Édgar Amador
(Coahuila, México 1967)
MANUAL DE LA FANTÁSTICA ZOOLOGÍA
“Este saurio destro e paciente
Que o sol transforma em diamante”
Lêdo Ivo, “A Lagartixa”
Prólogo
Los días y las noches de mi hijo están poblados por una fauna terrible. Sangrientos carnosaurios, vastos saurópodos, perfectos asesinos de los mares viven en sus libros, en su recámara, y en su vida diaria. El es contemporáneo del Jurásico, y vive entre arteros carnívoros y herbívoros invencibles.
Borges escribió un “Manual de Zoología Fantástica”, un bestiario de seres imaginarios de cualidades implausibles. El bestiario de mi hijo es aún más fantástico, porque es real.
No hay nada ficticio en la milagrosa velocidad del Basiliscos y en su divina levedad, que le permiten, como a un Cristo reptilizado, caminar sobre las aguas al escapar de sus depredadores. No es imaginario el aborto espontáneo de las leonas, y su deliberado celo, en cuanto un nuevo león dominante desplaza al antiguo macho, y comienza a matar a las crías ya nacidas que albergan el gene de su derrotado rival.
La diversidad del mundo explota en la zoología, y su realidad es la que la hace temible y fantástica. Es lo otro, lo que el Homo no somos: tiburones con cabeza de martillo, peces serrados, serpientes ciegas, tres mamíferos venenosos, pájaros asesinos, y la imperdonable Orca.
Pasión de mi niñez, la niñez de mi hijo me regresa a aquel mundo en donde los atributos de las bestias me pertenecen, y aúllo, y rujo, y me elevo.
Este bestiario está definido por las preferencias de mi hijo. Seducido por las bestias poderosas, son escasos aquí los mansos herbívoros, que se defienden con velocidad, con su tamaño o por su número.
Las bestias saben, decía Becket, atestiguando lo que a su vez, Esopo supo. Pero este bestiario no busca enseñar, ni con gentil cultura, ni fabulando. No están aquí las bestias que nos enseñan, ni como en Ovidio, busco burlarme en las bestias, de los enemigos y rivales. Las bestias de este bestiario, bestias son. No aspiro a la moraleja, sino a escribir para mi hijo las cualidades que lo maravillan de esta fantástica diversidad que merma.
Apogeo del Tiranosaurio
Metáfora de sí mismo, el Tiranosaurio
es una cabeza enorme, un atroz colmillo
un fósil de miedo petrificado
que reposa su hocico
sobre la víctima despedazada (que aún respira)
y sonríe
Trazos del Dragón
Escorpión alado, bellísimo
más perfecto que cualquier hijo de Dios
pues como Dios
fue creado por la imaginación
y el miedo de los hombres
Canción de amor de la Anaconda
Lenta muerte que repta, la anaconda
látigo de escamas, larga costilla
Más grande es su boca que su herida
más grande es su boca que el espanto
A tientas mata, sofoca muda
despedaza, tritura, quiebra, rompe
Es un largo maxilar, infinita quijada
que se corroe a si misma y se devora
cuando el mundo ya no le basta
Orsinus Orca
Asesina de ballenas
No ballena asesina
En el tránsito del español al inglés
en la adjetivación inversa
se perdió su origen delfínido
pero no sus atributos ni su fama
Nadie es para matar tan preciso
Nadie mata así, entre la necesidad y el arte
No mata para sobrevivir
Vive sobrematando
atunes, delfines
bestias más temibles que ella misma:
tiburones en hinojos, vastas ballenas
Nos hemos repartido el mundo y los infiernos:
en la tierra depredamos nosotros
de los mares se encarga la Orca.
Oración de la Mantis
Que mi amado me dé placer
y me dé alimento
Que en el alto instante del goce
él pierda la cabeza por mí
entre mis dientes
Que mi amado conozca
la mejor hora de su vida
entre mis ancas y sucumba
como una fugaz estrella verde
mientras fecunda mi vientre
y lo alimenta.
Coplas del Braquiosaurio
Los colmillos no te tocan, las garras
no alcanzan a mancillar tu vana altura
Tu peso es tu defensa, tu masa la mejor arma
A partir de cierto tamaño eres inmune
vasto como un cerro, una colina que pace
territorio andante que albergas
pterosaurios menores, dinosaurios ladinos
continentes de plagas e insectos:
son ellos, los que no ves, pero te calan
los que horadan tu vasto edificio
que carcomen cada milímetro de tus largas columnas
de huesos y cartílagos
con sus mínimas fauces, con sus invisibles colmillos
los que te derrumbarán hasta tu muerte
Fulgor de la Salamandra
Llama reptante, llama del agua
lama se arrastra, incandesce, trepa
Quema la llama, arde con su lengua de fuego
Ardiente salamandra del sueño
que nace en la hoguera mítica
del incendio del agua
Pequeña como una mano, resbala
del panteón de los dioses a este jardín
en donde todo gira y ella está fija
en el centro del mundo.
Guepardo detenido
A la caza del instante, el guepardo
le da alcance, le sojuzga
le hinca en el cuello
los colmillos que le abren la carne
le rasgan los nervios y el tejido
y brota a borbotones
la eternidad herida
Elegía del Cocodrilo
Relámpago verde del jurásico
anfibio del tiempo
el hocico está en el fango
su cuerpo en el agua
La mandíbula se cierra sobre el tiempo
y lo despedaza;
El cocodrilo repta en el espacio
pero el tiempo no lo toca
y a su orilla abrevan las edades
que pasan de largo
Toro
Bestia nacida para morir
para ser herida marcada
En su ingle, en su escroto
está la costra que señala
el día y la hora de su muerte
el nombre del fierro
que atravesará su corazón
partiéndolo
en mil átomos de infamia
Tiburón a la vista
Matar sólo lo necesario
es defecto de verdugos menores:
El gusto por la sangre
por la dulce adrenalina de la víctima
es alto privilegio
delicada prerrogativa
del tiburón y su corte:
los colmillos no muerden, desgarran
el hocico no se cierra, tritura
el olfato no huele, lacera,
la aleta no surca, inmoviliza
detiene, prepara a la presa
para el ataque que en unos instantes
justificará su existencia
Apología del Cachalote
Madre del mundo, el impecable cachalote
es el principio de la creación
el primer día de la furia
Joya redonda de la obsesión y de la rabia
la cabeza es más grande que su cuerpo
y el hocico le corre más allá de la cadera
En sus sueños devora barcos enteros
puertos insomnes, interminables moluscos
y en sus pesadillas trata de escapar
de la trampa perfecta de la literatura
Daguerrotipo del Smilodonte
(Tigre dientes de sable)
Tu pura imagen mata
león superior, bestia perfecta
Las garras te brotan del hocico:
doble es la herida de tu daga
Basta tu olor, tu rugido
para romper las vértebras
astillar el hueso azul
hacer que los hielos se retiren
más allá del norte
y de tu esqueleto
Letanía del Calamar Gigante
Oscuro príncipe de lo oscuro
Tiniebla con tentáculos
Eres el maligno, puntiagudo Belcebú
Trinche animado del infierno
desconocido y profundo
en donde no basta robar, mentir, ni matar
para ser condenado
No hay pecado por grande que sea que merezca
el triple mar que tienes encima
y del que sólo te liberan
huracanes submarinos
o el beso criminal del cachalote
Mitología de la Hormiga
Antes que existieran
felinos y plantígrados
mamíferos ungulados, reptiles anfibios
Antes que hubiera
ranas azules, delfines perfectos
ya eran las hormigas rojas,
y la hormiga Rufa, y la hormiga leona
Este mundo es un invento de la hormiga
es su constante creación, su inacabado nido
A un núcleo de fuego líquido le sobrepuso
capa tras capa de hierro, de níquel
de estruendoso molibdeno
Y luego tierra, hojas y cáscaras
y encima membrillos, sótanos y cartas
Somos, nosotros también
figuras creadas por la hormiga
quien es más fuerte y más paciente
y sabe
cuándo esconderse y cuándo
reclamar desde el anonimato su cuota de infamia
Estética de la Ballena Azul
¿Cuánto tiempo lleva
construir una ballena azul?
Cada centímetro implica la evolución olvidada
desde el día en que un mamífero
cercano a las vacas y a los antílopes
se sumergió en el agua para ya no regresar
Cada palmo de ese enorme continente que flota
es un milagro, es una obra maestra
de la evolución y del azar
Por eso para destruirla se requiere toda la historia universal
de la estupidez y de la infamia
toda la cadena de imbéciles que han existido
sobre este planeta y los que existirán
concentrados en el mango, en el cuerpo y en la punta
de ese arpón que entra y explota
que parte el corazón a ese Dios que nada
y cuya más acabada leyenda no pasa de ser
una pobre anécdota de su completa belleza
Tragedia de los Ungulados
El éxito tiene un alto precio
así como la perfección y la belleza
Mira la altísima perfección del Ciervo Rojo
perfecto en su florida asta y en su nombre hasta
El óleo abstracto del Okapí y la Jirafa
El barroquismo del Kudú
El Onix neoclásico
Pero mira cómo los cercan, cómo conjuran
contra ellos las manadas de envidiosos
Los miserables leopardos que no soportan
ser sobrepasados en rapidez y en estética
O saben acaso que la mejor forma de poseer la belleza es destruirla
con la crítica sangrante de su hocico serrado
Cartografía del Quetzalcoatlus
Mas grande que la imaginación
y más alto:
En tu fósil se adivina un dragón ya posible
en tu nombre se asoman penachos y plumas
Dios no da alas a los alacranes, dicen
pues entonces fue el maligno el que lo hizo
matar y volar al tiempo
Los asesinos no huyen por el aire, debe de existir
un equilibrio entre el depredador y la presa
¿Pero qué equilibrio, qué balance
existe entre sus garras aladas y la atroz presa
el mínimo reptil que confirma
que el depredar alcanza a veces
la estatura del arte?
Deconstrucción del Dragón de Komodo
En la zoología no siempre
la forma es el fondo
No se adivina en el fuego azul del tigre
su crueldad y su tajo
La cabeza del ñu, la piel de la zarigüella
prometen furia y castigo que no les corresponden
Pero el veneno con que muerdes es tu propio hocico
tu jeta es letal por ser tu jeta
el horror de tu perfil y de tu frente
es ponzoña misma, es un abierto cartílago
Tu peste es mortal, tus orines hieren
abre sangrientos socavones tu progenie
en la carne de tu presa
El mundo no te toleraba, lo hubieses destruido entero
por eso quedaste insulado en esa mínima Komodo
isla en medio del último océano a la que hay que proveer
con carroña, con sangre fresca, con puntuales doncellas
para que te quedes en paz, y no salgas nunca
Ascensión del Basiliscos
Dios es un mínimo lagarto verde
un humilde Basiliscos
Lagarto descalzo y andrajoso
que quitas los pecados del mundo
Lagarto que camina sobre las aguas
para huir de halcones y lechuzas
de depredadores hieráticos y precisos
como Cristo lo hizo para huir
de la mezquindad furiosa de los hombres
Seguir su credo, el del Basiliscos
es nuestra única salvación
Salvándolo a él nos salvaremos
crucificándolo en selvas quemadas, en lagos agrestes
será nuestro fin
Cristo verde y malhecho
su sacrificio está vez, será nuestra catástrofe
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