Dominique Robert
(Hull, Canadá 1957). Publica con la editorial Les Herbes rouges desde 1990. Tiene dos libros de cuentos, cuatro poemarios y una novela. Becaria en varias oportunidades del Consejo de Artes y Letras de Quebec y del Consejo de Artes de Canadá, ha sido finalista del Premio de poesía Prix de Poésie Terrasses Saint-Sulpice de la revista Estuaire 2000 por Caillou, calcul, libro que le valió el Premio Restaurant L’Academie 2001. Su primera novela, Chambre d’amis, publicada en el 2011, ganó el premio Jacques-Poirier del Salon du livre de l’Outaouais 2012.
El coro en los expedientes
Para encontrar un coro es preciso un lugar
Aquí líquido allá bordeado por una costa
El canto es como un fuego que al declarar su amor tomaría el bosque
Una altura del aspecto en forma de vacilación
Ulises la oye después de una navegación de altura
La aparición exige un transporte cuyo medio él ignora
“Algo incomprensible nos sucede”
Sería la perífrasis de ese desplazamiento
Surge un conjunto para su espasmo y su silbido donde persiste una declamación
De una nota a otra el órgano despliega sus volutas que han iniciado una composición
El coro es al canto lo que la rosa a los vientos
Actúa en el lugar como una constelación luego de una tormenta.
Comienza el rojo
Del lugar surge un rojo que ilumina la nave
¿No es en su altura que el coro revela su máxima amplitud?
¿Un cielo no asegura la coherencia de este color?
Cuando el sol como un desnudo trenza la escalera a medida que la escala
Cruza su noche perdida con su día ganado
Cadáveres y cuerpos; muerte y movimiento; vino dulce de la espuma
En los labios de la ola
La respiración se acerca a su punto suspendido
Entonces la medida es el momento más bello
La paradoja del latido que punto por punto se reitera
Ni longitud ni amplitud solo altura y vacilación que no pueden ser
Pulsados sino en el ardor y que fuera del fuego solo arden cuando son idea
Tocar al desnudo
El canto supone un espacio de juego reversible
Absorción y propagación se alternan obtenidas al inspirar y expirar más o menos aire
Digamos al ritmo de uno por dos igual fuego
Según la regla de que ningún cálculo escapa a los números sin una causa impenetrable
Cuando Ulises pregunta ”¿Qué lugar es este?”
Las voces responden “Desconocido, sin embargo lleno de sus atributos está nuestro
llamado”
El asunto se complica apenas las Sirenas abren la boca
A las que observa tender sus trampas entre lo próximo y lo lejano con el fin de
capturarlo
Según el rumbo de los hechos el lugar se colma de intervalos sonoros
Se prolongan como un eco las llamas que los intervalos desprenden.
El hechizo con bucles
Qué puerto es ese inexplorado con fenómenos rojos y naranja
Esa nave fondeada cautiva del cuadro
Muchos bucles sacudidos son los cabellos al viento
Qué Sirenas son esas desvestidas cuando la brisa refresca
Muchas bocas moviéndose es ese coro que algo canta
Qué mujeres desnudas son esas que un fuego furioso consume
Aun si la playa está cubierta de huesos de cuerpos en descomposición
Aquello que Ulises oye lo vuelve ciego a eso que ve
Qué perfume es ese de miel de flores que a esta isla envuelve?
Río de palabras para cama de papel
Desde hace cuánto tiempo está él ante esta playa de repugnantes aludes
En las horas marchitas sin ver lo que le viene a la mente
Como a la de una vaca enclavada en los tiempos primigenios
Él mira por supuesto
Sus ojos como madera para el potro del tormento
Lo más simple habría sido no haber seguido nunca a los delfines hasta aquí
Aquí todo está en llamas no todo no está en llamas
Aquí nada grita sin embargo nada hay que no grite
La realidad está provista de un derecho y de un revés que la enredan terriblemente
Qué método para extirparse de esta superficie lista para las peores apariciones
Felizmente Ulises se oye más allá de los sentidos en medio de un espacio
Por suerte hay un sistema de orientación en torno a su núcleo
Capitán Ulises
Luz esencial claridad del lugar para ver dónde está
Su presencia le muestra la extensión del oleaje revuelto de espuma
El lugar le recuerda el interior de una cabeza de dios
Perdido en el interior de sí mismo preso de un lugar demasiado vasto en él
La pregunta para saber si el tiempo pasa rápido o lento por falta de instrumentos de
verificación se queda sin respuesta
Una cosa es segura incluso quemada por las llamas del canto
Él tiene que escuchar lo que oye
Extraña canción de hilo si como la de Penélope se desteje una y otra vez
Debe de haber una forma más segura de dilatarse en esta canción
En resumen hay alguien en Ulises que no quiere irse
Quedarse sería alejarse
Solo más tarde habrá que decidir no quedarse
Francis Catalano (fran.catal@sympatico.ca)
Carl Lacharité (carllacharite@hotmail.com)
http://www.fiplima.com/2013/download/fipl-ebook.pdf
CE MATIN
Ce matin
tout l’espace est rempli
de géométrie angélique
pas une chose qui ne soit
comme au premier jour des vacances
des sapins, du soleil
tantôt riants, tantôt raisonneurs
des chemins de fer
qui dorment tout le temps
il y a la haute mer
dont le front touche le ciel
et le reste du ciel
comme un panier à vents
AU MILIEU DES MAUVAIS SIGNES
Au milieu des mauvais signes
J’errais comme une folle à ressorts
Ou me couchais en cercle fertile au sol
Pour qu’on enjambe avec précaution mon clos de réel
Tel un parterre de tournesols précieux
En moi ne connaissait la chair nul jeune veau
Devinés veufs les temps défunts ou neufs enserrant la terre
Or mon maître avait la bonté quotidienne
D’égoutter sur moi son lait sauvage
Et ma profonde impuissance perdit son importance
AVEC L’INNOCENCE
Avec l’innocence sémantique du rire
Semble pivoter l’arbre comme un prêtre aérien
Indéfinie antiquité extérieure gorgée de miel aqueux
Les feuilles qu’il a entre vents et branches
Abritent son grand jeu de la cigale du feu
LE PEUPLE DES ARBRES
Le peuple des arbres regarde en silence
Grimper le soleil à l’échelle du ciel
Une à une fleurissent les heures
Le vase adorable est debout
M’annonce la beauté au commencement de sa journée
LE VENT
Le vent au bruit de feu
Les maisons pour mieux dormir
Tous les champs
laissant pourrir le temps
La mer
cette femme décoiffée
qui débarque aux ports
sans un navire
MES SEMBLABLES
Mes semblables fondateurs d’asiles
Mortels en ce point où ils vont mourir
Apparus au grand air en vêtement d’accouplement
Toute sorte d’hommes en voyage pareils à des graines
Pleins de secrets et de conversations muettes
Pour peupler le cirque des excellents instants
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