JAFITZA QUIPO
Nació en Bogotá, en 1990. Estudia el programa curricular de Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Ocasionalmente colabora con algunos colectivos literarios. Docente eventual de lengua castellana y literatura. Ha colaborado con las revistas Ulrika del Festival Internacional de Poesía de Bogotá y Phoenix de la Universidad Nacional.
Los espejos han de ser heridas
Los espejos han de ser heridas
perpetuadas
a través del golpeteo
sordo:
enjambre de pájaros
que entregados al azar
chocan tenaces
incapaces de reconocer la decepción
mi boca:
herida de goce
se confunde con mis manos:
crean
cautivan
absorben
desolan
manos cansadas de no ser aves que migran
de no poder abandonarme en la noche a los espejos
todos
quieren a un tiempo
ser
pájaro y herida
mano y boca
confinarse a si mismos
a los otros
en el umbral del ocaso
pero las nubes
son tan grandes ya
que es como si no hubiera cielo
como si nunca hubiera habido espacio
para la luz o
aun para la multitud y sus dolores
I
Débora
En esta ciudad
el mar
es solo una palabra
sepultada en la boca
IV
Junto a la ventana
espero a que el sol
aplaste
los cadáveres de la ausencia
ésta,
es la hora del día en que el silencio
retoma su forma primitiva:
se desliza por los durmientes
-casi-
sin darnos cuenta
ya no es la manzana
la que nos atraganta:
es la serpiente
V
(Recojo mis pasos para volver al asombro)
la ciudad
flota
sobre los escollos
que hienden
el aullido primitivo del mundo
cada bocanada
desnuda el aliento
de una criatura
que no conozco
la marea me orilla
confiándome
en cada restallido
al afán de todos los sedientos
Camino lenta, erguida
al tanto
del desbocamiento
mascullo
balbuceo
aúllo
me callo
me precipito al miedo
esta noche
en que la brevedad de la arena
revela a mis pies
los otros cuerpos de la tierra
.
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