jueves, 4 de julio de 2013

GABRIELA FRANCO [10.167]


Gabriela Franco 
Nació en Buenos Aires, ARGENTINA en 1970. Es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires, donde se desempeña como docente desde 1996. 
Publicó Calle (en coautoría con Daniela Fiorentino, Ediciones del Diego, 1999), Piedras preciosas (Zorra, 2006) y Los que van a morir (Ediciones en Danza, 2007). Integró las antologías Felicidades también (18 poetas) (edición independiente, 2006) y Poetas argentinas (1960-1980) (Ediciones del Dock, selección a cargo de Andi Nachón, 2007). En coautoría con Adriana Franco y Darío Calderón publicó el libro de ensayos Buenos Aires y el rock. Preparó ?en colaboración con Eduardo Mileo y Javier Cófreces? las antologías Última poesía argentina (Ediciones en Danza, 2008) y Primeras poetas argentinas (Ediciones en Danza, 2009). 







Los que van a morir


El cuerpo es un viejo 
lleva ataduras de trapo 
aduanas de agujas

el cuerpo es un viejo olvidado
no recuerda el miedo ni el deseo 
el viejo es un bicho
despojado de carne

un bicho deshabitado
abrigo de tumores

los huesos son adorno
hacen nudo en el árbol

el árbol es nicho y polilla
alberga agujero en la roca
duelo, en el respeto ausente





el hígado cansa
quiere ser león de la selva

el hígado es caldera
hace muecas, mugidos, bate palmas

el hígado es un bufón
cobra entrada, tapia casas

el hígado es un actor de comedia
se cree un tórax

el hígado es un artista
inventa, traduce, procesa

el hígado causa
quiere ser exquisito y se pudre

el hígado cáncer
disputa saberes, sabores, dolores

el hígado pesa
mata alcoholes, verduritas

el hígado quiere ser el corazón
se agranda, oprime el pecho

el hígado muere
no hay discusión entre cándidos y cínicos






Cada día tiene su temblor
maxilar, raja, pesadilla
tiempo en lo quieto
racimo de últimos
día aguja
día punto
día jaula
ramalazo
mechones de calva en el espacio
espacio en las cuencas
anillo desorbitado en el hueso







Tengo miedo y no traté de dormir
me da miedo una hoja de ave
pensé que alguien moría
es sólo una pluma
mi idea pesa
y no me dormí







La sangre se corta y no hay
rojo ni luz
ni apuro

sólo algo afuera
de la tumba de una arteria
afuera
un silencio de borbotón lento
un agua afónica de tinto
un río que llega al mar
y deja el corazón
distendido

no es que no haya luz
es que se derrumba de a poco







Estoy en el ángulo donde entra
el sol por la puerta ventana
estoy de pie y las mitades
ruedan como un rumor mojado

la ventana está abierta y el recuerdo es naranja

el pretérito de los sueños es imperfecto







Desarmamos la cama en silencio
como actrices de oficio
como si no hubiera pasado
un año
desde que tendimos las sábanas

(¿sólo aprendemos a fuerza de repetición?
¿veinte años de vida
necesitan veinte años de muerte?
mirar es un instinto
y la muerte un espejo
suspendido en el futuro)

desarmamos la casa
y el aire era uno
uno solo el silencio
único el vacío






asida al vaivén asiste 
al encuentro de las aguas 
y agita sábanas vacías

lava el cuerpo 
del recién venido 
y el de los muertos

desempolva retratos
construye galerías
cristales 
copas y raíces de los árboles 
familias

la mujer da paso a la llegada de los niños
amortigua la partida de este mundo

la mujer es una puerta




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