Daniela Gaitán
(Bogotá, Colombia 1993). Actualmente maneja dos blogs donde publica la mayoría de sus textos:
marimariteje.tumblr.com
marimariteje.blogspot.com
Soy un lugar deshabitado
En la noche me levanto con sed,
agotada.
Despierto turbada o de mal humor.
Triste.
A veces me ronda la idea de que
un día volverá la guerra.
He de esconderte para cuando suceda,
he de equiparte para que no sufras
he de abrazarte
he de aprender a disparar armas
he de sobrevivir
aunque dicha guerra no vuelva,
o quizá no exista sino en el fondo
donde es bueno que tu no veas
donde es bueno que no entres.
Se han cruzado muchos seres
en el espejismo de la guerra
cuyo escondite es un lugar dentro de ellos
una sombra que permanece
una tristeza vieja e irremediable.
Soy un lugar deshabitado al
que llego cuando mis ojos
se estancan en las calles.
Sé que lo amamanto como si fuera mi hijo porque morirá algún día
Decir que no tengo miedo es aceptar
que lo he tenido siempre,
decir que el cielo no existe es hablar de
la estratosfera en otro plano y llorar.
En mi espalda nacen meteoritos todos los días,
duelen, pero sigo viva.
Destrozo pedazos de pan con
la intención de masticarlos luego,
de ingerirme a mí misma en un bocado,
y me pregunto en qué momento
encontraré la cura
al pájaro que picotea todo
lo que conozco y me deja sin nada
¿a dónde va todo cuando muere?
El poema y la suciedad, la leche cortada
de la que he escrito tantas veces,
aquello es el miedo, aunque no sé darle nombre,
sé que lo amamanto como si fuera mi hijo
porque morirá algún día,
y me pregunto cómo es que he podido llegar tan lejos
cuando adentro,
apenas puedo respirar.
Intento hablarte de temas en los que ambos
estemos de acuerdo
Vamos a ser muy sinceros porque el cielo nos queda muy alto
y lo único definitivo es la estatura de lo que no podemos tocar.
En algún lugar estamos nosotros
dentro de un punto localizado por un satélite
que puede ver todo el planeta desde el espacio, y que
emite imágenes de edificios que no conocemos,
(incluidas también las columnas vertebrales)
para que podamos hallarnos en un buscador de web,
pues es más fácil teclear que tocar el cielo,
teclear que ir a buscarte.
No voy a hablar de amor. Amor es una palabra complicada,
voy a hablar de mar porque es más sencillo:
Intenté poner el mar en un vaso.
Intenté beberlo,
después clamé por él.
Yo no soy el espiral ni la montaña rusa
Y hoy no es el día de desocupar el bote de la basura
No soy la fórmula del número π
Y de ninguna manera Seré la solución de un problema matemático.
Me he detenido
porque la velocidad me da vértigo
También las alturas, también el wifi.
He detenido mi vida, esa otra,
la de la pc,
Así como lo hice un 7 de mayo del 2010 a las 22:00.
Tengo un poco más de seis horas
Sin ver las publicaciones de mis contactos de fb
Por lo que, en realidad, tengo un poco más de seis horas sin vida,
sin esa otra.
Ya me he acostumbrado,
siempre queda navegar de incógnito y googlearte,
como si googlear fuera el verbo/acción favorito de los chicos de mi edad.
He detenido mi vida, como se detiene
una gota de agua en mi mano,
y luego cae.
Vuelvo a decirlo, todo lo que no soy,
es eso que pasa cuando digo que estoy cansada.
Apagué mi móvil, deseando que apagaras tu computadora
y a cambio, tú último visto fue a las 4:00.
Generación
“Nuestra generación está perdiendo
cosas todo el tiempo.”
Iván Hernández
Quisiera hablar de mi generación ahora
Pero no puedo porque
porque no se ha muerto por completo.
Una cosa segura es que se ha perdido a sí misma.
Lo otro seguro es que si
la googleas puedes encontrarla.
Y lo es aún más la conclusión
a la que he llegado:
whatsapp es mejor
que messenger.
Al final,
cada quien con su manera de
pederse o de morirse,
eso importa bien poco.
Zue en la escalera del mundo.
Hola,
te hablo desde adentro,
soy yo,
la pequeña desnuda que nunca has
querido ver
con los ojos abiertos,
y es que da lástima
ver las excoriaciones de su cuerpo
que dan hasta la espalda.
Vamos,
no tienes que sonreír,
el mundo no es un lugar lindo
para hacerlo,
sabes que es la cárcel,
sabes que esto no es algo por
lo que debas sonrojarte.
Te hablo desde adentro,
soy yo,
en el suelo,
haciendo metamorfosis con
las partículas de tu lengua.
soy azul, o gris, o negro,
¿comprendes lo que digo?
El mundo tiene lunares imposibles,
es un bucle,
qué sé yo,
puedo decirte,
aquí es donde el sol se pone
y tú despiertas.
*
He estado esperando por mucho tiempo
que algo dentro de ti sé quiebre
porque si me ves bien,
parezco un lego y te aseguro que estar
así no es agradable.
Intento acostumbrarme a que me
olvides por largos días, y en esos días,
intento no parecer tan torpe.
Intento que no me importe que me
olvides, que no me importe que jamás
seré más fuerte que tu pared de hielo.
Desde aquí,
como he mencionado otras veces,
soy una espectadora, un peso muerto, aguanto frío.
Que alguien te cuente de lo mucho
que te quiero, y de lo ridículo que se
puede ser diciendo esto.
Quizás ni te enteres,
pero te deseo buena noche.
Estoy cansada y además tengo hambre.
QUÉ RABIA DA QUE SEAS TAN GUAPO
y que estés tan lejos,
y que tenga que conformarme
con ver tus fotos,
que tenga que darles like
para que sepas
que las veo, y que imagino
cómo lameríamos nuestras orejas
en una galería de arte
donde se ha ido la luz
y todos están muy concentrados
en encontrar la puerta
para salir de allí,
menos nosotros
que estamos arrinconados
en las escaleras
sin hablar,
sólo lamiéndonos las orejas
como dos gatitos muy felices.
Qué rabia da que quiera conocer
todas las galerías de arte
del mundo contigo,
que seas tan guapo y
que estés tan lejos,
que a veces yo
te escriba poemas que no
te muestro porque estás
en la lista de contactos recientes
y me da un poco de vergüenza decirte
que te escribo poemas
de galerías de arte donde
lamemos y reímos
cuando se va la luz.
Qué rabia da que seas tan guapo
que a veces yo
bese chicos y que
no pueda hablar
de ellos contigo porque
les prometí no contarle
a nadie que besan terrible.
Pero está bien,
a veces tú no sabes
qué rabia da que seas tan guapo
y que estés tan lejos.
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