Teresa Irazaba
María Teresa Irazaba
(México, Distrito Federal, 1968).- Licenciatura en Derecho por la Universidad Autónoma de México. Su poesía se encuentra publicada en periódicos, revistas y antologías de México y el extranjero. Alumna de la carrera de creación literaria de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Colaboradora de Tulancingo cultural.
QUIRÓFANO
No es por la madrugada este caer
son las arterias que se paralizan
cenizas sin ser parte
de mi madre sin mirada
rostro reducido por la muerte
Te expusieron con todos tus daños
no fueron parte del instrumental
tus objetos personales
difuntos que ya no envejecen
suturaron tu vientre
ya no fértil
a la luz del día
En la confusión de ese domingo
los silencios se arraigaron
la voz de mi padre ya no encuentra
lo que se dejaba encontrar
Mariposas atraviesan sus pupilas
tibio envenenamiento de los parpados
La mosca arropa su equipaje
es paciente en la espera
Regresé con mi padre a casa
y descongelé del refrigerador
sus últimas verduras de diabético
que estaban rígidas como él
Su bastón que rasguñaba las esquinas
quedo inmóvil
Encerré sus cenizas en el ropero
mis labios los transforme
en una sonrisa
tiré a la calle su viejo tocadiscos
y sólo conservé el reloj parlante
su sonido es fuerte
aún escucho
son las 4 y 9
son las 2 y 5
Para el viejo
el tiempo ya no importa
En este desalojo no hay sitio
para los escombros que no tienen registro
como la etiqueta que identificaba a mi madre
Nombre edad hora peso
causa de muerte
Nada arrancó la raíz de la planta que un día cuidaba
En el temblor
las tumbas no han sufrido
ningún daño
De niña era suficiente con cerrar los ojos
guardar el equilibrio
y todo seguía ahí
No quiero vida artificial
ni tacones frágiles
que pisan
y no pisan
En los informes
Se dice que no existe daño alguno
ESA MADRUGADA…
I
Esa madrugada
el sonido de la ambulancia
fue detenido por los soldados
La navaja de un bisturí cortó
mi amarre umbilical
del vientre de mi madre
Mientras
cientos de metrallas
dispararon
y abrieron otras carnes
A la tierra arrojaron sus cuerpos
una fosa clandestina
es su nuevo vientre
A mí me dieron un nombre
a ellos les borraron la vida
Sus madres palpitaron
con el vientre hueco
los soldados las obligaron
a quedarse mudas
II
Sólo mi madre recuerda
la masacre de Tlatelolco
Para ella su lucha
es tener una familia
Una casa con las ventanas abiertas
para que entre el Sol
la ropa dulcemente alineada
para un padre ausente
La cocina es su compañera
y enciende todavía sus luces
para alumbrar
a sus muertos
En mi casa con serpentinas
y confeti de colores
se festeja mi cumpleaños
Para ocultar nuestra soledad
nos colocamos un antifaz
sonreímos un rato a las visitas
y cerramos la puerta
Mi padre con nostalgia recuerda
la antorcha olímpica del 68
nunca habla de los jóvenes masacrados
ese dos de octubre
A mí me rebautizaron diciéndome
que no fui asesinada
pero siempre me pregunto
si ese día
no dispararon en mí
alguna lenta puerta
Mi madre en la cocina
sólo mira
como caen lentamente
las gotas de la leche caliente
y para sobrevivir
enfría su propia soledad
En su fragilidad
soñó con ser moderna
y sin protestar
se mordió los labios
En mi casa lo único
que tenía permitido hacer ruido
era la licuadora
Mi perro para esconder sus ladridos
se fugó
Y yo giré
prendida de mi triciclo
una vez
y otra
otra vez
sin lograr escapar
EL VOYAGER
ya lejano
observa
un planeta minúsculo
La tierra es una pisada de
de Dios
El hombre desde su madriguera
masacra tortugas
susurra muerte
a palazos asesinan una foca bebé
Del silencio hacia la luz 535
Mientras en mi ciudad
veo a una niña amamantar
para el suicidio
a su hijo recién nacido
el sabor que tienen los chocolates
no le preocupa
con pastillas y ácidos
se crean mejores planetas
El hombre busca su fe
coloca trampas
para los más pequeños roedores
los captura con veneno
los marca con balas
los deja sin piernas
sin lengua
no le interesa saber su especie
sólo mata negros árabes ratones y niños
Es capaz de arrastrar
a todos muertos
como comida rápida de cualquier supermercado
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