JUAN DIEGO BRAUN
Nació en San José el 5 de agosto de 1859 y murió el 11 de mayo de 1885. Perteneció a la escuela romántica de su época. Sus poesías se distinguen por su corrección clásica.
LA MUJER
La mujer es una flor
a que el cielo da su esencia,
que embriaga nuestra existencia
con el perfume de amor.
yo, que comprendo el valor
del encanto que atesora,
contemplo en ella la aurora
que anuncia un sol esplendente;
por eso adoro ferviente
a la mujer seductora.
Si ella ríe, alegre canto,
y en alas de mi canción,
me elevo a ignota región?
do se duerme mi quebranto;
y allí en dulcísimo encanto
de hermosura revestida,
siento resbalar la vida
entre sueños seductores
como una fuente entre flores
que corre apenas dormida.
Si ella gime, si ella llora,
cual tórtola solitaria,
alza al cielo su plegaria
en el alma también gemidora;
y como el cielo atesora
pura esencia del amor,
pido que vuelva a la flor
su primitiva hermosura
y la paz y la frescura
que le robara el dolor.
Dulce niña, en conclusión,
es la fuente la mujer
do el poeta va a beber
la divina inspiración:
bebe de amor la pasión;
bebe el noble sentimiento;
pues de una madre el aliento
al nacer, niña, bebimos
y por la mujer sentimos
dulce alegría y contento.
Que la mujer en el mundo,
en esta noche sombría,
es la estrella que nos guía
con su brillo sin segundo.
¿Quién en su esplendor fecundo
bañado no se ha sentido,
cuando su imperio extendido,
envuelve en su luz la tierra,
y cuando en ella se encierra
como el pájaro en el nido?
Si de la luna al fulgor
bajo su faz misteriosa,
oigo una voz cariñosa
tierno acento del amor;
¡ah! se calma mi dolor
y mi agudo padecer,
y extasiado suelo ver,
entre nubes de topacio,
cruzando tenue el espacio
la imagen de una mujer.
¡Ah! ¿Quién no lleva en la vida
oculto en su alma un amor,
como el perfume en la flor
en cuyo cáliz se anida?
¿Quién no acaricia, transida
aun de pesares el alma,
de gloria una verde palma,
un amor, una ilusión,
con que sueña el corazón
buscando en ellos la calma?
¡Oh, sí! que la mujer pura
como el limpio azul del cielo,
es el único consuelo
al dolor y la amargura;
símbolo de la ternura,
ángel de amor que consuela,
ella, ¡ay, triste!, sólo anhela,
en su profundo cariño,
una sonrisa del niño
por quien amorosa vela.
¿Qué pide ella en su pobreza
sobre la tierra que pisa,
si funda en una sonrisa
su tesoro y su riqueza?
Ella brilla en su grandeza,
aun en medio del dolor,
si una sonrisa de amor
el hombre tierno la envía...
¡Qué feliz ella sería
si aquel no fuera traidor...!
.
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