Baltasar Santiago Martín Garrote
(Matanzas, Cuba, 1955). Ingeniero estructural desde abril de 1980, en 1987 fundó en La Habana el GRUPO “ARAR” (Arte y Arquitectura) y en 1993 pasó a integrar el consejo de redacción de la revista Ingeniería Civil. Tras seis años en la ciudad de Querétaro, México, donde estudió una maestría en Educación, en mayo del 2000 arribó a Miami, y trabajó como profesor de Computación y de Pintura al fresco en el centro comunitario “Abriendo Puertas”, para luego retomar la ingeniería estructural por casi diez años como proyectista e inspector de obras. Tiene seis libros publicados: Amaos los unos a los otros, Editorial Betania, Madrid, 2006; Esperando el velorio, Editorial Alexandria Library, Miami, 2007; Calentando el bate, editorial ZV Lunáticas, París 2008; Una vida, un tren, Editorial Alexandria Library, Miami, 2010 & 2012 (presentado en la Feria Internacional del Libro de Miami del 2010 y en la de Santo Domingo en el 2012 ), Visión 21/21, Editorial Linden Lane Press, Miami 2011, y Visión 21/21 (2012/2013), Editorial Linden Lane Press, Texas 2013. Su primer y su segundo libro han sido re-editados por la Editorial Eriginal de Miami en el 2011 y 2013 respectivamente. En marzo del 2008 creó la Fundación APOGEO para el arte público, y en noviembre del 2013 la revista cultural Caritate, tras casi cuatro años como columnista y jefe de redacción de la revista Venue. Actualmente es corresponsal en Miami de la revista Newsweek en español y se encuentra acopiando información y escribiendo una novela biográfica, titulada Alicia Alonso. Bailar al borde, sobre la prima ballerina assoluta cubana.
Los adioses
Para Belkis Cuza Malé
Estoy harto de las despedidas,
de dejar todo atrás,
porque “partir es un poco morir”,
como dijeron un día
unos buenos amigos italianos
antes de volar al infinito,
y cada avión que despega
es,
cada vez más,
un alado ataúd
hacia la nada.
02/24/2011
Al fin le pude acariciar el dorso a un ángel
Anoche
–así comienza un poema tremendo de Carilda–
el ángel se posó a mi lado
–tenue, sutil, simbólico, impredecible–,
después de haberse deslizado
de un lado a otro del espacio,
como si su sombra anduviera hambrienta de otro cuerpo,
sin haberse aún saciado.
Sí, anoche me atreví a tocarlo,
cuando mansamente se posó a mi lado,
con sus pies de nube entre las nubes,
calzados por dos sensuales rayos
–otra vez la traviesa inquilina de Tirry 81 se inmiscuye–;
con sus ojos de poeta claro
(porque ya no es oscuro,
como cuando por primera vez le hablé de osado).
Mis dedos acariciaron su curva deliciosa,
se adentraron para palparle el laberinto,
y me impregné de su inquietante olor a sándalo, a laurel,
a hombre en celo en busca de otro hombre…,
¿será que lo he soñado?
Hialeah, 09/26/2012
El miércoles
La semana se volvió a ir por el tragante,
llevándose un pedazo de mí
y de mis sueños.
No hay manera de detener su marcha
ni de hacerle un apretado nudo el miércoles,
ese día color terracota
que dicen que es su “ombligo”
(como si el tiempo hubiera tenido,
alguna vez,
cordón umbilical).
Aventura, 06/13/2015
Cuba de Olga
Querido Dios,
miénteme,
dime que Olga no se ha ido,
que está escondida en un arpegio,
como una niña grande,
para salir luego a sorprendernos
con uno de esos boleros tremendos
donde vive dormida para siempre.
Miami, 07/12/2014
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