martes, 29 de septiembre de 2015

ROCÍO ÁLVAREZ ALBIZURI [17.153]


Rocío Álvarez Albizuri

Madrileña, nació el 28 de diciembre de 1987, es escritora, periodista y fotógrafa. Ha publicado hasta el momento tres libros de poesía: De Puntillas (Fundación Abierto, 2007), El Pájaro Diamante (Vitruvio, 2010; segunda edición en 2011) y Ceremonia Animal (Bartleby, 2014), finalista del Premio Loewe de Poesía 2014. En 2012 ve la luz Diamond Bird, una versión renovada para iPad de El Pájaro Diamante (Ubicuo Studio), y en 2014 Ceremonia Animal también fue editado en este soporte por el diseñador Nenad Katic. Ambos libros se suman a los contenidos de la edición en papel, videopoemas, audios con los recitales de la autora e imágenes ilustrativas. Amante del arte, de la lectura y de la naturaleza, esta joven autora comenzó a escribir con tan sólo 12 años, inmersa en una familia de artistas e intelectuales que le acercaron sus primeras experiencias en el mundo de la literatura. Sus libros han viajado por todo el mundo y se venden en librerías de Buenos Aires, Río de Janeiro y otras importantes capitales latinoamericanas, en las que en sus respectivas sedes del Instituto Cervantes cuentan también con ellos. Desde sus 19 años, con la publicación de su primer libro De Puntillas, ha logrado promover sus títulos en importantes presentaciones en La Casa de Vacas de El Retiro de  Madrid, Fnac, Casa del Libro, Ateneo de Madrid y en la sala de la Casa del Lector, Matadero Madrid. Actualmente publica diariamente sobre cultura, literatura y tendencias en las más importantes cabeceras a nivel nacional.


Relámpago de mí

Me perseguían los pasos del aire
Me atareaba de lluvia el cuerpo
Sentí las flores bajo el mar y los rayos del cielo en mis venas
El sol me recubría y contra el viento logré escapar
La tierra me embadurnaba de su aliento calizo
y por fin,
los ríos se unieron en mi,
en una cascada de miradas impenetrables,
en un sinfín de llamas de luz...
me sentí caer barranco abajo,
sin atenuante, fugaz, relámpago de mí.



A luz

Le arrebataron su brillo y le mordieron el alma
Le rociaron con una luz pegajosa,
susurraron sucios intentos de verso en su espalda
y le apalearon con miradas de agria ignorancia.

Le vistieron de desprecio y amargura
Le corneaban las dudas y la esperanza inútil,
y en fusil de hielo la consumio despacio.

Sólo la envenenaron, pero con el peor de los venenos




Los rompepiedras

Buscamos historias de rompepiedras
Sentimos recuerdos en los que nunca pase nada 
Escuchamos aleteos de los que no pueden salir del mar.

Ansiamos bocas eternas,
oscuros reflejos y curtidos ojos al fuego
Cantamos una vez mas por la libre libertad.

Nos dejamos perseguir por los mismos perdidos
Historias de nuevos comienzos y últimos finales
Lo grupal nos deshizo y la música de él nos compuso
Contratamos para siempre los susurros maternales
Sufrimos en el infierno del porvenir
Soñamos con elegir y no con conseguir
Brillamos ante los focos del cielo 
Nos ardieron las manos de deseos

Pero siempre creímos,
creímos en la fuerza que te da el viento al abrazar el universo...




Déjame bailarte el alma

Déjame bailarte el alma,
ponerme sobre ti de puntillas,
rozando cada sonrisa con una nota,
cada mirada con un giro sobre el aire.

Déjame bailarte el alma,
quitarte los silencios,
abstraerte en mis dudas,
Déjame bailarte el alma,
llenarte de luz bajo la piel,
crear incógnitas y despejar soluciones.

Déjame bailarte el alma, una vez más,
removerte los límites,
violentarte con un beso.

Déjame bailarte el alma de nuevo,
temerte hasta que duela,
confiar en las amargas grandezas,
Déjame bailarte el alma, y por última vez,
enseñarte los milagros de las palabras,
eternizarte,
refugiarme en el vaivén de los lenguajes
y empezar siempre una vez que acabó el final



El hombre barco

Ha llegado una plaga de serpientes a mi cuerpo.

Me registran, 
buscan al hombre barco.

Hiedra amarilla sigue naciendo de los restos 
y las rocas vuelven a temblar.

Rumores de la infancia se estancan y miran desafiantes,
así que hoy, la eternidad es mi única guarida.

Mañana una lluvia de humo hará crecer la llama cotidiana, 
el río seco arderá,
los perros galoparán hasta romperse
y con las horas se irán deshaciendo las riberas, los montes y los cielos.

No llegarán,
no llegarán los vientos del norte, gritó el hombre barco.

Pero mis piernas esperan.
Todo está en calma. 



El Pájaro Diamante Ediciones Vitruvio



Tu nombre

Estiraré tu piel hasta que en ella ponga mi nombre
Y si es necesario, esperaré y observaré desde el pasto mi propia caída
Me has hecho florecer en pleno enero,
tierra fértil ya ardida.
Podé hasta las raíces
 que resultaron ser de oro.

Por ti, aquí, está naciendo una palabra,
pero te debo aún más que una palabra.
Te debo mi otra piel,
la antigua y aún presente,
algo insípida por la sequía del sol.

Te debo mi otra piel y la nueva te la doy,
La nueva que va saliendo,
tierna y clara.
Esa
es sólo tuya.
Esa
tiene tu nombre.




Será difícil no amarte estando lejos

Será difícil no amarte estando lejos,
 viviendo debajo de mi cama,
o no existiendo.

Será difícil no amarte cuando caminas.
O cuando buscas
Cuando descansas.
O cuando cantas.

También
será difícil no amarte aún doliendo o aún quemando

Será difícil no amarte al verte persiguiendo a los árboles,
o rezando en el jardín.

Robando sus nidos a los pájaros ligeros
o quemando mañana mis poemas

Será difícil no amarte a susurros
si hay tormenta.

No amarte a ganas
cuidando tu cuerpo.

No amarte a gritos
al ver tus manos compactas extendidas.

No amarte de dolor 
si despedazas el viento.




Yo soy el Pájaro Diamante

Hoy volaré durmieno o dormiré volando.
Soy un pájaro diamante

Pájaro de agua y de colores,
de cristal y de madera.

Cielo emplumado.

Yo, brillo en el agua de los ríos y del mar.

Yo soy, el Pájaro Diamante.

Soy ese instante en que se desborda todo y la gota final que lo provoca.

Hay una luz en el fondo del océano,
que se refleja en mis ojos,
y de mis ojos, en la lluvia que os empapa.

Ave del sur
ave del tiempo.

Yo, soy el Pájaro Diamante.
Guardado por siglos en los desvanes.

Hoy despego
inundo de mis alas el mundo
siembro de mi piar el universo.

Yo soy, el Pájaro Diamante.
Se han abierto todas las ventanas y balcones
se han quebrado todas las ramas,
no podré descansar.

Sólo mi aullido de ave silenciosa alumbrará a los que aún están en tierra.

Hoy

despego,

 y por fin,

escribiré

 con mis alas

 en el aire

tu nombre. 











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