María Belén Aguirre
(Argentina, Tucumán, 1977).
Escritora. Estudió cine en la Universidad Nacional de Tucumán.
Ha fundado y desde 2009 dirige la Biblioteca Parlante Haroldo Conti, destinada a difundir literatura en formato de audio para personas que por padecer ceguera, disminuición visual o relegamiento socio-cultural por razones económicas, no pueden acceder a los libros de modo convencional.
Publicó poemas, cuentos y artículos literarios en revistas nacionales y latinoamericanas:
“Voxlocális”, (Managua, Nicaragüa), Plesiosaurio (Lima, Perú) y en Cali (Colombia). Y en las revistas locales: “Dixi (he dicho), “Trompetas completas” y “Mil trescientos kilómetros”.
Ha publicado: “Viaje a Lituania” (nouvele, 2009), “Travelling desde ventanilla de casa rodante” (microrrelatos ilustrados por Ramiro Clemente. San Miguel de Tucumán- Barcelona, 2012), “Praga en dos” (poemario, 2012), “El pater” (poemario, 2012), Arigato (co- escrito con Gabriel Amos Bellos, 2013).
Están en proceso de edición: “Retrato de Teresa” (novela), “El silencio de Tamar” (poemario) y “Clases de Olga” (poemario).
Su obra ha sido traducida al francés, al italiano, al portugués y al hebreo.
El día en que mi padre nos abandonó por primera vez,
ella me dijo:
“-María, venga. Tenemos que hablar”.
Puso un sillón en la galería.
Me sentó sobre sus piernas.
Me miró.
“-Ahora Ud. es el hombre de la casa”, me dijo.
Asentí.
He adorado silenciosamente cada golpe tuyo contra la pared.
Seco.
Tu cabeza era como un mueble antiguo
lleno de todos los sueños que nunca pudiste.
Qué vas a poder.
Olga.
Olga.
Olga.
Te nombro y mi boca se angustia.
Sos mi mantra al revés.
De lo que huyo, sos.
De lo que tiemblo.
Mi niña vieja.
Recostada en la cama,
he debido cernir con mis dedos tus sábanas
para encontrarte.
María soy,
te digo.
Sonreís.
Una mueca imperceptible naciendo desde el fondo.
Te miro.
Saquito de huesos marrón,
a mi insulsa manera
también yo te he amado.
Ricardo, me decís.
Para no desengañarte digo sí.
Y ahora soy
-para mimarte-
tu hijo,
el fallecido.
[Clases de Olga; inédito]
LAPSUS
Antes de caer en completa senilidad
él me dijo:
Francesa:
Llevame a pasear a la plaza Independencia.
Quiero mostrarte el lugar
donde fue la redada.
Sentados en un banco
señaló:
Ahí, donde están las palomas.
Luego ordenó:
Anotá
Ave
Pico
Jaula
Hacé algo con eso.
Escribí:
Ave
usa tu pico
para romper la jaula
y huye.
Pero él había retrocedido varios años.
Primer sueño de Tamar
Caminábamos sin pensar el paso
vos
mi amor
y yo.
A diestra y siniestra
los caminos ignotos.
El tiempo era del agua
su causa pútrida.
Y era de ver la saña con que atrasaba
nuestro avance el barro.
Pensar.
Dejarnos los zapatos olvidados, por ejemplo.
Y seguir.
Pero amábamos demasiado el producto de nuestro trabajo.
Los zapatos, no.
Ningún pez, renacuajo o lombriz de tierra a la vista.
Todos muertos.
Los zapatos, no.
Y la tarde
esa breve entelequia
prodigaba sobre nosotros sus últimos rayos.
La noche, no.
Fue entonces cuando el cielo
implosionado por un rayo
cayó a nuestra diestra
hecho trizas.
El apocalipsis, no.
Pensé cerrando los ojos.
Y a la siniestra un muro
construido sobre la nada
desplomaba sus ladrillos viejos.
La casa, no.
Y todo era silencio en el sueño negro.
Para saber si era verdad
busqué rauda tus ojos.
Y tus ojos asintieron
en lento parpadeo.
Yo a vos te creo,
te dije sin decir.
Y enredada a la sábana abracé el fin esa mañana.
El sacrilegio de Tamar
Él es mejor que todos
nuestros sueños inconclusos.
Él es la llave de la puerta
que conduce a nada.
La existencia sin infatuación.
El magnánimo hacedor de las palabras.
Las cosas, luego.
Una habitación sin puertas ni ventanas
abierta al cielo de las vicisitudes.
El per se que continúa
como ráfaga del mundo.
El mundo.
La brisa fría en los días infernales.
El extremo de la llama en la punta de los dedos
los días invernales.
El día en que lloviste maná sobre los hombres yo estaba muerta.
Tus viejos milagros.
Tus antiguas glorias.
Tu discreto estar ahora.
Inabrazable.
Yo vago,
-como el otro-
desterrada de vos
todos los días.
Y voy pidiendo
-por las dudas-
perdón
por todas partes.
Los improperios de Tamar
Vas a caer.
Vas a rasgar el suelo
con el aplomo de tu alma.
Vas a emigrar
sin atavíos
a la tierra infértil
de los parias.
Vas a juntar
de gota en gota
el agua inútil
en el cuenco inmundo
de tus manos.
Vas a ordenar.
No van oír.
Vas a pedir.
No van a dar.
Vas a querer
volver al fatuo día
de tu origen
y dirán “No”
los que te han hecho
avergonzados
por su hechura.
Vas a querer
cerrar la llaga
de tu oprobio.
Pero es profundo
y hondo
y negro
el pozo ése.
DESAYUNO
Mirá, mi amor, dijo, un poema de Prévert. Y comenzó a llover sobre la taza de café con leche.
MUSEUM
También Monet. Y en tus tiempos libres, la luz en las paredes de mi casa.
MAGDALENA
llorás. Y tu llanto es la medida de todas las cosas.
POSTERIDAD
¿Quién escribirá sobre mí la inverosímil ficción de mis días?
SATORI
-Me temo que ésta será la noche más larga de mi vida, pensó Mishima. La luna, como una espada filosa, brilló sobre su pálido rostro; iluminándolo.
LEIBNIZ
"Este es el mejor de los mundos posibles", reflexionó compungido desanudando la soga de su cándido cuello. Y desde entonces empuñó la fe como argumento.
TAO TÊ CHING
"Pero es preciso que el árbol para florecer, pierda primero sus hojas", me enseñaste. Y para sonreír, sonreí.
CARNAL
Nos mandábamos besos y abrazos por mensajes de texto. Nuestro único contacto físico.
ARITMÉTICA
Te has ido más veces de las que pudiste volver.
IMPERFECTO
Era extraño verte llegar. Siempre te ibas.
EXHORCISMO
Yo quisiera alguna vez que la lluvia te moje. Que hunda, imprevisible, tu pie en las baldosas, y te salpique. Yo quisiera para vos la vil, corrosiva, perentoria materia de lo vivo. La verosímil versión de tus días y tus noches, también querría. Y tu rostro verdadero. Un espejo reflejándote. No la abstracción. No. Para entelequias, tengo ya un dios que libo en horas muertas.
FEMINISTA
Pocos hombres han mirado con éxito más allá de sus narices, dijo; y se tropezó con un hombre.
PARAÍSO
Bastará muy poco. Bastará tu nombre.
HIJA
Y ahora escribo para vos un cuento que no tiene fin.
PIEDAD
Los bocetos que trazás en la distancia, también me narran.
GODOT
-Ya viene siendo hora de dejar de esperar.
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