RENATO MARTÍNEZ
Nacido en Santiago de Chile en 1943, se trasladó a los Estados Unidos en 1978. Estudió en la Universidad de California, San Diego, de donde recibió un Doctorado en Literatura Latinoamericana Contemporánea en 1985. Se ha desempeñado como académico en la Universidad de Iowa, Cornell College, Iowa, y Fresno City College en California. Ha publicado varios trabajos en literatura latinoamericana, destacándose su libro Para una relectura del Boom: populismo y otredad, publicado en España en 1990 y varios artículos en diversas revistas especializadas. Entre estos debe mencionarse “The Semiotics of Torture”, incluido en el volumen Reading The Social Body, editado por Catherine Burroughs y Jeffrey Ehrenreich, University of Iowa Press, 1993. Ha publicado el Libro de poesía Estaciones que, como manuscrito, recibió el premio Consejo Nacional del Libro y la Lectura, auspiciado por el Ministerio de Educación de Chile, en 1996. También ha publicado algunos poemas en inglés en revistas literarias de US. Actualmente reside en Fresno, California.
SUR
He emprendido este viaje
a la profundidad del sur
Bajo el sol laborioso del Midwest
los sueños se amaban en la quietud
y la boca del Cedar River
bostezaba negros
los mismos pájaros de antaño
Mi casa navegaba a salvo
en el viento verde del verano
y poco importaba que en invierno
naufragara despreocupada
en la silenciosa nieve caída
sobre violetas
y cigarras
Pero el viaje continúa venciendo
la distancia
el día se resbala
por los meridianos
hacia el sur
y de pronto
surge la agobiada certeza
no existe el regreso
sólo hay cambios de morada
estaciones en fuga silenciosa
breves lugares
donde habré vivido estragado
tras los visillos de mi casa
ESTACIONES
Yo vengo de una estación cambiante
donde la primavera excava
la blanca tumba del invierno
descubriendo el estallido lento
de los tulipanes
y el día saturado de prismas
humedece las voces del aire
Luego las horas se ponen confidentes
En el jardín
el sol va desnudando a la azucena
de su verde camisón de virgen
la luz de los gladiolos
entibia los dedos de la brisa
y los sarcillos miran risueños
por las ventanas
El estío pasa
agita las hojas en el parque
inunda los rincones
de amarillo y grana
Apresurados pájaros huyen
de la dialéctica inevitable de las cosas
Y mientras sus formas viajeras
apuntan solemnemente al sur
en mi alma se va prendiendo
el fuego de las mismas nostalgias
y en el cielo se va encendiendo
el frío de las mismas estrellas
PERROS EN LA ARENA
Perros en la arena
Pellejos erizados
buscando el pez que la mar
dejó
olvidado
entre remos y espineles
La tarde tiene el pelo suelto
y el cuchillo del viento corre
abriendo tajos de luz
entre las barcas
de los pescadores
El pueblo se duerme
extinguiendo sus fuegos
en las cenizas de la tarde
Y cuando la noche
empieza a derrumbarse
gota a gota sobre la tierra
los perros entran en la oquedad
del silencio
deshaciendo
las fronteras del sueño
clavando
los últimos deseos
de la jornada
a los despojos
de la tarde
Rumores apenas pronunciados
entre galerías y vanos
siluetas que el movimiento
escasamente rescata de la nada
La luna se ha caído
sobre la arena mojada
y los perros la van pisando
con sus patas
de sombra fría
Aullidos quebrados
razgan
las quietas sábanas de la noche
dispersan
la perfecta penumbra
de algas y gaviotas
mientras un mar enrabiapo
rompe
sus cristales redondos
MICROBÚS
Rechinando entre los cantos grises
de la alta ciudad
va de regreso al barrio
el microbús de sueños apretujados
Y de tumbo en tumbo
va quebrando en los cristales de agua
cascadas de luces
que habitan lejanas vitrinas
y vastos edificios
depositados por las lluvias
en las heridas del cemento
REFLEXIONES
La cabellera rubia de la gavilla
de perezoso ondular
Amante pasiva y desnuda
que el viento acaricia en agosto
y besa friamente
en diciembre
Por mi ventana veo
su humilde lumbre amarilla
regresar siempre en abril
Y el vidrio me mira
tras el ventanal borroso
con estos ojos tan tristes
y esta mueca
y en mis huesos va naciendo
el frío invernal
Pero yo no volveré en abril
Caminos
He abandonado mis pasos
para mirar su huella
y dejé las distancias
para pertenecer
a lo que está más cerca
He olvidado todas las rutas
Confundí las direcciones
y sepulté bajo tierra
mis cartografías
Mi deseo es no ir
a ninguna parte
sino quedarme contigo
Todo cambia y se pierde
Sólo en ti
mordida por el tiempo
traspasada
por las lágrimas
permanece algo
que es
enteramente mío
Quiero las mareas
borrando lentamente
nuestros pasos
en la arena
y el péndulo de las olas
golpeando
las paredes del día
Soy el peregrino
que ha quemado
sus sandalias
para llagarse los pies
si se echa a andar
por los caminos.
Variaciones sobre un enigma
¿Cuál es el animal que
al alba carece de memoria
durante el día la construye
y al atardecer
sólo vive para la nostalgia?
¿Qué animal busca
su camino al amanecer
lo transita durante el día
y al anochecer se detiene
a pensar
dónde lo ha perdido?
Oh Edipo
olvida tus sueños caídos
junto al lecho de Yocasta
Ven con nosotros
Eres también
un hijo del tiempo
arrojado a los caminos
Beso
Ayer
—mientras el invierno
extendía su bandera gris
y la ciudad
perdía su realidad
en la niebla—
encontré
una olvidada tibieza
bajo tu abrigo
y te besé
con la prisa
de muchas noches
quebradas
y una pobre memoria
del deseo
El mundo se volvió
un astro diminuto
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