Bernardette Capelo
(Portugal, 1948). Poeta y educadora. Durante 43 años fue profesora tanto en la enseñanza básica, en la secundaria como en la superior. En esta última etapa, entre 1977 y 2000, estuvo como profesora asistente en la Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa, con una estancia de seis años en París (1990-1996), donde fue lectora en la Universidad de la Sorbona (París 3). Sus áreas de estudio y publicación han sido, principalmente, la Teoría de la Literatura, la Literatura Portuguesa Moderna y Contemporánea, la Literatura Brasileña y la Literatura Infantil y Juvenil. Hasta ahora sólo había publicado sus poemas en algunas revistas y libros conjuntos.
La selección de los poemas se hizo del libro ‘Lo que mi corazón sabe de la semilla’, una edición bilingüe (portugués-francés), aparecida en Paris el año 2014 y bajo el sello de Éditions Convivium Lusophone. Tiene un prefacio de Albano Martins, una acuarela de portada hecha por Alberto Peixoto y la traducción al francés estuvo a cargo de Anne-Marie Quint.
SELECCIONADOS Y TRADUCIDOS POR ALFREDO PÉREZ ALENCART
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LA VOZ ES DULCE…
“La voz es dulce / como un perfume…”. Estos versos del poema núm. 27, aquí recuperados para introducir es volumen, que no necesita de otras palabras más allá de las suyas, sirven para decir lo que ellas, las palabras, en su nítido perfil y en su aguda textura, esconden y proclaman: la levedad, la transparencia, la simplicidad – la magia – de un discurso que es al mismo tiempo observación, reflexión, meditación, compromiso, emoción y asombro. Ritmo, también. También melodía. Deslumbramiento, en una palabra.
La proximidad de estos poemas con el haiku no viene tanto de la forma por la cual se presentan, sino de la voz, humilde y cristalina, que los recorre y de la reverberación de la mirada que mansamente se posa sobre las cosas, las matiza y envuelve en un halo de imponderabilidad y de misterio. Tanto es suficiente para que la ‘hora’, la nuestra, se incendie y el cosmos se concentre sobre la mesa. Es allá donde “la marea crece” y soplan los vientos que abren los caminos del desierto. Porque es lo que el poeta habita, con la soledad por compañera. Tanto basta, en suma para que el perfume que recorre estas páginas transborde y se transforme en pura esencia. Es la morada de la poesía, el lugar del poeta.
ALBANO MARTINS
LO QUE MI CORAZÓN SABE DE LA SEMILLA
Breves palabras se esparcen en el silencio, y dice mucho por su corona de latidos: breves palabras que la ola del tiempo no disipa: breves palabras, incansables en su luz, cual meteoritos en la memoria.
A. P. Alencart
6.
La llave secreta
conoce todas las puertas:
prodigio de la semilla
9.
El crepúsculo
tiembla en el jardín:
alzo la copa.
16.
Dulcemente la voz
del viento dice:
sé como la estrella.
19.
Mi jazmín exhala
lo que mi corazón sabe
de la semilla.
22.
Se eleva la luz
al fondo del horizonte:
aparición del mundo.
25.
Atardece en el jardín –
el canto de los pájaros
despierta los árboles.
30.
Las palabras llegan
como olas:
el mar de la alegría.
31.
Qué importa la hora
si estamos dentro –
morada del instante.
35.
Mira: la madrugada
se levanta – la felicidad
pliega las velas.
36.
Brilla la estrella:
parece la misma
otra es la oscuridad.
41.
Como si fuera
una flor: el recuerdo
viaja en el perfume.
45.
El mar – la dulzura
de la arena nace
de tus manos.
48.
La emoción del instante es
rosa del desierto: el tiempo
no nos pertenece.
50.
Recorrer los caminos:
tocar el ancla
de los días felices.
51.
Estar aquí y al mismo tiempo
mis ojos están allá:
presente de la memoria.
53.
La espera araña
la piel. Lo cerca
es de nuevo lejos.
54.
Amarillecen las hojas:
señalan que el equinoccio
está entre nosotros.
56.
Digo otoño:
es el tiempo de plegar
las velas de la alegría.
60.
Soledad.
Estrellas en la soledad:
el milagro de la memoria.
61.
Los versos se abren
sobre la mesa – el cosmos
se concentra.
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