sábado, 3 de diciembre de 2016

CLAIRE JOYSMITH [19.679]


CLAIRE JOYSMITH

Claire nació en México. Es doctorante de Literatura en la UNAM, y maestra en Literatura Inglesa y Norteamericana Contemporáneas por la Queen Mary College de la London University; es investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN, UNAM). Su trabajo académico y creativo se centra en la transculturalidad, el género, la traducción, la poesía y la autonarrativa. Ha impartido cursos en la UNAM y otras universidades; escritura creativa por diez años en Earlham College.

Es autora de un gran número de artículos académicos publicados en revistas y libros nacionales y extranjeros, entre los que destacan de manera reciente: “Cuchicheos, gritos y silencios: Transbordering Sandra Cisneros’ Woman Hollering Creek’ into México y el Español” y “Anzaldúa’s Bordercrossing”.

Sus ensayos creativos, traducciones y poemas, han sido publicados en Voices Without Borders I y II (Premio Nacional estadunidense a la mejor antología literaria), Dondepalabra, Literal Magazine, Blanco Móvil, Signs, Debate Feminista, Diálogo, entre otros. 

Su reciente poemario se titula Silencio de azules, 2016. 

Sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano, maya y turco. Claire ha editado y traducido volúmenes como Sofía: Poems; Cantar de espejos. Poesía testimonial chicana de mujeres; Nepantla: liminalidad y transición.



¿Cómo se puede morir? 

Las estrellas las cuentan.

Mil y una noches no las contarían
ni mil y un cuentos scherezadianos
para sobrevivir.

¿Y qué hacer?

La víctima muere agónica
una vez
des(a)nudando su karma.

¿Y qué hacer?

El agresor muere mil y una
en ignorancia profunda
su karma tocado
mil y un años por venir.

¿Y qué hacer?

La familia llora
mil y un más
multiplica odio dolido
su karma suspendido
entre opciones.

¿Y qué hacer?

Pues ¿cuántas noches de rabia inaudita
pueden caber en un vaso con agua
y una blanca pastilla para dormir?

¿Y qué hacer?

Las preguntas impactan
al surgir del implacable devenir:

¿Quiénes recibirán
compasión múltiple?

¿Y qué hare / mos?

Del libro Silencio de azules (2016)



Nítida apertura en los Silencios azules (1) de Claire Joysmith

Por Cynthia Pech

 

Silencio de azules, es un libro que nos acerca no sólo a la límpida palabra, sino a ciertas aperturas que su silencio guarda en la voz que se oye en cada uno de los versos que componen la poética de Claire Joysmith, una poética que apuesta por recuperar las livianas aristas que perfilan el espacio y tiempo tranquilo de un mundo donde la oquedad interior refleja una luz  sobre la memoria bordada en lo inmediato y cercano de las cosas cotidianas que suceden en un contexto bien personal, el de la poeta.
        
El mundo interior de Silencios de azules se adentra no a los silencios mudos – esos no dicen nada-, sino a los silencios reveladores que hunden cada  palabra en la claridad que estremece, cual agua cristalina, para filtrar en sus contornos el color más prístino de todos, el más transparente que el aire y el más reminiscente: el azul. El azul en todas sus gamas aparece en la poesía de estos silencios que invitan a sumergirnos, palabra por palabra y de manera serena, en esa corriente profunda que son los recuerdos de las pequeñas cosas, las de cada día, por donde transcurre la luz, como el “Papalotl” que:


        naranja y negro aletean
        contra la ventana

        la luz la misma
        en ambos lados

        
El silencio irrepetible, cae en gotas de agua que escurren ilusorias, en el día que empieza con “Azules”



        de turquesas y carmesí cuya estela
        deja huella en la mar y sus celos.

        

Los Silencios azules no son lugares comunes sino un caleidoscopio que refracta esa luz huidiza para retenerla y cifrarla a cántaros sobre las paredes de la memoria que trasmina el “Barro” donde el universo del poema tiene cabida y las lenguas trenzadas dibujan los recuerdos más hondos, los de la infancia, y motiva toda “Gramática de ausencias” cuando evoca:



        Crecí con madre de ausencias
        mis latidos sonoros buscaban el corazón
        sin hallarlo entre zumbidos en tropiezo
        del inglés británico y el español
        del mixteco, el francés y el inglés gringo.

        

Y sí, las palabras son volátiles cuando la lengua se hace nudos y los sonidos, después de tiempo, consiguen salir con la normalidad de haberla domado en ese juego de “Sopa de letras” de la que sus versos describen en pleno acto creativo:



        Escribía entonces desde
        una niñez sin mayor búsqueda
        que la que yo seguía.

        Formaba letras
        descifraba caracol y humo
        encontraba respuesta sin
        haber hecho pregunta alguna
        a sabiendas que mucho-poco no sabía.

        

La lengua, un elemento identitario que da estructura al pensamiento es siempre causa, en la poesía, como en la prosa de Joysmith, recurrencia segura. Recurrencia que siempre termina midiéndose con el mismo rasero: en ambos lados de la lengua/pensamiento, la luz es la misma. La luz, de estos azules silencios, siempre regresa a la ladera de un río bravo en el corazón dividido y consciente, muy consciente, de la condición existencial que implica ser sujeto fronterizo.


        
La frontera no es límite, es condición y sobre ella se desplaza lo efímero como otro recurso vivo en la poética de Joysmith. Lo efímero es condición de vida de lo cotidiano de lo que he llamado las pequeñas cosas, esas que se viven a diario y que aparecen de manera inesperada enseñando todos los dientes de una realidad que no se oculta, sino se enfrenta en varios de los poemas de Silencios azules, como el de “Sueño en fuga mayor” o el dedicado a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, “¿Cómo se puede morir?”. Poema, éste último, que abre la pregunta al sinsentido de la no respuesta, pero sobre todo, asoma el interés por escribir siempre desde un lugar preciso: el de una mujer que escribe en un contexto mexicano que mira siempre a ese río que parte el corazón, pero que, a manera de cierre de este poemario, la luz sigue colándose en los senderos de “Bugambilias y magnolias” que:



        se abren y regalan su todo
        sin esperar nada a cambio.


        
Sin duda, los utensilios de la memoria en este Silencio de azules pueden ser todas aquellas invocaciones que los azules perfilan en la apertura de las posibilidades de un lenguaje que se inventa en los resquicios de cada objeto ávido de la punzante palabra que describa el momento del silencio más azul que Joysmith no deja de buscar en lo efímero que “alcanza incluso aquella palabra última”.

 




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