Chika Sagawa
(左川ちか, 1911-1936) fue una poeta vanguardista japonesa.
Chika es el nombre japonés, el apellido es Sagawa.
Chika Sagawa, de soltera Kawasaki Ai, nació en Hokkaido, Japón, en 1911. Empezó los estudios para convertirse en profesora de inglés, pero se trasladó a Tokio a la edad de diecisiete años para unirse a su hermano, Kawasaki Noboru, que ya estaba establecido en los círculos literarios. Se convirtieron en parte de Arukuiyu no kurabu (Arcueil Club), un grupo literario modernista centrado en Kitasono Katue, que defendió su trabajo.
Kawasaki tomó el seudónimo de Sagawa, a partir de los caracteres de izquierda y río, una probable alusión a la orilla izquierda del Sena.
Su primera publicación fue una traducción del escritor húngaro Ferenc Molnár, mientras que su primer poema, Konchu (Insectos) se publicó el año siguiente. En sus traducciones, se centró en los principales poetas, pero sus propios poemas fueron influenciados por el surrealismo. Otra fuente cita Aoi Uma (El Caballo azul) como el primer poema de Sagawa, que aparece en agosto de 1930.
Los poemas de Sagawa aparecieron en la revista del Club de Arcueil Madame Blanche, y participaron en la revista Shi a Shiron (Poesía y Poética), una empresa dedicada a la publicación de poetas vanguardistas japoneses colectivamente llamado L'Esprit Nouveau. Sus traducciones de James Joyce, Virginia Woolf y otros escritores europeos contemporáneos aparecieron en estas revistas, así como Bungei Rebyû (The Literary Review).
Sagawa desarrolló cáncer de estómago en 1935 y murió en enero de 1936.
Sus trabajos seleccionados:
James Joyce, Chamber Music , 1932, Shiinokisha – translated by Sagawa Chika [5]
To the Vast Blooming Sky . Mindmade Books. 2006. – English translation by Sawako Nakayasu
Mouth: Eats Color: Sagawa Chika Translations, Anti-Translations, & Originals . Factorial. 2011. ISBN 978-0975446850 . – English translation by Sawako Nakayasu
The Collected Poems of Chika Sagawa . Canarium. 2015. ISBN 978-0984947164 . – English translation by Sawako Nakayasu
Chika Sagawa,
el arte de morir joven como una flor
Sagawa es un icono underground de la poesía japonesa contemporánea: sus textos y sobre todo su historia la han acabado convirtiendo en un mito
Por: Luna Miguel
Chika Sagawa estaba a punto de cumplir 25 años cuando un cáncer de estómago se la llevó por delante.
Nacida en Japón en 1911, ella era una de las jóvenes poetas más prometedoras de su época. Sin embargo su muerte prematura en 1936 hizo que su nombre se convirtiera en una sombra, y su sombra en un eco, y su eco en un tozo de tierra grisácea y olvidada.
Pero hasta de la tierra más seca puede renacer una flor, y Chika Sagawa —mitad poeta, mitad flor lánguida y celeste— consiguió vencer al peso del tiempo y gracias a su literatura, convertirse en una de los iconos secretos de la literatura nipona.
Escribió el grueso de su obra entre los 17 y los 24 años.
Durante su vida, escribió como ninguna mujer de su tiempo lo había hecho: dejó atrás las estructuras establecidas y las temáticas asociadas a lo femenino, y se embarcó en una aventura alucinada, que la convirtió en una de las voces más importantes del modernismo japonés.
La naturaleza, la muerte, la espiritualidad, la juventud o la pasión, son algunos de los temas que rozan su literatura, aquellos que ella escribía libremente aunque bajo la influencia de algunos escritores occidentales a los que ella leía a incluso traducía del inglés al japonés.
En sus 24 años de vida, la poeta tuvo el tiempo suficiente para publicar varios libros de poemas, traducciones, prosa en revistas literarias, o incluso para experimentar una época dorada para la cultura nipona, llegando a pertenecer a lo que en Tokio denominaban las "mogas" y los "mobos", o lo que es lo mismo "las chicas y chicos modernos" de aquel tiempo.
Sagawa vivió rápido y murió rápido, y es posible que eso, en cierto modo, también se convirtiera en una suerte de salvación para su carrera como poeta. Después de su muerte, y con la llegada de la II Guerra Mundial, el nacionalismo tiñó a su nación, haciendo que muchos escritores quedaran sumisos y faltos de libertades.
Sagawa perteneció a una generación marcada por la influencia occidental y, posteriormente, por la guerra
Muchos compañeros de generación de Chika Sagawa vieron que su poesía se reducía a cánticos por la patria. Pocos hicieron frente al miedo, y con los años esa se convirtió en la mayor crítica de las siguientes generaciones de escritores y lectores.
Resultaba lógico, entonces, en aquella situación, que la poesía de Chika Sagawa se fuera enterrando poco a poco en el vacío. Aunque con los años muchos la reivindicaron, su figura pasó a la de ser una mujer maldita, marcada por la muerte, por una época extraña y por una obra escueta pero mágica.
No fue hasta 2011, cien años después del nacimiento de Sagawa en la pequeña ciudad de Hokkaido, cuando la poeta y traductora Sawako Nakayusu empezara a traducirla y a publicarla en el mercado anglosajón.
El pasado julio de 2015, de hecho, vio la luz en la editorial independiente Canarium Books una selección de sus poemas y prosas que por fin reivindica a la flor celeste de la poesía nipona en el panorama occidental.
Hoy se le considera la única poeta vinculada al modernismo nipón, y su figura ya es un mito
La repercusión, aunque lenta, fue excelente, y por fin el nombre de la poeta japonesa empezó a sonar en los suplementos culturales más importantes de los Estados Unidos, bajo la promesa de que aquella firma que al fin podíamos leer en una lengua amiga, se recuperaría hasta ser de nuevo un referente para los jóvenes lectores y poetas de hoy.
Al final, parece que la sombra de Sagawa se convirtió en eco, y el eco en tierra grisácea, y la tierra grisácea en brote luminoso, y el brote luminoso, de nuevo, en la más esperanzadora, curiosa e imponente flor.
PARTIR
Se abre la boca de la noche para escupir el bosque y las torres del
reloj.
El sol se pone en pie y echa a correr por una calle de cristal azul.
Los coches y las faldas cortan en rebanadas musicales la ciudad
y estas bucean después en los escaparates.
El puesto de fruta huele a la mañana.
Incluso aquí el sol se multiplica en azul.
La gente lanza anillos hacia el cielo.
Para atrapar los soles.
ANTIGUAS FLORES
Antaño florecidas en el pecho del océano
aunque descoloridas ya en su mayor parte
y al igual que los años que llegan de algún sitio
para desmoronarse silenciosos
son invisibles ya
las niñas recogen los labios de las olas con la punta de los dedos
y sondan la oquedad de los anillos.
Poemas de Chika Sagawa traducidos del japonés al inglés
por Sawako Nakayusu
para Canarium Books, y del inglés al español
por Juan Fernández Rivero para PlayGround.
Insectos
Insectos multiplican con la velocidad de una corriente eléctrica.
Lamió los furúnculos en la corteza terrestre.
Volviendo sobre su exquisito traje, la noche urbana dormía como una mujer.
Ahora cuelgo mi concha a secar.
Mi piel escamosa es frío como el metal.
Nadie lo sabe media que cubre mi rostro secreto.
La noche hace que la mujer golpeada, girando libremente su expresión robada, volvería loco de alegría.
http://puntofinal.mx/chika-sagawa-entre-la-poesia-y-el-mito-de-su-muerte/
Sagawa Chika
translated by Sawako Nakayasu
Insects
Insects multiplied with the speed of an electric current.
Lapped up the boils on the earth's crust.
Turning over its exquisite costume, the urban night slept like a woman.
Now I hang my shell out to dry.
My scaly skin is cold like metal.
No one knows this secret half-covering my face.
The night makes the bruised woman, freely twirling her stolen expression, go mad with joy.
Morning bread
In the morning I see several friends escaping from the window.
Temptation of the green insect. In the orchard a woman stripped of her socks is murdered. Morning, sporting a silk hat, follows along from behind the orchard. Carrying a newspaper printed in green.
I, too, must finally get off the hill.
The city cafés are beautiful glass spheres, and a troop of men have drowned in wheat-colored liquid.
Their clothing spreads in the liquid.
Madam with the monocle tears off her last hunk of bread and hurls it at them.
My picture
Because the phone rang suddenly the villagers were surprised.
So does this mean that we must relocate.
The village mayor panicked and removed his blue jacket.
Yes, mother's allowance chart was indeed correct.
So long, blue village! The summer, again, chased after them like a river.
The rooster with the red chapeau disembarked at a deserted station.
Rusty knife
Hazy blue dusk scales the window.
A lamp dangles like the neck of a woman.
Blackened air permeates the room — a single blanket is spread.
The books, ink, and rusty knife seem to gradually be stealing the life out of me.
While everything sneered,
The night was already in my hand.
The blue horse
A horse came tearing down the mountain and went mad. From that day on she eats blue food. Summer dyes blue the women's eyes and sleeves, and then whirls merrily in the town square.
The customers on the terrace smoke so many cigarettes that the tinny sky scribbles rings in the ladies' hair.
Sad memories should be thrown out like a handkerchief. If only I could forget the love and regret
and the patent leather shoes!
I was saved from having to jump from the second floor.
The sea rises to the heavens.
Green transparency
Transparency of one acacia leaf
Month of May angels who toss their clothes there legs dirtied green
Smiles that chase me memory, a swan's neck, glimmers in front of her
Now where has the truth gone
Birdsong congealed by evening mist pictures of trees printed on the walls of the sky a green wind gently flicks them off
Pleasure is on that side of death calling from that side of the earth
For example witness the sun, grown heavy, dropping towards the blue sky
Run! My heart
Become a sphere at her side
And then in a teacup
— A layered love it makes us miserable
The furrows of milk quaver, my dream rises
Seasonal monocle
Autumn, sick with yellow fever, is the Arabian script staggering on the windowpane.
All time goes to and fro here,
Carrying their vanity and music.
Clouds burn such things as the thinking of a rooster, or amaranth.
Fingers tap the air above the keyboard.
The music rings like a wail, then drifts off.
Another faded day remains,
A crowd of death lays stagnant.
Glass wing
People carefully pass along love, held between glass wings, which the sun destroys on the street corner.
The sky stands facing the window, darkening as the ventilator turns.
Leaves are in the sky, drawing a single line, the rooftops leaning in.
Trains crawl along the bulging street, the sailor's collar rotating between the blue creases of the sky.
The dressed up lines of summer pass by and crumble into the flask.
The fruits of our hearts rain happy shadows.
Circulation
A fence dirtied by dust continues,
Leaves turn from red to yellow.
Recollections accumulate upon the path of memory. As if spreading white linen.
Seasons have four keys, slide down the stairs. The entrance is shut again.
The blue tree is hollow. When hit, it sounds.
While the night sneaks out.
That day,
I am as sad as the skin of the boy in the sky.
Eternity cuts between us.
I lose countless images to that other side.
Illusion of home
A chef clutches the blue sky. Four fingerprints are left; gradually the chicken bleeds. Here, too, the sun collapses.
Inquiring wardens of the sky. I see the daylight take off.
Empty white house where no one lives.
The long dreams of people encircle this house many times over, only to wilt like flower petals.
Death gently clings to my finger. Peels off the layers of night one by one.
This house continues the brilliant road to the distant memory of a distant world.
Ocean of memory
Hair disheveled, chest splayed out, a madwoman streels.
A crowd of white words crumbles upon the crepuscular ocean.
A torn accordion,
a white horse and black horse storm across over it, frothing.
White and black
A white arrow runs. The nightbird is shot down, dives into my pupil.
Incessantly obstructing the sleep of figs.
Silence prefers to come to rest in my room.
They were the shadows from candles, a pot of plucked primula, mahogany chairs. Time and flames tangle together, as I watch over them planing the circumference of the window.
Oh, the black-faced man comes again today in the rain,
Slaps around the garden in my heart, and runs.
O rain, which comes in boots,
Must you trample the earth all the night through.
Dream
Reality disintegrating only in naked midday light. All ash trees are white bones. She is unable to explain with her back to the clear window. However, her ring replicates its reflection time after time. Gorgeous stained glass, superficial time. Then they will detour around the house and choose a busier street. Dark sweaty leaf. The wind above it limps and cannot move. While rejecting the illusion of darkness, I understand. The mistrust between people. Outside, a salty air stirs the spirit.
Green
From the morning balcony rushing in like a wave
flooding all over the place
I nearly drown upon a mountain path
and choke, many times bracing myself from falling forward
The city in my vision opens and closes, making my dreams spin
and in its pursuit, the men nearly collapse with tremendous force
I am abandoned
Like a cloud
Insects pierce green through the orchard
crawl the undersides of leaves
ceaselessly multiplying.
Mucous expelled from nostrils
may seem like blue mist falling.
At times, they
without a sound flutter and vanish into the sky.
The ladies, always with an irritated look in their eyes
gather the unripe fruit.
Countless scars are attached to the sky.
Hanging like elbows.
And then I see,
the orchard cleaving from the center.
A bare patch emerges there, burning like a cloud.
BIOS: Sagawa Chika (real name Kawasaki Aiko) was born in 1911 in Hokkaido, Japan. Through the encouragement and connections of her brother, Kawasaki Noboru, a poet and editor himself, she became a member of the lively community surrounding Kitasono Katue, and was highly esteemed by many of her contemporaries. Stomach cancer took her life at the age of 25, at which point her poems were collected and edited by Itô Sei and published (Sagawa Chika Shishû (Collected Poems of Sagawa Chika), Shôrinsha, 1936). Later a more complete collected works — including her prose, in memoriam writings from poets, and a complete bibliography — was published as Sagawa Chika Zenshishû (Collected Works of Sagawa Chika) by Shinkaisha in 1983.
Sawako Nakayasu writes poetry, prose, and performance text, and translates from Japanese to English. Her first book, So we have been given time Or , was selected for the 2003 Verse Prize and will be published in 2004. Other works include Clutch (Tinfish chapbook, 2002), Balconic (Duration e-book, 2003:) and Nothing fictional but accuracy or arrangement (she (e-Faux, 2003:). She edits Factorial Press, and can be contacted at sawako@factorial.org
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