Náhida Izzat
(Nacida en 1960), musulmana de Jerusalén exiliada a partir de la guerra de junio de 1967, es matemática de profesión y aficionada al arte y los trabajos manuales.
Comenzó a escribir, animada por sus amistades, sobre sus sentimientos acerca de la patria; pero en su poema “¡Mírame!” se lamenta de no poder escribir o hacer lo que le gustaría por la violencia que invade su tierra:
Comenzó a escribir, animada por sus amistades, sobre sus sentimientos acerca de la patria; pero en su poema “¡Mírame!” se lamenta de no poder escribir o hacer lo que le gustaría por la violencia que invade su tierra:
¡Mírame!
Quisiera escribir poesía de amor,
pintar arcoiris y mariposas,
oler el aroma de rosas capullos de rosas
y bailar,
bailar con la melodía de jubilosos pájaros azules.
Me gustaría cerrar los ojos y ver a niños sonriendo,
no armas apuntando a sus cabezas,
contarles historias de hadas como lirios en lejanas tierras,
no balas gritando…ni misiles explotando.
Pero,
¿puedo?
Hay un puñal en mi corazón.
Estoy herida,
herida.
Sangro.
Tiemblo.
Grito.
(http://www.thepeoplesvoice.org/cgi-bin/blogs/voices.php/2008/01/26/p22834; trad. de C. Mª
Thomas).
En “Dimensiones ocultas” describe la vida del pueblo palestino como un tapiz que sólo se puede ver bien con perspectiva, mirando hacia atrás para recordar la masacre de Dayr Yasin, que tiñe sus alegrías de tristeza, y viendo la trayectoria de sus gentes, que tiñe de esperanza sus penas:
Mi primer hijo, Hasan,
nació el 9 de abril.
Puedes pensar
tal vez… por qué lo digo
con un tono tan sombrío.
¿Qué hay de malo en el 9 de abril?
Tienes que ser palestino
para comprenderlo,
pues el 9 de abril de 1948
tuvo lugar
la masacre de Dayr Yasin
donde los hombres, mujeres y niños
de esa aldea agrícola pacífica
fueron asesinados a sangre fría.
Nadie sobrevivió
salvo aquellos
que fingieron estar muertos.
Cuando celebramos con alegría
el nacimiento de un recién nacido
nos lamentamos y apenamos
por los amados perdidos.
En nuestro medio
nada está ya aislado,
nada está ya desunido,
no hay colores sencillos.
El tejido de nuestras vidas
forma el más asombroso tapiz.
Si lo coges por detrás
mirando el lado equivocado,
verás reflejada la imagen
sombría de un borroso retrato,
con pliegues… nudos e hilos raídos.
Si le das la vuelta,
parece más claro.
Pero aún no puedes ver
el retrato completo,
sólo colores y sombras.
Pero, ¡oye!… ¡tómate un ratito
y camina hacia atrás,
mucho más atrás!
¡Mira el tapiz
de lejos!
Entonces te asombrarás
de su inmensa belleza,
de todas esas lóbregas sombras
que no te hicieron sentir,
que ni siquiera te perturbaron
cuando estabas cerca.
Desde lejos
esas oscuras sombras
son precisamente las que hacen esta pieza
tan singular,
tan espectacular.
Esos matices insondables
son los que dan su profundidad
y dimensiones ocultas
al retrato de nuestra vida.
Desde ese día de 1948,
muchos… muchos niños nacieron
el 9 de abril.
Nuestras alegrías siempre están teñidas
por toques de pena.
Nuestra tristeza siempre está coloreada
por matices de esperanza.
Sin ello,
el tapiz de nuestras vidas
nunca estaría completo,
ni sería tan rico
ni tan hermoso.
¡No pierdas mucho tiempo
Mirando rabioso el lado equivocado!
¡Dale la vuelta… camina más atrás… y siente su esplendor!
(http://www.thepeoplesvoice.org/cgi-bin/blogs/voices.php/2008/01/26/p22834; trad. de C. Mª
Thomas).
En “Querido pueblo de Gaza” invita a quienes piensan angustiados en cómo ayudar a los palestinos a comportarse con la misma valentía que ellos:
¡Atesorado pueblo de Palestina,
maestro de coraje y dignidad,
arquetipo de humanidad!
¡Permíteme arrodillarme
y lavar tus pies con mis lágrimas,
besar tus benditas manos
y rociar tus hermosos rostros con almizcle y rosas!
Mientras nosotros nos sentamos meditando como locos,
totalmente desesperados,
hablando mucho y haciendo menos,
dando vueltas en círculo
pensando cómo ayudar,
qué ofrecer para aliviar en algo tu sufrimiento,
vienes, como de costumbre
lleno de sorpresas, en nuestro rescate, para suavizar nuestra agonía.
Te nos presentas con los más preciosos regalos,
lecciones de heroísmo, firmeza,
paciencia, perseverancia, desafío, resiliencia,
optimismo contra toda disputa,
creatividad frente al total olvido.
Habéis demostrado que vosotros sois los libres… y nosotros los cautivos.
Habéis elegido la resistencia frente a la sumisión.
Habéis decidido no ser esclavizados
ni siquiera por los más poderosos.
¿Nunca aprenderemos la lección?
(http://www.thepeoplesvoice.org/cgi-bin/blogs/voices.php/2008/01/26/p22834; trad. de C. Mª Thomas).
En “Creo en los milagros” confronta el aparente poder de Israel para oprimir a los palestinos con la verdadera fuerza, voluntad y fe de este pueblo:
Puedes quebrar mis huesos.
Mi espíritu libre es invencible.
Puedes dejarme ciego.
La luz de mi intuición
nunca podrás apagarla.
En las sombras de la tiniebla
yace el cadáver de tu poder.
Puedes destruir mi casa.
La ventana de mi esperanza
nunca podrás romperla.
Los pilares de mi fe
nunca podrás hacerlos temblar.
Puedes amenazarme
con armas de muerte
y destrucción masiva,
metiéndome el miedo en el corazón,
Pero no puedes lograr
o puedes cortar
mi divina conexión.
Con un misil
puedes destrozar mi cuerpo.
Sin embargo, mi alma
está fuera de tu alcance,
intacta para siempre.
¡Tú cantaste victoria en seis días!
Victoriosos son los que,
mirando con dignidad,
se enfrentan a los tanques con su carne fresca
y, sólo con piedras,
al fuego de los cazas F-16.
Nunca podrás derrotar mi voluntad,
porque mi poder, que no te puedes explicar,
crece de las raíces de mi pena.
Tú dependes de Estados Unidos
para los suministros y la riqueza.
Manda mi infinita fuerza
del más grande, mi Creador.
(http://www.thepeoplesvoice.org/cgi-bin/blogs/voices.php/2008/01/26/p22834; trad. de C. Mª
Thomas).
Uno de sus poemas más conmovedores es “Quiero contarle al mundo”, que aparece en la red acompañado de imágenes de niños, jóvenes y adultos palestinos en diversas escenas en las que se muestra aquello que no fue posible hacer o que se destruyó en Palestina; y al final la poetisa invita al mundo a encender velas para que se desvanezca tanta oscuridad:
Quiero contarle al mundo un cuento
sobre un hogar con una linterna rota...
sobre un hogar con una linterna rota...
y una muñeca quemada…
sobre un día de campo que nadie disfrutó…
sobre un hacha que mató un tulipán…
sobre un fuego que consumió una trenza…
un cuento sobre una lágrima que ya no pudo derramarse…
Quiero contar un cuento sobre una cabra que ya no fue ordeñada…
sobre una masa que ya no fue horneada…
sobre una boda que no se celebró…
y una pequeña que no pudo crecer…
sobre un balón que no fue pateado…
sobre una paloma que no voló…
Quiero contarte un cuento sobre una llave que no fue usada…
sobre un aula de clases a la que no se acudió…
sobre un patio de recreo que fue silenciado…
sobre un libro que no fue leído…
sobre una solitaria granja sitiada y sobre sus frutos que nadie recogió…
sobre una mentira que no se descubrió…
un cuento sobre una iglesia en la que ya no se reza…
y una mezquita que ya no está en pie…
y una cultura de la que ya no se disfruta…
Quiero contar un cuento sobre un techo con hierba y lodo…
sobre una piedra que se enfrentó a un tanque…
y sobre una empecinada bandera que se niega a ser arriada…
sobre un espíritu que no puede ser derrotado…
quiero contarle al mundo un cuento.
Ahora, encendamos una velita por Palestina.
Puedes hacerlo
Enciende una velita
Mira cómo se desvanece la oscuridad.
Sólo inténtalo.
Un rayo de luz
barre lo más triste,
noches de azabache
hasta que rompe el alba
Sólo observa
¿Puedes ver que
todo el poder de la oscuridad
en el mundo
no puede extinguir
el más exánime parpadeo
de un haz de luz?
Enciende una vela.
Una velita.
Mira cómo se desvanece la oscuridad.
Puedes hacerlo.
Oye, MUNDO
¿Me escuchaste?
(www.tlaxcala.es/asp?reference=9556&lg=es; trad. de Yaotl Áltan).
Ante esta situación no puedes menos que gritar: “Humanidad, ¿dónde estás?”, reprochando al mundo su ceguera y sordera mientras su pueblo muere en Gaza:
Me están estrangulando
bajo tus vigilantes ojos.
Tengo frío…frío…frío.
Tiemblo.
Grito.
Humanidad, ¿dónde estás?
¿Por qué vuelves el rostro?
¿Por qué miras para otro lado?
Estoy aquí,
languideciendo
en los pasadizos de Gaza.
Humanidad, ¿dónde estás?
¡Mírame”
¡Repara en mí!
Estoy aquí,
suspirando
en los pasadizos de Gaza.
Tiemblo.
Grito.
¡Humanidad,
deja de mirar para otro lado,
de volverte sorda,
de volverte ciega,
mientras yo
y, oh, mis pobres niños
morimos!
(http://www.thepeoplesvoice.org/cgi-bin/blogs/voices.php/2008/01/26/p22834; trad. de C. Mª
Thomas.
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