ELENA BERRUTI
(Río Cuarto, Córdona, ARGENTINA 1967), es egresada y docente de Lengua y Literatura de la UNRC y en la década del 90 formó parte del taller literario “Caja Negra”donde comenzó a escribir poemas, varios de los cuales se publicaron en antologías del taller.
Sus obras de esa etapa integraron también ediciones del grupo “El Borde 5”, de la segunda etapa de “Caja Negra” (Revista Caja Negra, Trosoz, Leve Identikit, El Borde 5 volumen 1 y 2, plaquetas, y formaron parte del programa de radio semanal que el grupo tenía en FM 97.7 Radio Universidad.
También es conocida en el ambiente literario por su trabajo de más de 10 años como coordinadora de talleres literarios, años en los que fue escribiendo las obras que integran su primer libro de poemas “Zócalo”, título de la colección “Archipiélagos”, 2007.
En 2011 publicó “Pan apenas blando”, Editorial Cartografías.
Pequeño pregunta...
pequeño
pregunta
má ¿estás bien?
arrugaelalma
-esquinita como quien dobla punta superior derecha de una página-
alalmarruga esa pregunta no-pequeña
celebro
su mirada cuidadora
desde su metroypico de estatura:
hijito estoy bien
nodejesnuncadepreguntarlo
a cada mujer con la que te unas,
hijito,
más allá de una
madresdevarones
atenti:
criemos bien a los cachorros
para cortar karmas genéricos
distribuciones bizcas de femenino/masculino
-como en formularios una casilla/ una equis o cruz-
hijito
está bien él,
porque pregunta de una
porque pregunta por la otra
Obra: "Zócalo"
Confianza
Dice que
no debe ser fácil
ser otro.
Descreerse
Desmirarse
Contradecirse.
Le dicen que se aprende.
Como quien ha perdido
un brazo
una pierna
un ojo,
la alegría.
Ella desconfía
No solía hacerlo
Tal vez ya
sea otra
o ensayo de otras.
De una de las
que habitan,
sin saberlo
o -lo que es lo mismo -
fuera de control.
Sin intención
acunar a un hijo
mientras se llora
tiene algo de riesgo
invoco para él un sueño tibio
y enfrío con sal su duermevela
dormir al pequeño
entre lágrimas
tal vez no sea inocuo
-una nana no nube -
aliento que descanse
en mí-en-medio-del-angustiar-
¿ manchará su tránsito a la hora del sueño?
¿cortará el hilo de retorno no cruel a la vigilia?
¿humedecerá la sabanita de la cuna del soñar?
he llorado mientras acunaba al hijo
lo acuné mientras lloraba de
dolor tristísimo
llanto que acuna
amansa amargo
aquieta mal el aire
también se enseña a llorar
-sin intención de hacerlo-.
"Pan apenas blando", de Elena Berruti
Escribe: Claudio Assad
Antes de endurecerse el pan es tierno. Tiene la textura y el aroma del abrazo íntimo, como el perfume de la vida, de la vida de unos con otros en la que el pan es como un mensaje. Pan que se parte y libera su interno blando, corazón de todas las nubes, blanco casi siempre; afuera el dorado de una luz que fue calor y dejo su huella. Alguien hace el pan y crea el alimento y el gesto de la entrega. Pero el tiempo sucede y el pan abandona su frescura de a poco; como los cuerpos humanos gana en consistencia, y se transforma cambia, de apoco. El tiempo, siempre, dispone.
Cuando el pan ha quedado apenas blando, justo en ese proceso que anticipa su rigidez, la poeta habla. Es mujer y se llama María Elena Berruti. Hay que saber esto antes de tomar esta obra tierna y amorosa que guarda en su corazón delicado, la luz de los sabores, olores, imá-genes y poesía de vidas que como el pan se han entregado, casi como todos, sin remedio a la vida. A vivir lo que pone de condición, pero también a sostenerse desde un lugar de resistencia: el pan se torna apenas blando. La poeta talla sobre la emoción a fuerza de palabras atravesadas por la más lúcida operación poética. Indaga sobre los mecanismos del poema hasta desbastar sus posibles trampas. Así la historia propia es puntillosa demarcación de un yo que se hace todas y todos en el esfuerzo de desplazar lo personal al plano de la anécdota y poner en evidencia la universalidad de los sentidos poéticos, que no sólo se construyen, sino que son mirados y rescatados por la poeta a lo largo de su biografía. Los lugares de Berruti hija, esposa, compañera, niña sola reclamando un lugar de diálogo con los otros, madre acariciando el vértice del miedo hasta enmudecerlo, lejos de convertirse en fotos familiares, encuentran el material para que palabra y pensamiento muestren su invisible costura en movimientos donde el yo se revela diciéndose prudente y veraz:
visito con piedad
las fauces de la infancia
ya no temo que me muerda o trague
ni que duela
voy y vengo
me amigo un poco con la que fui
de "hoy, de mi"
El tiempo deambula, en la poética de Berruti, tratando de instalarse y dictaminar su marca de destino, pero fracasa. Poeta y Mujer han enlazado las imprudentes tormentas del dolor amasando al lenguaje con los días y las noches, las compañeras, los compañeros, los hijos, el hombre amado, y los recuerdos; la injusticia y la memoria para entregar el pan, apenas blando y delicioso del poema. Dice en "amor compañero":
estás/sos el otro lado de la cama
la butaca vecina en el cine o en el auto
lo otro de mí: aunque no lo entienda
me a-trae ?sonámbula- tu modo tan otro de ser lunes o sábado
por la mañana
densamente distintos somos.
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