jueves, 7 de abril de 2016

FELIPE HERRERO [18.380]


Felipe Herrero  

(Buenos Aires, 1985). Poeta, librero y editor. Director de la Serie "Egeo" de la editorial Lisboa que edita a renombrados poetas de habla hispana. 

En poesía publicó entre otros, Legua roja (2011; 2013), Pirueta solar (2011), El cálido viento de la noche (2012), Ciego / Océano (Melón editora, 2012), Noruega / Norway (2012), Avenida de Mayo (2013), Impureza de los días (2014) y Estoico, Lisboa, Buenos Aires, 2016. 

Su poesía fue parcialmente traducida al inglés y fue incluido en distintas antologías de su país y del extranjero entre las que destaca El hilo dorado. Muestra de poesía argentina reciente (Vallejo & Co., 2015, Perú).




tus ojos eran luces blancas
el amor me corría por las venas
las cosas deben suceder

la mujer que me había iluminado al nacer
me llamaba desde la muerte
la novela de una vida

todo lo que toca una luz
se convierte en flores.


.



vivir en la tierra
sostener la forma en las manos
en las voces de la gente
decir con la boca llena de almas
aguardo el turno

vivir en la tierra
mirar las luces en el mar
retratarlas
estas coplas simples
son mi estadía en la tierra



.



naranjos quemados
en los bordes de la casa
la luz opalina a los ojos del gato
es un grito de súplica
el domingo ancho
en esos troncos enfermos
los muertos visitan las veredas

no es respuesta el vino
no es respuesta a la miseria
y la violencia no es justicia a la violencia



.



tengo miedo
de que el mundo me olvide

de que me deje por no disfrutar
lo que esta noche me depara

¿y si no estoy listo
para ver de nuevo
el baile festivo?

¿y si la noche me mata?

quedaré enterrado en el olvido
de aquellas plantas
que me vieron bailar
cuando niño

de Impureza de los días (editorial lisboa, 2014)





DESAMOR

NO puedo dejar de mirar
el verde que habita en tus ojos

ya queda poco de mi
pocas hojas de este otoño en mí

el viento las cosecha
y este será un invierno frío
un invierno de humo y niebla

los pájaros emigrarán al norte
y vagaré solo con el corazón en sombra
por los dulces caminos de mi pena



*



¡Amarilla!

sobre fondo blanco
flor de pocas luces
flor de canto corto
            / no regada
te escucho.



*



una calle inhabitada
un violín al fondo de la cuadra
el sol pronto apaga en las esquinas

y la mirada furtiva del viajero
traza un compás en la lluvia.

            



GRITO DEMORADO

Palomas de la marea
Montan el aire de la mañana
La luz filtra en las alas
Inyecciones de vida en las aguas
Por las que surcan árboles muertos de la noche
El poema es una barca de madera
Un grito demorado.




Felipe Herrero (Buenos Aires), Estoico, Lisboa, Buenos Aires, 2016.



Trazo

Algunas veces me pregunto 
cuánto demoraran las personas 
en observar el trazo de un ave 
sin divagar en mecanismos de pensamiento 
asociados a esa acción del animal 
sin nostalgia o planeamiento
sino con los operarios de la atención a plena máquina 
todo en el aquí y en el ahora 
en ese corte transversal del aire 
en ese cuerpo en el aire 
bajo la lumbre 
del cielo crepuscular


Alrededor del Sol

Se dice que Neptuno gira a más de 19.500 kilómetros 
                 por hora alrededor del sol
y que Marte supera en mas de cuatro veces esa velocidad 
también que las flores estiran hacia septiembre 
que los peces de Oceanía son los mas coloridos 
que las hojas quebradas marcan el avance del otoño 
y que el tiempo inevitablemente nos consume

                 más allá de los diferentes puntos de vista 
sabemos que estas cosas son ingobernables

Neptuno allá arriba
esta sólo solo si se entiende a miles de kilómetros 
                como márgenes de soledad 
se piensa en una batalla perdida en un beso ganado 
en los labios de otro ser o en el cuerito aviejado
                de una canilla que gotea
incluso a veces 
apostamos a un proyecto con otro 
la historia ata y desata no cabe duda no obstante 
el amigo está ahí
como Neptuno como Marte o las hojas
agua insostenida 
que refleja nuestro sol


Anacoretas

Esto no es una despedida —dijiste aquella noche
                    en San Miguel— 
era lógico suponer que las cumbres soleadas 
y las playas de Okinawa 
que la red virtual de Tokio no nos separaría 
los amigos son los amigos aclaraba un programa
                  de televisión allá por los 90´ 
y estas distancias pueden alargarse o acortarse 
pero aún así seguimos rindiendo fruto a la amistad 
y ahora que uno de nosotros se encuentra obligado 
a tranzar con lo más oscuro de la vida 
es esa misma vida la que nos hace protegerlo 
contra su deseo de destituir lo poco de alegría 
que le queda





.

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