lunes, 26 de diciembre de 2016

ELÍAS DAVID [19.796]


Elías David 

(Reynosa, Tamaulipas. 1980). Ha impartido talleres de creación literaria en su ciudad natal. Textos suyos han aparecido en antologías locales y de Miami. Fue profesor de secundaria. Tenía abandonada la columna de poemas Saudade en la revista cultural www.suburbano.net pero, ya sin saudade, la reinicia.


Abandono

Guardo el polvo de mi casa
en esta biblioteca abandonada.
Las líneas de luz sobre los estantes iluminan
su parte más oscura,
la que más navegó
y ahora inunda
este espacio de naufragios
como el mío.

Todo trazo vive
del abandono,
porque sólo aquello abandonado tiene vida
y saberlo por el ritmo con que
el viento pule las formas de los nombres
me recuerda que yo soy el Dios que está
hecho de polvo,
sin mundo ni casa.





Para leer poesía

échate a perder un poco, fermenta
tu garganta sobre la tierra serenada justo al
amanecer. Serpea en esa luz
cuando aún es de la noche.

Ya con el sol encima, si vas
a alguna escuela, no leas ahí, querrás
llorar, reír y no hallarás
ahí culpables.

Encuentra amantes y ódialos
si dicen ser personas, ámalas
si se dicen
cosas.

Abre un libro
de cualquier poeta: escribe
sobre sus letras,
como la sombra de una hoja
sobre la sombra de un árbol.

Quémalo y lleva las cenizas
al agua, anda sobre el agua mientras recitas,
ahoga lo que quede.

No vuelvas a escribir
ni intentes decir que haces poesía,
pero acaricia su lomo, antes
de que huya.



Leyéndose a sí misma

Tú sólo querías leer
Aquella tarde era un montón de pedacitos
brillando sobre la ardiente oscuridad de la calle.

La voz de los demonios
se tatuaba automática en las manos
Nada conjugaba nuestros ojos
no nos compartimos la risa ni el camino.

Así es esto
Yo sólo quería la voz de la rutina
que sucede al cómplice arrebato de la muerte.

Pero he ahuyentado la terrena
enfermedad de los espasmos.

Me he convertido en un creyente
de la diosa más humana:
adoro a la mujer que me sonríe
como a un extraño
que simplemente pasa
interrumpiendo su tarde, su lectura,
su eternidad plasmada.









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