Cecilia Nahuelquin Nahuelquin skriver politisk poesi om mapuche
konflikten. Foto: Sofie Grundin
María Cecilia Nahuelquín Nahuelquín
Nacida en Valparaíso (Chile) es artesana, poeta, artista plástica y monitora de bordado. Su madre es originaria de la Isla de Chiloé, específicamente de Quellón.
Es directora cultural de la Asociación Mapuche “Willi Kurrof” -Vientos del Sur- en Viña del Mar, e integrante de ASOMI, Asociación de Microempresarios Indígenas de la Quinta Región.
Entre otras distinciones ha sido semifinalista en Centro Poético de España; ha sido publicado uno de sus poemas en Internet centropoetico.com, para ser editados en una compilación de los semifinalistas, mención honrosa en concurso de poesía del “ser y sentir\' de la mujer indígena urbana Universidad Técnica Metropolitana, Santiago.
El objetivo de María Cecilia Nahuelquín es rescatar y registrar bajo un texto testimonial la búsqueda incesante de la identidad de la mujer mapuche y por cierto, proporcionar a través este medio escrito, un encuentro de diálogo entre dos culturas distintas.
Marri marri lamngen, un saludo en mapudungu nuestra lengua ancestral mapuche, quiero decirles que al visitar la pagina de Poetas del Mundo, he encontrado mi fotografia con mis poemas como muchos otros , pero la pequeña reseña biográfica concerniente a mi, hay muchos cambios que quisiera modificar, uno de ellos es que hace varios años ya no participo de aquellas organizaciones indígenas [ WILLI KURROF y ASOMI] , ya que he fundado junto a otras mujeres mapuche y aymara, una asociación de mujeres indígenas, la cual presido. esta asociación se llama \'TAIHUEL\' [Cascada del Cielo] de la Quinta Región de Valparaíso, y nos dedicamos a promover, difundir nuestra cultura en colegios, universidades,centros culturales jardines infantiles, etc,etc, dentro de nuestra región.
Junto a ello personalmente continúo trabajando la temática mapuche en el área artístico cultural , como en literatura, óleos, bordados, telares y artesanía.
Mi trabajo tanto en lo escrito, como en las artes plásticas, canto,etc, etc está dedicado a la mujer indígena mapuche tanto en el ambiente rural como el urbano que es el medio en donde me desenvuelvo, donde nací y dese aqui es donde rescato mi identidad mapuche y la de mi madre.
Este arte lo difundo en exposiciones, ferias de artesania, eventos culturales en los cuales en ocaciones he sido premiada.
En Noviembre del 2006 publiqué mi primer libro de poesía bilinhue \'EL HUI\' Cantos de Libertad de una Mujer Mapuche en Valparaíso, por una adjudicación del FONDART.
Esta es una pequeña reseña biográfica actualizada.
Un abrazo Azul
Saluda atte.
María Ceciia Nahuelquín
DESIERTO
A mi madre y familia Antillanca
Desierto,
hubo un día
en que conocí a mis hermanos
y ví en sus ojos amargura y pesadumbre
borrarlos quisieron, borrar sus ojos
borrarlos desde afuera hacia adentro
Sus ojos,
eran caminos recelosos
con frialdad y desconsuelo
una señal que no me parecía ajena,
era la mirada propia de mi madre.
Lo que antes había sido un bosque virginal,
ahora es un camino hostil y pedregoso,
de espíritus libres, castrados, reducidos,
dañados; sin anfitriones en el umbral
Desierto,
oí un canto a lo lejos
muy despacio y muy dentro de sus ojos
lo seguí,
había una huella
que me llevó a un sendero extenso,
donde había rastros, que eran cicatrices y nudos.
Y en medio de un oscuro pantano,
un pabellón infecundo
de antiguos árboles copudos.
Desierto,
hacía frío,
se movían las piadosas nubes
y difusamente en lo alto,
vi unos cóndores heridos,
que caían en las orillas de la huella;
y en lo bajo,
despojos de pumas y huemules.
Desierto,
el canto se hizo suave
y un hielo sentí en mi espalda,
porque vi más abajo,
en el suelo sagrado,
unos arroyos profundos,
eran sepulcros de restos óseos inundados
de sus abuelas y abuelos...
También estaban los míos.
Desierto,
eso duele
y aún oigo el canto,
ese dolor llegó hasta mis entrañas,
ellos, habían sido heridos con saña
por tamaño verdugo lustroso
que no concebía que tuviesen alma.
Desierto,
estoy dentro de sus ojos
escucho el canto, seguiré este camino
porque el alma tiene deseo de abrigo
no de desprecios, ni enemigos,
ni de contratos truhanes,
firmados en oculto y a espaldas de los míos
por tamaña bravura indolente
dueña de poetas, del dinero,
de las tierras, de las aguas, de los árboles
y de nuestro destino.
Desierto,
no será fácil la lucha
ante tamaña opulencia
tanta ciencia e indiferencia
en este delgado suelo,
que flagela con premura el alma
de mis hermanos y abuelos.
Desierto,
se siente el hielo
que me hace arder el alma
como humo en los ojos:
cruda realidad,
omisión de risas y sueños,
usurpación del espacio,
donde ellos tenían derecho de identidad y parpadeo.
Desierto,
está escrito que los ojos
son la lámpara del alma y del cuerpo
y el sufrimiento, es el frío por dentro.
Desierto,
aún oigo el canto y el camino es extenso
espero no entumecerme,
porque solo estoy en el comienzo.
Llevaré el ropaje que hoy abriga mi alma
llevaré también mis cantos suaves,
te lo cuento, por si me escuchas,
por si te olvidas desierto,
de esto: nuestro futuro no se congela.
Te ofrezco
Te ofrezco, en este canto,
un ayer que no vuelve
una patria sin fronteras,
una vida, historia libre,
una obra hecha tierra.
Te ofrezco, una huella, un camino
de cabelleras negras y recias
movidas por el viento, sino
algunas trenzadas,
de gruesa inocencia.
Te ofrezco, rostros en silencio y asombro
de un ayer añorado,
de limpios caudales
donde no urgían las armas que estallan
donde no había derrotas en medio de arsenales,
ni tormentas fabricadas.
Que dejaron nuestra sangre rociada
Te ofrezco, un espacio
en donde eran libres los sueños,
en tierra pura, sublime suelo
de poetas hablantes sin letras
sólo nudos en roja lana,
nudos hoy de duelo.
Te ofrezco, el trino de aves libres
a la sombra del roble
donde todo lo que rodeaba
era un rewe,
donde no había enemigos
ni había aparecido
el plateado extranjero del sable.
Te ofrezco, el abrazo de una madre
vestida de negro,
que descalza, entre peñas, raíces y tierra
buscaba su alimento,
sin relojes que controlasen su tiempo.
Te ofrezco, la tierra pura que hablaba
Mientras el sol la observaba
quieto, triste, silente
al tiempo que manos cortaban, mujeres deshonraban,
y corazones gritaban, a mi tierra ensangrentada.
Te ofrezco, esta herida hecha un canto
de un ayer que no vuelve,
del clamor de mis voces internas,
de una memoria ignorada
con arrogante indiferencia.
Raíz y alambre
Si Señor
Esta tierra conoció mis pisadas
Y en ella me encontré espantada
Tejiendo y destejiendo
Bordando mis estrellas plateadas
Que a mi universo azul se abrazaban
¡Oh Señor!
Si simple mujer me quedase
Con mi pensamiento partido
Que adolecía adolorido
En la madera y la pobreza
Esa que asusta con la muerte
Y su olor pestilente
Aquel que se envuelve
Con la oscura niebla
En los sueños de mis pasajes
Que la vida me complicase
En crecer ayer con miedo
Sin ver el sol más brillante
¡Si Señor!
Que de paso el suelo tocase
Eligiendo entre los àrboles
Floridos, amargos y dulces
Altos hasta el cielo, de pié
De rodillas
Con el rostro en la raíz que nace
Entre la piel y la tierra donde plantaste
¡Si Señor!
De piel blanca
Por quien me despreciase
Osadía es vivir
Con los ojos caídos como los sauces
Escogida desde antes
Madre niña mujer que despertase
Mi espíritu escogido desde antes
¡Si Señor!
A tus pies, como los árboles
Si Señor
O como te llamen
Creador del universo
Dios del cielo ¡qué más!
Aquel que dijo que mi sangre amase
Para mí
¡Si Señor!
¡El de la cruz con sangre!
Señor de todos los señores
Que acallaste tus dolores
Y mostraste tu nobleza
En esta leña que tardase
Los brotes, las hojas, la hija, la madre
¡Si! De pié, de rodillas
Con el rostro en la raíz que nace
Entre la piel y la tierra donde me plantaste
¡Si Señor!
De hojarasca, astilla seca
De la misma tierra,
Que no tardase
Lo deshecho de indios me dijeron
Yo digo: raíz y alambre
Así me levantaste, ¡Si Señor!
India como mi madre
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