martes, 29 de septiembre de 2015

GIOVANNA ARZAMENDIA [17.154] Poeta de Paraguay


Giovanna Arzamendia 

(Asunción, Paraguay - 1989). 
Estudió Psicología en la Universidad Nacional de Asunción. Publica poesía en el proyecto virtual Tres Tristes Tigres y en su sitio web personal, bajo el pseudónimo Tropical Hikikomori, en castellano e inglés.

Psicóloga en horarios de oficina; escritora/artista visual en lo que le resta diariamente de vida. Café negro sin azúcar, por favor. Se pueden leer sus desechos mentales en Twitter (@lateralia).



Mediterránea

arrugás la cara,
con tu columna describís una parábola
para romper con la cotidianeidad del cuerpo
y sus formas neutras
te sudan los dedos, escuchás murmullos
desde detrás de una puerta
donde nadie te ve
porque nadie te busca
estirás tu cabello, lo prolongás al oeste
lo suficiente
para que las puntas toquen el océano
y se vuelvan redes
para peces sensibles
que hayan soñado con morir entre perfumadas hebras



SENSACIONAL SENSACIÓN DE BIENESTAR

Está bien,
sólo vine a ver a los peces liarse.



ULURU

En el templo de caliza
acuesto tu tierno cuerpo,
dibujo un círculo con los dedos
sobre la tierra roja.
Te cubro la piel de mieles, de áloe,
acaricio tu suave cráneo,
te hago una cuna,
en el vientre de Uluru,
en la tierra roja.
Los coyotes se acercan,
te cantamos aullidos, susurros chamánicos,
festejamos la temporalidad de tu
carne,
tibia,
dentro de la tierra roja.
Son tus pequeños huesos
talismán humilde,
hilos de amor que se extienden
por el suelo desértico
y tejen la conciencia
de este mundo caliente y bello.
Soy Eingana,
suelto el tendón,
suelto la pólvora, la terra rossa
sobre tus alas fracturadas.
Cual fuera tu pluma en vuelo es ahora reliquia,
es lápida al suelo,
Uluru te absorbe y te arrulla.
Sopla el viento y ahora hay polvo
en los ojos de la diosa de roca.
Desde su altura
el cielo púrpura celebra el rito,
en su ignición pulsan luces
de reposo y bendición.
Hay magia.





PERROS HACIA EL SUR

Besarnos con lengua lo que dura decidirse a no decidir nada
pasear caminando con las manos por alcantarillados
decir cosas sin sentido
sacudirte la sal y arena con mis pestañas.

Desatarnos de las sogas invisibles
despojarnos de los relojes y sus insistencias
abandonar la adultez, bailar sobre la atmósfera si queremos.

Correr como perros en la playa
buscar huesos y secuencias en el agua,
recorrer inseguridades con ojos cerrados y narices atentas,
dar la espalda a constelaciones desordenadas.

Pretendamos hoy que me estoy ahogando y que vas a mi rescate;
que golpeás mi cara hasta que yo escupa y sonría
que peinás el camino con mi cuerpo sobre las piedras
y arrastramos nuestro desvarío con risas hacia el sur.



PIRATERÍA EMOCIONAL

Caminar por paredes
exacerbar los sentidos
hacerlos precisos
en espacios corruptos.

Escuchar discografías completas
pirateadas de internet
tomar té de jazmín
sopor caliente
en medio de invierno.
(Y en el puente de los textos se acrecienta la soledad)
Encender
las noches de
estar
y no estar como debiera.

Atención: no confundir diversión con alegría.
Atención: no confundir desmayo con gravedad.

Para que esto funcione
estira mis cables:
Yo ya estoy a tierra.





FRUTO DE MONTE ÁRIDO

El séptimo fuiste,
hijo de un estómago vacío y manos agrietadas.
Dormían vestigios de una guerra bajo la manta
que fungió de cuna, toalla y abrigo
cuando naciste entre el escalofrío de los juncos.
Tu alimento fue de yerba mate y raíces reblandecidas.
Tu fuerza, de bueyes y hombres que carpen incansablemente chacras.
Tu cuerpecito vestía trapos rebeldes,
investigaba serranías, buscando rocas donde recostar
tu cañita de pescar
a las orillas de algún arroyo cada vez que escapabas de la escuela.
A los 13 años decidiste investigar la intemperie,
un lugar donde pudieras escapar de las reprimendas
de la madre preocupada por la inexistencia del dinero
y por tu desconsiderado gusto por oír melodías
en esa radio rota del hogar, cuando la corriente eléctrica era un lujo
y una generosidad de parte de los vecinos.
Escapaste y dormiste bajo vagones.
Escapaste y no dijiste adiós.
Pero abrazaste la capital como el moribundo a la esperanza.
Sorteaste calles y tormentas con pasos ciegos y a la vez confiados.
Dejaste semillas en cuanto surco encontraste,
los rodeaste de flores y luego los regaste con lágrimas
de mujeres, de niños
para luego marcharte,
así bordaste 9 insignias en tu manga.
Amaste la noche y la noche te amó de vuelta.
Cantaste a la sordidez y la sordidez te cantó de vuelta.
Te encontraste perdido en la bohemia de la ciudad,
entre guitarras y garitas y piernas ligeras,
hasta que la buena dama a quien doblabas en edad
te puso en regla, te dio entereza
y una estrella a la que atribuiste tu suerte.
Estuviste ausente siendo hombre,
estás presente siendo eterno.
Tus acciones se adelantaban a súplicas ni siquiera formuladas.
Tu temple duro y tus manos pesadas construyeron palacios.
No te privaste de lo que pudiera ofrecer lo etéreo de la vida,
no te privaste de crear y destruir a tu antojo,
no te privaste de llenar tu corazón de cristales rotos
(de algo hay que morir, decías)
sin embargo te privó de verme aquí
recitándote mi brisa, mi sol;
esas palabras que solo yo entiendo
con la suavidad de guaranias en los oídos de
esta piedra que reza tu nombre.




SÁHARA AL PALADAR

explico cosas que no entiendo

a viva voz
miráme
cuando saboreo trozo seco de madera
y me lamo la arenilla de los labios

mi causa es defecto

satanás en la garganta
en la lengua una corona de espinas
y piel de cordero para transitar el calvario
soy la falsedad misma
una farsa como este otoño
miráme
soy
gemidos de quien
imagina
un peso diferente sobre ella
para tensar los resortes de su
cama mal tendida

(más 5 kilos, 436 gramos)
(más astillas en la cara)
(más ojos desorbitados)
(más agresión en el asalto)
(más 5 kilos, 436 gramos)
(más astillas en la cara)
(más ojos desorbitados)
(más agresión en el asalto…)



ESQUELETO QUE CAE AL COLCHÓN

todos los días me despierto con la misma urgencia con más niveles
como un video juego
con más pendientes
como un trabajo hecho siempre a medias
porque se hace por un sueldo mínimo
mi dialogo interno suena a un monólogo de padre
cotidianamente intento hacer tratos conmigo misma, en constante racionalización de mis desvíos
“podés fumar un cigarrillo y eso no te convierte en fumadora
podés coger con quien puedas y medianamente disfrutarlo y eso no te hace puta
podés decepcionar en todo momento a tu madre y eso no te hace mala hija
solo te hace una pésima persona”
quiero usar mi cara de lienzo para las vergüenzas menos esperadas
3 am(g)
me ridiculizo siendo incategorizable
inalcanzable
haciendo de mi cara el telón de una indecencia
intelectualizada,
desconectada
mandando a la mierda a la fútil intención del corazón de ser algo más
que solo un averno que bombea sangre
recitando prospectos en voz alta
goteando plenitud sintética bajo mi lengua










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