MaryCarmen Ponce
(Iquitos-Perú 1968) Bachiller en Publicidad (UNIFE). Es actriz y pertenece al Elenco de Teatro de la Municipalidad de Santiago de Surco. Miembro fundador del Grupo Cultural Claroscuro, desde donde promueve la cultura. Ha sido publicada en la revista Taller de Poesía –UNMSM– (Tránsito Editores 2004). Ha sido invitada a participar en diversos recitales poéticos dentro y fuera del Perú. Ha publicado el poemario colectivo Claroscuro (Círculo Abierto Editores 2005). Poemas suyos han aparecido en publicaciones tales como Antología MP4 (Universidad Garcilaso de la Vega, 2005), Antología de Poesía Hispanoamericana (Ediciones Jaguar / México 2009.) Letralia, Urbanotopía y otras páginas virtuales, diarios, etc. Prepara un poemario y un libro de cuentos.
La felicidad se mide con un hilo,
un hilo que teje la araña.
En el intento salpiqué de sombras mi rededor.
Ahora estoy dispuesta a hacer un sacrificio,
el único.
Mi viaje ya está arreglado,
mi boleto doblado en el bolsillo,
mi mochila vacía.
Ya no necesito nada,
sólo mis recuerdos.
Así sabré que mi arco iris pudo brillar un día.
(Claroscuro / Circulo Abierto Editores / Lima Julio del 2005)
Artemisa
Paredes, piso, techo blancos me rodean,
puedo caminar de izquierda a derecha,
de arriba abajo,
pero siempre estoy ahí, en el mismo punto.
Una mano me coge desde la luna
y acaricia mis cabellos.
Hades ha enviado un emisario
que me sacude como a un par de dados
y siempre caigo en un dos o un tres.
Blanco arriba, blanco abajo.
Me mareo y vomito con tanta pureza,
Mis orejas de murciélago no me sirven de nada.
La pureza ha fornicado con el silencio,
y los nuevos amantes me detestan,
han pedido a Zeus por mi.
Ahora soy Atlas del siglo XXI,
mi par ya puede descansar.
Hay fantasmas por todos lados,
que me torturan con inmensas agujas
cada vez que pinto con mis cabellos
tanta pureza de rojo.
Xena vino una vez a visitarme,
prometió que volvería.
Los Romanos la habrán capturado,
porque de eso hace ya muchos años.
Estoy en este interino cubo
porque decidí decir la verdad:
Soy Artemisa.
Soy Artemisa.
Soy Artemisa.
Pero en este cubo blanco mi nombre es 2512;
me llamo como mi cama, como mi ropa,
como mi inodoro.
Son mi única familia,
la otra me compró un pasaje de ida
al Monte Calvario.
(Claroscuro / Circulo Abierto Editores / Lima Julio del 2005)
Nacida de una Quimerha
A Mafalda la parí yo,
Quino se la copió.
Boquita de fresa con limón,
tus ojos acuarela
van pintando mi café de la mañana.
Tus tibios tentáculos
aprisionan mi demencia y soledad,
transformando mi pétrea oscuridad
en rubíes danzarines.
Tus alas de mariposa
que plancho cada noche
te han convertido en una superpoderosa.
Tu lengua fosforescente lo sabe todo,
cebollita que adereza mi súbita impotencia
Conocía tu universo,
ahora lo miro desde lejos,
con ojos de Platero.
Temo a tus giros reversos e inversos,
que me empujan, me atan y me cuelgan de los pies.
Nadas junto a tiburones en el charco del jardín.
Tomas té con el canario de la abuela.
Algunas tardes danzas con luciérnagas
que escaparon de una manzana.
Mafaldita tengo tu primer viaje a París
junto a mi casting en Broadway.
Tu segundo par de alas, mi demencia y soledad
en la maleta con ruedas.
Pongámonos los patines
y que los tiburones se sequen con el sol.
(Claroscuro / Circulo Abierto Editores / Lima Julio del 2005)
La Espera de Virginia Woolf
Virginia Woolf noche y día,
busca una habitación propia,
sólo la compartirá con unas alas de mariposa,
con sus libros en el regazo, espera...
dos de tres flores la observan leer.
Su mundo está en guerra,
pero no es la última.
Virginia Wolf espera en la ventana,
su suspiro de margarita le deja ácida la boca,
no reconoce sus manos de orfebre.
Ella sabe que estuvo preñada,
preñada antes del siglo,
antes que la cámara digital.
La Señora Dalloway la visita,
llevándole su libro favorito,
el de Mafalda es perfecto.
Sus ojos reconocen a esa niña
y recuerda la fresa y el limón de su boca,
pero ya no tiene sus tibios tentáculos.
La habitación propia está ahí,
pintada con soles y conejos de algodón,
la suave cubrecama escucha cuentos cada noche
mientras Virginia Woolf sólo espera,
espera los besos de fresa y de limón.
Virginia Woolf ahora camino al río,
unas cuantas piedras al bolsillo,
su niña consentida las colecciona,
sabe que al fondo del agua están las mejores.
Pero las del bolsillo junto a las alas de mariposa
irán cada año bajo el árbol de Navidad
(Claroscuro / Circulo Abierto Editores / Lima Julio del 2005)
Ya no plancho más tus alas Mafaldita
un ogro con cara de guasón
ha borrado cada línea en mi poema.
Sólo queda esta Quimerha de cristal
con las cuencas como río desbocado.
He vendido la habitación decolorada
que la señora Dalloway ya no barre.
Sólo me quedé con la ventana
que saco de mi mochila cada noche
y por donde intento tocar las trenzas
que te hacía en las mañanas.
Ya boté tus besos de fresa con limón
que guardé en la nevera ,
porque doce veces creí abrazar
tus alas, tus tentáculos;
pero dejaste sólo la plancha
contemplando la ventana.
(Ediciones Jaguar/Antología de Poesía Hispanoamericana/ México 2009.)
Grises sueños de concreto vagando sin piedad
en un presente que jamás llega,
tristes ventanas agrietadas mirando sólo hacia atrás.
Sentada en un vehículo de orcos sólo veo sus reflejos.
vestidos con donaciones de la Molina o Monterrico;
ahora harapos sucios, malolientes,
infestados de limosna, de periódicos y frío.
Esternones vacíos, profundos y oscuros.
Espinazos sin carne con piel de otoño.
Diciembre será siempre julio.
El orco joven se aproxima,
quiere tomar al sol con sus manos
pero lo deja ciego de tanta estupidez;
mientras que el orco viejo
juega a ser dios con nuestras vidas.
Y pienso que Avalon debería estar más cerca que un mito;
vendería kriptonita con una escálibur de regalo.
Quiero vestirme de superhéroe
y, mano a mano con un elfo,
acabar con tanto orco que ha infestado la ciudad.
Y otra vez veo sus reflejos
es julio
es julio
es julio.
Grises sueños de concreto
que intentan tomar al sol con sus manos coladeras.
Aún tengo guardada mi escálibur en la mochila,
mi amigo el elfo ha perdido su arco
y mi ropa de superhéroe me desespera colgada en el closet.
El orco joven le sonríe al orco viejo,
mostrando ambos unos dientes putrefactos.
Y yo suspiro
y aún pienso que Avalon debería estar
más cerca que un mito.
(Claroscuro / Circulo Abierto Editores / Lima Julio del 2005)
Mudanza
He alquilado el pequeño agujero en la pared,
me mudaré hoy,
con el fantasma de mi clon.
La Santa Inquisición ya dictó su sentencia.
Me sacarán los huesos por los poros de la piel.
He arrojado mil piedras a mi Goliat y él sólo toca piano en la sala.
Ahora un martillo hidráulico rompe la espuma de mi cerebro
y las esquirlas segmentan mi abismo.
Sigo arrastrando estos pies de gigante...
Esa voz de azufre granizo aún punza su agrio acero
y esta noche soy la mujer de Lot mirando Sodoma y Gomorra.
Desconozco estos ojos de sapo asustado en el espejo.
El bozal de pulgarcito me esclaviza la mandíbula,
y mi oído sangra por la hebilla incrustada.
La persecución de brujas ha comenzado,
y soy la única que mora en este mundo...
El pequeño agujero me espera.
Lo habitaré hasta que el azufre se apague.
Tal vez encuentren sólo mis huesos.
Tal vez
mis huesos
y la hebilla incrustada.
(Claroscuro / Circulo Abierto Editores / Lima Julio del 2005)
Ya no eras un niño Eros, cuando tus alas te fueron quitadas,
cuando tus pies caminaron entre el cielo y la tierra,
el poder que tenías de inflamar a otros con tus flechas
se volcó hacía ti, al cambiar tu arco por el mío.
Visité tu morada en el mes de las máscaras,
el mes donde el agua te sorprende desde cualquier ventana
y como sátiros y ninfas en los jardines jugamos a ser mortales.
Mi cuerpo consagrado a la caza y a la guerra se despojó
de su túnica, vistiéndose de montañas y mares donde
tu boca navegaba sin brújula, donde tu cuerpo descansaba.
Pero fui capturada y sentenciada a vegetar en un cubo blanco
por desobedecer a los dioses, por entregar el fruto prohibido
me cambiaron de nombre e incendiaron mi templo.
Más ahora que Zeus ha quebrado este cubo
ya emprendí el camino a tu morada,
alista mi mochila y prepárate a sembrar
otro templo en las montañas de Éfeso.
(Ediciones Jaguar/Antología de Poesía Hispanoamericana/ México 2009.)
Resumen
Hoy estoy cerrando
esa diminuta puerta que abrí con mi lengua,
después que alumbre a nuestro hijo,
iré a encontrarme con mis parientes,
los que compraron su boleto antes que yo.
La misma araña se empecina con el mismo hilo,
pero Eros hoy tiró la primera piedra
y Artemisa que empezaba a pintar
de rosado su habitación,
sintió destrozarse la espuma de su cerebro.
Ese pequeño agujero me espera,
en la misma pared junto a la araña,
mi excalibur me la han robado y
mi ropa de superhéroe se achicó en la lavadora.
Mafalda dejó escapar al canario
y colgó sus patines en el closet,
sus alas de mariposa comenzaron a volar.
Artemisa reía con palomas
que se posaban en sus barrotes,
pero hoy Eros las envenenó.
Por eso compré un boleto sólo para mí,
la mochila se la dejo a Mafalda,
la llenará con cosas que jamás pude conseguir.
Artemisa quiere escapar
yo le he pedido que me acompañe,
después que le eche llave a la puerta,
le compraré un boleto también.
Taparé el agujero con cera blanca,
le daré un nuevo canario a Mafalda
y espero que Eros recuerde
que a pesar de la piedra y a pesar del veneno
yo quise compartir mi mochila con él.
(Ediciones Jaguar/Antología de Poesía Hispanoamericana/ México 2009.)
Celacanto
Los colores del arco iris te sonríen Celacanto al tocar el agua
y la brisa del mar llena tus pulmones de nostalgia y agonía.
Porque sabes que esta no es tu estación, esta no es tu tierra, esta no es tu casta.]
Sólo por las noches sacas la cabeza por el arrecife para ver el nuevo mundo,
este, que está lleno de víboras y ratas que murmuran de ti cuando te ven sonreír,]
que envidian tu anhelo para encontrar el camino que te lleve a casa,
que sólo te acechan cada día para devorar tu corazón.
Tu mirada se dirige a las estrellas buscando una voz,
unos ojos que acaricien tu tristeza que pinta de azul y gris cada escama de tu cuerpo.]
No comprendes donde estás Celacanto y porqué te dejaron acá hace millones de años,]
sin una guía para encontrar amigos, sin un número a donde llamar en emergencias,]
sin un pasaje de retorno, sin una foto de tus abuelos y tu ciudad.
Tus patas de reptil Celacanto se convirtieron en aletas cuando tus lágrimas crearon los océanos y desde entonces te escondes en cuevas de lava en las profundidades del mar.]
Los demás peces no toleran tus intentos en descubrir una luz que surque el cielo cada noche.]
Y te dicen demente, que nunca tuviste patas de reptil, que los océanos ya estaban así,]
que no hay luz que te mire por las noches, que un día un pescador vendrá con sus redes]
y te vaciarán las entrañas y te pondrán en un plato junto a tus millones de años.]
Y tú, Celacanto, callas y esperas a que el sol vuelva a pintar de naranja y violeta otro día más.
(Claroscuro / Circulo Abierto Editores / Lima Julio del 2005)
Mujer elástico, mujer resorte,
me miras y uno de tus 20 ojos
suelta una lágrima de añil hiel.
Eros tira de ti hasta hacer
tronar tus huesos.
Me miras y otro de tus 20 ojos
suelta una lágrima de dulce arcilla.
Cómo hacer para que tu cuerpo espiral
no se dispare al purgatorio.
Me miras y uno más de tus 20 ojos
suelta una lágrima de negra sal.
Un ángel jala al otro extremo
y tu cuerpo de caucho
cae a un camastro de faquir.
Tus 20 ojos observan al ángel
y a Eros devorar tu corazón
y sólo hay lágrimas de acre silicio.
Mujer elástico, mujer resorte,
masa entre púas.
Tanto tira tanto empuja
y el único ojo vivo que te queda
me mira y suelta un lágrima
de ácido muriático.
(Claroscuro / Circulo Abierto Editores / Lima Julio del 2005)
Piratas de la calle,
tratan de vendernos miel
para obtener sus sueños de limón.
Piratas vampiros,
que quieren chupar nuestra sangre
a cuentagotas.
Nos asaltan dos o tres veces al día.
Estamos condenados a sus letanías mitomaníacas.
Piratas cantores, piratas poetas,
dignos personajes de Shakespeare.
Emergen de un submundo de cerros y arena.
En cada asalto, un hijo agoniza,
una madre se marcha,
un propio cuerpo enferma.
Piratas de la calle,
corsarios de la vida,
desenvainan la espada de su boca
para incrustárnosla en el corazón.
Nuestra coraza de indiferencia
los vuelve dragones con afonía.
Sólo algunos son presas de sus filudos dientes.
Piratas de la calle,
uno por veinte, tres por cincuenta..
Y sus sueños de limón
ya están asegurados.
(Claroscuro / Circulo Abierto Editores / Lima Julio del 2005)
Testigo
Un tambor habla con la luna y los grillos,
mientras el viejo chamán proclama,
cada hombre lleva un cóndor en el alma.
Ojos escuchan su voz en el viento
corazones tañen a uno con el tambor,
las aves responden a este canto de paz
el semen de la tierra lo elevan a su Taita.
El tambor gimió un silencio abismal,
un trueno blanco rasgó nuestras costas,
ojos clamaron con las manos al sol...
el llanto del cielo jamás lavará
este río de sangre que empezaba a correr.
Una cruz de hierro capturó nuestro Taita
ahora encerrado en sus cañones y rifles,
con el semen de la tierra llenaron sus barcos
y nos ofrendaron a cambio a su dios blanco.
Qué dios quiere atarnos a una estaca y
arrancarnos los lomos bajo nuestro cielo.
Qué dios quiere robarse nuestro trigo y
cambiarnos el nombre sobre nuestra tierra.
Qué dios quiere silenciar nuestro canto y
cazar nuestros hijos igual que a venados.
Qué dios quiere violar nuestras hembras y
vender nuestras vidas como mulas de carga.
Qué dios quiere sujetar nuestra cerviz y
arrancarnos los dientes cuando nos agravian.
Aún escuchamos al chaman en el viento,
pero ahora las aves sólo pueden llorar,
el olvidado tambor quiere volver a latir,
mientras la luna le proclama al cóndor,
no escondas las alas, encumbra tu voz
(Generación del 2000? / Circulo Abierto Editores / Lima Julio del 2006)
América la inconquistable sentada escuchaba atenta,
a los tres socios que la miraban con babas en los ojos.
Con sus zapatos de taquito llamaba al negro interés
de esas seis niñas viriles, pero ninguna la de Colón.
Diego el Compañero anhelaba Machu Picchu,
sin saber el sabor de esa jugosa ciruela perlada,
pero su nariz le habló de otros valles más sagrados.
El zapatito ahora quedaba para otras conquistas,
pues unas sinuosas dunas lo mandaban al manicomio.
Francisco el Conquistador no dudó en blandir su espada,
¡Esas dunas deben ser suyas!, junto a los valles y al zapatito.
Los abogados de vacaciones no resolvieron el hecho
y gran querella se armó por ese indomable paraje.
Hernando el de la Cruz no podía entrar en el pleito,
él sólo bendeciría al ganador de semejante contienda.
Mas sus niñas ya habían navegado gran parte de América.
Francisco mandó a Diego trece gallos de regalo
y él sólo respondió con Trilce y un buen vino.
Ninguno pudo meterse América al bolsillo.
A las diez, los conquistadores escucharon tocar la puerta
y América se fue con el gringo que le calzó el zapatito.
(Inédito)
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