miércoles, 27 de abril de 2016

DIANA ARAUJO PEREIRA [18.541]


DIANA ARAUJO PEREIRA

Nació en Río de Janeiro, Brasil, en 1972. Es poeta, traductora y profesora de literatura latinoamericana. Ha publicado los libros de poemas Vientreadentro, 2006 y Otras Palabras, 2008. Ha traducido a Antonio Cisneros, Pedro Granados, Juan Gelman, Omar Lara y Marco Lucchesi.

Se doctoró en Literaturas Hispánicas por la Universidad Federal de Río de Janeiro, en convenio con la Universidad de Sevilla.En 2009 creó con Mariluci Guberman el Laboratório Interdisciplinar Latino-Americano, y bajo su sello ha participado en la organización de volúmenes de crítica literaria. Tiene varios artículos de crítica publicados en revistas especializadas.


De Otras palabras

Escribo desde la orilla de un nombre que no es el mío.  Con la pretensión y la soberbia de quien tiene ya puesto un nombre propio y suyo y se encuentra a gusto, y se ve en cada letra o sonido.  Así de simple, no tengo uno mío, por eso escribo desde otro cualquiera, que incluso puedo cambiarme cuando me de la gana, o según le apetezca a él, porque no se vayan a equivocar, los nombres son los que nos eligen a nosotros.  Alguna vez pensé imponerme uno, y resultó todo un fracaso.  Es inútil.  Mejor acercarse a un nombre despacio, dedicarle una mueca sonriente, tocarle con mucho cuidado, porque si no luego se retrae o vuela, lo que da lo mismo.

Pero como decía, aún así escribo.  Escribo mis líneas saltadas sobre el vacío.  

Escribo con la parte que alcanza atrapar algún atisbo de verbo, o de sustantivo.  Escribo mis cuentos de amor, mis sonetos de invierno, mis tertulias más trágicas.  Y desde uno u otro nombre me defiendo mejor o peor, pero escribo.

Juego con las trampas que ellos me hacen cuando me despisto o me encojo de hombros.  A veces me divierten pero otras veces me enfado.  Es que deambular entre las sílabas causa mareos indelebles.  Mayormente sufro abocada a una letra, y estremezco cuando la puedo tener entre mis manos.  Porque no se olviden que las manos sí son mías, aunque de nada me sirven si no puedo escribir, si los nombres me fallan.



*



Extenderse a otros cuerpos, a otras almas, a otros corazones.  En la completud añorada de formar mapas humanos, geografías armónicas, complicidad renombrada.  Nombrarse al nombrar al otro, éste que tanta falta nos hace en la escala estrepitosa de vivir en el aire.  Estirarse en otros para completar la frase, para hacerse sentido y sintaxis humana.  Lo humano es salirse para los nombres ajenos, para configurarse un poco más a cada paso.  Embeberse en otras letras y sonidos.  

Tocar al otro, olerlo, vaciarse y volver a llenarse en la amistad o el odio.  Signos contrarios de la misma e intrínseca necesidad angustiante.  Odiar al otro es odiarse a si mismo por la inca,pacidad de ser entero.  

Sonreír la sonrisa ajena, llorar sus mismas lágrimas: grados de composición de un poema común.

Amar al otro es la máxima poesía.



*



Encajarse ¿a qué luces, a qué tiempos, a qué márgenes?  Salirse de la línea recta, de lo obvio, conjura rumores pero exalta fantasmas.  Abrirse paso en una hierba nunca antes pisada es amanecer del otro lado del río, solo y hambriento.  

De los felices hogares nos llegan lejanas luces y calores sobrentendidos. 

Caminar entre los párpados de los días, evocar la mañana huidiza.  A contrapelo la justicia sonríe, pero ¿cómo es posible que sonría?  

Sobre el alambre nos balanceamos entre la hierba y la gente.  Entre la publicidad y la ausencia.

La tristeza de verte despojado de tu misma presencia, transparencia de cristal que se rompe en cada esquina.  ¿Hasta dónde llegará la faz traviesa, la vergüenza y el miedo?

¿Por qué no se puede existir desde la desnudez añorada?  ¿Dónde se ha ido el amor y la claridad entre los dedos de una misma mano?
La tierra bajo los pies son los nombres logrados.



*



La solidaridad hiriente que de los cuerpos les saca sus nombres sagrados, confraternidad de dioses dormidos, hermandad de silencio en las venas del mundo elegido y soñado; madurez que se asombra de su misma verdad.

Ya verás cómo las máscaras te tranquilizan el llanto, y los hermanos te cunden como frutos en los árboles. Ya sabrás encontrar tus pares en el mundo de abajo; los que escuchan y a la vez callan bajo tu nombre, el silencio que acompaña el compás y la entrega de fuegos y armas. Hermandad de sonidos y luces, arqueros de la memoria añorada.

La sangre globaliza el futuro; América se hace en países y nombres colgados de una misma madre; al final nos rendimos ante el ton y las ganas de encontrar la salida.  Nos decimos en las mismas palabras, nos amamos en el mismo lenguaje.

Publicado en RJ: 7Letras, 2008




Intervención

Las partes solitarias de la esfera del miedo
Nos queda el mundo encubierto
Cualquier contacto en el umbral entre el día y la noche
Miedo al tacto
Al final más profundo de la frase
Sé mantener el mantel y la máscara.

Del poemario (portugués/ español) “Horizontes partidos”





PEREIRA, Diana Araujo.  Outras palavras. Otras palavras. Rio de Janeiro: 7Letras, 2008.  18x14 cm.  ISBN 978-85-7577-507-3  Bilingue, com duas capas, uma para cada idioma.  Capa: imagem de “O poeta”, de Bené Fonteles. Orelha escrita por Adolfo Montejo Navas.  Col. A.M.   


TEXTOS EN CASTELLANO


O quizás te acostumbras al vacío, y ya no te importan magníficas palabras (por mejores precios que les pongan). Ya sorbiste algo de esta nada que te absorbía a ti, y ahora te molestan menos sus espejos, sus visiones, sus orgasmos.

Te conduces solemnemente al lugar algún de todos los nombres y valles.




¿De que materia está hecho el nombre?

Los que no lo tienen acuden a la tele todos los días, como sílabas o letras de una frase partida, de un alfabeto roto. Algunos piden ayuda, otros se vuelven cada vez más sombra en la larga sombra de toda una vida.

Escribo desde el hambre, el dolor y la muerte. Escribo desde la perdida dei senado.




Las venas-palabras se comunican bajo los mismos cielos de todos los siglos, latitudes, parajes.

Las palabras-venas intercambian y transmutan la sangre dei mundo, estabilizan los sistemas humanos y reverberan los humores solares.




Lo suave se deshace en nudos de espera.

La mañana se convierte en fortaleza de dentros.

La nómada de nuevas palabras huele desde la lejana calle.

Sacrifício que oficia en tu pelo el sendero y el tiempo. Pero de la siembra tardia, la hierba y el sollozo dei canto. Se entristecen las cejas, tiembla el follaje.

Todo el esfuerzo en cumplirse el verano por todas partes.



TEXTOS EM PORTUGUêS   

Ou talvez você se acostume ao vazio, e já não tenham importância magníficas palavras (por melhores preços que coloquem). Você já sorveu algo deste nada que te absorvia, e agora te incomodam menos seus espelhos, suas visões, seus orgasmos. Você se encaminha solenemente ao lugar nenhum de todos os nomes e vales.




De que matéria é feito o nome?

Os que não o têm comparecem à televisão todos os dias, como sílabas ou letras de uma frase partida, de um alfabeto quebrado. Alguns pedem ajuda, outros se tornam cada vez mais sombra na longa sombra de toda uma vida. Escrevo de dentro da fome, da dor e da morte. Escrevo de dentro da perda de sentido.

As veias-palavras comunicam-se sob os mesmos céus de todos os séculos, latitudes, paragens.  As palavras-veias intercambiam e transmutam o sangue do mundo, estabilizam os sistemas humanos e reverberam os humores solares.
                                       

        

A suavidade desfaz-se em nós de espera.

A manhã transforma-se em fortaleza de dentros.

A fornada de novas palavras cheira na rua distante.

Sacrifício que oficia em teu cabelo o sendeiro e o tempo. Mas da semeadura tardia, a erva e o soluço do canto. Entristecem-se as sobrancelhas, treme a folhagem.

Todo o esforço para que se cumpra o verão em todas as partes.





XXVIII

No horizonte da espera
há barcos ancorados à terra
sonhando com despertar
na liberdade do mar.

No horizonte da espera
há olhares suspensos
mensagens cifradas
fumegantes desejos
que aguardam o momento
de desfazer os nós
e lançar-se ao tempo.

O horizonte, a linha
de fronteira que une e separa,
a membrana de céu e
terra que nos demarca,
guarda a arca da aliança,
guarda a promessa da alvorada
com suas luzes mescladas.

Este horizonte, que
reconstrói passos
sobre velhos dilemas,
novos sendeiros sobre
historias passadas.

Na linha que descansa
sobre o horizonte
a esperança dorme no
compasso da espera;
o tempo embala o futuro
que no final das
contas alcança a alma.

Com o coração às cegas,
(olhos vendados, cegos de luminosidade)
cumpro com a
respiração que a vida exala,
desenho cartografias estranhas,
retorno ao princípio do mundo.

A linha que aprisiona
o horizonte é a mesma que nos obriga a andar.





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