía sucio
violada por un ejecutivo
que carga los gastos
de su fiesta
en la tarjeta de la empresa;
habla por teléfono
regaña a los hijos por las notas de la escuela
confiesa a la esposa lo mucho que le añora
recibe instrucciones de las oficinas
desayuna en el buffet antes de firmar mil despidos.
Si te asomas al interior
en las habitaciones del hotel
todo es diáfano
pero que la deliberada doblez
del arquitecto no te aleje
de la realidad.
Un fantasma recorre Europa…
No podrán salir indemnes los culpables.
Tampoco ninguno de sus cómplices.
Del libro “Bombyx mori”
CANCIÓN DE CUNA
El sonido de la acequia
que acompaña la voz ronca
del padre
susurrando saetas andaluces
que inundan de azahar
las montañas blancas del Pirineo
escuchadas con los ojos bien abiertos
por la niña en su regazo.
Los versos de Lorca
que la niña maestra recita
a los piojos mudos de la escuela
embelesados por el romancero gitano
bajo el claro sol de la luna
en un barrio de gente humilde y triste.
Canciones de cuna
mil veces repetidas
a las dos hijas,
la misma melodía
que alentaba entonces el sueño
reclama ahora despertar.
Saetas, canciones y versos
que murmura
una niña maestra anciana
con la certeza amarga
de que el suero hospitalario
no reemplaza –nunca-
la leche materna.
.
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