PABLO MINELLI GONZÁLEZ
Pablo Minelli González (Montevideo, 15 de julio de 1883 - 1970) fue un poeta y diplomático uruguayo perteneciente a la llamada generación de poetas modernistas menores.
Cumplió funciones de diplomático en varios países entre ellos Chile, España, Francia, Alemania y Bélgica. Pablo Minelli acompasó su carrera de diplomático con la publicación de sus obras. A veces utilizaba el seudónimo Paul Minelli para firmar sus obras algunas de sus obras. Tuvo una fuerte influencia de los poetas franceses Charles Baudelaire y Verlaine.
Obras
Mujeres flacas (1903)
El alma del Rapsoda (1905)
Canto otoñal (1909)
Las Puertas (1917)
Siete campanas (1935)
Paisajes y marinas de Iberia (1949)
Los sátiros
I
Entre el follaje verde, cerca de una laguna,
Brincan los viejos faunos morenos y robustos;
Cogen las flores tiernas, coleópteros y arbustos
Y, voluptuosamente, duermen bajo la Luna.
Sileno, Mársyas, Hermes y el romanesco Pan,
— Todos los cabri- hombres de la mitología —
Viven entre la fronda de la campiña umbría
Cual perros inconscientes, engendros de Satán.
Sus bucólicos ritos y danzas besti-humanas
Convocan a las ninfas de carnes generosas,
Y mondan, coronados de racimos y rosas,
Del Edén primitivo las cárdenas manzanas.
Las ninfas poco a poco les han perdido el miedo
Y festejan los brincos de sus patas velludas;
Ellos las ven, sombríos; ellas se acercan, mudas,
Magníficas de audacia—pobres ingenuas!—quedo...
II
Verlaine, el de las «fiestas galantes», el esteta
De cuerpo hecho jirones y espíritu exquisito,
Fue felice cual fauno, fue felice y maldito,
Y triste, horriblemente..., triste como poeta.
Sus satíricos raptos y su pérfida audacia
Compensaron mil noches largas y dolorosas:
Le fué amarga la Vida, pero las frescas rosas
Un pétalo tuvieron para cada desgracia.
Verlaine, el gran poeta de PARIS, pobre viejo
Lastimado en su carne lamentable y salvaje
Se embriagó de deleites, tendido en el boscaje,
Y era feliz de fauno, feliz como un conejo.
III
Me repugnan los faunos, símbolos de impudicia,
Escarnio del poeta, del amor, roña humana;
Pero la vida, hermanos, la vida cuotidiana
Es ebria de pesares, de vicio, de injusticia;
Y perdonar debemos los blancos trovadores
Que aspiramos las raras esencias exquisitas
A esos monstruos eternos que ríen nuestras cuitas
Y nos roban el polen de las fragantes flores.
Ellos son los felices. Sólo vive la bestia
En sus cuerpos tostados, morenos y robustos;
Se alimentan de yerbas, coleópteros y arbustos
Y son con las mujeres de. una rara modestia.
Poema de Pablo Minelli González. Revista "Apolo" año III Nº 11
Montevideo / Buenos Aires enero 1908
Andrómeda
Prisionera en la roca sobre el azur inmenso
Andrómeda está expuesta al Monstruo submarino:
Inflada su garganta de sollozos, un fino
Hilo de perlas rueda sobre su ser suspenso.
Cubre su dorso núbil él manto negro y denso
De sus cabellos; mira vencida su destino.
Y hay en sus ojos algo de místico y divino
Como si huyera el alma en celestial ascenso.
Los Dioses del Olimpo, sordos a su quejido,
Su cuerpo abandonaron en miserable olvido.
Pero alguien, cuyas venas llevan candentes fraguas,
Se compadece amante del moribundo reo;
Y en el azul gemelo del cielo y de las aguas
Impera el gesto magno y airado de Perseo.
Poema de Pablo Minelli González. Revista "Apolo" año año II Nº 7
Montevideo / Buenos Aires septiembre 1907
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