Alejo González Prandi
Nació en Buenos Aires, ARGENTINA en 1974. Es periodista. Publicó el libro de poemas El Deshoje (Último Reino, 2007). Tiene dos libros inéditos. Dirige la revista El Vendedor de Tierra desde 1995 y editó los trípticos El pueblo bajo las nubes. En 2010, junto a Lucía Besfamille presentó en Domus Artis una obra de improvisación de piano y poesía. Es coautor de la obra de teatro El sueño de la razón produce monstruos (2008).
Preguntas y respuestas de la casa
quién dejará la casa
quién irá a visitar mi muerte
qué harán de la casa cuando no pueda estar
qué palabras serán dichas como atmósferas
qué se cruzará en el camino como un sol
volveré entonces a la casa para saber quién anda
por ahí
volveré con ánimo de palabras no dichas
volveré temprano y sabré qué hacen de mi muerte
cuando no estoy
volveré si es verdad que aman a la casa
por qué no se llevan la casa lejos de mí
de los otros que están en mí
por qué no la dejan tranquila con sus funciones
de lágrimas sombras y fantasmas
por qué no hacen de la casa un lugar para
los amigos en el corazón
por qué no construyen una casa que tenga sólo
lugares para amar
por qué no una casa con otra adentro y otra adentro
así hasta el final de todas las casas
volveré para robar los momentos no vividos
volveré con nuevas máscaras de mujer
volveré para encontrar las distancias que se van de
la casa
volveré a cavar los gritos los golpes las deformaciones
que hacen a la historia de la casa
volveré para encontrar la casa en lo profundo de mí
Pregunta
¿cuál es tu pregunta en la poesía?
¿si estás muerto?
¿si volverás a estar muerto?
tu pérdida es genealógica
tu paisaje viene de lejos
lo tenés escondido nauseabundo heredado
no sabés de otra intemperie
no mordiste la tierra sin dejar de soñar un muerto
es el viento la frondosa lentitud que no llegará
nunca
Artificio
toda esta soledad es una costumbre
una coraza donde los muertos
anuncian el artificio
de un animal
que todavía puede ser atravesado
La odalisca
no es cierto que la poesía
acudirá a mi muerte
la mazorca del invierno
pondrá una odalisca sobre mi mano
para que no se note la soledad
La vida oscura
qué es perder
amigos
en nuestra vida oscura
el dolor
por nosotros mismos
es tan inútil y necesario
qué es perder
en nuestra vida
y después darse cuenta
que los muertos nos han cambiado
Sobremesa
he dispersado todas mis fuerzas
celebré el instinto
nunca me hice de una canción
de un libro de cabecera
de un lugar donde establecer una comarca
un delirio
o un conciliábulo de martirios fundados en la fe
de que todo lo asesinado por uno mismo será poema
intemperie del espíritu sin frontera de Dios
comunión con un aljibe un mantra una esfera
que trazan el círculo a lo que jamás llegaré
por ser adiestrado en los dominios de un fuego de
soledades
de una infancia que tuvo el largo privilegio
de abandonarse a sí misma
y descubrir el auspicio de los entierros
la mismita llama de luz en la saliva
sobre los restos de un mantel
que conforman el furor
de haber vivido
Una mujer
en una casa del Paraguay me enamoré de una mujer
vivimos durante dos semanas
alrededor de una mesa
comiendo la mandioca
entre los gritos de una santa que no hablaba español
y juraba crucificar a su hijo como Jesús
una tarde dijo que viajaríamos
a conocer el chaco del sueño
pero sólo nos miramos
sin queja ni dolor
ella solía llorar mientras planchaba
yo mientras ella dormía
Las cosas ocultas
todavía conservo la bolsa de hilo
que tejimos juntos imaginando la infancia
el tapiz de cera y azul
las pinturas de tus amigos muertos
desaparecidos y embrujados
tus libros de Paul Eluard en la lluvia
durmiendo bajo el sol
la pérdida final de todo
sin fotografías
sin peinados
en tu cabeza de gigante con amigos
sin la noche donde la mesa se extendía en tu pecho
buscando su canto en el mundo
en la boca de los hombres que siempre llegaban de lejos
mujeres fantásticas vestidas de terciopelo
y carteras como naranjas
todavía siento el perfume de huir
con mis manos entre tu pelo
bajo las tardes sentados en la plaza
en una cocina de feria
sobre la dulzura de tus ojos
tu campera roja distinguiéndose en la arena
nuestros secretos de vergüenza y de noche
todavía
madre
conservo la ausencia
misteriosa y lejana
de las cosas que se ocultan
de El Deshoje, Ediciones Último Reino, Buenos Aires, 2007
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