miércoles, 11 de marzo de 2015

RAMÓN GARCÍA GONZÁLEZ [15.178]


Ramón García González

Fotógrafo y poeta nacido en Madrid.

El fotógrafo y poeta Ramón García González ha introducido más de 8.000 autores y 200.000 composiciones poéticas en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

El azar le llevó a convertirse en corrector de sonetos en una imprenta de Madrid. Tenía poco más de 15 años y ya había corregido a los grandes poetas del Siglo de Oro. Corrían los años 40 y Ramón García González no sabía que ese guiño del destino le conduciría medio siglo más tarde a convertirse en el autor del portal de sonetos de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante. "El soneto porque es mi pasión, me podía haber dado por la décima, pero empecé con esa forma poética porque todos me decían que era la perla de la poesía", asegura este madrileño de nacimiento pero que ha pasado por Palencia, Londres, Benidorm y Valencia, ciudad donde ahora reside.

En la BVMC comenzó a trabajar en 1997 y desde entonces ha introducido en esta biblioteca a más de 8.000 autores y más de 200.000 sonetos que ha ido recopilando y buscando en diferentes centros donde dedica su tiempo a investigar. Sobre todo desde que se jubiló como fotógrafo de la Facultad de Medicina de Valencia. En este tiempo ha registrado más de 1.300 sonetos de Lope de Vega, "cuando decían que tenía solo unos 300", asegura Ramón García. Igual ha ocurrido con Shakespeare, autor que le fascina. "He traducido sus sonetos y los metí en la Biblioteca Virtual, donde ya los han visto más de 80.000 personas".

A lo largo de su vida él mismo ha escrito más de 500 sonetos y ha tenido contacto con numerosos y destacados poetas de la época. "Siempre escribí poesía aunque trabajaba como fotógrafo del Teatro Calderón y del Teatro de la Zarzuela". Pero el punto de partida fue el homenaje que se realizó en el Teatro Lara a la mujer de José María Pemán cuando murió. "Me animaron a que leyera uno de mis versos y José María Pemán me agradeció el poema con lágrimas en los ojos; a partir de ahí empecé a escribir habitualmente, aunque nunca he querido tener contacto con las editoriales".

Al poeta valenciano Rafael Duyos, "mi maestro y mi guía en poesía", le conoció a través de un amigo común. "Le visité numerosas veces en su casa de San Antonio de Requena y dormí en la misma cama en la que un día lo hizo el torero Manolete, que fue gran amigo suyo".

En su vida también se cruzaron otros poetas, como Juan Gil-Albert. "Iba a enseñarle mis trabajos y a visitarle. Me decía: "Qué bien te ruedan los endecasílabos". Una vez hasta fui a recogerle un giro de la SGAE de 25.000 pesetas por todo un año. La verdad es que no le han tratado bien, aunque después fue compensado económicamente con más generosidad. Es como Miguel Hernández, un poeta fabuloso al que no se ha hecho justicia".

Rafael Alberti fue otro de sus conocidos, como demuestra una fotografía dedicada, y fue él mismo quien le recogió en el aeropuerto de Valencia cuando el poeta andaluz volvió del exilio. "Llegó con Nuria Espert y su marido, Armando Moreno, que era muy amigo mío".

También tuvo amistad personal o poética con González Ruano, Vicente Carrasco, Dámaso Alonso, José Albi y Gloria Fuertes, que le dedicó un poema: Para Ramón, por Dios tocado, que tiene el corazón ente naranja y limón vitaminado.
[Por CRISTINA MARTÍNEZ]       


Décimas
Ramón García González


Poeta

Siempre habrá un hombre sediento
a la orilla de una fuente
y un río de agua corriente
naciendo de un pensamiento.
Y habrá una brisa y un viento
que haga girar la veleta
y un soñador de alma inquieta
y un alma que está dormida.
Que es como pasa la vida,
que es lo que canta el poeta.  




Mujer

Decir, Mujer, es decir:
Manantial de la Belleza.
Natural Naturaleza
que nunca puede morir.
Decir, Mujer, es abrir
el labio al amor primero
y sentirse prisionero
en un verbo de pasión,
donde aprende el corazón
por primera vez: ¡Te quiero!



Mediterrania

Si alguna vez no sintiera
frente a mis ojos el mar.
Si no pudiera soñar
despierto por su ribera.
Si mi tumba no tuviera
tierra de su litoral...
dejaría el manantial
de mis ojos, siempre abierto,
para ser, después de muerto,
cenizas, pero de sal.



¿Quién puede saber del viento...?

¿Quién puede saber del viento
lo qué la veleta sabe,
ni quién poner como el ave
la gracia en un movimiento?
¿Quién pone más sentimiento
cantando qué un ruiseñor,
ni quién como un soñador
más verdad en sus quimeras?
Todo y más, si tu quisieras,
decirme una vez: ¡Amor!



Interior

Para mí, la Poesía,
es un jardín inventado
donde sembrar lo soñado
es el pan de cada día.
Pequeña filosofía
de mi manera de ser.
Pues más vale embellecer
lo que nunca se ha tenido,
que dejar en el olvido
el último amanecer.  



Soñador

Soñaba que compartía
contigo un sueño de amor
y que te llamaba flor
el arcángel de María.
Soñaba, ¿qué soñaría?,
entre cantos gregorianos
y estos sueños artesanos
de alcanzar lirios ajenos,
que al despertarme tus senos
aun perfumaban mis manos.  



A José María Pemán

Estaba José María,
el de «El Divino Impaciente»
con los ojos como ausente
frente al mar de su bahía.
En qué verso pensaría
y en qué nombre de mujer,
que rodaron sin querer
dos perlas por sus mejillas,
tristes como las semillas
del sol al atardecer.



Sonata a Rubén Darío

No existe un sueño de amor
sin un nombre de mujer,
ni existe un amanecer
que no despierte una flor.
Todo es posible, Señor,
para el que piensa y medita
que el poeta necesita
del amor para vivir,
como, Rubén, el decir:
Margarita... Margarita...



Generacional

No te dejaran vivir
como quieres, ni soñando.
Vivirás amortajando
tu verdadero sentir.
Y un día habrá de venir
en que al mirarte al espejo,
no encontrarás ni un reflejo
de tu primer ideal:
Perla sobre el lagrimal
de tu corazón ya viejo.



Oculta verdad

Hay una oculta verdad
en un ser recién nacido
y en ese débil latido
de un corazón sin edad.
Es cuando en la oscuridad
transforma su cuerpo en nido
y en el se queda dormido,
esperando ese momento,
en que le sale al encuentro
por primera vez Cupido.



Encuentro con la mar

No me asombré al ver tu verde,
ni tu azul, ni tu esmeralda,
ni la espuma de tu espalda
que enamorada se pierde.
No sentí, que yo recuerde,
tus atardeceres rojos,
ni recogí los despojos
de alguna desilusión.
Sólo dije: «Soy Ramón»
y te subiste a mis ojos.



Faro de Cullera

A Joaquín Rodrigo, dueño de esa luz

No sé si este Sol nacido
entre naranjas y mar,
llegará en su caminar
a ver nada parecido.
Ni si al ponerse ha perdido
la gracia y se desespera.
Sólo sé, que cuando muera,
si es que el Sol puede morir,
volverá para latir
sobre el Faro de Cullera.



A Roma

Llegar a Roma es abrir
la puerta de nuestra casa,
porque lo que dentro pasa
es tu forma de vivir.
Llegar a Roma es sentir
la raíz de nuestro idioma
en esa blanca paloma
que cruza el aire romano.
Llegar a Roma es hermano
saber que vienes de Roma.



Pereza poética

Yo sé que en esta pereza
de escribir se va mi vida
y que la Musa dormida
despierta con más belleza.
Así, es la naturaleza,
del poeta soñador.
Escribir sólo de amor,
porque de amor se alimenta,
su corazón cuando inventa
una mujer o una flor.  



Evocación

Recuerdo que era la mar
mi juguete preferido
y marinero el vestido
de las fiestas de guardar.
Recuerdo que en el hablar
mi padre me parecía,
el de más sabiduría
entre todos mis mayores.
Cuando era aprendiz de amores
que aún conservo todavía.



Pequeño amor

Nadie sabe que te quiero.
Nadie. Pero yo lo sé.
No me preguntes ¿por qué?
que por saberlo me muero.
que si mi sueño primero
fue tu gracia de mujer,
el último fue poner
tu nombre al amor que sueño.
Y aún me parece pequeño
mi amor para florecer.



¡Te quiero!

Nunca sé cuando respiro
si volveré a respirar,
ni si volveré a mirar
tu cara cuando te miro.
Ni si el mundo donde giro
como un viento marinero,
es azul, como el velero,
del último soñador.
Sólo sé que no hay amor
si no me dices ¡te quiero!



Pensamiento

Pienso que si he merecido
la suerte que Dios me ha dado,
será por haber amado
lo que Dios más ha querido.
Ese Dios siempre vestido
con cien nombres de mujer,
que vive en mí, sin querer,
por que un día fui semilla
de la forma más sencilla
de Dios dispuesto a nacer.



Condecoración

Siete veces le sacaron
del fondo de aquella mina,
siete más de la cantina
y siete le amortajaron.
Y cuando al final dejaron
excedente su contrato,
firmó con un garabato
que entregaba su linterna,
y se marchó a la taberna
donde le apodan «el Gato».



Villancico

Por los campos de Belén
iban recogiendo flores
las manos de los pastores
que eran cincuenta y no cien.
Y los lirios del Edén
que eran cien y no cincuenta,
por que saliera la cuenta
dieron a la bella aurora,
el nombre de la Pastora
que en el portal se aposenta.



Cenizas y pan

Sé que puedo ser ceniza
de una tierra que me ignora
y que el silencio devora
bajo la piedra caliza.
Pero también cicatriza
la muerte en lo corporal
y un corazón de cristal
puede un día ser la fuente,
que con su seno alimente
las semillas de un trigal.  




Anduriña

 ¡Cuántas veces he soñado
frente al mar de Rosalía,
que mi corazón tenía
otro mar ya destinado!
Y cuántas habré llorado
sobre aquel agua marina,
lo que nadie se imagina
llora un pobre soñador,
sin fortuna, sin amor,
sin cielo y sin golondrina.



Pelusa

¡Cómo canta tu alegría
por el cauce de mis venas,
cuando sin querer me llenas
el alma de fantasía!
Y cuantas veces al día
se te olvida que te quiero,
por culpa de ese lucero
que florece en tu cintura,
como la rosa más pura
del jardín que yo más quiero.



Distancias

 Una vez dijo un poeta
que el que acierta con un verso,
dispone en el Universo
la condición de un planeta.
Esa es la razón secreta
de toda la Poesía.
La que la belleza guía
por caminos de pasión,
dando labio al corazón
y espacio a la luz del día.




Labradores

Una gota del sudor
del labrador temporal,
convierte al trigo en rosal
y al rosal en pan de flor.
Pequeño mar de dolor,
salinera proletaria
que evaporada en la savia
del surco donde fallece,
en otra frente florece
¡aún más revolucionaria!



Sorolla blanco y velero

En ese blanco y velero
que pone cada mañana,
salinera mi ventana
de perfume marinero.
Quiero poner un letrero
con tu nombre de mujer.
Que al mar le gusta saber
todo el amor que perfuma
y a mí que cante la espuma
tu gracia al amanecer.  



Del agravio

No basta decir: «lo siento»
y dejar al ofendido
por la ofensa dolorido
y al que ofende tan contento.
Hay que ser de nacimiento
noble por obligación
y antes de pedir perdón,
meditar sobre el agravio,
dejando que diga el labio
lo que siente el corazón.



Halcones y palomas

No por sentir su latir
Sé que tengo corazón.
Ni sé que tengo razón
Por el ansia de vivir.
Mi destino es compartir
con cada ser su ilusión,
dando letra a una canción
como punto de partida,
hacia otra forma de vida
sin paloma y sin halcón.



Inspiración

Surge de pronto el tema.
Algo que nunca sucede,
pero tan real que puede
ser un pequeño poema.
El poeta es un dilema
ciego por naturaleza,
por que inventa la tristeza
del que nunca ve la rosa,
que establece silenciosa
un espacio de belleza.



Mi paraíso

Mi Blanca me da la rosa
de su nombre como albura.
Mi Ramón ciencia que cura
con su mano generosa.
Mi Javier su contagiosa
ternura como modelo.
Mi primer nieto, Consuelo.
Mi Toni, más todavía.
Y a veces la Poesía
la música de este cielo.



Décima

No puede hacerme olvidar
la distancia que te quiero,
ni puede el dios más severo
que te deje de soñar.
Tú vives para llenar
mi corazón de quimeras
y el día que no me quieras,
por algún procedimiento,
habrá llegado el momento
de las oscuras riberas.




Extraños

Yo soy quien le dijo al mar
que era un cielo tan pequeño,
como una gota de sueño
derramada al suspirar.
Después... dejé de soñar...
Porque la mar no sabía
quien era Ramón García,
ni yo, aquel desconocido
que dice haber convivido
con mi gran melancolía.  




Dios te lleve y Dios te guíe

¿Qué piensan del Dios de todo,
los que tanto necesitan,
si les dan dos y les quitan
siempre el doble de algún modo?
No hay en el mundo acomodo
para el pobre y su tristeza,
ni le vale su pureza
como simple mercancía,
Dios le lleva, y Dios le guía
y esa es su naturaleza.



Ella

ArribaAbajo    Ella sabe lo que siento
en mi corazón por ella
y que mi rima es más bella
con ella en mi pensamiento.
Ella no es cielo, ni es viento,
ni luz divina ni sombra
ni pétalo que me alfombra
mi verso cuando reposa.
Es, simplemente, la rosa,
que dulcemente me nombra.



Valencia

Un corazón de corales
necesita mi cantar,
cuando veo desde el mar
Valencia entre naranjales.
Cuando nace en los cristales
de sus ventanas el día
y en una playa vacía,
me parece adivinar,
que otra vez vuelve a inventar,
Sorolla la luz del día.




Sonrisa de mujer

La sonrisa es una flor
del jardín de la mujer,
que da sin comprometer
el perfume de su amor.
Y por lograr el favor
de una mujer cuando mira,
el hombre arranca a su lira
palabras tan luminosas,
que alfombra el suelo de rosas
donde la mujer suspira.




¡Te quiero!

En la vida hay un momento
que hablan los ojos tan claro,
que el labio siente reparo
de expresar el pensamiento.
Es cuando el amor contento
se derrama placentero
y se oscurece el lucero
con la luz del primer beso
y el aire se lleva impreso
eternamente: ¡te quiero!




Luna y sol

No existe razón alguna
para pensar que mañana,
no se deje en mi ventana
su beso de amor la Luna.
Ni que el Sol mece la cuna
dorada de mi ilusión.
Ni que nace una canción
cada nueva primavera,
que canta por vez primera
un niño en mi corazón.



¡Como el viento!

Un hombre sin libertad
nunca dice lo que piensa
y el silencio es la defensa
que oculta su voluntad.
Vive en la cautividad
de su propio pensamiento
y hay en su labio sediento
de un ser revolucionario,
un soñador solitario,
siempre libre, como el viento.



A un sabio

Viendo un sabio que su invento
era pasto del olvido,
se quejó de haber vivido
para tan precario intento.
«Palabras que lleva el viento»
dijo para sí: «Quién sabe,
si nunca el genio es la llave
que despierta admiración,
sino como al buen ladrón
dejar la respuesta en clave».




Oscuras riberas

No puede hacerme olvidar
la distancia que te quiero,
ni puede el dios más severo
que te deje de soñar.
Tú vives para llenar
mi corazón de quimeras
y el día que no me quieras,
por algún procedimiento,
habrá llegado el momento
de las oscuras riberas.




Adán

Y le pareció al Señor
lo creado tan hermoso,
que hasta se sintió dichoso,
de ser de todo el autor.
Después, el Sumo Hacedor,
tomó en sus manos la arcilla
y con su misma semilla
hizo un ser tan parecido,
que Dios quedó sorprendido
de su propia maravilla.




Generosidad

Para mí es fundamental
sobre la tierra que vivo,
la amistad como cultivo
y el amor como ideal.
¡Ese es mi eterno rosal!
Una herencia colectiva
donde el hombre siempre viva
con el noble pensamiento,
de derramar su talento
sin saber quien lo reciba.




Del din y del don

Tener es tan importante
que el que tiene din y don
tiene obispo y bendición
y amor por acompañante.
No tener. Ser mendigante,
estar desnudo, con tiña,
ser un ave de rapiña
enfermo de gratitud,
que por no tener salud,
sencillamente, la diña.



Cuentecito

Noche de Luna. Pasea,
por la orilla de la mar
el alma de un calamar
que juega con la marea.
Un olor grato de brea
sube por el litoral,
cuando el alba natural
anuncia que llega el día
y acaba la fantasía
de mi cuento decimal.



Tristeza

A qué triste amanecer
se despierta mi pereza,
que dentro de mi bosteza
mi Dios y mi Lucifer.
«Nada merece nacer».
Me digo al ver cada día.
La misma monotonía
en tu casa y en la ajena;
como si el gozo y la pena
fueran la sabiduría.  



Dudas

A qué forma y a qué modo
me arrastra este sin vivir,
que apenas puedo decir
en qué lugar me acomodo.
«Mañana lo dejo todo».
Me dice mi subconsciente.
Y yo sabiendo que miente
le doy siempre la razón,
cuando tengo el corazón,
partido... literalmente.



Incomprensión

Cuando nada importa nada
y todo es indiferente
a la luz de nuestra mente,
como el agua derramada.
Hay una puerta cerrada
con un cerrojo tan fuerte,
que no puede ni la suerte
abrir esta sinrazón,
que condena al corazón
a la más oscura muerte.



Aquel poema...

Aquel poema de amor
que te escribí en un pañuelo
y que tú con tanto celo
guardabas como una flor,
sin saber quien fue el autor
ni lo que por ti sentía.
Pensé que era poesía
pensando el dulce destino
de este verso peregrino
que por verte se moría.



Virtudes de la raza

Donde hay virtud hay belleza
que altera el mirar ajeno.
Damos lo malo por bueno
si nos saca de pobreza.
Y en toda Naturaleza
siempre existe una energía,
que unos llaman alegría
y otros sol de la desgana.
¡Virtud de la raza humana!
Donde hay pienso, hay compañía.  




De la mar y del soñar

Frente al mar que tanto quiero
porque dicen que es mujer,
siento mi verso nacer
en mi sueño marinero.
Y en el ritmo del velero
que el viento mece en la mar,
tu forma de caminar
por la arena de la playa,
donde mi amor se desmaya
para volverte a soñar.




Décima para la primera 
comunión de mis nietos

Siguiendo la tradición
de mis queridos abuelos,
pongo a Jesús y a sus cielos
dentro de mi corazón.
Y si vale mi intención
el lirio de mi pureza,
Tú, que eres naturaleza
en todo lo que hay amor;
no permitas que esta flor
pierda nunca su belleza.




Stabat mater

A ti, Madre Dolorosa,
por sufrir en el Calvario,
ver poner en un sudario
a tu sangre más preciosa.
A t. Madre de la Rosa,
del Pastor y del Cordero,
de la Estrella y el Lucero
que llevo en mi corazón,
te doy con mi devoción
señal de lo que te quiero.




Razón o sinrazón

Tengo el gusto bien cumplido
y la pena bien colmada;
tanto, que no encuentro, nada
que me haya pertenecido.
Todo se me ha consentido,
con razón o sin razón
y no sé si el corazón
que es el reloj de mi vida
me anuncia ya la partida
con su silente aldabón.




Primera mano

No por mucho madrugar
amanece más temprano,
dijo un niño con la mano
puesta en sitio de guardar.
Pues si el tiempo ha de pasar
para hacer manar la fuente;
no debe ser tan urgente
para quien pronto dispone
y sin querer descompone
la primer mano inocente.



A mi nieta Celia

Antes de que tú nacieras
yo aprendí a quererte, Abril,
y no el de las aguas mil
ni el de las mil torrenteras...
Antes de que tú me vieras
y fueras mi confitura,
pétalo de mi escritura
en el lirio de mi beso,
yo dejé en tu cuerpo impreso
la estela de tu dulzura.




Cosas del Cid

I

Pidió el Cid alojamiento
para su cansada tropa;
y un simple plato de sopa
como único alimento.
El posadero, contento,
dice al ilustre soldado:
Servir, es ser confiado.
Y el Cid, pone sin un pero,
su anillo de caballero,
para pagar al contado.  


II

Treinta noche con sus días
se pasó el pobre Rodrigo;
sin conocer enemigo
ni mujer con picardías.
Soñando en estas porfías
llega una niña agarena,
que al verla quita la pena
a nuestro Cid Campeador.
¿Cómo te llamas, amor?
Jimena, señor, Jimena...



Sobre el amor

Tantos racimos de pena
da la viña del Señor,
que goza con el dolor
la sangre de nuestra vena.
El alma es una azucena,
tan pura y tan inconsciente,
que aun viviendo en nuestra mente
no reconoce temores,
por eso nuestros amores
se consumen ciegamente.



Dudas

Arriesgo en la oscuridad
de la ignorancia supina,
a ver quién se determina
sobre la felicidad.
Babea la claridad
incipientemente muda
sobre la verdad desnuda
de legal comportamiento,
que hace corrosivo al viento
y más perenne mi duda.



Mis lirios

No hay un ángel que en su celo
cuando se acerca al Señor,
pueda darle más amor
que mi pureza a tu cielo.
Perdona si te desvelo...
con mi canto enamorado,
que con estar a tu lado
tengo paz y tengo gloria
y a veces en la memoria
algún lirio de tu agrado.



Bautismo

Este tranquilo lugar
del silencio morador,
fue coto de un gran señor
imposible de nombrar.
Tan dulce era su cantar
y generoso su espejo,
que quiso al llegar a viejo
darle un nombre natural.
Diciendo al ver un peral:
Llámese, pues, PERALEJO.




A las cenizas de Armando Moreno

Esposo de la actriz Nuria Espert, y amigo personal de este poeta

Estaba la dulce esposa
sobre la mar derramando,
las cenizas de su Armando
como pétalos de rosa.
Y era la mar tan dichosa
al recibir tanta gloria,
que en una dedicatoria
al amigo y al maestro,
el mar rezó un padrenuestro
recordando su memoria.



Felicitación a mi nieta Celia García Coronado

Al cumplir los 11 años el día 22 de abril de 1999

Tan lista y desconfiada
me ha resultado mi nieta,
que ella misma se receta
como debe ser amada.
Nada le importa si, nada,
en la cresta de la ola.
-Ella dice «guay» y «mola»-
y por ser protagonista
su día en «El Cabinista»
se felicita ella sola.



Sobre las ilusiones

Sueña el hombre con llegar
donde justicia reciba
de una forma colectiva
sin tenerla que pagar.
Y lo más que ha de alcanzar
luchando codo con codo,
es buscar un acomodo
donde se avisa a la entrada:
«Aquí, no se manda nada;
aquí, se obedece en todo...».



Sobre el amor

Yo quise jugar a un juego
que no se debe jugar;
porque mata sin matar
y ciega sin dejar ciego.
Es una llama sin fuego
y es un aroma sin flor,
dando en el mismo dolor
tal tristeza y alegría;
que a la razón desafía
sólo con su nombre: AMOR.



Andaba por aquel tiempo...

Andaba por aquel tiempo,
Adán, por el Paraíso,
cuando vio que de improviso
el Señor se le acercaba.
Adán que se mosqueaba
con las cosas del Señor,
dijo al sentir un dolor
en una de sus costillas:
«Ya empiezan las pesadillas,
y aún no ha empezado el Amor...».



Tratando de adivinar...

Tratando de adivinar
lo que nunca estuvo escrito;
como no pongo ni quito
llevo cartas de ganar.
Lo mío es siempre esperar
que el tiempo medre lo ajeno,
para recibir lo bueno
sin tener que darle cuentas,
ni al que vive de las rentas
ni al que al pago pone freno.



Décima ecológica para mi nieto Mario

Estaba enferma la mar,
de algo que sólo se cura,
no poniendo de basura
sus playas a reventar.
Y mil bosques por quemar,
y la montaña violada,
y el agua siempre manchada,
y el que lo puede impedir
que sólo sabe decir:
«Aquí nunca pasa nada».



De poeta a poeta

Hoy me inunda la alegría
y se goza el corazón,
porque mi nieto Ramón
se inicia en la Poesía.
La que te pertenecía
como herencia del autor,
la que canta el ruiseñor,
al día, en su verde rama:
mientras tu voz se derrama
en un Soneto de Amor.



Mi musa y mi rosa

Cómo puedo pretender
una eterna luna llena,
en la noche más serena
del más bello amanecer.
Y cómo puedo saber
si en esta melancolía,
está mi sabiduría
cuando mi Musa y mi Rosa
que es siempre la misma cosa
no entienden mi Poesía.  

   Cómo puedo disfrutar
de un espacio de belleza,
si cuando mi gozo empieza
me tengo que despertar.
Y cómo puedo soñar
en medio de una bonanza,
con lo que a veces se alcanza
cuando mi Musa y mi Rosa
que es siempre la misma cosa
me niegan esta esperanza.

    Cómo ser faro y señal
de una sangre y una raza,
sin ponerle una mordaza
a mi labio de cristal.
Y cómo esta musical
cadencia de mi ternura
puede ser bálsamo y cura,
cuando mi Musa y mi Rosa
que es siempre la misma cosa
son motivo de censura.




FIN DE LAS Décimas DE RAMÓN GARCÍA GONZÁLEZ


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