Tomás Castro Burdiez
Nació en Santo Domingo, República Dominicana el 7 de abril de 1959. Poeta. Estudió letras y literatura en la Univer-sidad Autónoma de Santo Domingo. Ha desarrollado un intensa labor de promoción cultural y literaria en la capital y el interior del país. Fue coordinador del Taller Literario Cesar Vallejo y miembro fundador de Colectivo de Escritores Domi-nicanos. Parte de su producción poética aparece antologada en: Novísima poesía dominicana, Miniantología poética del 84, De estos días, Antología de la literatura dominicana, Enciclopedia dominicana, Diccionario enciclopédico dominicano, Hábeas Corpus, Antología del Ateneo Insular y Antología histórica de la poesía dominicana del siglo XX. Ha publicado en las secciones literarias de los periódicos El Nacional, Hoy, El Listín Diario, La Noticia, El Siglo y Ultima Hora y en las principales revistas nacionales. Entre los reco-nocimientos que ha recibido por su obra figura el premio de poesía Biblioteca Nacional, en 1986. Es el poeta erótico más importante de la poesía domini-cana actual.
Poesia. Amor a quemarropa. Santo Domingo: Editorial Gente, 1984. Entrega inmediata y otros incendios. Santo Domingo: Editorial Gente, 1985. Vuelta al cantar de los cantares. Santo Domingo: Ediciones de la Biblioteca Nacional, 1986. Entre la espada y el espejo. Santo Domingo: Ediciones de la Biblioteca Nacional, 1986. Bodas de tinta. New York: Editorial Mambrú, 1987. Epigramas del encubrimiento de América. New York: Editorial Mambrú, 1992. Hábeas Corpus. Santo Domingo: Colectivo de Escritores Dominicanos, 1994. [En colaboración con Franklin Gutiérrez, Reynaldo Disla, Rafael García Romero, Carmen Sánchez y Juan Freddy Armando]. La ciudad y el amor. Santo Domingo: Editorial Punto Creativo, 1997. [En colaboración con Lupo Hernández Rueda, Marcio Veloz Maggiolo y Tony Raful]. Los Estados Unidos en la cama. Santo Domingo: Editorial Milenio, 1998.
Ahora Escalera Abajo
No
no descendemos del mono
ni de hembra y varón alguno
descendemos
de un hotel.
Defunción.
Cuando
libremente
te despojas de la ropa
el mundo
cabe
entre tus piernas
pubis abierto
despejada avenida
por donde
desesperadamente
transita el deseo
tan desnudo
como el niño
que nunca
te morderá
los senos
que lejos
de tocar
tu cordón
umbilical
quedará con sus ojos
cerrados
hasta el nunca luz
quizás
dios lo ignore
pero hay
un ángel escurridizo
llorando
la muerte del que
no alcanza
nuestras manos
pausadamente
la ropa
vuelves a tu piel
olvidando que
una vida cegada
cupo
entre tus piernas.
Memorias de Adolescente
Hoy me entran ganas de sumar
las veces que a mi lado te tuve
con las que eras
parte de la distancia
desde que te hiciste lejanía
en la lluvia y los cuadernos
te recuerdo
en el teléfono y la escalera
te recuerdo
en donde quiera --estés o no--
te recuerdo
no te extrañe si me ves
recogiendo los últimos vestigios
de la bandera que una vez levantamos
esta guerra la perdimos los dos
la mitad tú
la mitad yo.
ANÓNIMA CON CAMPANAS DE FONDO
Tin tan dónde estará
la que iba a la iglesia
los domingos de mi infancia
la que en vez de mirar al púlpito
me hacía mirarla
tin tan dónde estará
la que por estas calles
transitó junto a mi niñez
moviendo su minifalda multicolor
la que una vez se detuvo en casa
y la puerta pareció arrodillarse
ante su risa
y pidió agua
mirándome con sus ojos
sin dueño
y bebió en aquel
vaso que chorreó
agua por el crucifijo de su pecho
que pena su sed no fuera más grande
para vaciar en sus labios
el planeta
tin tan dónde estará
aquella que se perdió
en la mañana de mi infancia.
NEGACIÓN DE LA COSTILLA
Amontono dudas en mí
cada vez que como marea voraz
subo por tu cuerpo amplio
buscándome
encontrándome
ese espejo mío que te vuelves desnuda
de qué dulce materia está elaborado
el chorro de humanidad que late en ti
de qué materia las maravillas gemelas
que cuelgan de tu pecho
de qué buena manera desempolvar
los enigmas
acumulados en tus pasos sobre el planeta
reniego a creer que eres la que eres
por ser materia de una costilla antigua
no admito esa teoría de huesos
eres mucho más que la blanca
acumulación de oseína
pido desafiando mitos y osamentas
la revisión del primer hombre
miren esta mujer
tiernamente rebelde
que se impone más allá del hueso.
CONOCER LA NOCHE
Para conocer la noche
hay que apagar las estrellas.
AMOR SOBRE TODAS LAS COSAS
Centro de mis pasos
mujer
te mimo
te cielo
te aterrizo
me gusta amarte
sobre el techo
sobre el piso
sobre la arena
sobre la mesa
sobre todas las cosas
en particular
sobre la cama
y por qué no
quererte
de lunes a domingo
a doble fuego
los días feriados
en sí
amarte más
de lo que dios manda
CONCIERTO A PUERTAS CERRADAS
Con estas manos hechas para ti
quiero
uno a uno tocar
los instrumentos de tu cuerpo
al palparte
me salen tonos
partituras
música en fin
de todas partes
se precisa un golpe
de batuta
para tocarte sin desafinar
estás llena de violines
en ti los pájaros ensayan
sus últimas canciones
en ti debuta una alta fidelidad
que termina
entre mis dedos
haciéndote fraterna
amo tus instrumentos
cuando me inundas de sonidos
cuando tu cuerpo me nombra
el músico más grande
que nadie se sienta herido
ni bach ni beethoven
ni los trompetistas del juicio final
eres un concierto
que sólo yo puedo tocar.
Lección de despedida
Al final de su largo mandato
quien se creía el ser más grandioso
pudo un día descubrir el ínfimo
poder de un par de zapatos al volar
que lejos de haber dado en el blanco
en el aire alcanzó su blanco global
como jamás lo habría logrado
ni el formidable discóbolo de Mirón
el viento no ha podido
desplazar el peso infinito
de ese par de calzados
sobrevolando los diarios
las armas de la desinformación
en vano apuntan
hacia otro blanco
o hacia otro negro
dicen que el férreo brazo
de aquel lanzador oriental
fácilmente podría brillar
en las grandes ligas de béisbol
si en serie mundial de este deporte
él jugaría para los Yankys de Nueva York
al lanzar la bola sería capaz de desarmar
el orgullo de los Ranger de Texas
ahora por fin los poderosos
miran a los pies de los débiles
y nadie subestima el poder
de sus zapatos.
E-mail para un par de zapatos
Sin tocar el talón
de Aquiles o de Obama
hasta los pies delgados
engordas al pisar
oh par de zapatos
quizás la alfombra de Aladino
hoy te eleva sobre la sangre
de tus hermanos
el ángulo del azar
te coloca en las alturas
el mundo a tus pies
se inclina para siempre
¿qué quieres que te diga?
queridísimo par de zapatos
que sin rozar en el blanco
has tocado nuestro corazón
tu aparentemente
errada trayectoria
definitivamente
guardaba la victoria.
El oro negro
Mientras la guerra
de oriente a occidente
nos salpicaba de sangre
temblaba la tierra
unos sentían que el porvenir
sólo moldeaba
la forma de un barril
de oro negro
cuando en verdad
el oro negro de América
ya en la calle respondía
al nombre de Obama.
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