viernes, 16 de diciembre de 2016

DOLORES MEIJUEIRO [19.744]


Dolores Meijueiro Verdes

(Montevideo, 1964) Estudia Letras en Facultad de Humanidades y Ciencias (Montevideo). En el  2000  publicó “Jirones” (Editorial América Latina, Montevideo, Uruguay)  con el cual obtuvo el  3er premio en  el  MEC en la categoría narrativa. En los concursos denominados “Bolboreta” convocados por  la Xunta de Galicia obtuvo el 2do. Premio por “Voces de Tierra y Mar” (Dic.2000) y un 3er. premio por “Begoña la mujer de su casa” (Dic. 2001).

Me encuentro en un lugarcito entre el agua del río, Uruguay. Escribir me ha salvado, no es original pero es lo que me sucede. Es una necesidad. Participé en el taller literario de Milton Schinca de manos de quien recibí su orientación. En el 2000 publique “Jirones” (Editorial América Latina, Montevideo, Uruguay). En el invierno del 2007 publiqué mi primer libro de poesía “Mariposa Encadenada” (Editorial Vintén Editor, Montevideo, Uruguay). Este Agosto del 2014 salió a la luz "Peregrina del Asfalto" (Editorial Vintén Editor). 


Sumatoria y   pan

esta madrugada la ciudad está mojada
sobre el jardín las ramas caídas del pino
y un zapato en el cordón de mi vereda

junto al árbol de la esquina botellas tiradas
vidrios incrustados noche a noche
filo agridulce labio sobre labio que fue de boca en boca
entre cartón y nylon aún el caminante
adormece sobre el muro

por la avenida un hombre sale del contenedor
caballo que tira del carro del hombre   deambulará por la ciudad
las cabezas giran hacia un aullido rojo

trepan al ómnibus
el eco encendido se aleja
olvidan la basura

un par de jeringas están clavadas en el cantero   de la plaza
restos frágiles de solitario apetito
latas vacías herrumbradas
señales para la travesía de alguna plegaria
amanece
desde lejos el luminoso de la farmacia se distingue
aún llueve sobre las azoteas vacías
mis pies dentro del charco
sobre la estatua enredada a la calle

los jirones de un paraguas rojo van merced de la corriente
las colillas de los cigarros se acumulan hacia la negra boca de tormenta
un corazón retoma su   latido y
una vez más mi vecina barre
charcos   hojarasca de su puerta
en breve paseará su perro de mirada vacuna
y en su bolsa de mandados cargará una flauta de pan



Giran

eco que se apodera de la ciudad y
las cabezas giran hacia el rayo encendido
adiestrados los autos se apartan
salvándose

junto al cordón de la vereda una mirada se hace lejana
se vacía
vacía hasta perder el punto blanco
faro rojo
se pregunta ¿quién será?
faro que   agiganta ese aullido
plomo distante

alimentada de ruidos una bolsa de nylon gira por el aire
flamea
se pierde entre las torres amarradas
ya no la ve

mientras en el pasillo se apilan las horas
sobre los bancos de madera y metal
con nombres y fechas rasguñadas ,
opacos por el transcurso anónimo de los cuerpos
y la  inmedible espera gira
gira en la puerta de emergencia





Recortes

corre un viento de agosto y
la hamaca se fatiga sola
la lluvia se embolsa en una espera callada
que arde entre sábanas e inflama el vacío

puertas cerradas
un balcón con huecos y flores
alguna ventana entreabre rostros
miradas aquietadas detrás del cristal

humo cortinas de voile
ruidos metálicos gas
aullantes las bocinas   se multiplican
los dados cubren un fieltro verde sobre la acera

en una esquina del centro una mujer da de comer a ocho gatos
los tambores aún resuenan
en la ciudad que hoy es convocada

y el ómnibus   atraviesa    calle a calle
mientras la hamaca la lluvia
el balcón cortinas de voile dados
ocho gatos tambores
la ciudad




El paraguas rojo

junto al aliento de la calle
esperando el verde del semáforo
una bolsa de tu mano
el viento de agosto hacia un lado
otro

el silencio tanto
que calle abajo lento rodaban los recuerdos
caminabas látigo con todos mis sabores desolados
hasta que te perdí,
te perdí entre las luces de los autos
el acomodador con señales a destiempo
transeúntes anónimos ruidos llovizna sobre el asfalto

y yo
yo con mi paraguas rojo
en el borde absurdo de la vereda



Cada día

La noche abre las compuertas
y junto a su perro el hombre aprieta el frío
la misma gloria los une en la calle cerrada
colchón al descanso de héroes diurnos
en un silencio horizontal
chispa encendida
bocanada de humo
cometa que se disuelve en su confesionario
un desconocido tira una bolsa negra con desechos
el gato de siempre lo observa

y durante el día rastro que germina en   las calles
cargando al carro bañera chatarra cartón
papel con gritos atados
trasiego de la bolsa negra

que no le preguntamos el nombre
no le miramos el rostro

se escucha ese sonido ácido con rulemanes de vieja chata
que recorre la ciudad y
al que no le llegará una carta



Viento Esquina   Montevideo

               A Pepe                                         

A tu manera,
hoy en este viento
hondura que no me cabe en los brazos
duele y
atraviesa   por un día más

anunciado   en
las hojas   aún verdes del nogal
vacías
muy temprano cayendo
silenciadas
sólo crujiendo bajo las patas de Lupe
el mar elegido
diciembre 1952
viento Esquina Montevideo
camino a casa
tus   pasos   a negro tabaco
desde la cuna ese
viento   a madera en tus manos




Pasajeros

Los ruidos   se agolpan   en esta madrugada
el motor de una moto perfora el sueño
lo pincha
filoso lo deja en el aire
y el tren atraviesa el Paso Molino
de sirenas   encendidas
de la moto
ladridos de perros
el golpe de un portón cercano
del correr de estas horas baldías
de pasajeros   nocturnos

todo se aleja
y continúan
sombrío el viaducto
las ramas de los plátanos
la carreta   noctámbula




Pétalos plomo y   almíbar

El resplandor   sobre su pelo teñido
hoguera los labios que las bocinas   encienden
en la cartera fría que balancea su hombro
horas agrietadas sobre los tacos altos

de su espera en pie
la mirada erguida
incansables escoltas
anónimos

mientras su   cuerpo hidalgo se pasea
astro una y otra vez
en esa
su esquina nocturna
piropo
bajo los plátanos guardianes

y rota el neón
secreto de la calle empinada
territorio de la noche
gira guía del encuentro
gira rojo almíbar
que el amanecer enmudece




Peatón ocasional

no le dice nada

esta baldosa floja
las paredes sin ataduras
almacén de barrio
la polvareda sin voz
los platos sobre la mesa cercana
un té   teñido poco a poco
el hilo de agua en la pileta
las luces   que se van cerrando

extranjero   atraviesa   el seno de la calle   ensanchada
y no mira hacia atrás





Poemas del libro “Mariposa encadenada”, Vintén editores / minilibros, 2007. 



I – Un Ensayo De Palabras

A esta boca día a día la miro crecer
y aparenta que el silencio hipócrita se rinde crece
junto a las palabras no dichas,
como los pensamientos tienta abrirse y acercarse un
sol la ayuda a moverse en su rincón quieto
y se entreabre como una verdadera boca
como ese sonido que aún no encuentro.

A menudo no hablo
y un solo reloj palpita en las dos raíces en la
boca y en mí,
pero aún la guerra estalla en silencio y nada escucho.

Se cierra toda y no amanece
descuelgo mi máscara
y gana la memoria.





II – En Mis Huecos

La ausencia se atreve y
encarniza con fuerza de comienzos
se instala en mis huecos inocentes         ronda
/         provoca
ajena al castigo permanece

no sé dónde vaciarla
por dentro se adueña, anuda mi garganta
se hospeda entre mis pechos
y se extiende en el viaje de mi entraña

y encuentro el pozo que acongoja,
froto con mis yemas inexpertas
ese aire que se escapa
y no respira y no me alcanza.




III – Mes A Mes

El rojo que delata insiste en mi cuerpo y
puntual tiñe la ofrenda, brilla descubierta,
trepas al altar de los muros escondidos
y resurjo en tus manos dueñas,
mi eslabón en vos y tu cabeza en mi vientre
construyéndome.




IV – Desde Enero

La espera estalla en el encierro de mi cuerpo colgada
desde el borde recorre resiste al pozo      .
/inundado

y giro la cuchara, esa espada sobre la bolsa de té, y en ese
espejo turbio me miro
te busco también

es la prisión de un día otro.




V- Furia

se juntan los restos de una
estación más

el viento torea mi puerta
buscando latidos que aún lo dejen fértil,
recorre la calle en que vivo
tirano provoca las ramas peladas
y estos últimos días de agosto da lujo a su apetito

el pino aún no se ha quebrado
resiste      crece      me sostiene
es que yo tampoco sé dónde estás




VI

Tendida, reunión de mis vértices huellas
huecos extremos,
y alinear estos puntos cardinales
donde la piel escucha no traiciona
donde menos descansa la ausencia,
y saber que aún espero.




VII – Ayer

Cerré la puerta y
hablaron los vasos sedientos amontonando
/ esos labios de ayer,
en busca de un aliado para no callar
el último rayo de música creció eco en el aire,
la entretela de humo delatada por la triangular luz/
cayendo desde la lámpara,
faro resistiéndose a la espesura de la nube,
y desbordando la boca de los ceniceros las colillas / con
besos anónimos

atrás de esta neblina
dos retratos fieles se adueñan del diario espacio
/ de mis ojos,
y junto a los almohadones ahuecados del murmullo / de
los cuerpos
el consuelo de las copas saciadas de sed

la alfombra, esta piel que me es conocida
sosteniendo el invisible deseo de correr,
junto con los vasos libros apilados latas de cerveza la
gota de agua desbordando las copas y
suena un hueco final sobre metal pegado
/ a servilletas usadas
los platos vados regalos desnudos
el humo que aún me envuelve,
las horas de ayer.






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