Alexánder Buitrago Bolívar
Zipaquirá, Colombia, 1977. Docente de español y literatura. Ha participado en la Fundación Siembra, Zaguán de Poesía y en Los Impresentables. Publicó “Estación del fuego” en 2007. Ha obtenido varios reconocimientos por su trabajo literario: Primer puesto en el II Concurso “La memoria de nuestros pueblos: Homenaje a los estudiantes caídos en soledad”; mención en el IX Concurso Bonaventurano de Cali; mención en el XXVI Concurso de Poesía y Cuento de la Universidad Externado de Colombia. Y segundo puesto en el XII Concurso de poesía Eduardo Carranza en el año 2014. Además, ha publicado en varias revistas: Universidad de La Salle No. 60, Actas del CILEC 2013, Letralia, Cerosetenta de la Universidad de Los Andes y Puesto de Combate No. 80. Más sobre el autor en: www.esquinasazules.blogspot.com
Estas palabras son suspiros
Estas palabras son suspiros
que olvidó el mar en tu boca.
Estas palabras aumentan su volumen de lluvia
si escribo ventiscas
y tacho relámpagos.
Estas palabras deben guiarte hacia mis ojos
y hacia las silencias calles
que mi voz habita
con solo llenar de pájaros sus sílabas,
con solo lamer estas metáforas…
Y si tu sonrisa es dulce
o si tu caricia es suave,
me basta para andar por el nocturno sueño.
Los amantes II
Se conocen a besos
entre las hojas
de sol
Nadie los persigue.
Quieren. Desean.
Pierden su forma azul.
Elásticos
se estiran entre la ola.
Se aferran como raíces,
sólo ellos.
Escribiendo sobre el cielo
como si fuera sobre él mismo
Rebosante de nubes
dejo posar un ángel
muy dentro de mí
me define la primavera
digo
vaga sobre tu pecho mi nombre
soy el tiempo
que fui
en mí circulan pájaro y nubes
y busco el cielo
vengo escribiendo palabras
que se enredan en el cielo
para llenar de ti
las estaciones del sueño
En mi sueño
En mi sueño
eras de golpe ola
anillo cayendo
a tu manera
el viento pasa
roba hojas oscuras
aromatiza diminutos círculos
en tu vientre de Afrodita
elijo mi esperanza
rodeándote de pájaros
detrás de ti
aquí detrás
entre el cielo y la tierra
quedo
arriba de tiempo
abajo de arena
soy del sur
mis zapatos traen vientos lluvias
dejo húmedas las palabras
que ahora escribo
Anocheceres
De mis anocheceres quedan
palabras que sangran
la humedad distante y
la sal bajo la lluvia
y como si debiera olvidar
hablo de tu ahora
profundo como la noche
inmenso como el silencio
La casa
Yo vivo en esta casa
y es antiguo mi silbo.
El zaguán es un quejido.
La simetría angustia su distante olor marino.
La casa es un suspiro.
Mira que no pasan las palabras por las puertas.
Ni la melancolía por las ventanas.
Hallarás sofás de niebla,
sillas vacías,
olvidadas
y esperando;
retratos de humo en los muros de barro.
Olvida tus silbos,
tus vestidos descocidos.
Esta casa que habito es el silencio
y es mejor que calles para entrar en ella.
Mis palabras
Húmedas de olvido se curvan como pinos.
Como solitarios silbos.
Si las escucharas serían como suspiros…
Olvido
Puedo evitar que las raíces
me crezcan por las venas
y que en las ramas debajo de la piel
aniden la música y el viento…pero,
¿quién me volvería a amar de esa manera?
Hojas de otoño
Inclinado dentro de tu olvido,
contemplo la simetría de tu alma,
la densidad ruidosa de tus ojos,
y bebo la sed de tu vuelo.
Yo me inclino para beber la luz.
Y la punta de mi nariz se sumerge en tu delirio.
Y beso tus sueños.
Y me aferro a tus alas.
Y palpo la suavidad en tu vuelo.
Tu fuerza de nube.
El volumen de luz de tu cuerpo.
La espesura del olvido.
Qué vigoroso entusiasmo,
qué ganas de ser árbol.
Qué otoño tibio en tus ojos,
el fuego que me abraza,
y las hojas que caen de mi cabeza.
La carrera
Para Elías Buitrago Bolívar
Corro profundos renglones de torpe viento agrio.
He respirado noches pedregosas preparando mi equipaje de lluvia.
Mis fatigas quizás para la orilla turbia.
Corro mientras apresuro la tarde,
mientras los calambres suben
y bebo los recuerdos que más olvido: mi silencio espeso.
Mira mis pies de luz profunda.
Por ejemplo, este susurro entre las cáscaras lluviosas.
Corre, precipítate como la brisa,
como un recuerdo que muere al terminar la carrera.
ESCRIBÍ EN UN RENGLÓN DE PÁJAROS,
palabras multiplicándose como cáscaras
y sílabas buscando reposo en tus brazos.
Subo escaleras de palabras.
El viento gira en los tejados.
Forjo pájaros en tus ojos.
Los poetas saben que tu voz
es un pino al crepúsculo.
Yo llego a ti,
al fin,
con mi carga de emanaciones.
DESDE MI PECHO ABIERTO
enredaderas nocturnas
trepan inútiles hacia la luna.
LLUEVE SOBRE ESTA PÁGINA.
Uso zapatos turbios.
Soy escombros.
Desde que grito quiero ser sal
tempestad desembarco fuga.
Muchas gracias Fernando por publicarme en este blog, muy amable. Te mando un abrazo desde Colombia.
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