Arturo Álvarez Sosa
(Tucumán, Argentina 1935)
Arturo Álvarez Sosa nació en Tucumán, ciudad donde reside.
Poeta y periodista. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de los Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo donde se desempeño como aprendiz y obrero hasta 1957, año en que comienza a ejercer el periodismo. La obra poética de Álvarez Sosa ha sido valorada por Roberto Juarróz, Jacobo Regen, Edgar Bailey, Alfredo Veiravé, David Lagmanovich, Noé Jitrik, Ricardo Herrera y Jorge Monteleone, entre otros.
Publicó El Errante, 1960; Nacimiento del Día, 1963; Estado Natural. 1974; Cuerpo del Mundo, 1979; Campo de Creación, 1982; Aguaviva, Premio Poesía Fondo Nacional de las Artes, 1987; Fulguraciones, 1989; RAM, 1991; Multiverso, 1999; Antología poética, Poetas Argentinos Contemporáneos del Fondo Nacional de las Artes, 2007; 200 Años de Poesía Argentina, Alfaguarda, 2010; y Tu Cuerpo es el Mundo (Fábula del Ciborg y Galatea), 2010.
alvarezsosa@arnet.com.ar
1
Cuando rompes en lágrimas sonora
desatando el torrente del deseo
sólo es azúcar nuestra vida en juego
en la diafanidad de las retinas
al duplicar enigmas de la mente
engarzados en claves de silicio
nuestra unión con las máquinas buscando
en programas de cálculos veloces
tus gestos dicen más que las palabras
en sitios compartidos simulados.
Y habitando en un mundo artificial
al que puedes cambiar a voluntad
apretando un ratón de conexiones
sobrevuelas imágenes y datos
desmodulando modulando códigos
en impulsos livianos digitales
que viajan por teléfono excitados
transformándose en letras y palabras
nuestro dominio visceral de cables.
Tu resplandor catódico de redes
despierta la emoción de las ventanas
y al escuchar cantar a la calandria
invisible en el bosque de sonidos
sientes el florecer de la consciencia
desde el agua que baña tu cerebro.
No se refleja
el mundo en tu mirada
ves lo que sientes.
Tango
Huesos en llamas bailas abrazada
ondulando al unísono con todo
desde diez elevado a menos quince
dándole nuevo impulso a las galaxias
y el tango a media luz entre jazmines
te hace llorar sentimental sonriente
cavando un pozo de energía cero
en el espasmo inaugural del mundo
interludio que expande el universo
giras y giras invisible abierta
al roce de las sábanas del trueno.
La noche es sombra
mas tus ojos son claros
el tiempo brilla.
Teselas
Árboles dados iones trabalenguas
fermis de espín fonones polarones
codones y dupletes diofantinas
zeta bosón quark y antiquark mesón.
De giga a tera mega grifo kilo
el nano pico dígito del femto
nidadas del hem gluones y fractales
de a dos en flip-flops teselando a peta
gúgol cola de moëbius gagachips
del exa al atto brana catenaria
A te ge ge te ge ce a te de adn.
El yo es un símbolo
como el río en el agua
sólo reflejos.
Desprendido del Tiempo
Siento llorar una mañana,
y vuelo como un pájaro
en la ligera costumbre
del aire que habla su grandeza.
***
Por el luminoso pecho del silencio
viajan los días,
y solamente en sus dichas
vuelvo hacía la luz
la dulce violencia de los ojos.
***
Desprendido del tiempo,
penetrado de fragancias,
derivo en el desarraigo de la noche,
desbordada por ángeles y furias.
***
Ha reventado el alma de la tarde,
y una embriaguez de cielo
eterniza el corazón, la rosa, el viento.
Del libro: Los Frutos del Tiempo
En los días abiertos al sol
Rompía sus ojos el cielo
en la alta delicia del pájaro,
y su mirada de azulado trigo
fundía el corazón de la mañana.
El jardín reinaba como un dios
de pan y uvas;
en su lenta materia
había el dolor denso de los astros.
Alguien, en el viento,
en la lluvia,
movía dulcemente el misterio
y allí se tendían los monstruos
en los días abiertos al sol
y a la desdicha.
Simples, sin pausa, crecían las cosas
y yo tenía un nombre,
porque también gozaba
la abundancia de la gracia.
Del libro "Los frutos del tiempo"
Arturo Álvarez Sosa, Poesía y Ciencia.
Arturo Álvarez Sosa
Antología poética
Colección “ Poetas Argentinos Contemporáneos”
Fondo Nacional de las Artes
(2006)
En la pulcra y representativa selección de antologías que integran la serie “Poetas argentinos contemporáneos”,( de ambos sexos, conviene aclarar), editadas por el Fondo Nacional de las Artes, le corresponde al poeta tucumano Arturo Álvarez Sosa el No.37, lo que permite apreciar el carácter inclusivo de este proyecto, todavía en progreso, que cubre buena parte de la geografía de nuestro país: No resulta, sin embargo, tan evidente el criterio cronológico que primó en la elección, atento a la imprecisión del término “ contemporáneo”.
Este libro, que hoy comentamos -en su parte más significativa- puede leerse como un libro de aventuras, de aventura poética, y su autor, ser considerado un poeta aventurero. A.S., nacido en 1935, se muestra deslumbrado por las revelaciones de las distintas ramas de la ciencia actual (la física, la genética, la astronomía , etc.) y por la metamorfosis que las mismas provocan en su cosmovisión. Ello lo lleva a una audaz innovación en su vocabulario al incorporar a los versos una terminología que parecía patrimonio excluyente de lenguaje científico y, en el mejor de los casos, reservado a la divulgación periodística. Esta innovación la acompaña con otra más conservadora: integra fórmulas poéticas propias de la literatura de Occidente con otra de Oriente, cual es el haiku. Todo esto confiere a sus poemas un aire diferente digno de ser tenido en cuenta, más allá de la felicidad de sus resultados. Quedaría demostrado así que no necesariamente en poesía las buenas intenciones conducen al infierno.
El cambio se insinúa tímidamente en su libro “Cuerpo del Mundo”(1979) y puede apreciarse ya en forma nítida a partir de los poemas recogidos en “Campo de Creación”(1982). Pero no se crea que estamos frente a una poesía experimental; de allí en más el camino parece no tener retorno y los resultados se consolidan a lo largo de veinte años, hasta culminar en dos libros todavía inéditos : “137” y “Virtual”-rescatados también en esta antología-con respecto a los cuales el poeta señala que intentan “consolidar ésta operación poética basada en la física cuántica”.
En el poema Ocho, de “Aguaviva” (1987), el poeta dice:
“Frontera abierta
del espaciotiempo
al calor de tus besos
y relámpagos
tus fuerzas
se unifican
insaciables
la singularidad desnuda viva.
De tanto en tanto
Los soles se derrumban
Cantan los cisnes
Sonando
como un gong
detrás del tiempo
en la gravitación
de los abrazos
con las galaxias arrulladas
juntas
en tus pechos
sin dejar salir la luz
eres un agujero negro
de caricias.
Danzando
y desnudando tu victoria
bajo tus pies descansa el universo.”
El haiku no es siempre articulado en la forma que se lo hace en “ Ocho”: también aparece inserto entre los endecasílabos mismos del poema como, por ejemplo, en Cima:
Gloria de la mujer enmascarada
tu cuerpo siente lo que no se dice
cambiando de manera irreversible
Y no hay espacio
Fuera de nuestro abrazo
Somos el tiempo
Y en la cima virtual de remolinos
se despliega la flor de los delirios
la plegaria silenciosa del perfume
que arde sobre la piel con las caricias
entrando en dimensiones más profundas
ignoras tu sabor en el derrumbe
pero en la música percibes siempre
el sinsabor de las estrellas mudas.
En estos poemas lo erótico no ha sido excluido; está siempre presente como una suerte de telón de fondo que sobre el cual se proyecta, a la vez, el omnipresente proceso que rige este cambiante mundo y la vida , que no le es ajena. En las palabras liminares con que abre esta antología, Álvarez Sosa lo sintetiza así: “ una vivencia del universo, que se renueva eróticamente en el cuerpo de la mujer” y aclara poco después: “en nosotros, como en todos los mamíferos el sexo básico es femenino. En el principio todos somos hembras. Una revelación de la biología moderna que aún no ha sido asimilada por nuestra cultura.”
Hegel se sorprendería al descubrir cuanta actualidad conservan las palabras de Hamlet: “Hay algo más en el cielo y en la tierra, Horacio, de lo que ha soñado tu filosofía!”. Sólo la ciencia y la poesía pueden dar respuesta a los nuevos enigmas, allí donde parece no alcanzar la mirada miope -o soberbia- de los filósofos.
Desde la contratapa de la antología Daniel Lagmanovich señala, en el mismo sentido, que “ que esta poesía ha salido a la busca de un saber alternativo, un nuevo humanismo del conocimiento científico; una tentativa de síntesis, a través de la poesía, de lo que anda dolorosamente separado y dividido”, que nos asegurará, empero, que las rosas seguirán teniendo espinas.Los dos últimos versos de “ Virtual” -que lo son, a la vez, de la antología - contienen una afirmación inquietante, que supone también una advertencia:
“ya dependemos tanto de las máquinas
que apagarlas sería suicidarnos.”
Por Carlos Spinedi, Buenos Aires.
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