jueves, 30 de abril de 2015

MIGUEL IBÁÑEZ DE LA CUESTA [15.827]


Miguel Ibáñez de la Cuesta

(Puente Viesgo, Cantabria  1960), poeta, profesor de lengua y literatura, escritor y articulista de EL DIARIO MONTAÑÉS, combina la poesía con el microrrelato. 

Es autor de 'Doce canciones para pasar el tiempo', Premio José Hierro, Ayuntamiento de Santander, 1994; 'Historias de dos ciudades', Devenir, Madrid, 2004; 'Paisaje fluvial', Ayuntamiento de Santa María de Cayón, 2005; de 'El lobo veloz', Ayuntamiento de Santa María de Cayón, 2006 y 'Fábulas y parábolas', La grúa de piedra, 2012. 

El poemario 'Mañanas de luz para cristales rotos' ha ganado el Premio Alegría, 2014.



0 = 0

El hombre que fue a la guerra piensa que a todo lo que
ya ha visto habría que añadir ese agujero que está donde
hubo un árbol con ramas, frutos, pájaros y nubes que
asomaban entre las ramas y ahora no hay más que un
hoyo de tierra revuelta y raíces arrancadas y piensa que
a todo lo que ya ha visto habría que restarle en realidad
lo que ya no se ve, lo que estuvo y no está, lo que fue y
no es, y de esa operación matemática saldría un cero que
no sería propiamente un 0 sino una boca abierta, un
vórtice que gira sin parar, algo que va a devorarle.






UNA CONVERSACIÓN

-Buenos días -dijo el cuervo.
-Buenos días -respondió el soldado.
-Has dormido mucho -observó el cuervo.
-He dormido mucho -asintió el soldado.
-¡Mentira, mentira! -gritó de pronto el cuervo mientras se echaba a volar
alrededor del soldado.
Después se puso a declamar con una voz burlona y estridente: “¡No dormirás
más! ¡Macbeth ha asesinado el sueño!”.
“¡...asesinado el sueño!” repitió el eco entre las colinas calcinadas.
-¿Por qué entiendo lo que dices? -preguntó el soldado-. ¿Estoy muerto?
-Mira a tu alrededor. Todo lo que ves está muerto. ¿Importa mucho saber si
tú estás vivo o muerto?






"Habla distraídamente la muerte"

Conocí a Ludivina Fernández en un pueblo de la provincia de Palencia, en mayo de 1998, no sabría decir en qué día. Ludivina iba acompañada por Martín Santos Reguera, agricultor y almacenista de patatas. Ambos viajaban en un Renault Clío de color blanco.
No sé por qué me acuerdo de ellos ahora. Creo que iban a casarse.



"Uno que se explica"

Tuvimos tantas cosas que hacer, entre el trabajo, cursillos, cenas con amigos, las extraescolares de los niños, organizar las vacaciones de invierno, las de verano, las reuniones con el asesor matrimonial, la planificación de nuestras relaciones sexuales, que al final no nos quedó ni un minuto libre para eso del amor, tan bonito.
Pero como le dije a ella, tampoco pudimos ir a ver el MOMA de Nueva York y no por eso me pidió el divorcio.



"Entre intelectuales"

Él pasaba a mi lado y se tiró una pomposidad, y ya sé yo que lo hizo a propósito. Pues yo le solté una petulancia que lo dejé tieso. Bueno, pues acto seguido va el tío y se deja escapar una fatuidad, así como quien no quiere la cosa. Y entonces ya le tuve que expeler una rimbombancia que ahí ya se quedó aplastadito. Que no soy yo de esos que va por ahí arrojando ampulosidades, pero claro, si me faltan al respeto…






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