Henri Cazalis
Henri Cazalis (Cormeilles-en-Parisis, Val-d'Oise, 9 de marzo de 1840 - Ginebra, Suiza, 1 de julio de 1909), médico y poeta del simbolismo francés. Se hizo conocer con los seudónimos Jean Caselli y sobre todo Jean Lahor.
Es conocido sobre todo como autor de la antología L’Illusion (1875) y como autor de L'Art nouveau. Por otra parte, junto a Sully Prudhomme tuvo la iniciativa de crear, en 1901, la Société pour la protection des paysages et de l’esthétique de la France (Sociedad para la protección de los paisajes y la estética de Francia). Mantuvo correspondencia con su amigo Stéphane Mallarmé desde 1862 hasta 1871. Muchos de sus poemas han sido musicalizados: por Camille Saint-Saëns (es muy conocida su Danza macabra), Henri Duparc, Charles Bordes, Ernest Chausson, Reynaldo Hahn, Édouard Trémisot o incluso por Paul Paray.
Obras
Chants populaires de l'Italie, 1865
Vita tristis, Rêveries fantastiques, Romances sans musique, 1865
Melancholia, 1868
Le Livre du néant, 1872
Henry Regnault, sa vie et son œuvre, 1872
L'Illusion, 1875-1893
Cantique des cantiques, 1885
Les Quatrains d'Al-Gazali, 1896
William Morris, 1897.
DANZA MACABRA (1873)
(Danse Macabre)
Música de Camille Saint-Saëns (1835 - 1921)
Texto de Jean Lahor (Henri Cazalis) (1840 - 1909)
"Zig y zig y zig", la cadenciosa muerte llama,
con el talón de su pie, a una tumba.
La muerte, a media noche,
baila, "Zig y sig y zag", sobre su violín.
El viento invernal sopla y la noche está sombría.
Se escuchan los gemidos de los tilos.
En la oscuridad se ve a los blancos esqueletos
correr y saltar bajo sus mortajas.
"Zig y zig y zig", cada uno temblequea.
Se oyen chasquear los huesos de los bailarines.
Una pareja lujuriosa se sienta sobre la hierba,
como para saborear antiguas delicias.
"Zig y zig y zag", la muerte continúa
rascando sin fin sus agrios instrumentos.
¡El velo se cayó! La bailarina está desnuda,
su bailarín la abraza amorosamente.
La dama es... marquesa o baronesa,
y el lozano galán un pobre mecánico.
¡Horror! Y he aquí, que ella se confía
como si el patán fuera un barón.
"Zig y zig y zig", ¡Qué zarabanda!
¡Círculos de muertos que se dan las manos!
"Zig y zig y zag", se ve en la cuadrilla
al rey y a los villanos bailando juntos.
¡Pero "shhh"! De momento se acaba la reunión,
se apresuran, se van, el gallo ha cantado.
¡Oh, qué bella noche para el desgraciado mundo!
¡Que vivan la muerte y la igualdad!
«Zig et zig et zig», la mort en cadence
Frappant une tombe avec son talon,
La mort à minuit joue un air de danse,
«Zig et zig et zag», sur son violon.
Le vent d'hiver souffle, et la nuit est sombre;
Des gémissements sortent des tilleuls;
Les squelettes blancs vont à travers l'ombre,
Courant et sautant sous leurs grands linceuls.
«Zig et zig et zig», chacun se trémousse,
On entend claquer les os des danseurs;
Un couple lascif s'asseoit sur la mousse,
Comme pour goûter d'anciennes douceurs.
«Zig et zig et zag», la mort continue
De racler sans fin son aigre instrument.
Un voile es tombé ! La danseuse est nue,
son danseur la serre amoureusement.
La dame est, dit-on, marquise ou baronne,
Et le vert galant un pauvre charron;
Horreur! Et voilà qu'elle s'abandonne
Comme si le rustre était baron.
«Zig et zig et zig», quelle sarabande!
Quels cercles de morts se donnant la main!
«Zig et zig et zag», on voit dans la bande
Le roi gambader auprès du vilain.
Mais «psit» ! tout à coup on quitte la ronde,
On se pousse, on fuit, le coq a chanté.
Oh ! la belle nuit pour le pauvre monde.
Et vivent la mort et l'égalité !
Escaneado y traducido por:
Ricardo Sepúlveda Rodríguez 2004
Leda y el cisne (fragmento)
El cisne estremecido la venía a besar
Ella ofrecía su hermoso cuerpo robusto sin comprenderlo:
Los inmortales nacen de esta mierda tonto,
Y con la forma de Helen descienden por el flanco.
Y el brillo extraño de la noche misteriosa
Siempre es así estúpido Matiére,
Y la mujer ignoraba que los dioses procreaban,
Sin adivinar de donde venía tanta luz!
Léda
Au cygne frissonnant qui la vient embraser
Elle offre son beau corps robuste sans comprendre:
Des Immortels naîtront de ce muet baiser,
Et la forme d'Hélène en ce flanc va descendre.
Et par l'étrange éclat des soirs mystérieux
C'est ainsi que toujours la stupide Matière,
Et la femme ignorante ont procréé les Dieux,
Sans deviner d'où leur venait tant de lumière!
Stéphane Mallarmé a Henri Cazalis
«Lo que mi ser ha sufrido durante esta larga agonía es inenarrable, aunque, afortunadamente, estoy perfectamente muerto, y la región más impura a donde mi Espíritu podría aventurarse es la Eternidad»
Besanzón, viernes [martes] 14 de mayo de 1867.
Rue de Poithune, 36.
Querido y más querido:
Me aprovecho, para responderte, de la fascinante emoción que produjo en mi tu carta. Tienes razón, ¿qué podemos decirnos? Mientras que, si estuviéramos juntos, nos dejariamos llevar de la mano en interminables conversaciones, por un largo sendero de árboles que desembocaría en un surtidor de agua, por ahora el pavor de una hoja de papel blanco, que parece reclamar los versos por tanto tiempo soñados, y que no obtendrá más que unas cuantas líneas de una amistad que ha llegado a ser tan parte de uno mismo que la he olvidado, como al resto de mi, ¡me libra casi de un sacrilegio!
Acabo de superar un año pavoroso: mi Pensamiento se pensó a si mismo y arribó a una Concepción Pura. Lo que, por repercusión, mi ser ha sufrido, durante esta larga agonía, es inenarrable, aunque, afortunadamente, estoy perfectamente muerto, y la región más impura a donde mi Espíritu podría aventurarse es la Eternidad; mi Espíritu, ese solitario asiduo de su propia Pureza, a la que ni siquiera el reflejo del Tiempo oscurece. Desgraciadamente, llegué ahí a través de una horrible sensibilidad, y ya es tiempo de que la envuelva en una indiferencia exterior, que suplirá en mí la fuerza gastada. Actualmente me hallo, luego de una síntesis suprema, en esta lenta adquisición de fuerza -incapacitado como ves para distraerme. Cuánto más lo estaba, hace varios meses, inmerso en mi lucha terrible contra ese plumaje viejo y perverso, felizmente ya derribado, Dios. Mas como esta lucha se mantuvo sobre su ala huesuda que, en una agonía más vigorosa de lo que podría haber esperado de él, me arrojó a las Tinieblas caí, perdida e infinitamente victorioso -hasta que, por fin, un día me miré frente a mi espejo veneciano, tal como me había olvidado meses atrás.
Confieso, por lo demás, pero a ti solamente, que aún tengo necesidad, así de grandes han sido los deterioros de mi triunfo, de mirarme en ese espejo para pensar, y que si no estuviera colocado frente a la mesa en donde te escribo esta carta, yo me volvería a convertir en la Nada. Así te hago saber que soy actualmente impersonal, ya no más el Stéphane que tú conociste -sino una aptitud que posee el Universo Espiritual de contemplarse y desarrollarse, a través del que yo fui.
Frágil tal cual es mi aparición terrestre, sólo puedo padecer los desarrollos absolutamente necesarios para que el Universo reencuentre, en este yo, su identidad. De tal manera, a la hora de la Sintesis, acabo de delimitar la obra que será la imagen de ese desarrollo. Tres poemas en verso, cuya Obertura será Herodias, pero con una pureza que el hombre jamás ha alcanzado -y quizá jamás alcance, pues podría ser que yo no fuese más que el juguete de una ilusión, y que la máquina humana no sea lo suficientemente perfecta para llegar a semejantes resultados. Y cuatro poemas en prosa, sobre la concepción espiritual de la Nada. Me hacen falta diez años: ¿los tendré? Padezco en todo momento del pecho, no es que esté infectado, pero es de una delicadeza terrible, que el clima sombrío, húmedo y glacial de Besanzón cultiva en mi. Quiero mudarme de esta ciudad hacia el sur, a los Pirineos quizá, en las vacaciones, e irme a sepultar, hasta dar termino a mi Obra, en un Tarbes cualquiera, si hallo lugar. Esto es imprescindible, porque moriría de un invierno más en Besanzón. Por desgracia, no dispondré de dinero suficiente para ir a París, pues vivo muy miserablemente, aquí, donde todo es exageradamente caro, incluso las chuletas. Así que más valdría que me vinieses a visitar, o corremos el serio riesgo de jamás reunirnos. Lefébure va a pasar un mes con nosotros, ¿por qué no haces lo mismo? Tus vacaciones comienzan pronto, creo. Así que ven.
Para terminar con lo mío, te cuento que Marie y Genevieve’ están en la etapa del crecimiento, y son tremendas, lo que me resulta menos penoso que en otro tiempo, ahora que mi sistema nervioso ha vuelto a mí, por así decirlo, y sólo alguna cosa absurda me produce el daño que hace un año me provocaban los gritos de estas niñas. -iSi supieras cuánto te agradecemos la Aritmética de Mademoiselle Lili! Perdóname, Henri, por no haberte transmitido antes mis gracias.
-Ahora, a lo tuyo. Tus títulos y proyectos poéticos me fascinan. He realizado un descenso a la Nada lo suficientemente largo para poder hablar con certeza. No existe nada más que la Belleza; -que tiene sólo una expresión perfecta, la Poesía. Todo lo demás es engaño -a excepción, para quienes viven del cuerpo, del amor, y de ese amor del espíritu que es la amistad.
Espero que tu reina de Saba9 y mi Herodías sean amigas. -Ya que eres lo suficientemente dichoso como para, además de la Poesía, poder tener amor, ama: en ti, el Ser y la Idea habrían hallado ese paraiso, que la pobre humanidad anhela solamente para su muerte, por ignorancia y pereza, y, cuando sueñes con la Nada futura, con esas dos dichas cumplidas, no estarás triste y la Nada te parecerá incluso muy natural.
-Para mi, la poesía ocupa el lugar del amor, porque está apasionada de sí misma y su voluptuosidad recae deliciosamente [en] mi alma: pero confieso que la Ciencia que he adquirido, o reencontrado en el fondo del hombre que fui, no me será suficiente, y que no será sin una verdadera angustia que ingrese yo en la Desaparición suprema, si no he concluido mi obra, que es la Obra, la Gran Obra, como decían los alquimistas, nuestros ancestros.
Así, aunque el Poeta tenga a su mujer en el Pensamiento y a su hijo en la Poesía, adora tú a Ettie,” a quien yo amo como a una rara hermana ¿O no está ligada a toda mi infancia, como tú, Henri -pues antes de mis primeros versos, que remontan al tiempo en que te conocí, no éramos más que los fetos de nuestros espíritus -fetos muy sabáticos, recuerdas?
Adiós, Geneviéve y yo te mandamos un abrazo, y Marie un beso a Ettie.
TU Stéphane
ooo
En 1995, Gallimard editó Mallarmé. Correspondance. Lettres sur la poesía, un volumen que incluía esta carta en la que el poeta dibujaba a su viejo y gran amigo Henri Cazalis los perfiles de su combate contra Dios y de su encuentro con la Nada. La misiva, que apareció traducida al castellano por Jaime Moreno Viurrey en la revista Letras libres allá por el año 2005, fue escrita al final de ese periodo que la historiografía a identificado como "La crisis de Mallarmé", en la que el poeta, en medio de la pobreza, y tras un complicado triunfo en su particular guerra con Dios, encontraría en la abrasión del "yo" el único camino posible para acceder a su ambicionada poesía pura.
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