lunes, 24 de agosto de 2015

JHON RIVERA STREDEL [16.869]


JHON RIVERA STREDEL 

(Caracas, Venezuela  1992). Terapeuta Psicosocial egresado de la  Universidad de Carabobo. Cursó un taller literario con la poeta Edda Armas en la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (Filuc), y otro en el Departamento de Literatura de la UC. Es miembro del Taller Literario Hojas Sueltas (Mariara).  

Pertenece al comité de redacción de la revista de cultura La Tuna de Oro, de la UC. Ha participado en algunos festivales en su país. Actualmente cursa estudios de Psicología en la Universidad Central de Venezuela (UCV).




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El corazón es un limón
que lo aprietan carnosidades.

A cada latido
se expande su concha.

El amor vive en él.

Luego se asolea
entre las ramas
diseminándose
en el corazón de los otros.



 *



Una manzana se abre
a cada mordida
ante la humedad de la boca.

Después que ha perdido
su delicada piel
las semillas de su parte blanda
son más sensibles a la lengua.

En el centro de la fruta
a pesar de las mordidas
se encuentra un capullo amargo
que no para de florecer blancura
dentro de ella misma.


*



El agua del cielo
humedece la tierra
y moja los labios de la flor.

Se forman gotas que recorren
el cuerpo de la hoja
reanimando su danza en el viento.

Bajan
abren la tierra
y crean pozos
para mojar las raíces.

Es lo divino que ha bajado
a probar las cosas en su plenitud.






                                  al  señor Santos

Dijo el viejo:
-La culebrilla
es el animal
que se vale de otro
cuerpo
para dejar
un sello maldito.

Pero el viejo curandero
no vio
la muerte de la culebrilla
y por flojedad
dejó caer los rezos
y la oración se deshizo.

El mal se multiplicó
Tres
 una encima de la otra .

y sus tres colas
–nunca Dios lo permita –han de mirarse la cabeza.

Y aunque no haya rezos ni bálsamos

Sé que si el viejo curandero
viviera en mí
me dijera:

-No hay necesidad
de que una apalee
a la otra,
 o la que la otra
se ensañe más.

Solo es cuestión de perdonarse.



                                              
Epilepsia

                                     a Sterling Lucero Stredel



Desmayados
nos mordemos la lengua
y una espuma blanca
nos adorna  la boca

si a nadie le hacemos daño
es porque estamos posesos de Dios y no del Diablo
o es porque en nosotros
ninguno de los dos ha conseguido su lugar
 luchan
y nada sabemos

abandonado
el cuerpo solo sabe temblar

Me digo:
es una recaída
ahora viene el tratamiento
pastilla tras pastilla
no me siento yo
carbamazepina tras carbamazepina

me siento otro

pronto seré siempre el mismo
dios y diablo se habrán desvanecido.











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