miércoles, 25 de marzo de 2015

DIANA GARCÍA [15.280]



Diana García 

Poeta de Estados Unidos
Nacida en 1950 en San Joaquin Valley, EE.UU., es una poeta latina.



Diana García
Por Xanath Caraza

Diana García es profesora y poeta, nativa del Valle de San Joaquín en el estado de California. Nació en el campamento CPC, una granja-campamento de trabajo, propiedad de la California Packing Corporation. Fue madre soltera en sus veinte y su encuentro con la literatura se dio a través de una clase que tomó con el poeta Glover Davis. Tanto Glover Davis como Sandra Alcosser y Marilyn Chin fueron sus mentores literarios, al principio de su carrera. García tiene una Maestría en Creación Literaria de San Diego State University. Ha sido profesora de Creación Literaria en Central Connecticut State University y en la Universidad de Freiburg, en Freiburg, Alemania. 
Es profesora de tiempo completo en la División de Humanidades y Comunicación en la California State University en Monterey, desde 1998. Actualmente es la directora del Programa de Creación Literaria y Acción Social. Enseña Literatura Chicana y Latina de los Estados Unidos, Creación Literaria y Literatura Contemporánea Mundial.

Su poesía, ficción y ensayos están incluidos en numerosas antologías, entre ellas: Under the Fifth Sun: Latino Literature from California, ed. Rick Heide (Heyday Books); Touching the Fire: 15 Poets of Today's Latino Renaissance, ed. Ray Gonzalez (Anchor/Doubleday); El Coro: A  Chorus of Latino/a Poets, ed. Martín Espada, (Amherst: U. of Massachusetts); Pieces of the Heart: New Chicano Fiction, ed. Gary Soto (Chronicle Books); Placing the Academy, ed. Jennifer Sinor (U.of Utah); y Fire and Ink: An Anthology of Social Action Writing, eds. Frances Payne Adler, Debra Busman y Diana Garcia (U.of Arizona). 

Su poemario, When Living Was a Labor Camp, fue publicado en 2000 por la University of Arizona Press, en la serie Camino del Sol. En 2001 la Fundación Before Columbus seleccionó su poemario como el ganador del American Book Award de ese año. En 2005 Garcia fue incluida en la exhibición Latinas in the Arts and Sciences. En septiembre de 2009 fue la poeta principal para la exhibición, Bitter sweet Harvest: Cosecha Amarga, Cosecha Dulce, The Bracero Program 1942-1964, organizada por el Smithsonian National Museum of American History.

Los poemas de Diana García comienzan en la madrugada de cualquier día de la semana. Son poemas de la vida diaria, la vida que experimentó en su niñez y parte de su juventud en un campamento para trabajadores agrícolas en el estado de California. García nació en ese espacio, esa era su realidad, de eso habla en sus poemas. Una realidad sin brillo, dura, de jóvenes espaldas que se queman con el sol del mediodía; de moscas que se adhieren al cuerpo por la miel de la fruta y que no dejan ni respirar; de trabajadores con sed después de horas de cosechar higos o algodón. Una realidad que muchos latinos en California, migrantes, han experimentado, y que algunos a través de su formación universitaria, han logrado cambiar.

García encarna la experiencia de muchas mujeres chicanas que crecieron en esos campamentos de trabajo. Nos cuenta en sus poemas lo que oía a través de las delgadas paredes de las cabañas pintadas de rojo, que estaban destinadas para ellos. Su poesía refleja los anhelos y sueños que tenía de niña, lo que se imaginaba que podía ser y también lo que sabía que no era. García salió de esa cotidianidad, logró romper un ciclo vicioso de opresión social y se reinventó a sí misma. Ahora, profesora y líder en los Estados Unidos, de los programas de Creación Literaria y Acción Social, no se olvida de esa dura experiencia y con su voz poética, nos cuenta la historia de muchos otros que quizá no tuvieron la suerte de una formación universitaria y, por lo tanto, de cambiar su realidad.

A continuación mi selección y traducción de los poemas, "Hileras de algodón, sábanas de algodón" y "Cuando vivir era un campo de trabajo llamado Montgomery".




Hileras de algodón, sábana de algodón

Esparcidos en la parte de atrás de un camión de plataforma
mecemos azadones, nuestras mentes parcelan hileras
de algodón que deben ser cortadas para el mediodía. El amanecer
atorado en el aire. Pájaros negros zumban en los sauces.

Adelante un tráiler para caballos a lo largo del camino.
Protegidos por la juventud y las veraniegas corrientes de viento 
No nos importa. Llegaríamos tarde, bromeamos,
Atascados por una yegua preñada arropada en sábanas.

Más tarde espaldas al sol, paliacates amarrados
Para darnos sombra, encaje de hendiduras en las manos;
después cuando el contratista
nos hace trabajar durante el almuerzo sin agua; nuestras secas lenguas
maldicen a esa yegua en sábanas de algodón
traídas para recibir al potrillo en las siluetas de verano.



Cuando vivir era un campo de trabajo 
llamado Montgomery

Te unías a la familia para seleccionar higos secos cada verano.  
Desde Santa María a Gilroy, de Brawley a Stockton,
te instalabas en hileras de cabañas rojas escondidas detrás de los huertos.

Recuerdas cómo la pintura roja se pegaba en tus dedos,
color que ponías en tus mejillas para verte como
Dolores del Río, la famosa actriz mexicana.

Su gran brillo pasmaba a los chicos que te perseguían 
hasta el teatro, el edificio más atractivo del pueblo, donde olvidabas
el calor de San Joaquín y las moscas de fruta.

Te acomodabas en sillas de terciopelo negro, compartías palomitas con
tus primos. Cuando el héroe de la película, el hijo del dueño del rancho, montaba
su caballo hasta el río y espiaba a Dolores al lavar su pelo, te desmayabas.

Por tan solo un momento, una pequeña eternidad, la hacienda del héroe, sus
vigas de madera oscura y las arañas de luz eran tuyas. Eras alta y
delgada y todo se veía bien en ti.

A decir verdad preferías el silbido de Lauren Bacall.  
En la empacadora veías a los amigos de tu hermano, no los
colectores de fruta, los carpinteros, esos que querían

dejar los campos. Escogiste uno con una sonrisa que le llenaba la boca, no
el elegido por tu madre sino uno alto con papeles que quería
unirse al ejército y vivir en Los Ángeles

Y, quizá, al final, no todo se te veía bien.
Tal vez tu pelo no se veía bien de color castaño; mujeres con relleno
en los pechos no estaban hechas para usar vestidos entallados.

Visitas el campamento cada reunión de verano. Tus hermanas le
roban besos a tu esposo. Sus dientes aún se ven bien. Un primo
te desliza entre cumbias, soñaste alguna vez con besarlo.

Percibes el olor a higos putrefactos, a letrinas demasiado llenas.  
La nariz se te cierra. Sientes el calor que provoca el dormir dos en 
un colchón, el único cuarto extra, la cocina.

Pensaste que tus brazos engruesaron hace tiempo jalando cajas de higos.
Pensaste que tenías tobillos de campesina. Pensaste que podrías morir
en el campamento y que nadie sería capaz de reconocer tu olor.



Diana García

 1950

Diana García Poet and teacher Diana García was born in the San Joaquin Valley, in a migrant farm labor camp owned by the California Packing Corporation. She earned a BA in English with a creative writing emphasis and an MFA in creative writing from San Diego State University. She is the author of the poetry collection When Living Was a Labor Camp (2000), which won the 2001 American Book Award from the Before Columbus Foundation.

García is the director of the Creative Writing and Social Action Program at California State University at Monterey Bay, and her own work is influenced by an acute awareness of the issues that affect impoverished, often minority, communities. In When Living Was a Labor Camp,she tells the stories of migrant-worker life; her poems are attuned to the specific sensory details of migrants’ lives, as well as the political ramifications of their experiences.

In 2009, García read for the Poetics of Labor reading series at the Smithsonian’s National Museum of American History in Washington, DC. She has taught for California Poets in the Schools and for Border Voice, based in San Diego. 

Co-editor of Fire and Ink: An Anthology of Social Action Writing (2009), García has seen her own creative work published in the anthologies Pieces of the Heart: New Chicano Fiction (1993), El Coro: A Chorus of Latino and Latina Poets (1997), and Under the Fifth Sun: Latino Literature from California (2002).


Catalina Eddies

Dusk to dawn, sleek skunks enjoy
avocados in my yard. I give wide berth.
Before the first jogger leaves her prints
on pavement, tough raccoons appear.
They pretend they don’t hear my keys click
but they peek to make sure it’s me.
Foxes play hide-and-seek,
sometimes on our lawn, other times
across the street, but never after seven;
and brazen squirrels eye me
from the center of the street,
dare me to approach.

Will this be a day for Catalina eddies,
clouds stacked, catching like magnets
in a liquid air swirl?
Or will it blow a fierce Santa Ana,
days of fires in the hills,
smoldering chaparral,
winds so fierce birds do low-crawls?
I cast a spell for Santa Anas
the shallow coast a censer
mixed with black sage, Torrey Pine,
Engelmann oak—precious oils
to fumigate the San Diego skies,
the annual burning pulse.

Diana García, “Catalina Eddies” from When Living Was a Labor Camp. 





On the First Day She Made Birds

He asked me       if I had a choice
what kind of bird
would I choose to be.
I know what he thought I’d say
since he tried to        end
my sentences half the time
anyway. Something exotic
he thought. He thought
maybe macaw.
That would fit
all loudmouthed
and primary colored
he would think.
(He thinks too much
I always thought.)
But really       at heart
I’m more
don’t laugh now
     an L B J
          little brown job
except               except
I’m not the
flit        from
branch
to        branch        type
such a waste
of energy all that
wing flap
and scritch scritch scratch.
Really now
can you see me
seed pod clamped
between my beak
like some landowner,
Havana cigar
clenched
between his teeth?
No         I think         not
I think
green heron.
You ask why?
Personality
mainly.
That hunched look
wings tucked to neck
waiting        waiting
in the sun
on a wide slab of rock
alongside a slow river
like some old man
up from a bad night’s dream
where he’s seen his coffin
and you say to him
Have a nice day
and he says        Make me.
Oh          you want looks
I’ll give you
looks:
long olive green feathers
a trace of
iridescence
I could stand
going out       iridescent
chestnut sides and head
a black crown
yes        a crown
something regal
to flash when you get
too close
dark bill         bright
yellow legs
and that creamy streak
down my throat and pecs
good
        not great
but good         pecs
just enough for a quick
hop to the next.
The best part
no sexual dimorphism
male         female
both alike
endless possibilities.

Diana García, “On the First Day She Made Birds” from When Living Was a Labor Camp. 














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