Uriel Alexis Galaz Chinolla
(Nvo. Casas Grandes, ChihUAHUA, México 1992) Estudia el octavo semestre de la Lic. en Letras Españolas en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Ha participado en el Taller de poesía “Alí Chumacero” de Enrique Servín. En 2014 fue becario de poesía en el sexto curso de creación literaria para jóvenes de la Fundación para las Letras Mexicanas en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Actualmente es miembro del comité organizador del Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes Jesús Gardea.
La ruina
“Su muerte nos ha separado para siempre
y la mía no nos unirá nunca”
Simone de Beauvoir
Hay una materia oscura que aún no escucho.
Hay cosas que nunca aprendimos a leer en voz alta.
Algo se posa sobre mi cadáver, eres tú.
Recuerdo aún lo que dijiste en silencio,
abrazados. ¡Pero ya no importa!
Cuando cierras la puerta, las voces no salen.
Nadie se acerca a confortarte,
sigues aferrada a una rosa.
¿Hubieras preferido una corona de flores?
Hay sermones que no merecen ser dichos.
¿Por qué nadie te consuela?
No has dejado de llorar.
Los funerales, siempre son más concurridos por
las lágrimas que por amigos y amantes,
quiero pensar que nadie va a ellos
solo para ver como sufrimos la ausencia.
El olvido es un dolor que gira sobre su propio eje
Cierro mis ojos, y veo hacia dentro de mí,
quiero encontrarme en el vacio con un recuerdo,
acercarme a él y decirle que ya no tiene
que buscar otro pecho donde refugiarse.
Una vez deje de recordar.
Yo también tenía accidentes,
dormía sin saber porqué.
Mi tía tiene un rosario en las manos,
detiene mi cabeza y llora,
un hombre borda algo con mi nuca.
Algo se ha tejido a espaldas de mi mente.
Algo anida en las cicatrices que
mi cuerpo no quiere recordar.
Un día alguien casi muere.
Otoño
Mis piernas tiemblan,
la puerta no se mueve.
Cruje, entre las botas,
una hoja de maple.
Visitarla fue un escándalo.
Puse las manos
sobre la tumba de mi madre.
Olvide decirle adiós
Reloj
No hay tiempo,
todo se desvanece de las manos.
Cuando nací,
las horas se medían en el palpitar del alba.
Ahora necesito mapas para recorrer los instantes.
No habrá otras manos que me levanten de la cuna.
Los brazos siguen girando
y ahorcan la vida que me queda.
Haikus Endémicos I
Resplandece el sol,
En la corona del rey
entre las ramas
*
Luz amarilla
Sobrevuela tu oído
Es un canario
*
En paz, de noche,
el buitre es bello,
cuando duerme
*
La algarabía
invade una playa
y sus tortugas
*
Pétalos rojos,
abrasan las lágrimas
del amanecer
.
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