Rodolfo Novelo Ovando
Poeta oriundo de Chetumal, México. Nacido en 1976 se inicia en la poesía asistiendo al taller literaria de Javier España en el año de 1993.
Fue director de la Revista Literaria Abisal del I.Q.C. Ha publicado “Alegoría de un instante” Coedición de la Universidad Autónoma del Estado de México y la editorial La Tinta del Alcatraz en abril del 2001. En junio de 2003 el Fondo Editorial del Instituto Quintanarroense de la Cultura Publicó el libro “Tras el exilio de mis alas”. El libro “En alguna parte de esta Soledad” también fue publicado por el Fondo Editorial del Instituto Quintanarroense de la Cultura en mayo de 2005. El libro “Callar desde el silencio” publicado en 2009 por Vinculación Cultural del Conaculta y la Secretaría de Cultura de Quintana Roo, Dicho material fue ganador de la convocatoria de Publicaciones Juan Domingo Arguelles 2007, convocado por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Quintana Roo, el cual fue auspiciado por el mismo Fondo con el estímulo Jóvenes Creadores 2001-2002. También fue Becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Quintana Roo en la categoría jóvenes creadores, en el período 2005-2006. En 2005 y 2006 se desempeñó como subdirector de bibliotecas del municipio de Solidaridad. Actualmente es Jefe de Departamento de Fomento a la Lectura de la Secretaría de Cultura de Quintana Roo.
Legados de nostalgia
Derramarse en esquirlas que gimen la dolencia
adentro del instante cicatrizado en piel
subyuga cada sangre con tu equívoco celo.
Torturante en ofrendas por olvidar el limen
arrastra a tu inocencia con legados de sal.
Demencia de otro rostro te convoca al gemido
sin voluntad obscena sobre espejos de mar
a claudicar memorias para gritar la calma.
El abandono cumple nostalgia del instinto,
aguarda lo invisible dentro de todo espasmo.
Y cuando el naufragar repita amaneceres
la respuesta en tu cuerpo quemará su memoria
en rituales sin duelo y espiral tan oculta.
Callar desde el silencio
Ante el callar antiguo de la vela
se diluye el temor nómada, muere,
en perpetua voracidad que no arde
sin vestigio del antes de tus muslos.
No existe otro callar desde el silencio
sólo esta voz roída en la tortura
que me devora siempre, cuando busco
derramar los fragmentos del conmigo.
Antifaz
En dos reflejos guardo mi silente
paisaje, trágico de antiguos rostros
que una noche tajaron mi sonrisa
de frase adoquinada en el azar.
Prófugo de todo yo, caigo en bocas
donde no pasa nada, me desnudo,
me duelo, me transformo insoportable
para no viciarme antifaz herido.
Hablo conmigo descubriendo seres
de inquisidora juventud incierta.
En mi cráneo la burla es el destiempo
que se torna terrible, sin palabras.
Antigua castidad
Te asumo entre mi mar que se condena
al espacio de su ola tan ajena,
se abre para entregarme aquel dolor
de no encontrarse en tu árido calor.
Vislumbro aquel recuerdo que encadena
mi antigua castidad con toda arena
y evito a contra viento tu sabor
que me conduce en furia al desamor.
Se destruye mi sangre cuando finge:
doliente inmadurez aborrecida
por cada tregua absurda de la esfinge.
Interrogante el agua es poseída
en ritos de carnalidad que astringe
la tormenta que ríe en tu caída.
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