lunes, 25 de abril de 2016

ALDO VICENCIO [18.510]


Aldo Vicencio 

(Ciudad de México, 1991). Poeta y pasante de la Licenciatura de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha publicado su trabajo en diferentes revistas literarias mexicanas, como La Piedra, Letras de Reserva, Errr-Magazine, Primera Página, Opción del ITAM, Monolito, LUMO, El Perro, La Cigarra, Aeroletras de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Círculo de Poesía, entre otras. Es autor del libro inédito Piel Quemada: Vicisitudes de lo Sensible. Fue seleccionado para formar parte de Nueva Alquimia: Primer antología de las transmutaciones de Matraz Ediciones y Sikore Ediciones, y recientemente ha sido elegido para ser incluido en la antología Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana compilada por el poeta peruano Leo Zelada, de la editorial española Lord Byron. Ha presentado sus poemas en diferentes festivales culturales, destacando La Semana de las Juventudes, realizado en el Zócalo de la Ciudad de México, en agosto de 2014. Progetto 7Lune presentó material de su autoría en el evento de solidaridad Tutti siamo Ayotzinapa, realizado en Venecia, Italia, en diciembre del 2014. También participó, junto a Sandra Itzel Flores Fabela, en la presentación del proyecto curatorial "Las letras negras de París: conociendo a los poetas malditos" en el coloquio Historiador en primera fila: crítico, curador y guía, realizado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en agosto del año 2013.  



A filo seco (la humedad de esta boca)

                                     El momento presente lo es todo;
                                        el aire rebosa de un veneno de color.
                                       ¿Qué está comenzando? Nada. Todo concluye.
                                                                          Yukio Mishima, El templo del alba

                     
en la rivera de la noche
canto como pájaro santo
pronuncio el inicio de una tormenta
penumbra de claridad

caminos perplejos
en los pies de mis pensamientos

tomo el polvo

seduce
incita

me arranca contemplando
la esclavitud de mis nombres:
eremita caído
temporal castrado
hilo de carne

ni el sigilo de las manos aleteando
oculta el brillo de una víscera florida

a filo seco
se humedece mi boca

con la voz del agua
que languidece

hablo
sal de tierra

se enternece el prado
y nada parece sombra



Entre luces

I.

alba de entrebosques
sablera corta/luz
la estocada liviana de cada mañana


II.

presiento el cristal
pretendo-ser-cristal

una hondonada de copos
traslúcidos me señalan
a (contra) luz
a (contra) tinieblas
  a (contra) vida

aleteando como espejos
calcinados sobre las bóvedas del invierno

encuentro partículas
de lámparas siniestradas
que interrumpen el compás de cada segundo

alud del lívido espejado

el vértigo se precipita
enmarañado de brillantes

en cada dedo
en cada mano
  se rompe la luz

[c o n t r a] r e f l e j o s
de mi cuerpo

doble presencia
doble imagen
convergencia amputada

me miro y me miro
entre piernas y entre[voces]
circuncidando luz y sombra

bocarriba el cielo
es una gema de claroscuros

soy la hendidura radiante
de un llano pardeado de ruinas,

            como la zarza que
            resplandece en el filo
            nocturno de la luna

la cruz de carne se rompe
entre cristal molido

nace la 
v í s c e r a   d e n t a d a
de brillo y astillas

uno duplicado en la llaga de luz

yo entre soles de espejos rotos

miro mis manos y llueven sobre ellas
cuentas de luciérnagas muertas



Nosocomio (Un hálito silente)

el aire
una hoja
               el silencio

espiral de granito
que brisa
el delirio

se abisma
la podredumbre
de la tierra

como aullido clarividente
el alba tañe
                      voz y forma
                      voz con forma
                      voz deforme

el abismo
es cerúleo

los nombres no
pertenecen a los hombres

filtros enumerados
con signos
de húmedos suspiros

          en las camas
          hay sombras de precipicios

granito – delirio – silencio

tres estigmas
emblemados
con manos amputadas,
              caravana de epitafios
              y segundos marchitos

la sábana:
áspera caridad
que oculta la noche

entre dientes hay mártires mancos

se atisban remolinos,

espigas acolmilladas
                        purpureas
                        avinadas
                        escarlatas

entre pálidas arrugas
que agrietan la sensación de estar

estar en el aire
estar sobre la loza
estar a perpetuidad, ens i l e n c i o


TANGRAM

demonios fieras putas
se arrastra el cataplasma
de pulsiones en el metro
glúteos muslos piernas
se acomodan y arman
el rompecabezas del placer disimulado
e n t r e  l o s  v a g o n e s
c r e c e  la  v i r i l i d a d  m a r g i n a d a
ángulos vaginales
trapecios fálicos
no disimulan, se abren y se doblan
equiláteros perplejos
rozan y deslizan
labios labios labios
escurren silentes secretos
asimetría de sexos
el deseo los torna simétricos y paralelos
quíntuple Eros
cuádruple Thánatos
el túnel mastica y lame
los sueños dormidos
húmeda enredadera de torsos y brazos
abrazan retuercen sacuden
amor no
muerte
muerte que gime
dos paralelos se corren:
placer y riesgo
deconstruyendo frágiles pudores
desarmando hombres de duro tacto
bajo trapecios y cuadrados
todos son ángulos agudos



Little Saturn

yo,
cráter de planetas
que se apilan
bajo las estrellas,
descubro lo solo
y viejo que estoy
puñalada
del azar cósmico
y no más,
con agua
congelada
de soles
moribundos
brillo:
luz
de despojos
y muerte,
parpadeo
del infinito
que se retuerce,
y gruñe entre
las entrañas
de la oscuridad
disparos estelares
del hielo metálico
me atraviesan,
dibujan rostros
de esfinges lunares
que me acompañan
en el cenit  de la oscuridad
y les pregunto,
y me pregunto:
¿cuánto más
perdurará
esta órbita
fúnebre de
sentimientos
aislados y petrificados?



Incandescencia

(fragmentos)

precipicio de escombro y yerba

trémulo, quieto
se abalanza el viento

yo
yo no sé dónde estaba
acá cerca
allá lejos

oblicuidad inquieta
era un niño

se repliega el tiempo
tu nombre se muere

gatos pardos
sobre las hojas

mi inocencia me estrangula

escombros de gato sobre el viento
tu nombre se me pierde
la yerba se olvida

parado y sentado
sonrisa con llanto
solo era un niño



*

Camino, y en mi carne yace el recuerdo
Tu silueta es la amnesia de los sentidos:
no te veo, te siento, y te siento dentro, no fuera
Desde el sueño hasta la lucidez,
ruges nombrando imágenes,
luchas vistiéndolas con palabras
Siniestro es tu deseo, lengua que saliva llamas oscuras
Te nombro por fin, te arropo de verbo
Nuevamente estas. Nuevamente te recuerdo
Flor de lucha: ábrete. La carne no está



*

Mi hogar es la saturación
que revienta imágenes

La tranquilidad es una compulsión,
tersa y ecuánime
Abrigo de mis días,
me sostengo de ella como oruga

En el silencio meridiano la cordura se tensa
Las ventanas plañen
La luz supura calor ajeno
Lejana está la puerta:
el mundo se anula en la memoria y el olvido

Lloran el niño y el gato
E r e s  t ú . La puerta se acerca
Tu rostro sin ojos suspende la palabras
Me hiendes, y temo


*

en espera de la palabra
me hallo, plegado como biombo
las caras de mi desnudez se doblan;
lames la penúltima región de mi cuerpo
mis ojos te sienten
mi piel te observa

pólvora del mundo,
burbujeo que descarapela,
te grito aterrado
porque desciendes
a través del interior de mi todo

mi boca eclosiona:
gemidos que dicen cielo con la oscuridad
gemidos que dicen sangre con la tierra

de punta a punta, tu deseo me toma
no me reflejo con la luz,
no me ensombrezco con la penumbra
tus siluetas: ríos que desbordan individuos

te digo encuéntrame
encuéntranos me dices








.

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