miércoles, 13 de abril de 2016

ARNAUT DANIEL [18.422]



Arnaut Daniel

Arnaut Daniel fue un hombre gentil y trovador provenzal que vivió entre la segunda mitad del siglo XII y comienzos del siglo XIII, ejerciendo su actividad poética entre 1180 y 1210.

Nació en Ribérac (Dordoña), Francia,  en una fecha desconocida, pero que puede situarse en torno al 1150 o 1160. En uno de sus poemas menciona que asistió a la coronación del rey Felipe II Augusto (1180), y era ya un trovador conocido en torno al año 1195. Fue un estudioso de letras y servidor de la juglaría y contemporáneo de Bertrán de Born. Creó un "original mundo poético" repleto de conceptismo.

Es el más insigne representante del estilo llamado trobar ric, con un especial interés por la novedad y la singularización de la métrica, las rimas, los conceptos y el uso de palabras no empleadas anteriormente por otros trovadores. En uno de sus poemas, manifiesta que el arte de componer versos equivalente al arte del joyero, que lima y pule su obra hasta aproximarla a la perfección. Se le considera el creador de la sextina como la que lleva por título “El alma enfadada, y harta de esta vida, suspira por la eterna estancia”, de evocaciones e imágenes místicas. El precedente es la canción Es resplan de Raimbaut d'Aurenga, cuyas dificultades son superadas por Arnaut Daniel. En sus sextinas, se encuentran versos de diferente medida (7, 10, 10, 10, 10 10) y tanto verbos como sustantivos en las palabras de cierra de verso (normalmente suelen ser sustantivos las dos palabras finales de cada verso). Además, suelen ser extrañas palabras bisílabas y paroxítonas, que se repiten a lo largo de seis estrofas. Su disposición parece coincidir con la colocación de los puntos en los dados: 1-6, 2-5, 3-4. Se conservan 18 poesías escritas por él, entre 1169 y 1195, dos de ellas con música y todas, salvo una, de tema amoroso. Se considera que su primera obra fue "Lo ferm voler qu'el cor m'intra" ("El firme deseo que se aloja en mi corazón").


I

El firme deseo que en el corazón me entra
no me lo pueden arrancar pico ni uña
de adulador, que por hablar mal pierde su alma;
y como no me atrevo a pegarle con rama ni vara,
aunque sea a escondidas, allí donde no tenga tío,
gozaré del gozo, en el jardín o en la habitación.


II

Cuando me acuerdo de la habitación
en la que sé, para mi mal, que nadie entra
y que todos me vigilan más que hermano o tío,
entonces, todos los miembros me tiemblan, hasta la uña
tal como el niño ante la vara:
tanto miedo tengo de no ser suyo de toda alma.


III

¡Con el cuerpo lo sería, no con el alma,
si me acogiera en su habitación!
Más me hiere el corazón que golpe de vara
pues allí donde ella está, su servidor no entra;
siempre seré con ella como carne y uña
y no creeré consejo de amigo ni de tío.


IV

Nunca, a la hermana de mi tío
la amé tanto, ¡por mi alma!
Pues tan cerca como está el dedo de la uña,
si lo aceptara, querría estar yo de su habitación;
de mí puede hacer Amor, que en el corazón me entra,
más a su gusto que hombre fuerte con débil vara.


V

Desde que floreció la seca vara
y descendieron de Adán sobrinos y tíos,
tan fiel amor como el que en el corazón me entra
no creo que existiese nunca en cuerpo ni en alma;
dondequiera que esté, en plaza o en su habitación,
mi corazón no se separa de ella ni la distancia de una uña.


VI

Así une y se aúña
mi corazón a ella como la corteza en la vara;
pues ella me es torre de gozo y palacio y habitación
y no amo otro tanto a hermano, pariente ni tío:
en el paraíso tendrá doble gozo mi alma
si por amar hay quien allí entra.


VII

Arnaldo envía su canción de uña y de tío
con permiso de aquella que tiene de su vara el alma,
a su Deseado, cuyo mérito en la habitación entra.




Escribió canciones como “L´aura´amara fals bruels brancutz...” (“La brisa amarga hace que los bosquecillos frondosos...”) y “Doutz brais e crizt” (“Dulces gorjeos y gritos...”).3 El gusto por el color y la luz son característicos de la literatura medieval, y su percepción, provoca el joi (gozo) del trovador hasta un nivel casi espiritual como se muestra en el siguiente fragmento de Arnaut Daniel, con una técnica puntillista. El cromatismo de la cançó (colores rethorici) refleja la grandiosidad del Amor.

"Er vei vermeills, vertz, blaus, blancs, gruocs,
vergiers, plais, plans, tertres e vaus;
e·il votz dels auzels son' e tint
ab douz acort maitin e tard:
so·m met en cor q'ieu colore mon chan
d'un'aital flor don lo fruitz si'amoros
e jois lo grans e l'olors d'enuo grandes".


Ahora veo rojos, verdes, azules, blancos y amarillos vergeles, matorrales,
llanuras, colinas y valles; y la voz de los pájaros suena y tintinea con dulce
acorde mañana y tarde. Esto me lleva a colorear mi canto con tal flor cuyo
fruto sea amor, su grano sea gozo y cuyo olor sea ahorro de enojo.4



La canción amorosa Ab gai so comienza con una comparación de la labor de la creación de la poesía con el trabajo artesano y concluye con una "jactanciosa tornada que imitaron, entre otros, Ezra Pound Ausias March en el poema 64 y Petrarca en el soneto 212 y en la sextina 239. Este último, en sus "Triunfos", le consideraba un "gran maestro d'amore" y "fra tutti il primo" ("el mejor entre todos"). Dante lo tuvo en gran estima; en la "Divina Comedia" lo encuentra en el Purgatorio (Canto XXVI), donde, por boca de Guido Guinizzelli, lo llama "il miglior fabro del parlar materno" ("el mejor forjador de hablar materno"). En De vulgari eloquentia'', Dante afirmó que Arnaut Daniel destacó cantando en el amor y lo ejemplifica con L'aur'amara. Esta composición constituye un "laberinto de rimas caras en breves unidades, lo que implica una expresión elíptica y hace posibles varias interpretaciones".



DULCES SILBIDOS

I

Trinos, silbidos
oigo y gorjeos
de aves que en su latín hacen su ruego
a su pareja; igual tú y yo halagamos
a amigas con las que nos entendemos;
con la más bella me he de entrevistar,
y una canción haré, alta como un destello,
que no tenga palabra falsa ni rima vil.


II

Ni estoy perdido,
ni doy rodeos
cuando al interior del castillo llego
de mi señora, a la que codiciamos
con hambre más allá de todo extremo;
por su belleza, que no tiene par,
mil veces al día levanto el cuello:
mejor pobre placer que dolor de marfil.


III

Bien recibido
seré, preveo,
porque al hablar no he sido lego:
preferí el oro al cobre; nos besamos
y con su manto azul nos envolvemos
a fin de las miradas evitar
de esa calaña de culebras sin resuello,
habladores de lengua viperina y hostil.


IV

Dios bendecido,
que no hizo reo
de sus pecados al centurión ciego,
deje, si quiere, que ella y yo yazcamos
allí en el aposento que indiquemos;
cita feliz, y cuando sin dejar
de besar y reír muestre su cuerpo bello,
yo pueda contemplarlo a la luz del candil.


V

Tallo florido,
brote, el jaleo
que arman los pájaros con su rejuego,
no son más frescos; sin ella, ni a amos
de urbes envidio, ni a reyes supremos;
pero voy, fiel, las manos a juntar
y a darme: la honraría un rey con su sello
o aquel que un doble imperio administra, sutil.


VI

Boca, ¿te he oído
prometer, creo,
como si fuera yo emperador griego
digno de loores, o el rey que honramos
de Roma o aquel de Tiro? Tenemos
que estoy loco si ansío solicitar
tanto que me arrepienta –de Amor un atropello–,
pues quien el gozo espanta no es sabio: es incivil.


VII

Al perseguido
por lenguas, veo
sin temor, no obstante que al rey gallego
haya hecho errar; y, así, lo censuramos,
Francisco Serrano • Poesía de los trovadores
pues apresó a Raimón, bien lo sabemos,
que era pariente suyo y fue a peregrinar,
y no habrá estimación para él por ello
si no lo suelta ahora de ese infame cubil.
No lo vi, porque andaba subido en una rampa
viendo acceder al trono al nuevo rey de Estampa

TRADUCCIÓN:  Francisco Serrano • Poesía de los trovadores




Soy el único 

I

Soy el único que sabe el gran tormento que me nace
en el corazón, sufriendo de amor por tanto amar,
pues mi querer es tan firme y entero
que nunca se desvío ni se apartó de aquella
a quien ansié al ver por primera vez y después;
que en su ausencia siempre le digo ardientes palabras,
mas cuando la veo no sé, tanto tengo, qué decir.


II

Para ver a otras estoy ciego y sordo para oír,
pues solo a ella, veo y oigo y miro,
y en nada de esto le soy falso halagador,
porque más la quiere, de lo que dice la boca, el corazón;
que aunque voy por campos, valles, llanuras y montes
no encuentro en un solo cuerpo tantas buenas cualidades
como las que Dios quiso en ella reunir y poner.


III

Si bien he estado en muchas buenas cortes
aquí con ella encuentro mucho más que alabar:
mesura, juicio, y muchos otros méritos,
belleza, juventud, buenos actos y dulce compañía,
gentilmente la educó Cortesía y la guió;
tanto ha extirpado de sí todo lo desagradable
que no creo que nada bueno de ella quede por decir.


IV

Ningún placer que venga de ella me sería
breve ni corto, a quien ruego lo quiera adivinar,
que de otro modo no lo sabrá por mí,
salvo que el corazón sin palabras se presente afuera;
que por más agua que al Rodano ensanche,
no tiene tal brío como para que en el corazón un río mayor
no me haga un estanque de amor cuando la miro.


V

El placer y el solaz de otra me parece falso y bastardo
que ninguna en mérito se le puede igualar,
pues su compañía es superior a las otras.
¡Ay, pobre de mí, si no la tengo! ¡tanto me ha atrapado!
pero el afán me es diversión, risa y placer,
pues al pensar en ella me vuelvo hambriento y voraz:
¡Ay dios, si gozara de ella de otro modo!


VI

Nunca, les aseguro, me gustaron tanto juegos ni justas,
ni nada en el corazón tanto gozo me dio,
como aquel del que ningún falso adulador
jamás se jactó, que para mí solo es tesoro.
¿Digo demasiado? no, para no molestarla:
bella ¡por dios! el habla y la voz
preferiría perder, antes que decir algo que os desagrade.


VII

Y ruego que mi canción no os sea molesta,
pues, si recibis con gusto el sonido y las palabras,
poco le importa a Arnaut a quien guste o desagrade.

Arnaut Daniel
Versiones de Jorge Salvetti y Darío Rojo


Sols sui qui sai lo sobrafan qe.m sortz

I

Sols sui qui sai lo sobrafan qe.m sortz
al cor d’amor sofren per sobramar,
que mos volers es tant ferms et entiers
c’anc non s’esduis de celliei ni s’estors
cui encubic al prim vezer s’e puois:
c’ades ses lieis dic a lieis cochos motz;
puois quand la vei non sai, tant l’ai, que dire.


II

D’autras vezer sui secs e d’auzir sortz
q’en sola lieis vei e aug e esgar,
e jes d’aisso no.il sui fals plazentiers
que mais la vol non ditz la bocha.l cors,
qu’ieu non vau tant chams vauz ni plas ni puois
q’en un sol cors trob aissi bons aips totz,
q’en lieis los volc Dieus triar e assire.


III

Ben ai estat a maintas bonas cortz,
mas sai ab lieis trob pro mais que lauzar:
mesur’e sen e autres bos mestiers,
beutat, joven, bos faitz e bels demors;
gen l’enseignet Cortesia e la duois
tant a de si totz faitz desplazens rotz
de lieis non cre res de ben si’a dire.


IV

Nuills jauzimens no.m fora breus ni cortz
de lieis cui prec q’o vuoilla devinar,
o ja per mi non o sabra estiers
si.l cors ses dich no.s presenta defors,
que jes Rozers, per aiga qe l’engrois,
non a tal briu c’al cor plus larga dotz
no.m fass’, estanc d’amor, qan la remire.


V

Jois e solatz d’autra.m par fals e bortz,
c’una de pretz ab lieis no.es por egar,
qe.l sieus solatz es dels autres sobriers.
Hai, si no l’ai, las, tan mal m’a comors!
Pero l’afans m’es deportz, ris e jois,
car en pensan sui de lieis lecs e glotz:
hai Dieus, si ja.n serai estieres gauzire!


VI

Anc mais, so.us pliu, no.m plac tant treps ni bortz,
ni res al cor tant de joi no.m poc dar
cum fetz aquel, don anc feinz lausengiers
non s’esbrugic, c’a mi sol so.s tresors.
Dic trop? Ieu non, sol lieis non si’enois:
bella, pero Dieu, lo parlar e la votz
vuoill perdr’enans que diga ren qe.us tire.


VII

E ma chanssos prec que no.us si’enois
car, si voletz grazir lo son e.ls motz.
pauc prez’Arnautz cui que plass’o que tire.




Poesías, de Arnaut Daniel (en las versiones de Ezra Pound y Martín de Riquer)
Posted on 31 diciembre, 2015 


Cuando Dante asciende al Purgatorio y se encuentra con los penitentes por lujuria, conversa con el poeta italiano Guido Guinicelli. Agradecido, Dante lo llena de halagos: le dice que es el padre de la poesía amorosa en lengua vulgar. Guinicelli lo corrige; le hace saber que antes de él, hubo otro poeta de lengua vulgar (“miglior fabbro del parlar materno”) que era superior a todos los poetas que escribieran en verso o en prosa. Guinicelli desaparece como un fuego, e inmediatamente en el Lete –río donde se encuentran los poetas purgando penitencia– Dante avista una sombra que le habla –y no se citará en toda la Commedia otro idioma—en un “correcto provenzal”. Se trata de la sombra del poeta provenzal Arnaut Daniel:

“Tam m’abellis vostre cortes deman,
que’ieu no me puesc ni voill a vos cobrire.

Ieu sui Arnaut, que plore e vau cantan;
consiros vei la passada folor,
e vei jausen la joi que’esper, denan.

Ara vos prec, per aquella valor
que vos guida al som de l’escalina,
¡sovenha vos a temps da ma dolor!”

Tanto me deleita su cortés pregunta,
que no puedo ni quiero de usted celarme.

Yo soy Arnaut, que llora y va cantando;
dolorido mi fugaz locura veo,
veo, gozoso, el gozo que espero, adelante.

Ahora le ruego, por aquel valor,
que lo guía a la cima de la escala,
¡acuérdese, a tiempo, mi dolor!

(Purgatorio XXVI 134-142)

Dante recorriendo el Lete

A diferencia de otros trovadores como Bertran de Born, poco se sabe de Arnaut Daniel. Se dice que nació en Perigord, en Provence, lo que sería hoy la actual Francia, aproximadamente en 1180 y se podría decir que fue un juglar profesional. El canon de su obra se compone de dieciocho poemas y se le considera el compositor excelso al fin’amor, una suerte de religión del amor, y sobre todo, por ser inventor de la sextina.

Los poemas de Arnaut Daniel comienzan casi siempre con un lugar y tiempo específico desde donde habla / canta el trovador; son espacios determinados por una estación: la naturaleza no solo manifiesta una época sino también el estado emocional del poeta. Así, los motivos amorosos de Daniel apelan siempre a la presencia inconmensurable de su Dama, quien puede ser con él generosa o cruel. La palabra del trovador, sus composiciones y cantos deben estar a la altura del elevado amor y sentimientos que esta le inspira, y se puede encontrar así hermosas metáforas de su presencia que pueden ser emanaciones de luz o presencias veladas pero nunca, una fuerza material y manifiesta. El mundo de Arnaut Daniel  es el universo de lo inconmensurable: la Dama y el amor frente a los límites humanos. Sus poesías están plenas de metáforas de lo aprehensible, como el Ródano en el poema “Sols sui qui sai”: “que jes Rozers, per aiga qe l’engrois, / non a tal briu c’al cor plus larga dotz / no·m fass’, estanc d’amor, qan la remire” (Y el Ródano, por más agua que lo engrose / no tiene tal brío para hacer mi corazón, copioso manantial / estanque de amor, cuando la contemplo).

El “yo” puede encontrarse presa del mal de amor, y a pesar de estas limitaciones que le son acaecidas, posee un saber y una técnica que lo eleva. El amor nutre su arte y el arte nutre su amor. Por ejemplo, en “Er vei vermeills, vertz, blaus, blancs, gruocs”, el poeta, por el estado del amor y gozo que le provee su Dama, puede ver mejor y puede cantar mejor. Estas metaforizaciones del amor, naturalmente, viene de toda una forma de sentir disidente del cristianismo, una “aristocracia del amor”, como lo llamaba Ezra Pound. Se puede explicar quizá como una cultura cortesana que resultó de las confluencias de varias formas de sentir y experimentar lo sagrado. En la literatura cortesana provenzal se aprecia el entramado de mitos paganos asociado a la naturaleza, el marianismo cristiano y ritos celtas.



Para Arnaut Daniel, la técnica poética está asociada a una verdad. En “Doutz braitz” dice: “e doncas ieu, qu’en la gensor entendi / dei far chanso sobre totz de tal obra / que no·i aia mot fals ni rim’estrampa” ( y debo yo, enamorado de la más gentil / hacer una canción mejor que todos / tal obra en la que no haya palabra falsa ni suelta rima”). La oscuridad de Daniel reside en el desarreglo sintáctico de sus versos y a la vez en un nuevo rigor rítmico al que los somete. Cito las dos primeras estrofas de uno de los poemas más famosos de Daniel, “Lancan son” que muestra el rigor del metro y de la rima. Las rimas son consonantes (giure-desliure) y cada estrofa posee ocho versos de ocho acentos:


I

Lancan son passat li giure       A
e no·i reman puoi ni comba     B
et le verdier la flors trembla     C
sus en l’entrecim on poma,     D
la flors e li chan e·il clar quil   E
ab la sazon doussa e coigna     F
m’emseignon c’ab Joi m’apoigna G
sai al temps de l’intran d’abril. H


II

Ben greu trob’om joi desliure     A
c’a tantas partz volv e tomba       B
fals’Amor que no s’asembla         C
la ion Leiautatz asoma:                  D
q’ieu non trob jes doas en mil     E
ses falsa paraulla loigna                F
e puois c’a travers non poigna    G
e non torne sa cartat vil.               H

Por la riqueza de sus metáforas amorosas y su dominio de técnica, Daniel era, como lo llamó Dante, il miglior fabbro (el mejor artesano). Poseyó un dominio del vernacular (Langue d’Oc) que ningún otro poeta hubo tenido hasta él, según el decir de Guido Guinicelli. Hizo del vernacular un idioma capaz de expresar lo elevado. Y le diseñó una propia forma métrica como la sextina. Se desprende de la poesía de Arnaut Daniel que el verso es medida de la emoción y del pensamiento. Porque el provenzal está compuesto en buena parte por sonidos monosílabos, el verso adquiere un ritmo tonal que define su identidad poética. Así, Arnaut Daniel  transforma la lengua oral en una lengua literaria, que aprehende las formas más elevadas del decir amoroso.



El Arnaut Daniel de Martín de Riquer




¿Cómo entonces trasladar esa oralidad propia del provenzal a otro idioma? La versión que ofrece Martín de Riquer[1] en Arnaut Daniel. Poesías (Acantilado, 2004) no es medida sino en prosa. Su estudio introductorio es completo y sigue un estilo de los mejores ensayistas: está desprovista de jerga académica. Comienza por lo más resaltante de la obra de Arnaut Daniel: su destreza formal para la composición de canciones y sextinas. Este aspecto abarca casi todo el comentario sobre Daniel, además del impacto del poeta en la literatura italiana, castellana y catalana. Pienso que esa es una suerte de disculpa: su énfasis en descifrar la maestría formal de Arnaut Daniel en provenzal da cuenta de la imposibilidad de reproducir esos insumos sonoros en el ropaje métrico del castellano. La reproducción del sentido del poema en una versión en prosa es acaso un gesto de honestidad. Sin embargo, a pesar de que se ofrece los poemas en provenzal y en castellano, es muy difícil seguir el sentido del poema con el acompañamiento en prosa. Como he mencionado, el verso es una unidad de tiempo, de pensamiento y de emoción. La prosa o el reacomodo sintáctico trastoca el sentido del verso porque es un enunciado de componente sonoro y semántico cuya disposición significa. Lo que nos queda son chispazos del poema, una versión incompleta. Queda ordenar la prosa en verso. Sin embargo, a pesar de mi entusiasmo por las versiones medidas, temo decir que el castellano no posee la versatilidad tonal del provenzal, y no tiende a la acentuación aguda sino grave, por lo que la traducción no poseería menos de endecasílabos (once sílabas). Es decir, se traicionaría la voluntad sintética de Arnaut Daniel.


El Arnaut Daniel de Ezra Pound



El trabajo de Ezra Pound es radical, como todo lo que hizo su genio. Las traducciones de Pound aparecieron en 1910, como fruto del trabajo académico en el que entonces concentraba todos sus empeños: su bachillerato y maestría en la Universidad de Pensilvania en lenguas romances medievales. El fruto de estas primeras reflexiones se pueden rastrear en The Spirit of Romance[2], publicado en 1910 y en que aparecieron sus primeras traducciones de Arnaut Daniel. Sus ensayos sobre Arnaut Daniel y los trovadores: “Il miglior fabbro” y “Psychology and Troubadours” muestran las preocupaciones del joven Pound: vincula los versos de poetas provenzales como Bertran de Born y Arnaut Daniel con la obra de Dante, que para él es resultado y la cumbre de esta tradición. Asimismo, está interesado en la fuerza espiritual (pharmakon) que alberga la imaginación de los trovadores, quienes para Pound pertenecen a una casta que ha heredado las virtudes o “pureza” de los griegos: son herederos de una intensidad que solo puede ser manifestada con oscuridad. De igual forma, otra de sus preocupaciones son los procedimientos de Arnaut Daniel para convertir la lengua oral en lengua literaria: un trabajo al que él mismo se dedicaría con la lengua inglesa; una obsesión que alcanza incluso hasta su última época, los Cantos, y cuyo influencia modeló la obra del primer Eliot.


Ezra Pound en la década de 1910


Las versiones de Pound son una creación en sí misma. Comprenden versiones rimadas y medidas que tratan de imitar el efecto de los poemas de Daniel, y sobre todo reproducen su oscuridad semántica y sintáctica. Pound apela a las rimas consonantes del inglés, y a pesar de que este tiene también una tonalidad acentual, no existe un claro empate entre el ritmo de ambas lenguas. El resultado de la traducción de Pound, sin embargo, es un buena muestra de su aprendizaje en la exploración del verso “hablado” o “cantado”: una cadencia que había caído en desuso hasta el romanticismo, pero que la vanguardia en lengua inglesa —no solo en verso sino también en prosa (Joyce, Woolf, Ford Madox Ford) exploró casi con obsesión. Enfatizo también la radicalidad de la versión de Pound porque busca reproducir la sonoridad, ritmo y hasta las rimas difíciles de Daniel en una versión inglesa (wax-tax; ox-pox), palabras que se asemejan a las terminaciones en provenzal (grecx-galecx), así como también conserva la dificultad de los versos de arte menor de las canciones.

La obra de Arnaut Daniel pudo haber significado para él la paradoja de la armonía de un ropaje métrico en una lengua que no poseía escritura ni precedente alguno de una norma del verso medido sino solo una coherencia “o gusto” a partir de la ejecución oral. A pesar de que la oralidad posee una transparencia, dentro del ropaje del metro o una medida armónica que le dota el poeta –y solo él— el lenguaje adquiere una oscuridad que puede descubrir lo desconocido. Esta oscuridad en lengua inglesa sin embargo, es una creación de Pound, es una lectura de Arnaut Daniel: por momentos la traducción parece ingresar a un desarreglo o la tiranía propia del metro inglés. La razón por la que resulta difícil su lectura y traducción se encuentra en que la identidad sonora y sintética del provenzal, aun la destreza de los traductores, se niega a ser trasladada en toda su complejidad material (sonora sobre todo) a otra lengua.Y esta sin duda es la razón por la que Dante lo invoca en la Commedia en provenzal, porque es acaso imposible pensar la poesía de Arnaut sin el ritmo de su época ya extinta, sin la cadencia de los hervores del fin’amor. [Miluska Benavides]

[1] El catalán Martín de Riquer (1914-2013) fue quizá el mayor difusor y estudioso de la obra de los trovadores en lengua catalana y castellana. El trabajo de Martín de Riquer en sí mismo sería motivo de estudio. Sus ediciones sobre la gran literatura del medioevo y temprana modernidad en lenguas romances han sido claves para la difusión y conservación de estos textos fuera de la Academia. Por gran literatura me refiero a las sagas medievales (Los cuentos del grial, La chanson de Rolland), las novelas de caballería (Tirant lo Blanc, Amadis de Gaula), y por supuesto su monumental trabajo sobre la poesía trovadoresca, Los trovadores. También ha hecho un estudio y traducción dedicados solo a Arnaut Daniel, Poesías (Acantilado, 2004), que he tenido la fortuna de leer.

[2] New York: New Directions, 2005.






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